Gracias a su sigilo, logró alcanzar al par de agentes que llevaban consigo a la gemela. Los vio ingresar a una sala que fue abierta por alguien más desde adentro. Frunció el ceño.

¿Quién estaba ahí?

Una vez que los hombres entraron, ella corrió y colocó la mano en la entrada antes de que la puerta se cerrara. Miró a ambos lados antes de deslizarse dentro en silencio.

Aunque la pelirroja había visto escenas como esa varias veces en el pasado, verla ahora le causaba un impacto distinto, pues antes sólo lo había visto tal como Petterson quería.

"Son sólo pruebas" había dicho, "Ellos estarán bien"

Y estaba claro ahora que él sólo había mentido. Ella se arrepentía de todo el tiempo que pasó siendo una espectadora.

Ella estaba sentada en cuclillas, intentado pasar desapercibida para los agentes, detrás de un escritorio que ocultaba por completo su cuerpo.

Frente a ambos hombres había una pantalla virtual, que mostraba varias gráficas que podrían ser tanto de su actividad cerebral, como un electrocardiograma. Además de varios ordenadores que mostraban el contenido de algunos archivos.

No había nada para separarla. La estructura era más bien para prevenir que la chica lograra despertar y atacarlos. De esa manera, sin barreras, podrían disparar para mantenerla bajo su control.

Ella estaba sobre una camilla, con un tubo insertado en su boca, agujas en sus brazos y aparatos en su cabeza.

La pelirroja se apresuró a agacharse después de revisar el área y sacó el arma que se había encontrado en una habitación.

Quitó el seguro y le disparó al agente en la pierna. El hombre gritó de dolor y cayó al suelo, mientras el otro sacó su arma.

El agente apenas la vio le apuntó con el arma, sonreía con molestia.

—La sobrina de Petterson —dijo él, con burla —Debí suponer lo cuando atacaste a mis compañeros —sacudió la cabeza.

—Si se va ahora mismo, prometo no matarlo —habló Marie, aunque su tono estaba lejos se sonar amenazante. No quería matar a nadie. Incluso cuando ellos atacaron la casa de su abuelo, se aseguró de no matar a ningún hombre, salieron heridos sí, pero ninguno murió.

—Vaya, no sabía que tenías agallas.

—Sería ilógico que no las tuviera —respondió con sequedad.

Aquel sin agallas en este mundo, no sobreviviría, pensó amargamente.

—Becker —dijo una tercera voz a espaldas de Marie, seguido del sonido de un arma —Suelta esa arma.

🔥💧🌱🌪️

Odiando la situación, corrió lejos buscando a alguien que pudiera ayudarle.

Lo había desconcertado el que Marie estuviera con ellos de nuevo, pues tenía entendido que ella se había ido. Sin razón aparente. Aún así, le agradecía que fuera a buscar a Alba.

Su frente sangraba de dónde le había golpeado el director y la cabeza le dolía a más no poder.

Quién habría dicho que terminaría hecho polvo, se quejó.

En camino hacia donde sea que buscaba, se topó con un teléfono, que a juzgar por su color rojo y la palabra "Emergencias" escrito en un cartel encima, supo que era lo que necesitaba.

Junto a el se encontraba una caja que contenía un cuaderno cuyo título era "Códigos"

¿Códigos? ¿Códigos para qué?

Para abrirla se necesitaba llave, pero en vista de que no la tenía, rompió el vidrio con su teni. Trozos de vidrio brincaron en su dirección, asustado retrocedió unos pasos sacudió su ropa.

Dios mío, se quejó, espero que sea importante, o habré desperdiciado mi teni por nada.

Sacó el libro y comenzó a leerlo. En sus páginas había cientos de códigos que el parecer cada uno era para una situación en especifico.

Encontró uno que podría serle útil, sin dudarlo dos veces, presionó llamar. Contestaron al segundo tono.

- ¿Cuál es su emergencia? - habló un hombre del otro lado de la línea.

- Ah... El cógido 16-2 - respondió nervioso- Está fuera nuestro control - aunque no estaba seguro de si eran las palabras correctas.

El joven del otro lado de la línea entendió de inmediato el mensaje.

- ¿Ubicación? - preguntó a la vez que tecleaba algunas cosas.

- El distrito 21, a orillas de la cuidad.

- Entendido, la ayuda va en camino.

- Gracias - y colgó.

Bien, eso debería servir.

Esperaba que con eso fuera suficiente para lo que estaba pidiendo William.

🔥🌪️🌱💧

El rayo golpeó con fuerza la pared, provocando ligeros temblores en el material y que las luces parpadearan por el impacto.

El científico miraba con terror la gran mancha oscura, producto del calor del rayo al golpear a su izquierda.

—Qué... Fue...

William miraba el suelo, con miedo, tembloroso. Su respiración estaba agitada, desconocía el por qué al usar su elemento le había quitado la suficiente energía para dejarlo más débil.

Casi... Casi... Lo mato.

Su vista se dirigió hacia la sustancia, dónde en su interior yacía Sara. Volvió sus manos en puños. Debía controlar su elemento, porque esta vez casi lo controlaba a él, y no al revés.

—No te mataré —le dijo William —No soy como ustedes.

Giró la vista y se encontró con las mochilas que traían, se acercó, dejó el arma de lado y rebuscó en la de Alba. Hasta el fondo, estaban las cuatro piedras. Los Elementos. Al tenerlas en sus manos, notó lo desgastadas que estaban, pero había algo curioso con ellas.

