9- "Adoptada"
No me ignores, sé que ya lo leíste /12:10/
¿Cómo supo que ya había leído el mensaje? ¿Solo lo supuso o me está viendo desde alguna parte? Si me está viendo desde alguna parte me asustaré.
¿Sería muy grosero escribirle que qué quiere?
Sí, Leah, sería grosero, tratas de ser amable con los demás ¿recuerdas?
Aún con Charlie, aunque no me agrade. Si lo trato bien, talvez él me trate bien...
Rodé los ojos y le contesté:
Hola /12:10pm/
El mensaje quedó entregado pero no leído.
¿Para qué me habrá escrito?
En serio nunca entenderé qué le ve Mariela a ese chico.
Estaba aburrida y aún quedaban diez minutos antes de que acabara el recreo del almuerzo. Me arrepentí de haberme ido de la mesa de mis amigas y caminé de regreso.
Me volví a topar a Alexis, ya no estaba con Becca ahora estaba con sus amigos, pasé al lado mirando hacia otra parte para evitar que me viera. Ya me vio sola en el aula, si me ve caminando sola también va a pensar que no tengo amigas.
Aunque tampoco es como que tenga muchas.
--Creí que querías ir a clases temprano -dijo Lauren apenas me senté.
--Sí, pero me aburrí -me encogí de hombros- en otras noticias resulta que Alexis es hermano de Becca -anuncié.
Me miraron sorprendidas.
--¿No dijiste que Alexis tenía nuestra edad?
--Sí.
--¿Entonces cómo es que tiene una hermana de su edad? -preguntó Lauren- ¿Son gemelos?
Pues... tienen la cara completamente diferente. Alexis tiene el cabello negro y Becca lo tiene castaño rojizo, así que....
--Sí, probablemente son gemelos.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Cuando volví a casa revisé mi celular y me encontré con mensajes de Charlie.
Charlie: ¿Qué haces? /3:15pm/
¿Y a él que le importa?
Yo: Nada /3:16pm/
Aunque es obvio que estoy haciendo algo, ya que técnicamente es imposible no hacer nada. En este momento estoy respirando, eso es algo...
Ando muy extraña hoy.
Charlie: 😒 /3:16pm/
Siempre tan amargada. /3:16pm/
Desde hace varias semanas que no tolero esa palabra.
Yo: ¿Por qué? /3:18pm/
Charlie: Porque así eres /3:19pm/
Yo: ¿Para que me mandaste un mensaje? ¿Para decirme que soy amargada? /3:19pm/
Charlie: Hace mucho no te molestaba, necesitaba molestar a alguien o iba a explotar 💨. /3:20pm/
Yo: prefiero que explotes, y estoy segura de que puedes encontrar a alguien más a quien hacerle la vida imposible😒 /3:21pm/
Charlie: pero tú eres la persona más molestable que conozco /3:23p.m/
No existe la palabra molestable, idiota. Como sea, cometí un error al responderle, ya no lo haré más.
Charlie: Leah, estás en línea. /3:24p.m/
No te atrevas a ignorarme. /3:24p.m/
Hablo en serio, Leah. 😡
C
O
N
T
É
S
T
A
M
E.
/3:25pm/
√ √
Me entró una llamada suya. No pensaba contestarla pero al final lo hice para ponerlo en su lugar de una vez.
--¡Basta, te voy a bloquear!
Ni siquiera sé cómo se bloquear a alguien...
--No me sorprendería, eres tan AMARGADA -repitió- ni siquiera soportas un par de mensajes en broma, amargada.
Creo que se dio cuenta de que no soporto que me digan amargada.
--¡QUE NO SOY AMARGADA! -Grité.
Charlie se quedó callado unos segundos.
--Me gritaste... -dijo ¿sorprendido?- vaya, hablas cinco palabras al día y las usaste para gritarme.
¿Cinco palabras al día, en serio? ¿Por qué piensa que no hablo? Hemos tenido muchas conversaciones, no agradables, pero igual.
¡Respóndele, ahora! ¡Si no le contestas va a demostrar su punto!
¿Pero qué le puedo responder?
Piensa, Leah, piensa. Alguna buena respuesta, tiene que haber algo.
No se me ocurre nada.
¡Cuélgale, cuélgale!
Le colgué y lancé una almohada al suelo con frustración.
<<Ni que contarás las palabras que digo al día...>>
Nop, esa también era una respuesta patética.
.-.-.-.-.
En la noche cuando mi papá llegó del trabajo me armé de valor para ir a hablar con él sobre ese tema que siempre evita. Necesito respuestas a las preguntas que me surgieron hoy en la madrugada después del sueño sobre mi madre.
Toqué la puerta de su cuarto y entré.
--Hay algo que tengo que preguntarte... -dije de una vez- y no te va a agradar.
--¿Qué? -preguntó confundido, al mismo tiempo cerró el libro que se encontraba leyendo para ponerme atención.
--Es sobre mi madre.
Papá frunció el ceño.
--Dijiste que nos abandonó cuando yo tenía dos años... -comenté- ¿puedes decirme por qué?
Porque no nos quería pensé, era lo más lógico y lo que había asumido toda mi vida, pero mi padre nunca ha dicho realmente el porqué, y quiero que lo diga, aunque sea eso mismo.
--No creo que quieras saber -dijo. Se notaba que no le gustaba hablar del tema, pero ya era hora de que lo hiciera.
--Por favor -rogué- necesito saber la historia completa, necesito saber qué pasó.
