41-"Fin"
--Ya que no quieres ir a bailar, ¿qué te parece si vamos a que conozcas a tus suegros? -sugirió Austin-, aprovechando que están aquí.
No puede ser, no me había dado cuenta hasta ahora de que el señor Lewis es mi suegro.
--¿Es necesario? -pregunté con incomodidad- es decir, de todos modos ya tu padre me conoce.
--Sí... pero no sabe que eres mi novia.
--¿Y estás consiente de que él me detesta?
--Estoy seguro que no te detesta -dijo- vamos, será divertido.
--¿Qué quieres decir con "divertido"? -pregunté preocupada.
Apenas llevamos diez minutos de ser novios, ¡no estoy lista para conocer a mis suegros!
--No te preocupes Leah, todo saldrá bien.
--De acuerdo, iré con una condición -repuse- luego te presentaré a mi padre.
--Trato hecho -accedió y se puso de pie inmediatamente.
¿Qué? ¡¿A él no le da vergüenza?! Rayos, olvidé que no es nervioso como yo.
Austin me tomó de la mano y se dirigió a la mesa en la que se encontraban sus padres.
--No estoy lista para que me conozcan -dije antes de llegar- ni ver sus caras de decepción.
¿Y si le preguntan si no había otra más fea? ¿Y si digo algo súper tonto?
Basta, no importa, no importa lo que piense, yo sé lo que valgo.
--Eso no pasará -Austin rodeó los ojos- ya te dije que todo saldrá bien.
Asentí. Caminamos un poco más hasta que finalmente llegamos a la mesa donde estaban los padres de Austin.
--Papá, mamá, quiero presentarles a Leah -anunció Austin- mi novia.
Sentí mis mejillas sonrojarse y mariposas cuando dijo "mi novia". La madre de Austin me sonrió y el señor Lewis permaneció inexpresivo como siempre.
--H-hola -saludé tímidamente.
--Un placer conocerte, Leah -dijo su madre. Qué señora tan simpática, ya me agrada.
--Igualmente -dije sonriéndole.
--¿Desde cuándo tú y ella son novios? -preguntó Lewis. Tragué saliva nerviosa, el profesor Lewis no me aprueba ni en los exámenes, menos me aprobará como novia de su hijo.
--Desde hace quince minutos -contestó Austin.
Lewis se quedó en silencio por unos segundos que se me hicieron eternos.
--Es bueno saber que tus gustos han mejorado -habló finalmente. Lo miré sorprendida- Leila podrá no ser buena estudiante, pero es evidente que es buena persona.
--Ah... gracias, profesor -dije más tranquilamente, ni si quiera me molesté en corregirlo por llamarme Leila.
--Trátala bien, Austin -le dijo Lewis- sacó mejor calificación que tú en química.
--¡¿Qué?! -dijimos Austin y yo al mismo tiempo.
--La felicito por su nota, señorita -continuó el profesor- fue la más alta del grado.
--¡¿Qué?! -grité sorprendida- ¿bromea, cierto?
--Yo no hago bromas -repuso son seriedad- pero te entiendo, tampoco me lo esperaba.
--¡No puedo creerlo, esto es genial! -exclamé emocionada- ¡aprobé química! ¡Voy a poder graduarme!
Sin poder evitarlo abracé a Austin y no lo solté hasta recordar que sus padres están al frente de nosotros.
--Perdón -les dije avergonzada- me emocioné.
--Felicidades -Austin me sonrió- te lo mereces.
--¡Gracias! En serio gracias, por todo.
Nos despedimos de sus padres y comenzamos a buscar al mío. Estábamos a varios metros de él cuando lo encontré. Hicimos contacto visual y me miró algo serio al verme con Austin.
--Mejor no los presento hoy -dije- aún no estoy segura de que papá me deje tener novio.
Austin rio. --Hablando de eso... solo por curiosidad, ¿la razón por la que no me querías besar antes era porque aún no éramos novios?
Muy bien Austin, al fin sacaste la conclusión correcta. ¡Qué rápido crecen!
