Capítulo 30.
Alba se paseó por el gran lugar, sin saber exactamente a dónde ir.
Ella no había desparecido ni mucho menos había despertado. Deseaba hacerlo, para advertirle a Daniel y Marie que el director no los ayudaría. Pero por más que pensara ella en abrir los ojos o irse de ahí, no lo lograba.
Esta vez, cansada, se dejó caer hacia atrás, pensando que toparía con el suelo sin sentir dolor. La sorpresa fue mayor cuando cruzó el suelo y continuó cayendo, sin intenciones de detenerse, al parecer.
Sintió pánico cuando vio cómo todo frente a ella se desvanecía.
Era cómo un agujero, pero de color blanco. Ella intentó agarrarse a algo para evitar que siguiera su camino, pero era inútil, no había nada de lo cual pudiera apoyarse.
Entonces empezó a escuchar voces.
Todas tan diferentes y de tantos tonos, que la aturdían. Se olvidó de intentar agarrarse y se tapó los oídos, pero el sonido seguía ahí.
Observó las paredes, todas ellas cubiertas de imágenes de tantas personas que ella desconocía y todas ellas hablando sin que Alba entendiera algo.
Estar en ese lugar, era cómo un libro abierto, como un diario. La vida de todas las personas estaba ahí.
"No importa quién soy, si no lo que sé"
Recordó las palabras de Nathaniel. Entonces ¿A eso se refería?
Entre tantas caras, distinguió dos de ellos que de inmediato supo de quienes se trataban, a pesar de que jamás conoció sus rostros o su existencia, básicamente. Eran Siena y Edric.
Desde el primer momento que estuvo con Angelina, la rubia jamás mencionó las palabras "padre, papá, mamá o madre" y ciertamente jamás la trató como a una hija.
Aunque fue gracias a Sara que los descubrió.
La escena frente a ella, era de la pareja en una cita con el doctor, la mujer contaba con siete meses de embarazo.
- ¿Cómo están las bebés? - preguntó Edric mientras tomaba la mano de su mujer.
El hombre dejó los papeles de lado y se quitó los lentes con expresión seria.
- Lamento decirles, que una de ellas si se encuentra bien... La otra, no tanto.
Siena apretujó la mano de Edric.
- ¿Que quiere decir? - pregutnó con miedo.
- Estoy diciendo que, una de esas niñas no está recibiendo los nutrientes que debería.
- Entonces...
- Es probable que no viva mucho - dijo - Quizás un par de meses después de nacer.
Las imágenes frente a ella cambiaron, esta vez era un científico y la directora Angelina. El hombre le comunicaba a la directora lo que acaba de escuchar, que una niña no sobreviviría. La rubia ideó un plan desde ese momento.
Lo siguiente que vio fue el día de su nacimiento.
Prestó total atención a ese momento, pues fue el decisivo en su vida.
Observó como un doctor la separaba de su madre, aún llorando. Alba notó algo diferente en él, no era su rostro ni mucho menos el nombre que portaba en su gafete, sino su ropa. Tenía una bata blanca, sí, pero debajo de ella, había un uniforme gris que ella reconoció bien.
Era un científico del laboratorio de Angelina.
Ella vio con horror cómo tomaba su pequeño cuerpecito en sus brazos y le inyectaba algo en la pierna, cómo el bebé lentamente, dejaba de llorar y luego, de respirar.
- Señora, terminé el trabajo.
Dijo el hombre por el comunicador que traía oculto en su bata. No recibió respuesta, sólo se giró hacia la madre, diciendo que "Ella no sobrevivió"
Sintió las lágrimas correr por sus mejillas, olvidando todo lo demás y sólo concentrándose en ese instante.
La escena cambió, esta vez estaba Angelina conversando con el director del Laboratorio dónde se encontraban, mientras le entregaba el cuerpo de la bebé.
Desconocía la sustancia que le había inyectado, pero al parecer fue suficiente para detener su pequeño corazón y luego, reanimarlo cuando la madre no estuvo presente
- Podría serte útil, los padres la dejaron atrás - dijo la rubia.
