Capítulo 11
—Entonces, ¿cómo se critica un restaurante?
—Logan, deberíamos estar hablando del plan de renovación.
—Hay tiempo para eso. No nos han traído la comida aún. Vamos, me da mucha curiosidad.
Gemma apretó los labios e hizo una mueca hacia el costado antes de responder:
—Está bien. Pero no más charlas banales después de esto, ¿de acuerdo? —Logan sonrió y se encogió de hombros. Gemma continuó—: Bien... Siempre analizo la comida, si tiene buen sabor y el tamaño de la porción. Luego menciono la ambientación del lugar y cómo trabaja el personal. Me hago preguntas como: ¿la comida sale luego de un tiempo decente? ¿Han venido a preguntarnos si estaba todo bien? ¿Se aseguraron de dejar la mesa impecable y libre de platos usados? También anoto los precios. ¿El precio vale lo que he probado? Pero eso es solo la mitad de lo que hago. La otra me la paso escribiendo reportes y artículos sobre los lugares que he visitado.
—Qué interesante. ¿Y disfrutas hacerlo?
—Sí, me encanta. Probar una comida por primera vez y experimentar la combinación de sabores es mi actividad favorita. Y luego compartir esa experiencia con otros. Supe desde niña que esto es lo que quería hacer. A mis padres nunca les gustó que comiera tanto y siempre me obligaron a hacer ejercicio y actividades para no subir de peso. Me llevaban a miles de entrenamientos, incluso en mi adolescencia. —Gemma evitó la mirada de Logan que la escuchaba atentamente. Por lo general evitaba hablar de sus padres.
—¿Aún hablas con tus padres? —preguntó el.
—No realmente, hum..., no.
«No digas más, Gem. No es necesario ponernos dramáticos», pensó.
—Lo entiendo, tema complicado —dijo Logan con una expresión de preocupación genuina.
Gemma se mordió los labios y empezó a jugar con su collar de oro rosado. Nunca hablaba de su familia con nadie. Ni siquiera con Carter. Odiaba sentirse juzgada por eso, por no haber resuelto la situación. Le preguntó:
—¿Qué hay de ti? ¿Estás en contacto con tu familia?
—Sí, de hecho, lo estoy. Soy muy cercano a mis padres y a mis hermanos. Ellos viven en Boston, así que los visito cada tanto. Y ellos vienen también. —Logan hizo una pausa antes de continuar—: Creo que si mi hermana y mi mamá llegaran a conocerte en las próximas semanas, se obsesionarían contigo.
Gemma ladeó la cabeza y se limpió los labios con la servilleta.
—¿Qué? ¿Conmigo? ¿Por qué?
—Pareces alguien con quien se llevarían muy bien. Alguien que dice lo que piensa y expresa su opinión al conversar. Además, siempre están hablando de ropa y zapatos y me imagino que se les haría agua la boca con tu elegante equipamiento.
Gemma soltó una risa.
—Nunca pensé escuchar esa combinación de palabras. Suenan muy dulces, seguro me gustará conocerlas.
Sus palabras parecieron evocar una sonrisa aún más grande en Logan y Gemma sintió que se adentraba en un territorio peligroso. Se aclaró la garganta pero, antes de poder continuar, Logan respondió:
—¡Genial! Bueno, hablando de lo que ocurrió en la semana, ¿qué te parece la salida grupal? Ahora que eres una de mis empleadas...
—Soy tu consultora —interrumpió Gemma, dándole un sorbo a su trago.
—Lo que sea, es lo mismo. En fin, ¿tienes alguna idea de lo que podemos hacer para el evento grupal?
—Hum, no, la verdad que no. ¿Tengo que ir?
—Bueno, si no quieres, se lo tendrás que decir tú a Stefanie. Los monumentales ojos de esa chica pueden convencer hasta el peor criminal de arrepentirse por sus pecados. Me dijo que ella y tú ya son mejores amigas.
Gemma rio.
—Bueno, me alegra saber que coincidimos en su poder de persuasión.