--Sí -respondí- y hablando de eso... para cuando llegue el momento, ten presente que no sé cómo besar.
--Bueno yo no he besado a nadie en más de un año, ya ni recuerdo cómo era.
Uff, qué agradables noticias.
-De algo debes acordarte.
Él se encogió de hombros.
--Está lloviendo -susurró- ¿no te parecería romántico un beso bajo la lluvia?
--Sí.... -admití- pero Austin, no vamos a salir a mojarnos en pleno baile de graduación.
--¿Por qué no?
--Porque no estamos locos.
--¿Estás segura?
En eso aparecieron mis amigas Karina y Mariela junto con Charlie.
--Austin, tus amigos te llaman para que vayas para la sesión fotográfica -le dijo Mariela- ve, nosotras cuidaremos a Leah.
--Vuelvo a penas termine -me dijo Austin, asentí y él se retiró.
--¿Me parece a mí o Laustin ya es oficial? -preguntó Mariela emocionada.
--¿Laustin? -pregunté- ¿es lo mejor que se les ocurrió para unir nuestros nombres?
--Sonaba mejor que Leaustin o que Austeah.
--Me gusta Austeah -dije.
--Bueno, no nos importa -repuso mi amiguísima.
--Oh Leah -Karina me miró sonriendo- recuerdo como si hubiera sido ayer cuando te prometí que te ayudaría a encontrar el amor... No fue fácil, tomó tiempo, pero me siento orgullosa de decir que finalmente lo logré.
--¿Lo lograste? -bufé- que yo sepa no hiciste nada que me haya ayudado a estar con Austin.
--Entonces al parecer no sabes mucho -dijo Karina- Diego fue el primer chico que te presenté, ¿recuerdas?
Claro que lo recuerdo, yo pensé que Karina me había presentado a Diego porque le parecía buena persona y compatible conmigo. Pero no había sido así, Karina prácticamente no sabía nada de él y solo me lo presentó porque le parecía guapo.
--No quise decírtelo en ese momento porque eres demasiado terca -continuó- pero te presenté a Diego porque sabía que es de los mejores amigos de Austin, y tener una amistad con él te ayudaría a acercártele.
¿Será que todo estuvo fríamente calculado? Nah, Karina no es tan lista.
--Claro, también me presentaste a Dylan -le recordé- ¿eso cómo se suponía que me ayudaría a acercarme a Austin?
--No ayudaba, solo era un plan B en caso de que todo esto no funcionara.
Y su plan B en serio fue un fracaso, ¡Dylan me creía una loca acosadora!
--Yo también merezco algo de crédito -reclamó Mariela- le pedí a Adrián que te invitara a salir y gracias a eso más tarde tuvieron una falsa relación que puso celoso a Austin.
--Oh bueno -suspiré- entonces podría decir que estoy con Austin gracias a ustedes como en un quince por ciento.
--¿No merecemos al menos el treinta?
--Podría ser -dije pensativa- ¿quién lo diría? No son tan malas amigas como creí.
--¿Nos creías malas amigas? -preguntó Karina tocando su corazón dramáticamente.
--¿Qué? -alargué la letra e- no, para nada.
--¡Leah!
--¡Solo bromeo!
Más o menos.
Miré a Charlie, que seguía a la par de Mariela y no se había metido en la conversación ni una sola vez.
--Estás aterradóramente callado -le dije.
--Lo sé -suspiró- quiero evitar decir cualquier comentario que pueda arruinar nuestra tregua.
--Genial, me agradas más cuando no hablas.
--Y tú me agradas más cuando... nunca en realidad -Mariela le dio un codazo- quiero decir, siempre -agregó adolorido.
--Así está mejor -reí.
Nos quedamos en silencio y me dediqué a mirar a las personas en el baile, casualmente terminé chocando miradas con Dylan que se encontraba como a diez metros. En vez de apartar la mirada le sonreí y lo saludé con la mano, hace unos meses me hubiera avergonzado hacer eso, ¿pero ahora? Me parece bastante gracioso y una buena manera de que recuerde a su acosadora.
Como era de esperarse, Dylan solo me miró asustado y se volteó.
