3-"Bigote de espuma"
--¿Tú?
--No, Barney el dinosaurio -repuso con sarcasmo- sí Leah, yo.
--Pero...
--Solo sube al auto, no te voy a secuestrar, lo prometo.
No había pensado en esa posibilidad hasta que la dijo.
--En serio, Leah -insistió- sólo porque te hago la vida imposible no significa que quiera que te quedes ahí esperando a que te caiga un rayo.
Asentí. Tenía mi celular en la mano así que aproveché para mandarle un mensaje a Karina rápidamente:
Si no se sabe nada de mí, Charlie fue el que me secuestró.
Tal vez fue algo exagerado, pero mejor prevenir que lamentar ¿no?
Suspiré y subí al auto. Me sorprende estar en el mismo auto que Charlie, yo sé que no le agrado, y él sabe que no me agrada.
¿La razón?
Pues... él me considera rara y a mí simplemente no me gusta su forma de ser, es muy necio. Pero estoy obligada a tolerarlo porque es novio de mi amiga Mariela.
.-.-.
Nuestra conversación hasta ahora se había basado sólo en decirle por donde tenía que ir.
--¿Leah?
--¿Si?
--¿Qué hacías afuera de esa cafetería? -Preguntó mirándome. Yo seguí mirando al frente para evitar el contacto visual.
--Pues no estaba lloviendo tanto al inicio y decidí ir caminando de todos modos ya que no tenía dinero para un taxi, pero luego empezó a llover como nunca y entonces me quedé ahí esperando que la lluvia pasara.
En eso llegamos a mi casa.
¿Qué hago? ¿Debo despedirme con un abrazo o mejor solo le digo adiós? ¿Sería de mala educación sólo decir gracias e irme? No lo creo, estaría muy raro despedirse así de mi enemigo.
--Eh... gracias por traerme, Charlie -dije- adiós.
Mientras me quitaba el cinturón de seguridad Charlie se acercó y me besó en la mejilla.
--Adiós, Leah.
¿Qué demonios? Eso si no lo esperaba.
¡El muy idiota lo hace al propio para incomodarme!
--Adiós -dije por segunda vez, no iba a darle el gusto de reclamarle por lo que acaba de hacer, lo hizo para molestarme y al ignorarlo le quito a satisfacción.
Nuevamente evité el contacto visual, Charlie tiene unos hermosos ojos azules que me intimidan demasiado.
Entré a mi casa y me encontré con mi hermana menor Lucía en la cocina preparando un paquete de palomitas. Lucía y yo no convivimos mucho, lo cual es raro ya que somos casi de la misma edad, solo un año de diferencia.
Somos completamente opuestas, pero hay algo que nos mantiene unidas, nuestra serie favorita: The Walking Dead. Vemos un capítulo todos los días cuando llegamos del colegio. Ella siempre llega antes que yo, ya que prefiere tomar el bus a venirse caminando, pero igual me espera.
--¿Cómo llegaste tan rápido? ¿Y por qué estas colorada? -Me preguntó mientras sacaba las palomitas del microondas.
--Charlie me trajo -dije- ¿por qué hiciste palomitas?
--Porque Leah, este no es un capítulo cualquiera ¡es el final de la cuarta temporada!
--Lo sé, pero no puedo comer mientras veo zombis.
--¿Quién dice que son para ti?
Reí y le quité la bolsa.
.-.-.
Cuando terminamos de ver el capítulo subí a mi habitación a hacer tareas, siempre trato de hacer las tareas los viernes, así puedo tener el resto del fin de semana libre.
Como una hora después Lucía tocó mi puerta.
--Leah voy a salir, dile a papá que llegaré tarde hoy.
--Ok, pero recuerda lo que te dijo, no llegues después de las 1:00 a.m.
--Ni siquiera se dará cuanta cuando llegue -bufó- ¿qué estás haciendo? -Preguntó mientras abría la puerta de mi cuarto.
--Tareas.
--Leah... Es viernes por la noche ¿por qué no sales y te divierte un rato? Ven conmigo, apuesto a que tus amigas también estarán ahí.
--Probablemente, pero no soy fiestera como ellas, y además puedo divertirme aquí, tengo mi celular y la televisión.
Mi hermana rodeó los ojos.
--Como sea, nos vemos -se despidió con la mano y se fue.