--Leah -suspiró- tu madre no era exactamente una persona... buena, pero yo no me di cuenta de eso hasta que quedó embarazada de ti -me miró con tristeza- todo iba bien los primeros meses, estábamos muy felices y emocionados, pero poco antes de la fecha del parto me dijo que ya no quería una hija y que iba a darte en adopción -sentí un nudo en la garganta- le supliqué que no lo hiciera, que te diera una oportunidad y que yo me encargaría de todos tus cuidados. Y así fue, a pesar de todo ella pareció disfrutar las primeras semanas de maternidad, hasta que nuevamente cambió de opinión y otra vez no te quería... -bueno, tuve razón todos estos años.
--¿Ustedes vivían juntos? -pregunté en cuanto él hizo una pausa en la historia.
--Sí... pero ella no pasaba mucho tiempo en casa, y luego hubo un tiempo en el que con suerte aparecía una vez al mes -respondió- andaba con más hombres, y a pesar de que no habíamos roto oficialmente, ambos sabíamos que ya no estábamos juntos. Solo la dejaba vivir conmigo porque era la madre de mi hija, y cada cierto tiempo le daba por intentar ser buena madre hasta que...
--Cambiaba de opinión -adiviné, él asintió.
No era algo lindo de escuchar, pero tampoco me ponía triste, solo me hacía sentir odio.
--Bueno, cómo sabrás, pocos meses después de tu nacimiento quedó embarazada de Lucía -continuó- desapareció durante todo ese tiempo, y ya no me importaba...
--Creo que entendí mal -lo interrumpí- ¿dijiste que no te importaba que ella desapareciera con tu segunda hija?
--Eso es a lo que iba -papá se tapó la cara con las manos, luego me miró a los ojos de una forma que me hizo tener miedo a lo que fuera a decir-. Sabía que algún día te enterarías, pero no quise decirte antes, lo siento.
--¿Decirme qué? -pregunté desesperada.
--Lucía no es mi hija.
Me quedé en shock sin poder creerlo.
--¿Hablas en serio? -pregunté, a pesar de que sabía que era en serio, no es algo con lo que bromearía
Él asintió: --Cuando Lucía tenía dos meses, tu madre regresó a visitarme, me dijo que no podía con ella, que era demasiado y la iba a dar en adopción, pero antes quería preguntarme si yo estaría dispuesto a quedármela.
Vaya, no me esperaba nada de esto.
--Casi digo que no -confesó- porque no quería volver a tener nada que ver con ella, aparte de que ya tenía suficiente con una niña de casi dos años... Pero en cuanto cargué a Lucía en mis brazos, no pude decir que no, el sistema de adopción está tan jodido... no podía permitirlo, así que me quedé con su custodia. Tu madre me aseguró que ya no iba a volver, que realmente nunca había cambiado de opinión sobre sus hijas, y que nunca lo haría. Esa fue la última vez que la vi.
Maldita.
--¿y Lucía lo sabe?
--Sí lo sabe -me dijo. Bueno, me duele que solo yo no supiera- desde hace años, ella empezó a hacer preguntas mucho antes que tú. Perdón por no habértelo dicho antes, pero es que no quería que la cosas entre tú y Lucía cambiaran si dejabas de verla como tu hermana... -una lágrima me resbaló por la mejilla- lo siento, es que no solían llevarse muy bien y antes discutían todos los días...
--Que peleemos no significa que no la quiera, papá. Además, sigue siendo mi media hermana, y aún si no lo fuera, la seguiría considerando mi hermana.
¿Quién lo diría? Vine para saber si mi madre está viva y terminé averiguando que Lucía no es hija de mi papá, y que mi mamá es una... mala mujer.
Aunque eso último ya me lo esperaba.
--Solo preguntaré una cosa más -suspiré- ¿está viva?
--La verdad no lo sé.
--¿Me puedes decir cómo se llama?
--Amanda, Amanda Fuentes -dijo con disgusto.
Hubo un pequeño silencio.
--La odio -murmuré.
--No vale la pena.
--¿Cómo pudo dejarte solo con dos hijas?
--No salieron tan mal -dijo y nos reímos.
.-.-.-.-.-.-.-.
.-.-.-.-.-.-.-.
.-.-.-.-.
-.-.-.-.-.-.-.
Llegó el sábado y aún no había decidido si ir a la cafetería o si lo mejor era quedarme en casa. La última vez que fui quebré una taza, pero aparte de eso y que Spencer no recordara mi nombre, el resto de la conversación fue agradable...
No quiero caminar tanto solo por Spencer.
No irás por Spencer, irás porque quieres café.
Pero puedo hacerme café aquí en casa.
Pero quieres ir a ver a Spencer.
No, no quiero
¿O sí?
Agh. ¿Cómo hago para saber qué es lo que quiero?
La verdad, me da flojera caminar hasta allá, mejor me quedo durmiendo y punto.
.-.
Me asomé por la ventana desde afuera de la cafetería... sí, así es, terminé yendo, qué predecible.
Vi a Spencer limpiando una mesa, y hasta ese momento me di cuenta de que no podía hacer esto. No sé por qué, pero me dio pena entrar, suspiré y me di vuelta para caminar de regreso, llevaba como cinco pasos cuando escuché una voz.
--¡Leah! -y era la voz de Spencer.
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¡Hola gente!
Aquí un nuevo capítulo, espero que les haya gustado.
Pd: Diego en multimedia. Aunque no sale en este capítulo, (es que originalmente si salía pero editando la historia decidí borrar la escena por innecesaria)
Nos leemos pronto ❤
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