Seguí mirando a las personas en la pista de baile y me encontré con Adrián y Sharon juntos, los saludé con la mano y a diferencia de Dylan ellos sí me devolvieron el saludo, y menos mal, hubiera sido el colmo que me ignoraran, ¡están juntos gracias a mí!
--¿Sabes? -dijo Karina- es tan tierno que hayas convertido a Austin en un chico bueno.
--Yo no lo cambié, él siempre fue un chico bueno -afirmé.
Me había dolido que hace 3 meses dijera que soy una amargada sin si quiera conocerme, también me había molestado que se la pasara ligando con Becca todas las clases. Pero debí prestar más atención a sus acciones positivas y las cosas que había hecho por mí... No éramos amigos y él me abrazó cuando me vio soltar una lágrima por Spencer. No éramos amigos y se ofreció a ayudarme en química cuando más lo necesitaba. No éramos amigos y me confió el secreto de su padre, además me apoyó con la reaparición de mi madre. En fin, no éramos amigos y de alguna forma siempre estuvo ahí para hacerme sentir mejor.
--Bueno, Leah -habló Mariela- al menos tus diecisiete años de soltería te sirvieron para ser paciente y comprender que las personas que valen la pena tardan en llegar.
--Suponiendo que él la valga -Karina toseó falsamente.
Eso espero.
Austin regresó de su sesión de fotos y me dio un beso en la mejilla.
--¿Ya te dije que te ves hermosa?
--No -sonreí.
--De todos modos es obvio.
Si todas las humillaciones y decepciones románticas que tuve me llevaron a este momento... puedo decir que valieron la pena.
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Una semana.
Hoy estamos cumpliendo una semana de ser novios.
No parece real, de verdad que no.
Austin y yo finalmente juntos, es lo que siempre quise y nunca creí posible.
--No sabía que te llamabas Leah de los Ángeles -comentó Austin al leer ver mi carnet estudiantil que se encontraba en mi escritorio- está un poco exótica esa combinación.
Estamos en mi casa esperando a Diego para que nos lleve al cine, hicimos planes de una cita doble con él y Lucía.
--¡Devuélveme eso, salgo horrible en esa foto! -exclamé mientras se lo quitaba- Austin Patricio -murmuré.
--Leah de los Ángeles romperé contigo si vuelves a decir mi segundo nombre.
--Patricio, Patricio, Patricio -dije- Patricio, Austin Patricio estrella.
Soy necia, pero él no romperá conmigo solo por eso.
--¿Y por qué sabes mi segundo nombre? -preguntó entrecerrando los ojos.
--¿Y por qué no te gusta tu segundo nombre? -respondí su pregunta con otra pregunta.
--Lo que no me gusta es la combinación. Solo a mis padres se les ocurre llamarme Austin Patricio.
--A mí me gusta como suena -me encogí de hombros.
Él me sonrió y mi vista se dirigió directamente a sus labios. Todavía no nos hemos besado y no entiendo, ya él había intentado besarme antes cuando aún no éramos novios y desde que lo somos no ha intentado nada. Rápidamente apartó la mirada, pero da igual, no es algo que me preocupe.
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-- ...Nada mejor que ir al cine y no ver la película -comentó Diego.
--¿Estás loco? ¡Si voy al cine es para ver la película! Y más vale que tú y Lucía también la vean y no la pasen en cualquier otra cosa.
Austin y Lucía hacen fila para las palomitas mientras que yo y Diego hacemos fila para conseguir las entradas de la película.
--¿Solo porque tú y Austin no se besan yo y Lucía tampoco podemos?
--¿Cómo sabes que no...? ¿Austin te dijo algo al respecto, verdad? -Pregunté levantando las cejas- dime todo lo que sepas -ordené- ahora.
--No sé mucho -Diego se encogió de hombros- solo que Austin piensa que talvez es mejor que tú se lo des a él cuando pienses que es el momento. Considerando que siempre te apartas y demás.
--¿Qué? ¿Se volvió loco? -negué con la cabeza- ¡yo no voy a besarlo primero, tiene que ser él!