—Y ¿qué otras cosas te interesan? ¿Qué haces para divertirte?
—Logan, ¿vamos a hablar de la renovación? —Apoyó su bebida y frunció el ceño.
—Sí, lo haremos. Solo quiero saber más de ti —dijo—. Quiero saber con quién estaré trabajando, eso es todo. —Sonrió con ternura, haciendo que el corazón de Gemma se ablande por completo.
«Hablando en serio, ¿cómo alguien podría decirle que no a él?», pensó.
—¿A qué te refieres con divertirte? —dijo Gemma con un suspiro.
—Ya sabes, diversión. ¿Algún hobby? ¿O algo que hagas después del trabajo?
—No entiendo la pregunta. Me divierto en mi trabajo.
En ese momento el mesero se detuvo a su lado con los aperitivos y los acomodó sobre la mesa.
—Trabajar no puede ser lo único que hagas para divertirte, Gemma —dijo Logan antes de llevarse un dátil envuelto en tocino a la boca.
—Bueno, veamos... Como mucho, lo que es divertido. Escribo sobre lo que como, que la mayor parte del tiempo es divertido. Hago ejercicio, que también es algo divertido.
—¿Eso es todo? No, no lo sé, ¿ves a tus amigos? O ¿vas a la playa? O ¿ves películas?
—No, la verdad que no. No me gusta mirar televisión. Me resulta muy aburrido.
—Guau. Está bien, a mí tampoco me gusta mucho la televisión, pero... ¿no vas a la playa o algo? Suena un poco deprimente.
—Quiero decir, a veces hago otras cosas. Cuando Carter tiene planes, por lo general lo acompaño. Y a él le encanta mirar películas, así que me siento a mirarlas hasta que me quedo dormida.
Logan corrió la mirada y tomó algunos aperitivos en su plato. Gemma se preguntó en qué estaría pensando él con todo lo que le había dicho. Luego siguió:
—De hecho, hay una cosa que me gusta hacer de vez en cuando. Pero me da un poco de vergüenza.
—¿Qué es? —preguntó él con las cejas levantadas.
—No sé si puedo decírtelo. Te reirás de mí. —Gemma llevó suavemente el dedo índice a la boca.
—Oh, vamos, tienes que contármelo. Te prometo que no burlaré de ti. —Le devolvió una sonrisa tranquilizadora y Gemma se preguntó si este era el mismo hombre irritable al que le había ofrecido ayudar con la renovación.
—Yo, eh... —Tomó aire y continuó—: Tejo gorritos de lana para gatos. —Se cubrió rápido la cara con las manos para protegerse de la respuesta.
Una sonrisa aún más grande se dibujó en la cara de Logan.
—¿Qué?
Gemma se sonrojó.
—No te atrevas. Es tu turno, ¿qué haces para divertirte?
Una risa profunda salió de su boca.
—Espera, espera. ¿Qué es un gorrito para gatos?
Gemma comenzó a describir todos los mini gorritos que había tejido para distintas ocasiones: noche de brujas, Navidad, Año Nuevo. A veces los donaba a refugios de gatos. Ambos comenzaron a reírse como locos mientras le mostraba fotos de cada gorrito en su celular. Fluff hacía de modelo, siempre con una actitud desinteresada, pero inevitablemente muy involucrado con ese estilo.
—Me encantan. Es muy dulce. Felicitaciones a Fluff por alimentar tu adicción a los gorritos.
—¡Gracias! Bien, dime. ¿Qué hay de ti? ¿Qué hace Logan para divertirse? —Gemma intentaba calmarse después de haber reído tanto.
—Me gustan las apuestas. Las drogas. Las noches de fiesta. Robar. Tú sabes, lo habitual —bromeó Logan con una sonrisa sarcástica.
—Una diversión muy saludable —agregó Gemma—. Oh, lo siento, Logan. Olvidé por completo que debería estar trabajando y no he tomado ni una nota. Déjame apuntar algunas cosas y luego podemos ponernos a hablar de la renovación. ¡Basta de parlotear!