La última vez que las vio, estaban perdiendo su color, ahora parecían más vivas ,más coloridas.

Las piedras no eran de Alba, había dicho Sara

Las tomó con cuidado, ya que aunque tenían grietas si las trataba con brusquedad, podrían romperse.

—¿Servirán?

Las tomó en sus manos y caminó hasta la orilla del mármol.

Sara había dicho que las quería, quería que él se las regresara. Su mente aún trabajaba en tratar de dar una explicación lógica respecto a lo que le había pedido Sara, era imposible no pensar en ello.

Sonrió. Estaba claro que no necesitaba explicaciones para lo que ella le pudiera.

—¿Qué haces? —replicó el científico, confundido.

Lo observó, quizás su expresión no podía describir cómo se sentía realmente.

—Salvarla.

El hombre negó con la cabeza, ciertamente ya no lucía como aquel que había dicho "No tengo miedo a morir"

—No tienes el conocimiento necesario, no sabes lo que estás haciendo —replicó.

—Y es verdad, no lo sé —suspiró, pensando en Sara —Pero ella sí... Y confío en ella.

La ayuda no debe tardar en llegar, debo hacer el mayor tiempo posible.

Esperaba que Daniel lograra contactar con quién fuera para poder ayudarlos. La situación se había salido de control total y él no podía arreglarlo todo solo.

Bien, creo... Que ahora puedo continuar.

Miró las cuatro piedras en sus manos, observó su crítico estado y sin pensarlo dos veces, las lanzó hacia dentro de la sustancia. Segundos después, una explosión de luz cubrió el pequeño laboratorio.

🔥🌪️💧🌱

—Becker, suelta esa arma... —el hombre obedeció —Y tú... ¿Qué haces aquí? ¿Vienes por Alba?

—Yo...

—Te recomiendo que te alejes de ella.

—¿Por qué? ¿Por qué quiere que haga eso? Usted sabe lo que hará Petterson con ella y no puedo dejarlo hacer eso —replicó, claramente molesta —Tengo-tenemos que sacarla de aquí. Ella no quiere esto.

—No lo digo por eso —respondió Carter, exasperado —Ella puede morir si la desconectas.

—¿Por qué?... Yo no, no entiendo —sacudió la cabeza con tristeza.

—Si quieren que viva, tiene que quedarse aquí —no continuó, dejó escapar un pesado suspiro, debía decirles la verdad sobre Alba —No, ella debe quedarse.

—¿Debe? No es su obligación —replicó Marie al notar el cambio en las palabras —Ella-

Carter, cansado, colocó sus dedos en su frente, el movimiento hizo que Marié guardara silencio. La situación iba más allá de lo que debía hacer.

—Alba, ella... Es un elemento del laboratorio —dijo con voz calma, pero eso no impidió que ella se sorprendiera —Desde un principio fue así, lamento decir que no pueden hacer nada para llevársela.

—¿Un elemento? ¿Habla de objetos? —replicó la pelirroja con incredulidad.

—Hablo de herramientas para el laboratorio, así lo estableció Angelina secundada por Petterson.

Angelina Dalton.

Incluso después de dos años, ella seguía ahí, estropeado sus planes. Casi podía jurar que la rubia reía de burla desde el infierno.

—¿De qué está hablando? —exclamó Marie, confundida —Ella sólo estuvo en ése laboratorio atrapada como otro alterado.

—No fue así —negó con la cabeza —Alba se crió en el laboratorio e incluso en su nacimiento Angelina se encargó de que el gobierno la tratara como una herramienta para beneficio de los experimentos.

—Pero puede recuperarse ¿Cierto? —pues esa eda la principal razón por la cual estaban ahí.

—Puede hacerlo, tal vez, el experto en el tema es Petterson. Quizás su recuperación lleve tiempo... Mucho tiempo puesto que ha estado fuera de la medicación y análisis por dos años.

¿Ella se quedaría más tiempo? No podía ser cierto. Aunque desde un principio nunca tuvieron una idea de cuanto se tardaría su recuperación total.

Las luces parpadearon durante unos segundos antes de que el edificio temblara y las paredes comenzaran a cuartearse.

La puerta se abrió de imprevisto. Un honbre ensangrentado entró a la habitación, portando un arma que apuntó de inmediato a la joven pelirroja.

—Los quiero fuera de mi vista... A ustedes dos —dijo Petterson con la mano temblorosa —Pero tú —se refirió a Marie —Tú has cruzado la línea y eso... Eso no lo dejaré pasar.

Marie lo miró. No comprendía como era que William lo había dejado ir o si el hombre se había escapado, pero era lo menos importante.

—Es exactamente igual que la directora Angelina —susurró Marie y lo sabía, tuvo la mala fortuna de casi ser su sujeto de prueba una vez.

—Cuantas veces... ¿Debo decir que no soy como ella? —dijo con coraje —¡Esa mujer quitaba las vidas sin piedad!

—¡Y usted les quita sus vidas sin matarlos! ¡No es tan diferente!

El director estaba a nada de apretar el gatillo y la joven no hacía nada para evitar que la hirieran.

—Basta de parloteo sin sentido —dijo el hombre —Retírense.

—Derek —intervino Carter —Baja el arma, podrías lastimar a tu sobrina.

El director cerró con fuerza los ojos al escuchar al profesor, cansado de que su compañero interrumpiera sus acciones.

Si no quería que siguiera interviniendo en sus planes, debía deshacerse de él y llegados a ese punto, no podría importarle menos la muerte de uno de sus amigos.

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