--¿Por qué tiene que ser él? ¿Dónde quedó la equidad de género, Leah?
--Esto no tiene que ver con equidad de género ¡tiene que ver con que nunca he besado a nadie! Casi... ¡y por eso debe ser él! -repuse- pero bueno, olvida todo lo que dije y no le cuentes nada a Austin -pedí.
--Está bien -Diego asintió.
Lo conozco, y la única razón por la que le pedí que no le cuente es justamente porque quiero que lo haga. Si hay algo en lo que Diego es bueno es para revelar los secretos de los demás, y confío en que se asegurará de que Austin se entere.
--Ya nos hubiéramos besado si no fuera por tu interrupción el día del baile -me quejé.
Diego rio. -Eso fue muy divertido.
--En fin, hablemos de lo importante, ¿qué película vamos a ver? -pregunté- no hay ninguna interesante.
--¿Qué no es obvio? -Diego bufó- veremos la de miedo.
--Ni loca veré una película de miedo en el cine -intervine.
--Solo espera, te convenceremos.
.-.-.
No, no me convencieron.
Terminamos viendo una película infantil animada muy sin gracia que nos aburrió demasiado, Diego hasta se durmió.
--Qué gran película, Leah -dijo sarcásticamente mientras salíamos de la sala- te agradezco por hacernos verla.
--Lo siento -le sonreí tiernamente.
De repente Austin rodeó mis hombros con su brazo:--Bueno aquí acaba la cita doble -dijo- fue muy divertida gracias, pero como dijimos antes, ahora tomaremos caminos separados.
Nos despedimos de Diego y Lucía y comenzamos a caminar por el centro comercial en busca de un lugar para comer.
--¿Y si vamos a esta cafetería? -señaló Austin- es buena... además es de mi tía y eso nos asegura un descuento.
--No me negaré a un descuento -dije y entramos al lugar.
El lugar tenía las paredes pintadas de blanco y celeste decorada con cuadros estilo retro. Nos dirigimos a la caja y pedimos nuestra orden.
--Vamos a estar arriba -indicó Austin a la cajera y ella asintió.
--¿Arriba? -pregunté.
--Sí, hay terraza.
--Ah, está bien -dije mientras lo seguía por las escaleras.
La terraza también tenía el mismo estilo del piso de abajo, la única diferencia es que esta era al aire libre y no había nadie.
Luego de estar como un minuto eligiendo la mejor mesa, finalmente nos decidimos por una que se encontraba en el centro.
--Hay algo que quiero preguntarte -Austin habló con un tono algo serio. Pero no me preocupa, por mí que me pregunte lo que sea-. ¿Cuándo te empecé a gustar?
¡Lo que sea menos eso!
--Ya te lo había dicho -respondí rápidamente, desviando la mirada- desde el día de la crepería...
--Leah -me cortó- sé que no es cierto.
Mis mejillas están ardiendo.
-Yo... -no sé qué decir.
--No estoy molesto -aclaró- pero... ¿por qué mentiste?
--Era una mentira temporal, planeaba decirte la verdad algún día -le expliqué- ¡pero no quiero que ese día sea hoy!
--Leah, puedes decirme, no voy a pensar que seas una loca obsesionada ni nada de eso, solo me gustaría saber -Austin me tomó de las manos, y por alguna razón eso me tranquilizó.
Respiré hondo y me armé de valor para decirle la verdad:
--Desde principios del año pasado -admití.
Austin escupió el refresco y se atragantó un poco. --¡¿Qué?! -exclamó mientras seguía tosiendo.
Ay Dios, ¡sí va a pensar que soy una loca obsesionada! ¿Por qué rayos le dije? ¡Esto es humillante! Y patético de mi parte.
--¡N-n-no era que me gustabas exactamente! -exclamé alarmada- bueno sí pero no te conocía mucho, solo que por alguna razón me gustabas o mejor dicho me llamabas la atención... bastante -tengo que callarme casi había olvidado que tengo un don para hacer el ridículo frente a él-. Y... este año estaba lista para olvidarte y puedo decir que te medio había superado por un tiempo pero al final siempre volvías y yo solo quería olvidarte pero...
