24-"Tenemos un problema"

No quedaban mesas vacías en el comedor del colegio, por lo tanto, Alexis y yo tuvimos que caminar un gran rato en busca de un lugar para almorzar. Finalmente encontramos una banca cerca de la plaza, mientras que no me peguen un bolazo en la cara todo estará bien.

--Oye, te tengo una pregunta -dijo a los minutos.

--Dime.

--¿Conoces a Spencer? ¿El que trabaja en la cafetería?

Tragué en seco y sentí como mi pulso se aceleraba, ¿cómo lo sabe? ¿Qué está pasando?

--Uhm... sí -respondí nerviosa- ¿por qué preguntas?

Alexis se encogió de hombros.

--Bueno, es que el día que fuimos a la cafetería te noté constantemente preocupada mirando a la puerta, además, tenías cara de pánico cuando íbamos saliendo y él apareció. Ah, y en ese momento corriste a esconderte detrás de mí.

Vaya, creo que no soy tan discreta como pensé. 

¿Qué se supone que le responda? No quiero contarle mi historia con Spencer, pero comienzo a temer que sean amigos y que ya la sepa.

--¿Lo conoces? -inquirí- ¿a Spencer?

--Sí -respondió- no diría que somos amigos, pero soy un cliente regular de esa cafetería y ya nos conocemos.

Suspiré medianamente aliviada.

--Ya veo, bueno, él y yo tampoco somos amigos -dije- solo lo conozco porque también voy a la cafetería.

--Y lo odias -afirmó, con cara pensativa- ¿te hizo algo, no es así? ¿Algo muy malo?

Salió chismoso el señor Alexis, pero por alguna razón siento que podría contarle lo que sea. Es decir, no le daré los detalles, pero sí una idea general.

--Nada tan malo, solo jugar con mis sentimientos -admití- pero eso fue hace tiempo.

Hace tiempo bastante reciente.

--Ohh lo siento -dijo, con un ligero tono de lástima- hay que ser muy imbécil para jugar con tus sentimientos -agregó.

Lo miré sorprendida, ¿eso significa que él no jugaría con mis sentientos? Alexis me miró de vuelta y nos quedamos en silencio, estaba esperando a que él apartara la mirada, pero no lo hizo, ninguno de los dos.

Llevamos así ya varios segundos y me siento incómoda porque no sé qué está pasando, ni qué debo hacer, el silencio... Yo... necesito una interrupción, que suene mi celular, que aparezca Karina o algo.

¿Y si le pregunto la hora?

–¿Qué hora es? –pregunté apartando la mirada sin poder evitarlo.

--Leah -Alexis sonrió- tú tienes reloj, y yo no.

Me siento tan tonta.

--Es que no sé leer las agujas -inventé, aunque era medio cierto.

En eso sonó el timbre indicando que ya debíamos volver a clases.

¡¿No pudo sonar hace treinta segundos?!

.-.

Llegué a mi clase y aprovechando que la profesora aún no estaba busqué a mi amiga Mariela inmediatamente.

--Tenemos un problema –le dije.

--¿Qué pasa?

Miré a los lados para asegurarme de que nadie pudiera escucharme y me armé de valor para decirlo.

--Creo que me gusta Alexis –susurré en voz baja. Soy pésima en eso de no ilusionarme.

--¿Crees? –Mariela bufó- yo estoy segura.

--¡¿Qué?! Ni si quiera yo estoy segura.

--Leah, su amistad ha ido creciendo, y veo la forma en la que sonríes cuando estás con él... Te gusta y eso no es ninguna novedad.

--Pero talvez no sea gustar gustar.

Mariela rodeó los ojos. --¿Por qué te cuesta tanto aceptarlo?

--Porque Alexis es mi amigo y no quiero que nuestra amistad se arruine por no ser correspondida, todo se complicaría y además lo último que quiero ahora es sentirme rechazada y terminar herida de nuevo.

--¿Pero cómo estás tan segura de que no serás correspondida?

--No estoy segura, ¡pero vamos! Hay que ser realistas.

--Creo que también le gustas.

--No lo sé –suspiré- ni lo sabré a menos que él lo confiese, cosa que veo difícil.

Imposible.

