Capítulo 16

—¡Logan! ¡Detente!—dijo Gemma entre risas nerviosas mientras él se acercaba a ella despacio y con una mirada depredadora.

Para alejarse de su camino, corrió rápido hacia el costado del comedor y rozó sin querer la pared recién pintada. Notó el frio de la pintura fresca sobre el brazo y se detuvo un momento. De repente, sintió el impacto del rodillo de Logan sobre una mejilla.

—¡Dios mío, Logan! —gritó Gemma riendo mientras él se alejaba y ponía el rodillo de nuevo en la bandeja.

—Te queda muy bien, por cierto —dijo con una sonrisa en tanto volvía a enfocarse en la pared como si nada hubiese pasado.

—Oh, ¡solo espera! —Ella entró a la carga con su rodillo hacia Logan, pero justo antes de poder ensuciarlo, el la bloqueó rápidamente con el suyo ensuciando todo el frente del overol.

La mancha salpicó la camiseta azul marino de Logan. Gemma dio un grito ahogado y rápidamente intento volver a ensuciar la cara de Logan con su rodillo. Una vez más, él la interceptó. Esta vez frenó su movimiento con la otra mano, sujetándola por la muñeca.

—No podrás hacerlo —dijo con una sonrisa traviesa.

Gemma forcejeó para liberarse y puso la mano en la cintura de Logan para intentar tomar distancia. Él aprovechó para pasar el rodillo por el costado de su brazo, silbando, como si la tarea se tratara de pintarla a ella y no a la pared.

—¡Dios mío, detente! —Gemma estaba esforzándose al máximo por no reírse, pero la lucha era demasiado difícil de manejar. Seguía intentando alejarse del rodillo de Logan al mismo tiempo que quería soltarse. En un instante, con la mano libre decidió tomar el otro rodillo que estaba a su alcance.

Empujó a Logan con cierta facilidad, tomándolo por sorpresa, y llenó su pecho con pintura. El forcejeo continuó y Logan intentó con mas fuerzas llenarla de pintura.

—¡Logan! —exclamó.

—Gemma, ¿eso es todo lo que tienes? Creí que serías una mejor adversaria —dijo como si defenderse de él fuese tan sencillo. De hecho era tan difícil como tomar una clase de CrossFit.

—Por favor. Estarías todo cubierto de pintura si quisiera —dijo respirando con dificultad y con un poco de sudor que comenzaba a formarse en su frente.

—¿Ah sí? —Antes de que ella pudiera reaccionar, Logan dejó caer su rodillo y la tomó por la otra muñeca, que aún seguía aferrada a él. Le torció los dos brazos de modo que sus manos quedaron detrás de su espalda, aún sujetas por él, y la empujó contra su pecho.

Gemma soltó un grito agudo y levantó la mirada para ver la sonrisa traviesa bien marcada en el rostro salpicado de pintura de Logan. Sus rostros quedaron a solo centímetros de distancia y su respiración se detuvo por un segundo.

«Guau. Él es muy fuerte. ¿Por qué será?», pensó.

—Em, ¿qué está pasando aquí? —dijo una voz familiar detrás de Gemma. Sabía que era James, pero no podía voltearse a ver porque Logan seguía agarrándola.

—Estamos pintando. ¿Qué parece que estamos haciendo? —dijo Logan muy serio.

—¡James! ¡Ayúdame, por favor! ¡Tu jefe está loco! —rogó Gemma entre risas intentando liberarse. Hizo un esfuerzo por girarse para mirarlo pero fue en vano.

—Hum... —James comenzó, pero Logan lo interrumpió rápidamente.

—Está todo bien, James. Vuelve a trabajar. Hay mucho por hacer.

—Ah, bueno jefe. Si necesitan algo, llámenme.

Segundos después, Gemma escuchó que la puerta de la cocina se cerró y decidió cambiar rápido de táctica. Comenzó a refregar su rostro en el amplio pecho de Logan, manchándolo de pintura. Aunque el objetivo era vengarse, sintió su pecho definido y fue como si el contacto con su cuerpo quedara grabado en su memoria para siempre. Trató de apartar ese sentimiento y se giró para ensuciarlo también de costado. Ella no podía ver su cara, pero por el movimiento de su cuerpo, parecía que estaba intentando distanciarse del ataque de Gemma. Cuanta más fuerza hacía él para distanciarse, más se esforzaba ella para acercarse, ignorando su corazón agitado.

—¡Mujer! ¡Detente! —dijo Logan mientras retrocedía hacia la pared recién pintada a sus espaldas.

Gemma se rio, victoriosa. Sabía que casi todo su cuerpo estaba cubierto de pintura, desde el pelo hasta los pantalones. Logan apoyó su cuerpo completamente contra el de ella y con un movimiento rápido los hizo girar, llevando los brazos de Gemma por encima de su cabeza en el proceso.

