Capítulo 3.

-Y-yo... hay problemas. Necesito tu ayuda -respondió Alba.

-¿Problemas? ¿Que clase de problemas? -notó que la gemela estaba fuera -¡Ah, claro! Pasa. Toma asiento.

Alba pasó y se sentó en el mueble cercano.

No se había dado cuenta hasta este momento, que William traía una toalla que rodeaba su cintura, por lo visto, acababa de bañarse y se secaba el pelo con otra. Trató de no mirar el pecho del joven. No era que William tuviese mal cuerpo, al contrario, pero aún así, era la primera vez que veía a un chico sin camisa. La muchacha de pelo rizado se dio cuenta de que él no traía camisa.

-¡Oye! -tomó la almohada y lo golpeó en el pecho -¿Qué te pasa?

-¿Qué te pasa a ti? Me golpeaste -tomó la almohada.

-Por favor, ponte algo de ropa. Hay una visita y te está viendo semi-desnudo.

-Está bien, está bien, ya voy -dicho ésto, se fue a su habitación a vestirse.

-Es cómo la cuatra vez que se baña y aún no se le quita esa resaca -susurró molesta la joven.

¿Resaca? ¿Acaso William había bebido?

-Disculpa... ¿Eres amiga de William? -preguntó Alba.

-¡Ah! No, soy su novia -respondió -Aunque más bien parezco su madre. Ayer tuve que sacarlo de ese apestoso lugar -arrugó la nariz -Aún traigo el humo presente.

-¿El Bar? ¿En serio?

Espera... ¿Novia?... ¡¿Novia?!

-Sí, pero él no recuerda eso, así que no lo menciones, por favor. Y por cierto, soy Marie -le tendió la mano a la gemela.

-Me llamo Alba, es un gusto.

Ella notó que los ojos de Marie eran verdes, de un verde brillante y le recordaron a cierta persona. Su cabello pelirrojo y rizado, muy rizado le hacía pensar en las llamas del fuego.

Su estatura era igual a la suya. A pesar de que no parecía una mala persona, la gemela no daba crédito a lo que ella había dicho.

Era la novia de William. La novia.

¿Que pasó en este año y medio que no lo había visto? ¿Es que ya había olvidado a su hermana? Tenía muchas preguntas y neceistaba una respuesta enseguida. Para su suerte, William acababa de regresar del cuarto, con una camisa tipo polo azul oscuro y un pantalón de mezcilla, sin zapatos.

-Gracias -le dijo Marie de manera sarcástica.

-De nada -William le sonrió de vuelta -Ahora, Alba ¿Qué tipo de problemas tienes? -le habló dirigiéndose a la gemela y tomando asiento en el mueble frente a ella -¿Dinero? ¿Debes algo?

Alba negó con la cabeza varias veces.

-No, no es nada de eso, es algo más grande.

-¿Más grande? -William se acercó a ella, como si fuera a decirle algún secreto -¿Drogas? -susurró.

-¿Qué? ¡No! -con eso, el joven tomó su posición original en el mueble, suspirando de alivio.

-Menos mal, no creí que fueras a hacer eso.

-Por supuesto que no.

Tomó su bolsa y sacó el antiguo cuaderno, vio la pulsera, pero decidió dársela cuando Marie no estuviera, ya que no quería incomodarla.

-Toma -le dio el cuaderno -Leélo -para este punto, Alba movía la pierna con nervios -Las cosas no se están poniendo a mi favor.

William tomó el objeto con extrañeza, ya que no sabía de que podía tratar, así que lo vio por ambos lados y fue cuando notó el nombre de Edric en la parte inferior. Muchos recuerdos cruzaron por su mente, muchos en los que no había pensado en los últimos dieciocho meses.

-¿Y si me das un resumen? Hace meses que no leo, perdí la costumbre.

Alba suspiró cansada.

-No es algo que me gustaría decir ¿Sabes?

-¿Tan malo es?

-Bastante, básicamente -movió los hombros -El cuaderno dice que no viviré mucho.

Con eso, se hizo un silencio completo en la habitación. Alba pasó saliva, quería llorar pero se contuvo. William jamás la vio llorar y su relación con él no era tan cercana como para permitirse demostrar así sus emociones.

Se escuchó un teléfono sonar.

-Un mensaje, es mío -dijo Marie, dicho ésto lo sacó de su bolsillo trasero y lo leyó - ... William tengo que irme, mi abuelo tuvo otro de sus ataques.

-¿Necesitas que te acompañe? -dijo el muchacho levantándose de su asiento.