--Tus sentimientos no son lo único que has estado evadiendo -repuso Mariela, y procedió a señalar con la mirada a cierto compañero de clase- ¿ya hablaste con Austin sobre las tutorías?

--¿Y tú qué crees? –bufé.

--Leah, ya han pasado como cinco días, apúrate antes de que expire la oferta.

¿La oferta expira? 

Respiré hondo, me levanté y me dirigí decidida hacia donde estaba Austin.

--Quiero tu ayuda –dije con firmeza. Wow, ahora que mi mente está con Alexis me siento mucho menos tímida al hablar con Austin.

--De acuerdo... –contestó confundido- ¿mi ayuda en qué?

Puse los ojos en blanco. --Te ofreciste a ser mi tutor en química, ¿recuerdas?

Ay. ¿y si me retira la oferta por odiosa?

--Lo recuerdo –dijo- está bien, más tarde nos ponemos de acuerdo cuando empezar.

--¿Y cuándo es "más tarde"?

--Pues más tarde –dijo con tono obvio.

--Austin... ¿De veras crees que puedes ayudarme a aprobar química este trimestre? -pregunté preocupada.

--Sí –dijo.

Cortante.

Le daré una oportunidad a sus tutorías, pero si veo que no funcionan buscaré otras por aparte. No sé por qué le di tantas vueltas al asunto, no era tan complicado.
.-.-.-.-.-.-.

Caminaba por el pasillo a la hora de la salida cuando vi a alguien a quien había estado buscando.

--¡Daniel! –lo llamé apenas lo vi, él se detuvo y me sonrió. Daniel es uno de los amigos de Alexis, es con él con quien Alexis discutió, y vengo averigüar la razón. 

Ya sé que no es de mi incumbencia, pero Alexis también se enteró hoy de cosas que no eran de su incumbencia. Así que no pienso quedarme con la duda de por qué discutió con su amigo.

--¡Leah! –respondió.

--¿Por qué tú y Alexis están enfadados el uno con el otro? -pregunté sin rodeos.

--¿De qué hablas? –me miró confundido.

--Sabes a lo que me refiero, quiero saber por qué discutieron, y Alexis no me quiso decir.

--¿Alexis está enfadado conmigo? –Preguntó sorprendido, luego rodeó los ojos- ¿y ahora qué hice? 

--No lo sé, por eso te preguntaba –repuse- él dijo que no quería que almorzáramos con ustedes porque estaban peleados tú y él.

Daniel rio fuertemente.

--¿De qué te ríes? –pregunté, el continuó riendo- ¡ya para de reírte!

--Leah, lo que te dijo Alexis fue una excusa para estar solo contigo.

Parpadeé varias veces rápido.

--¿En serio crees eso?

--Sí que lo creo.

--Pero... ¿Yo le gusto o algo?

--¿Y él te gusta?

-- No te lo voy a decir, si te digo que me gusta tú se lo contarás.

--Acabas de admitirlo, Leah fría.

¿Y este de dónde sacó el apodo Leah fría?

--Yo no admití nada –afirmé- solo dije que si me gustara no te lo diría.

Daniel puso los ojos en blanco. --De acuerdo, entonces dime.

--¡No puedo decirte! Sea lo que sea que te responda se lo contarás, es tu amigo -dije-. Amigo al cuál vas a traicionar, porque en este momento vas decirme si yo le gusto o no.

--¡Y yo que sé! -exclamó.

--¡Eres su mejor amigo! ¿No se cuentan las cosas?

--No, ni que fuéramos chicas –inquirió Daniel- pero tranquila, probablemente si le gustes.

--¿De verdad piensas eso? –pregunté, el asintió y luego bajé mi tono de voz- no le digas que me gusta.

Ya él lo sabía,solo me humillo a mí misma negándolo.

--Jamás haría eso –contestó guiñando un ojo.

--Daniel -dije asustada- prométeme que no le vas a decir.

--No soy bueno haciendo promesas –contestó haciendo una mueca, lo miré preocupada y creo que le dio lástima- está bien, está bien, te prometo no decirle a Alexis que él te... -rápidamente le tapé la boca con la mano para que se callara al ver que Alexis estaba caminando hacia nosotros.

--¿Por qué agredes a Daniel? –preguntó Alexis.