¡Mentira! ¡Tú los alejaste de mí! ¡Me asesinaste!
- No es cierto... - susurró destrozada - No... Por favor... N-no.
Esta es la verdad.
¡No puede ser la verdad!
Alba cubrió su rostro con sus manos, ignorando las imágenes frente a ella. Negándose a creer lo que acaba de ver.
Y lo siguiente fue ella de niña, llorando, suplicando, aterrada.
Se veía así misma negándose a ir con Angelina para otro análisis, pues su muñeca apenas se recuperaba de un moretón.
Incluso había llegado a golpear a Petterson cuando le puso la mano encima y corrió. Corrió lejos de la sala, queriendo escapar, pero sin encontrar la salida, hasta que un agente la tomó en brazos y la llevó de nuevo con los directores.
Y lloraba, se lamentaba el ser tan débil, odió ser una niña. Si tan sólo fuera más fuerte y mayor, podría defenderse.
Pero ahora que podía defenderse ¿Por qué no lo hacía?
La caída terminó. Ella no chocó contra el suelo ni la dejaron caer, simplemente fue una caída suave, sentándose ella sobre sus piernas mientras lloraba.
¿Desde el principio ella iba a morir? ¿Iba a vivir meses? Entonces... ¿Ella si debió morir?
- No - dijo una segunda voz con un tono suave y tierno.
Alab levantó el rostro y volteó a ver de quién era esa dulce vocecilla. Se encontró con una niña con alrededor de cinco años.
- ¿Q-quién eres? - preguntó Alba, asustada. En el fondo, reconoció a esa niña.
- No debiste morir - dijo ella.
- ¿Qué?
La pequeña tragó saliva.
- Digo que hubiera sido mejor si vivías, incluso si solamente eran cinco años - ella se acercó a la gemela.
La joven la observó sin entender del todo lo que decía ¿Cinco años? Entonces la miró a los ojos y pudo saber quién era ella. Más obvio no podía ser, es decir, el mismo color, el mismo cabello, una voz mas aguda.
Esa niña era ella, a la edad de cinco años.
Aquella niña que fue privada de su libertad, de su infancia, de una vida feliz y sin complicaciones. Una vida lejos de agujas y jeringas, experimentos y análisis.
- No llores - con su pequeña manita le quitó la lágrima de la mejilla - No es tu culpa.
- P-pero dices que yo... yo debí vivir.
- Si, pero sólo hubieras llegado a esta edad. No más. Hubo más tiempo del que dijo el doctor.
- Y... ¿Cómo lo sabes? - preguntó sin sin molestarse en limpiarse el rostro.
- Soy tú, a quién no le permitieron vivir - respondió - No te culpo por querer una vida como la de los demás, yo también la quería. Pero nos quitaron ese deseo.
Quería abrazarla, quería tener a esa niña en sus brazos y decirle lo mucho que lo lamentaba. Que sentía el hecho de no haber tenido una infancia como la de los demás.
- Por favor, no te odies a ti misma - negó con su pequeña cabecita haciendo su cabello agitarse un poco - No fue culpa de ninguna de las dos - dio un paso hacia ella.
Alba negó con la cabeza, se limpió los ojos.
- Yo... Yo sólo... Quería vivir.
- Todavía tienes esa opción - la gemela levantó el rostro - Pero el tiempo... Es demasiado corto.
- ¿Cuánto? ¿Qué tanto tiempo? - la tomó de sus pequeños brazos, sin fuerza.
- Si te lo digo, no querrás tomar esa opción.
- Por favor - le pidió con tristeza a la niña - Sólo...
-Es medio año.
¿Medio año? ¿Sólo eso? Despacio, sus manos la soltaron, sin fuerza. El tiempo no le alcanzaba para nada.
Y si le sumaba que debía de estar encerrada en ese laboratorio. Medio año era nada.
- Entonces no viviré mucho...
- Pero aún así lo harás - asintió varias veces - Sé que no es lo que esperabas, pero una oportunidad es una oportunidad y no se da dos veces la misma.