-No, no. Tienes cosas más importantes por hacer.

-Déjame... Alba ¿No te importa si...? -señaló a la muchacha con la vista.

-¡Ah, no! no te preocupes, ve con ella -negó con la cabeza.

-Está bien, sólo esperáme aquí -se fue por sus zapatos y regresó, abrió la puerta y antes de salir le dijo -No te vayas.

-No me iré.

William se fue a acompañar a Marie hasta dónde ella fuera.

Alba sintió tristeza y felicidad. Al parecer William volvía a hacer su vida, parecía estar superando a Sara...

-¿Pero qué estoy pensando?... Quizás está con ella para intentar regresar a la realidad.

Después de todo... No soy nadie para imponerme en su vida.

Sacudió la cabeza. Ojalá hubiera conocido a fondo los sentimientos de su hermana hacia William y viceversa, de esa forma entonces sí podría opinar al respecto.

En ese instante, la puerta se abrió.

-No te fuiste ¿Verdad? -buscó con la mirada a la gemela -Ahí estás, no te fuiste. Ahora sí - se sentó junto a Alba -Explícame lo que...

-¿La amas? -preguntó derepente, interrumpiendo a William.

-¿Qué?

-Que si amas a Marie, así como amaste a mi hermana ¿La amas?

-Pero ¿Qué clase de pregunta es esa? -preguntó de vuelta el joven. Aún sin creer lo que decía.

-Sólo responde.

William exhaló con cansancio. No creyó que Alba podría interesarse en sus relaciones personales de esa forma, lo cual le molestaba un poco.

-¿La quiero? Sí, he llegando a quererla -se levantó del asiento y se dirgió a las repisas -Pero no como quise a tu hermana.

Alba notó que William miraba la foto de su hermana con nostalgia, la que ella le había traído. Pudo constar que lo que decía él era verdad.

-Sólo se ama una vez en la vida -la tristeza cubría las palabras de él -Yo... daría lo que fuera, hasta mi alma, sólo para estar con ella aunque fuera un minuto.

-Creo... mientras no olvides a mi hermana.

-¿Cómo olvidarla? La veo todos los días -le mostró una sonrisa y señaló la foto.

Se dirgió a la cocina y sirvió un vaso de jugo, se lo dio a Alba.

-Toma -ella agradeció y William le preguntó -¿Y bien? Cuéntame más sobre el cuaderno.

Después de darle un sorbo al jugo le pudo responder.

-Al parecer, mi padre escribió todo lo que está ahí -en ese momento el joven revisaba lo que estaba escrito -Y dice que este cuerpo no durará mucho y cito "El sujeto en cuestión, podría morir después de obtenerlos"

-¿Tu padre? -inquirió el joven -Creí que él...

-Él escribió eso años amtes de que naciera -le explicó y abrió el cuaderno en la página -Aquí, claramente el sujeto soy yo-aclaró.

-¿Lo terminaste de leer? -le preguntó al cabo de un rato.

-No, después de eso, lo arrojé a la pared.

-Deberías terminarlo, creo que dice algo que podría importarte -dicho esto, le devolió el cuadrno a la gemela.

-Lo haré en casa -lo dejó en sus piernas.

-¿Que piensas hacer? Viendo que eso lo escribió tu padre y yo, vaya, confío en las palabras de un científico.

-Yo... voy a tener que investigar bien. Porque no quiero que eso sea verdad.

-Diablos, sólo has venido a preocuparme -se pasó las manos por la cara, con frustación.

¿Preocuparle?

-¡Ah, cierto! Tengo otra cosa que decirte, también -rebuscó en su bolsa hasta que vio las cuatro piedras -Mira, hay una que se ve rara, me extraña.

Se las dio a William y él las examinó con cuidado.

-No veo de cerca -se levantó y fue por una lupa, regresó y sentó a un lado de la gemela -¿Qué les pasa, más o menos? Para saber que es lo que estoy buscando.

-Es la piedra del Viento, hoy en la mañana, vi que estaba cuarteada, cuando las demás, pues no.

William examinó con cuidado cada piedra, para verificar si las demás no estaban igual. Alba tenía razón, habían tres en perfecto estado, pero la cuarta si veía mal.

-¿Que crees que signifique?

-Pues... -dejó de lado la lupa y se rascó la nuca -Hace un año comencé a estudiar los Elementos, lo suficiente como para saber que no significa nada bueno.

-¿Nada bueno? ¿Que quieres decir?

