Capítulo I: Carta que me escribió mi ansiedad

Hola, Mía. Soy tu ansiedad. Sí, esa vocecita de tu cabeza que te hace dudar constantemente de quién eres, a la que tanto le importa lo que los demás piensen de ti y busca a todas horas que seas la mejor hija, la mejor amiga y la mejor alumna, aunque eso te pueda costar la salud.

Sí, he estado siempre ahí, desde mucho antes de que supieras de mi existencia. Lo que pasa es que ahora estoy más presente que nunca y por eso es en estos momentos de tu vida cuando todos se han dado cuenta de lo que te está pasando.

Quiero que sepas que en realidad lo que pretendo es protegerte de las miles de cosas que te puedan suceder, así que, si me tienes miedo, más presente estaré y menos tranquila te dejaré. El mundo es un lugar caótico, frenético e imprevisible y es por eso que hemos creado esa necesidad de anticiparnos a cualquier acontecimiento.

Soy consciente de que muchas veces soy cruel e injusta contigo, y te culpabilizo de cosas que en realidad sabes que no son ciertas, pero tienes que tener en cuenta que mi intención es que seas la mejor versión de ti misma. Es por esa misma razón que muchas veces te ves obligada a estar a las expectativas de los demás para así no decepcionar a nadie, ya que considero que los pequeños errores pueden delatarnos y definirnos, marcando una huella significativa que muestra quién somos realmente. Lo que los demás piensen de ti es para mí muy importante, porque, en cierto modo, sus diferentes opiniones pueden revelar aspectos de tu personalidad y, además, los seres humanos somos seres sociales que necesitamos la aprobación de quienes nos rodean para así garantizar nuestra propia supervivencia.

No quiero que me veas como a tu peor enemiga, aunque pueda parecerlo, ya que nadie te critica como yo lo hago. Incluso a veces pienso que los demás dicen cosas buenas sobre ti o bien porque solo les preocupa verte feliz o porque tú les estás engañando, aunque soy consciente de que en el fondo sabes que no tengo razón.

Lo único que sí te pido, a fin de cuentas, es que aceptes que soy una parte más de ti y que no intentes luchar contra mí porque, si lo haces, siempre voy a terminar ganando yo. Sin embargo, creo que tarde o temprano encontrarás estrategias para gestionarme, y el día que lo hagas, aunque suene paradójico, estaré orgullosa de ti y podrás descansar de todo el maltrato psicológico por el que te hago pasar.

Un saludo,

Tu ansiedad

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