Ahora estoy sola en casa. Lucía salió, papá aún no ha llegado del trabajo y mi mamá... bueno no tengo idea de dónde está, o de quién es.
Nos abandonó cuando yo tenía dos años. No tengo casi ningún recuerdo de ella, además de discusiones con papá y de que me odiaba. No recuerdo su rostro ni su nombre, pero tampoco es que quiera recordarlos. Lucía si le interesa más el tema pero a mi padre obviamente no le gusta hablar de ella y nosotras respetamos eso.
.-.-.-.-.-.-.
Al día siguiente los gritos entre mi padre y mi hermana me hicieron despertar.
-¡...Acabas de llegar! ¡¿Dónde rayos estuviste ayer?! ¡Leah jamás ha hecho algo así!
--¡DEJA DE COMPARARME CON LEAH! -si hay alguien que pueda gritar más fuerte que mi padre, es mi hermana.
--¡Estás castigada, no vas a salir en dos meses!
--¿DOS MESES? ¿TE VOLVISTE LOCO?
Pobre vecinos, ¡y pobre yo! Que tengo que escucharlos desde más cerca.
Me puse unos jeans junto con un suéter con estampado de Pikachu (multimedia) y salí a caminar para evitar seguir escuchándolos discutir. Son apenas las 6:30 a.m ¡debería estar durmiendo, es sábado! Y está haciendo un frío endemoniado, me estoy congelando y no sé exactamente a dónde rayos voy.
Cuando llevaba al menos quince minutos caminando decidí que ya era hora de devolverme, pero me detuve al notar que estaba frente a la misma cafetería en la que me protegí de la lluvia ayer, pero a diferencia de ayer, hoy sí estaba abierta.
Con tanto frío y sin haber desayunado me antojé de un café, así que entré.
El lugar era sencillo, no muy grande pero sí muy lindo. Me senté en una mesa junto a la ventana y a los pocos segundos apareció un chico rubio bastante guapo al frente mío.
--Hola -dijo- ¿quieres pedir algo?
--U-un café con leche -tartamudeé- y cuatro de azúcar, por favor -pedí.
Amo el azúcar en la mañana.
--En seguida -dijo.
Sonrió al ver mi suéter y se fue.
Unos pocos minutos después volvió con mi café y lo puso en mi mesa.
--Wow.
¡Tenía un dibujo de Pikachu con la espuma!
---¿Te gusta? -Preguntó sonriendo.
--Sí, ¡está hermoso!
--Lo hice yo, pensé que te gustaría tener a Pikachu en tu café.
--Claro que sí, está hermoso -repetí, sin poder dejar de sonreír como tonta- eres bueno dibujando en café -agregué mirándolo a los ojos.
Oh no. ¿Porque tenía que tener ojos azules?
--Pues... he vivido rodeado de café toda mi vida -dijo- y además me gusta dibujar, así que un día probé dibujar en café -se pasó una mano por el cabello- bueno no quiero molestar más, supongo que quieres estar un rato sola...
--¡No! -Lo interrumpí- me agrada tener compañía... aunque entiendo si estás ocupado o si no quieres sentarte conmigo.
¿Acabo de pedirle que se siente conmigo? Estúpida estúpida, ¿qué me pasa? Voy a terminar espantándolo como pasó con Diego.
--No estoy ocupado, el lugar está vacío no viene mucha gente a las 7:00 a.m. -dijo mientras se sentaba en la silla frente a mí- ¿cómo te llamas?
--Leah ¿Y tú?
--Spencer -dijo- ¿y qué te trae por aquí tan temprano, Leah?
--Digamos que buscaba un ambiente más tranquilo -dije acomodándome mis gafas.
Miré mi taza de café, me daba lástima tomarlo y arruinar al Pikachu de espuma. Pero finalmente me armé de crueldad y tomé un sorbo.
Spencer me miró y comenzó a reír con ternura.
--¿De qué te ríes? -Pregunté.
--Tienes un adorable bigote de espuma.
Sonreí avergonzada y me lo limpié automáticamente.
Había algo seguro: iba a regresar a este lugar el próximo sábado.
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Demasiado de pikachu para un capítulo , lo sé, pero es que es tan bello..
Gracias a todos los que han votado y comentado, significa mucho para mí <3
Nos leemos el próximo viernes ;)
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