Fui interrumpida por Austin al unir sus labios con los míos. Me sorprendí tanto que me quedé paralizada mientras mi corazón latía a mil por hora. Finalmente fui capaz de reaccionar, cerré los ojos y le devolví el beso a como pude, al rato coloqué mis manos en su rostro y lo atraje más hacia a mí, es difícil no sonreír.
Hace tiempo que no me había sentido tan feliz en mi vida como en este momento. Y a pesar de que no estamos bajo la lluvia, juro que esto no podría ser más perfecto.
--Nada mal para ser tu casi primer beso -murmuró Austin a penas nos separamos- buena suerte olvidándome ahora.
--Nunca tuve suerte para eso -reí.
Miré alrededor nuevamente para asegurarme de que siguiéramos siendo los únicos aquí arriba. A pesar de que había sido un beso lento e inocente, no sería nada agradable para mí que alguien nos haya visto durante todo ese rato.
--No te alarmes por mi reacción anterior, solo me sorprendió mucho que hayan sido casi dos años -dijo- desearía haberme fijado en ti mucho antes. Talvez si hubiera sabido que te gustaba...
--No hubiera pasado absolutamente nada -terminé por él- ¿sabías que los populares solo se fijan en populares?
--No podría importarme menos el ranking de popularidad.
--Porque ya nos graduamos, duh -dije con obviedad- apuesto a que hace cinco meses te hubiera importado.
--No lo sé, no me interesa -suspiró- cambiando de tema, espero que mi tía no vea las cámaras -procedió a darme un beso de piquito.
Sonreí levemente y asentí:--¿Diego te contó, verdad?
--¿Contar qué...? -trató de hacerse el confundido, lo miré seria- sí, lo hizo.
--Sabía que lo haría -reí.
.-.
.-.
.-.
.-.
*3 MESES DESPUÉS*
Si hace un año alguien me hubiese dicho que en el futuro mi padre se estaría casando, y con la madre de mi mejor amigo Diego, alguien con quién jamás creí que hablaría está a punto de convertirse en mi hermanastro... Y que yo me encontraría en las bancas de la iglesia sentada junto a Austin, mi novio, ¡mi novio! Algo que menos me hubiera imaginado.
En fin, si hace un año alguien me hubiese dicho que aquí es donde estaría ahora... No le hubiera creído, probablemente me hubiese reído en su cara y respondido que todo eso era más que imposible.
Pero las vueltas de la vida...
--¡Llegamos! -anunció Lucía mientras ella y Diego se sentaban en el campo que les guardamos detrás de nosotros- y justo a tiempo, la boda está a punto de empezar.
--Hola Austin y hola hermanita -saludó Diego.
--Hermanastra -le corregí.
--Para mí eres mi hermana.
--¿O sea que para ti Lucía también es tu hermana?
--Eres mi hermanastra -se corrigió inmediatamente.
--Así está mejor -reí- oigan, ¿no les preocupa que nuestros padres ya se estén casando? Es decir, tienen poco tiempo de estar juntos.
--Mejor -dijo mi hermana- así talvez con algo de suerte se divorcien más rápido
--¡Lucía!
--Lo siento pero es un poco raro que mi novio sea mi hermanastro.
--Solo un poco -dijo Diego.
Hicimos silencio esperando que comenzara la boda.
--¿Crees que duren? -me preguntó Austin en voz baja- Lucía y Diego.
--No lo creo -respondí- a ninguno de los dos les gusta estar amarrados.
--Lo sé, me sorprende que ya lleven cuatro meses.
--Y nosotros solo llevamos tres.
--Pero estoy seguro de que cumpliremos muchos más -dijo Austin antes de darme un beso en la mejilla.
--Eso espero.
--¡Oh por Dios! ¡Ya está sonando la musiquita! -exclamó Lucía- ¡ya la boda va a empezar! ¡Ya cállense todos! ¡Shh!
--¡Solo tú estás hablando! -le dije.
--¡Sshh!