- Aún así es muy poco... ¿Estar aquí no me permitirá quedarme más?
La pequeña niña negó suavemente con su cabecita.
- Ese hombre que trabaja aquí es malo, no quiere que te vayas, lo sabes.
- Necesito... Dime qué puedo hacer - le pidió - Si despierto sólo seis meses y si no, solo moriré. Sea cual sea lo que elija el final es el mismo.
- Hay una diferencia. Si despiertas vivirás seis meses más... Y estarás con las personas que aprecias, tendrás compañía.
- N-no, no puedo, es difícil... si de todos modos-
No puedo terminar de hablar, ya que de pronto los brazos de la niña la envolvieron, la gemela se quedó quieta, sin saber cómo reaccionar.
- Alba - pronunció su nombre con suavidad, la niña la abrazó con fuerza - Me gusta el nombre que tomaste, te lo agradezco mucho.
- ¿Mi nombre? Lo tomé en un momento de pánico, ni siquiera es lindo - respondió.
- ¿Y eso importa? Es tu nueva identidad - le recordó - Para alguien que vivió bajo seudónimos... No está nada mal - le mostró una bonita sonrisa -... Alba, sea lo que elijas, está bien, siempre estará bien. Así que... Decide.
Alba asintió, nerviosa, pero ¿Por qué lo estaba? ¿No era eso lo que había querido? Algo para detener el dolor de todos esos años, algo que para poder descansar del sufrimiento. Entonces ¿Por qué dudaba ahora.
Ah, recordaba la razón. Aunque tenía pena de admitirlo. Sin embargo, no era tan fuerte como había esperado.
—¿Puedo hacer algo antes de irme? -le preguntó despacio -Déjame hacer algo.
La niña asintió, despreocupada. Pues aunque era una decisión de ambas, en realidad sólo Alba tenía la última palabra.
🌱🔥💧🌪️
Al primer instante, no sucedió nada.
En los segundos después, la sustancia destelló. Literalmente. Una explosión de luz blanca se hizo presente en todo el lugar y así como explotó se contrajo de manera violenta. Seguido comenzó a desprender vapor, cubriendo esa parte de la sala en segundos.
William tosió, ya que el gas calaba en su garganta.
¿Qué fue eso? ¿Qué sucedió? ¿Hice algo mal?
William dio unos pasos hacia ella, pero apenas caminó sólo un poco y sus rodillas temblaron y cayó al suelo.
Tengo que estar ahí cuando despierte.
Volvió a ponerse de pie, esta vez con más esfuerzo. Caminó hasta la orilla y observó sorprendido, como la sustancia se evaporan a, dejando a la vista a Sara.
Con lágrimas en los ojos se deslizó por la pared hacia abajo y corrió hacia ella, ignorando el dolor en su cuerpo.
Sara, Sara, oh Sara.
Llegó hasta la joven, su vista siendo nublada por las lágrimas, tomó el rostro de ella entre sus manos, con una inmensa felicidad.
A diferencia de William al salir de la sustancia, ella sí estaba empapada.
Sara tosió un par de veces, a lo que William se apresuró a retirar el tubo que tenía en su boca para que ella pudiera respirar bien.
Dio grandes bocanadas de aire y abrió los ojos.
Lo primero que vio fue unos orbes azules manchados de café claro. Se formó una sonrisa en su rostro a la vez que tomaba colocaba su mano sobre la de él.
Pero luego se abrieron por la sorpresa, su expresión feliz pasó a una llena de miedo y temor. Antes de caer inconsciente, susurró un débil <<No>>.
.
-karimodelarosa.
Les iba a dejar decidir la elección de Stacy, pero nOPE, ya lo decidí yo JAJAJAJ
Es Alba, no Stacy, aunque Datacy se leía bastante bien, no puedo imaginar como sería Daniel y Alba ¿Dalba? ¿Danilba? Suena horribleeeee pidoperdón por eso:(
Omg, en el siguiente capítulo habrá una escena de William y Sara, omgomgomg y estamos en los capítulos finales porfin jsjsjs
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