--No lo estaba agrediendo, solo... -antes de continuar miré a Alexis arqueando una ceja, bueno, no puedo arquear una sola ceja, pero hice un intento-. ¿Ustedes dos no estaban peleados?

--¿Cierto, no? –Daniel le dio unas palmadas en el hombro a Alexis mientras reía y luego se fue caminando.

--Entonces... tú y Daniel no están peleados -comenté.

--¿Por qué pensaste eso?

¿Cómo que "por qué pensé eso"?

--¡Tú me lo dijiste! -exclamé.

--Talvez te lo soñaste. ¡Nos vemos mañana, Leah! –se despidió.

Esbocé una sonrisa y negué con la cabeza. Decir que me lo soñé está peor que preguntar la hora cuando tienes reloj.

Aunque logró confundirme... ¿Y si realmente me lo soñé y lo estoy confundiendo con la realidad? 

No. No me lo soñé. Él me dijo eso hoy, estoy segura.

De repente se me ocurrió que estaba olvidando algo.

¡Diego! 

Todo el tiempo que me quedé buscando, esperando y hablando con Daniel, Diego ha estado esperándome en la biblioteca. Miré mi reloj, solo lleva unos ocho minutos esperándome, no es tanto...

.-.

--Ya llegué.

Diego me hizo mala cara.

--¿Por qué tardaste tanto?

--Ocho minutos no es nada, vamonós –pronuncié mientras comenzaba a caminar, pero Diego no me siguió.

--Tengo que esperar a Austin -dijo.

--¿Otra vez? –Me quejé- ¡ya es como la tercera en el mes! ¿Acaso a Austin no lo quieren en su casa o qué?

--Me quieren en mi casa -respondió detrás mío- pero no tanto como en la de Diego.

--¿No te cansas de aparecer cuando estamos hablando de ti? –pregunté a Austin.

--No pasaría si no hablaras de mí todo el tiempo -respondió, lo miré sorprendida, esperando que solo esté bromeando.

--No hablo de ti todo el...

--¿Alexis es el chico con el que estabas almorzando hoy? -Me interrumpió Diego.

--Sí.

--¿Está en cuarto año, verdad? –Preguntó y yo asentí- Leah la asalta cunas.

--Él aplazó un año, solo soy un mes mayor que él -aclaré- y Diego te he visto andando hasta con las de primer año, así que te callas.

--No ando con las de primero, pero tengo muchas primas en ese nivel, talvez es con alguna de ellas con quien me has visto.

--Entonces eres muy cariñoso con tus primas -comentó Austin.

--¿Alguno habla italiano? –Preguntó Diego de repente cambiando de tema.

--Oui -contestó Austin.

--Eso es francés –le aclaré al muy tonto.

--¡Ya sé que es francés! Estaba bromeando -puso los ojos en blanco- ¿por qué preguntas si hablamos italiano?

--Es que creo que por accidente le cambié el idioma a mi celular y ahora está en italiano y no sé cómo ponerlo en español otra vez.

--Es fácil –dije- solo tienes que encontrar la opción del idioma nuevamente.

--Ese es el problema -murmuró Diego. Yo le arrebaté su teléfono y lo reparé en cinco segundos.

--Oh, gracias.

Estos han sido los 30 segundos más extraños de mi vida, ¿por qué las conversaciones con ellos dos son tan raras?

--Leah -me llamó Austin- ¿cuándo vamos a comenzar con las clases? Por cierto, no puedo ningún día que termine con "o".

Repasé mentalmente los días y descubrí que hablaba de los fines de semana.

--Dime qué día te sirve, pero que sea pronto, la prueba es como en dos semanas y tampoco puedo descuidar las otras materias.

Se quedó pensando un rato. --Mañana después de clases, ¿te parece? 

--Ah... -eso es mucho más pronto de lo que esperaba-  está bien -dije nerviosa.

Tengo que relajarme, ¿qué podría salir mal?


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¡Nuevo capítulo! 😊

 Les había dicho que actualizaría pronto y tardé más de una semana, sorry. Pero hoy me desvelé para poder terminar :)

Y ahora sí les prometo que haré mi mayor esfuerzo para actualizar este fin de semana o antes. 💪💪

Voten y comente, necesito inspiración 😘

 
❤ ❤ Nos leemos pronto  ❤ ❤

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