-No creas que no he visto las noticias, el clima ha estado muy raro últimamente y creo que tiene que ver con ésta piedra -señaló con un dedo el Viento -Hubo un tornado en quién sabe dónde, cuando no debe de haber. Y el hecho de que ha hecho mucho calor últimamente.

-Entiendo -bajó la mirada.

-No, aún no entiendes bien. Pero para hacerlo debes de leer completo ese cuaderno.

-¿Que tiene que ver una cosa con la otra? -quiso saber.

-Están conectados. Todo. El cuaderno, las piedras, el clima -con una mano iba señalando cada cosa y la otra mano libre estaba en su barbilla -Y tú. Estoy seguro de ello.

-¿Yo?

-Sí, por eso te digo que lo leas, para que de verdad entiendas.

A Alba no le agrdaba la idea de continuar leyéndolo, ya que no quería saber más sobre lo que le pasaría si en el cuaderno estaba escrito lo mismo. Pero a la vez, quería saber si había alguna manera de detener lo que le sucedía.

-Alba -le llamó una vez más.

Había algo que comenzó a rondar su cabeza segundos después de escuchar a la gemela hablar. Debía disipar dudas si quería ayudar o si podía ser de ayuda.

-Dime -respondió la gemela mientras guardaba el cuaderno.

-Tú... ¿Tienes un Quinto Elemento? -preguntó despacio.

-Yo soy el Quinto Elemento, no necesito uno -sacudió la cabeza, como si él acabara de decirle una tontería, pero aún no entendía la importancia de la pregunta -¿Por qué lo dices?

No entiendo su pregunta, pensó ella desconcertada, se lo dije a Sara una vez, uno mismo es el Quinto Elemento.

Pero estaba olvidando una parte importante de sus palabras.

-Nada -negó lento. Su respuesta acababa de fortalecer su teoría.

💧🌪️🌱🔥

Alba regresó a casa. William no podía creer lo que le sucedía a ella, sería algo muy cruel para la gemela.

De hecho, Alba no lo sabía, pero a parte de que William prometiera que cuidaría de Sara... y fallar, el joven tenía la intención de cuidar a la gemela ahora, de cuidarla a ella, como no pudo hacer con su hermana. Y aunque no la haya visto en dieciocho meses, a veces cuando pasaba por su casa, la veía sentada en el sofá frente al televisor. Tal vez ella no haya hecho la mejor decición al querer tener su libertad para vivir, pero no se merecía tanta soledad. En más de una ocasión quiso llevar a Alba a su apartamento, para evitarle estar sola, pero por una cosa o por otra, no pudo hacerlo.

-¿Por qué? -se preguntaba co frustación -¿Por qué cuando quiero hacer algo, las cosas se vuelven... en contra? ¿Qué debo hacer?

Se dejó caer en su pequeño sofá. De manera involuntaria, su mano se fue hacia el pequeño cuarzo, lo tomó con fuerza, como ese pequeño objeto le fuera a decir las respuestas.

Ve... ayúdale.

Escuho su voz, una vez más. Hubo algo que no le dijo a Alba, y fue que desde hace un tiempo, William creía escuchar la voz de ella, pero normalmente no le entendía o sonaba muy bajo, pero estaba seguro de que era de ella. Una vez intentó preguntarle algo, para saber si podía hablarle, pero ésta, no le respondió.

Necesita... tu ayuda.

-¿Eso es lo que quieres? -le preguntó, aún sabiendo que no recibiría una respuesta de su parte. Pero se sorprendió al escucharla de nuevo, diciendo:

Si.

-karimodelarosa.

En fin, ¿Que les pareció? ¡Ah, si! ¡No se alarmen! Marie no es mala, al contrario, tomará importancia en la historia ¿Aclaré bien, que William sólo quiere a Marie? No se enojen, no me linchen *lo dice desde una cueva lejana, donde no pueden encontrarla* Además, todos sabemos que William no podía quedarse solo.

¿Ya entraron a clases? Yo sí :c Y se ser así ¿Cómo les fue? Desahoguen sus penas conmigo jajajaja, les cuento que yo tengo un horario bien ¡Feo! ¡Horroroso! Entro a las 11:40 y salgo a las 5:10 y los viernes a las 6:00, pero haré lo posible por escribirles cada semana *guiña el ojo*

Curiosidad:

Sara iba a encontrar las 4 piedras cuando era niña y obtener los elementos en los 16 años, pero me pareció muy cliché y lo cambié.. Después de todo, decidí que ella tendría esa habilidad desde que nació.

Espero que ya no se vea tan cliché

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