Se abrieron las puertas y nos pusimos de pie con la entrada de Francella. Se veía muy bonita, su cabello estaba arreglado en un lindo moño y su vestido también estaba muy lindo. Miré hacia mi padre y tuve que esforzarme por no llorar cuando le vi a él los ojos llorosos.
Tarde, ya estoy llorando. Maldito el momento en el que decidí maquillarme.
Posteriormente pasaron las damas de honor con los anillos. Eran dos dulces niñas de ocho años, se llaman Paula y Paola y son las hermanas gemelas de Austin. Francella las quiere mucho, y las conoce desde hace años gracias a la amistad de su hijo y Austin.
--¿Cuál es Paula y cuál es Paola? -le pregunté a Austin.
--La del vestido rosa es Paula, la del vestido amarillo es Paola.
--Sus nombres se diferencian por una letra -observé- ¿no se confunden cuando las llaman?
--A veces -reflexionó- casi siempre, en realidad.
Pobres niñas.
.-.-.-.-.-.-.
Unas horas después nos encontrábamos en la fiesta de la boda.
--Ya que nunca quieres bailar -dijo Austin- ¿qué te parece si vamos a caminar?
Asentí y salimos del pequeño salón hasta llegar a las zonas verdes, mientras caminábamos me puse a pensar en todo el tiempo que estuve cuestionándome la razón por la que me gustaba y llamaba tanto la atención alguien como Austin a quién ni si quiera conocía bien. ¿Por qué hacía que mi corazón se acelerara? ¿Por qué lo había elegido a él? Para ser honesta al principio me atrajo por su físico. Pero luego Austin me comenzó a gustar, y ya lo que significa gustar va más allá de lo físico.
Actualmente sigo sin saber la razón exacta, pero por lo menos puedo afirmar que mi corazón tomó la decisión correcta.
Nunca imaginé que nuestras personalidades pudieran congeniar tan bien.
Nuestra relación no es perfecta, ninguna lo es, pero yo no podría estar más enamorada.
De repente Austin vio que había una terraza y me pidió que fuéramos. Así que volvimos a entrar al salón para poder subir.
--¿Te gustan mucho las terrazas, verdad? -pregunté.
--Solo un poquito.
Reí y subimos a la terraza, la vista eran las zonas verdes en las que ya habíamos estado, que no eran la gran cosa pero la vista estaba muy linda.
--Austin -dije- creo que este es un buen momento para contarte que ya decidí que voy a estudiar.
--Yo también -dijo.
--¿Qué vas a estudiar? -preguntamos los dos al mismo tiempo.
--Criminología -respondimos al mismo tiempo.
--¿Qué? -dije riendo- no inventes.
--No invento, ¿tú estás inventando?
--No creas que vi más de trescientos capítulos de CSI por nada -repuse.
--Y tú no creas que yo vi más de doscientos capítulos de Criminal Minds por nada -repuso él.
--No sabía que te gustaba esa carrera -dije sorprendida- pensé que ibas a decirme que estoy loca.
--Yo tampoco sabía que a ti te gustaba.
--¿Y lograste entrar? -pregunté- olvídalo, es obvio que lo lograste, milagrosamente yo también.
--No me sorprende, sé que eres muy capaz -dijo y yo le sonreí agradecida.
Pero igual tendrá que ayudarme en química.
--Entonces... ¿en serio vas a estudiar criminología? -pregunté emocionada- ¿en cuál universidad?
--Bueno eso depende, ¿a cuál entraste?
--A la del este.
--Entonces ya me decidí -sonrió- ¿quién lo diría? No somos tan diferentes después de todo.
Sonreí también, me preocupaba un poco que llegáramos a separarnos al entrar a la universidad, pero al parecer ya eso no será un problema.
--¿Te digo algo? -hablé- estaba convencida de que entre más conoces a alguien menos te gusta esa persona... Y en realidad es cierto -dije con firmeza- pero contigo me pasó lo contrario.
Austin sonrió y me dio un suave beso en los labios.
--Te amo, Leah.
--Yo también te amo, Austin -dije antes de besarlo nuevamente.
FIN
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