La espalda y los brazos de ella chocaron con la pared húmeda y ella soltó otro pequeño grito agudo. Con los dos brazos levantados, se detuvo para recuperar el aliento. Logan también estaba ligeramente sin aliento cuando se inclinó suavemente buscando su mirada.

Una ola de calor la recorrió de pies a cabeza cuando sus ojos se encontraron. Él miró su boca por un segundo, y Gemma sintió que sus piernas se aflojaban.

Él bajó sus manos a los costados y soltó un poco su agarre. Cuando se dio cuenta de que ella no continuaría con la pelea, le soltó las muñecas y colocó las manos contra la pared, a ambos lados de ella. Gemma quedó tan atrapada en su mirada que todo dejó de tener importancia en ese momento. Algo en la manera en la que su pecho subía y bajaba lentamente, su respiración se acompasaba y sus ojos brillaban, era tan fascinante como una puesta de sol.

Parecía estar buscando algo en los ojos de ella. ¿Más secretos, quizás?

«Sí, era eso...Probablemente se esté preguntando si le había mentido en algo más», pensó.

Como si hubiese escuchado su pensamiento, Logan carraspeó antes de hablar y se inclinó hacia atrás. Se limpió las manos llenas de pinturas en los pantalones, y parpadeó rápidamente mientras intentaba volver a respirar con normalidad.

Observó la pintura a lo largo de todo el cuerpo de Gemma y al levantar la vista dijo:

—Entonces... ¿de casualidad traes un gran lápiz quitamanchas Tide contigo? Creo que lo necesitaremos.

Gemma largó una carcajada. La tensión insoportable que había llenado el aire se desvaneció al instante. Caminó hacia la otra pared y sacudió la cabeza al ver el desorden que tenía delante. Era como si un niño de dos años se hubiese metido a pintar con ellos durante su... lo que sea que había pasado. Pero no, lo habían hecho ellos. Llevándose las manos a la cara dijo:

—Dios mío, Logan, esto es un desastre. Yo estoy hecha un desastre. —Se acercó a la mesa que estaba en el medio de la sala. Con cuidado para no ensuciar su teléfono, tocó la pantalla para mirar la hora.

—Oh Dios, tendré que irme pronto para sacarme esta pintura. ¿Cómo se supone que llegaré a casa así? ¿Y cómo vamos a terminar de pintar a tiempo? —dijo alarmada.

—Está bien. No te preocupes. Yo me ocupo de pintar. Reid y yo nos encargaremos de terminar mañana. Y te puedes asear en mi departamento. Está arriba.

Gemma alzó la vista para encontrarse con la mirada expectante de Logan.

—¿Vives arriba? —le preguntó.

—Claro, ¿de dónde piensas que saqué el overol? ¿De la cocina?

—Bueno, no, pensé que quizás lo tenías en la oficina. —Gemma rio—. No pensé que habías subido.

—Sí, bueno, la escalera está después de la puerta trasera, pasando la cocina. Vamos, sígueme. —Logan inclinó la cabeza hacia la cocina.

Sin perder un segundo, Gemma lo siguió. Tan pronto como entraron, los cinco empleados se volvieron hacia ellos.

—¡Señorita! ¡Welcome! —le dijo Pedro con una gran sonrisa mientras miraba sus manchas de pintura desde la parrilla.

—Oh, oímos que la pintada iba bien. ¡Pero al parecer salió mejor de lo que pensábamos! —dijo Stefanie riendo mientras miraba a James, a Logan y a Gemma.

—¡Yo no dije un palabra! —se defendió James mientras apilaba unas latas.

—No, no sabemos nada sobre la sesión de abrazos en el medio de la pintada —dijo Tina mientras los dos pasaban por la cocina. Gemma sintió que el calor le subía a las mejillas cuando recordó que James los había visto... no pintando exactamente.

—¡Tina! ¡Yo no dije eso! Uf, Tina. De hecho dije que no se veía como un abrazo, sino como una llave de lucha libre. —James abrió grandes los ojos al darse cuenta de lo que estaba diciendo.

Logan se detuvo antes de salir de la cocina, se dio vuelta para mirar a todos y dijo:

—Bien, bien. Vuelvan a trabajar. Aquí no hubo lucha libre. Solo estábamos pintando. No es que les incumba, pero iremos arriba un momento para limpiarnos. Volveré pronto para ayudarlos con la planificación de los platos.

Las caras de todos brillaron de emoción, como si estuvieran viendo un espectáculo de fuegos artificiales. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Gemma, y se despidió con una mano antes de darse la vuelta y seguirlo.

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