—Me parece bien —dijo Logan y se acomodó para servirse un poco más de la comida que estaba sobre la mesa.
Haciendo su mejor esfuerzo para ignorar la mirada de él sobre ella, escribió rápidamente sus pensamientos sobre los platos hasta ahora. En cuanto terminó, levantó la cabeza y vio una gran sonrisa.
—¿Qué?
—¿Sabías que te pones seria cuando estás muy concentrada?
—Ah. ¿Sí? No lo sabía. —Apoyó el celular sobre la mesa y comenzó a jugar con su collar—. Entonces... ¿cuáles son las miles de reglas que formulaste en tu cabeza? ¿Cuánto tiempo llevará esta renovación? Creo que nunca hablamos de eso —continuó hablando del tema antes de que Logan vuelva a cambiar de tema.
—Bueno, ahora decidí dedicarle de dos a tres semanas.
—¿Dos a tres semanas?—Los ojos de Gemma se abrieron grandes—. ¿Cómo puedes permitirte estar cerrado por tanto tiempo?
—No puedo, en realidad. Mis finanzas quedarán un poco en rojo por cerrar tanto tiempo sin ofrecer ningún servicio.
Al ver al hombre frente a ella perdido como un cachorrito, se le cayó el alma a los pies. A pesar de que cinco mil dólares era muchísimo dinero para gastar, parecía que su donación había sido de gran provecho para él. Pero sería toda otra historia si él decidiera tomar todas decisiones equivocadas.
—Bueno, eso es algo que me gustaría cambiar. Podemos hacerlo en una semana, dos como máximo. Tendrás que mostrarme los planes así puedo organizarme para hacer que suceda.
—Está bien. Pero, aunque estemos de acuerdo, yo tendré la última palabra, ¿verdad?
—Sí, Logan. Tienes la última palabra.
«Si es la adecuada», pensó ella.
—Bien, entonces, estuve pensando en las reglas. La primera es que estaré de acuerdo en incluir un solo plato similar al que tiene el otro restaurante.
«Sí, claro, como si dejaría que eso pase. Estarán los tres sobre los que escribí», pensó Gemma.
—Bien, evaluaremos algunos para ver cuál entrará en el menú —le respondió.
—Siguiente regla: tendrás que ayudarme con el trabajo manual. Necesitamos la mayor cantidad de manos posibles para arreglar el lugar. Ya sea para mover muebles o pintar paredes.
—Yo... —Gemma estaba a punto de objetar, pero vio que él estaba hablando en serio—. Está bien. También deberíamos reunirnos con regularidad. Tú sabes, para revisar el plan y asegurarnos de que las cosas van por el buen camino.
—Ah, ¿más citas? —Una sonrisa malvada se dibujó en su rostro.
—¡Por favor! Como si esto fuera siquiera agradable. Tengo un trabajo de tiempo completo con el que tendré que cumplir mientras tanto.
Gemma se encontró mirando la manzana de Adán de Logan. Notó que su rostro se puso serio y sintió un poco de culpa por haber hecho ese comentario. Por alguna extraña razón, no le gustó que la conversación perdiera el tono divertido.
—Está bien —respondió de mal humor, pero luego dijo—: Estoy bromeando. Será divertido. Dios, puedes dar pero no puedes recibir.
La sonrisa que ella empezaba a conocer muy bien se dibujó en sus labios y, de algún modo, los planetas volvieron a alinearse.
—Podemos ponernos a trabajar mañana. Mi primo Reid se encargará de la renovación y vendrá temprano.
Continuaron analizando algunos planes puntuales, pero pasaron la mayor parte de la velada riendo y conversando sobre temas aleatorios. Ella, al principio, intentó que la charla se centrara estrictamente en el trabajo, pero luego pensó en que no había nada de malo en conocer un poco más a Logan. Después de todo, estaría trabajando junto a él durante las próximas dos semanas. Bien podría intentar que sea una experiencia agradable.
«¿Verdad? ¿Qué podría salir mal?».
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top