un agridulce fin de año.


-¡Milo, hijo no muerdas la oreja de Aquiles!

-¡Ahhh, gagagaaaa! (¡Pero a él le gusta!)

A Krest no le quedó de otra más que salvar al pobre cachorro de su salvaje hijo.

Después de un largo y enorme puchero (secundado por tíos, abuela y padre, Zaphiri siempre quiso un perro) al galo no le quedó de otra más que permitirle a los nenes quedarse con el perro, aún no entendía como es que los pequeños lograron verlo desde el segundo piso en el pequeño callejón de enfrente, bueno, al menos sabía que su vista era perfecta.

Resultó ser un bullmastiff, muy bonito y regordete, no sabían a quien pertenece ya que ningún vecino lo reconoció, por lo que por la ley de yo me lo encontré en la calle, ahora es mío, el cachorro se quedó, como un regalo de navidad.

-¡Quidez, nanahoria!

-no Ecarlate, comete la zanahoria, Aquiles tiene que tomar su leche.

-¡Gagugaaa! Gaguuu (¡Leche! Dame)

La familia se encontraba desayunando tranquilamente, diría como no de costumbre,pero no era así. Después de la espontánea declaración, ese par se encontraba... nerviosos, tímidos, miedosos, bueno ¡Que no podían ya verse a los ojos sin que el sonrojo se apoderara de ellos!

-papi vamos a jugar.

Desde antes de la Navidad Zaphiri y Hakurei gozaban de unas agradables vacaciones de fin de año, por lo cual ahora Zaphiri estaba más tiempo en casa, si bien esto antes era agradable después de la cena se volvió incómodo, pero no un incómodo desagradable, era más bien...¡Ahh! Porque era tan difícil.

El moreno fue al baño y se mojo la cara ¡Maldita sea! Si solo no se hubiese dejado llevar por los celos esto...

En parte tenía que admitir que era agradable el haberse quitado el peso de guardar lo que sentía, aunque no fue la mejor manera, ahora no sabía cómo acercarse a Krest, el castaño no había dicho nada de lo ocurrido ¿Y si no le gustaba? Tal vez solo le veía como un buen amigo y nada mas, posiblemente solo era él quien se enamoró y...

Pero Zaphiri no era el único que lo estaba pasando mal.

Krest de nuevo había perdido el sueño, solo que en esta ocasión por los nervios y felicidad que lo embargaban, Zaphiri había dicho que lo quería...o algo así.

¡Ah! Ahora el castaño solo esperaba para que lo confirmara, que Zaphiri diese una muestra de que no fue su imaginación...pero...nada pasaba, tal vez se había arrepentido.

-...em....qu-que ¿Que se te antoja cenar en fin de año?

El menor era un manojo de nervios, ahora se ponía a temblar cuando lo tenía cerca.

Ese fin de año lo pasarían solos, en familia, Calvera había salido con unas amigas a un pequeño crucero, Hakurei y Avenir...bueno, ellos estarían muy ocupados "jugando a Santa", que ese disfraz que se compró el borrego no dejaba nada a la imaginación.

-lo que quieras...estará bien.

-oh...de... acuerdo.

¡Idiota! Vamos, solo ve y dile lo que sientes, que lo que dijiste era verdad, que te gusta y quieres intentar algo con el...¡No seas cobarde!

....(silencio incómodo)...

Por desgracia Zaphiri había resultado muy cobarde en ese aspecto, al menos con Krest, ya que con sus antiguas conquistas era un don Juan, pero con el castaño simplemente era distinto... todo.

-ya...ya no hay pañales...ni shampoo...

-...si...vamos por ellos...de paso vez algo para la cena.

-... sí.

****)///

Que gracioso es el amor.

Podemos experimentarlo una, dos, tres o más veces, creer que la persona que está a nuestro lado es la indicada, aún que después nuestros sentimientos cambien.

Pero cuando te llega el amor verdadero, aquel que te hace suspirar, que te ilusiona, que te apoya incondicionalmente, te cuida y conforta, incluso el más experimentado en las relaciones puede volverse un tierno e inocente niño que no sabe cómo reaccionar.

....y Zaphiri estaba en esa situación

Y si se equivoca de nuevo, si por su culpa sus pequeños vuelven a sufrir, que le destrocen el corazón a él no le importa, pero a sus hijos no.

*%%\

Caminaban tranquilamente por la calle, mirando en las tiendas. Zaphiri llevaba de la mano a Ecarlate y Kardia, quién a su vez llevaba a Aquiles con una correa, Krest traía a Milo envuelto en ese rebozo negro de rayas rojas y azules, la prenda era muy calientita y eso les gustaba a ambos, aunque el nene ya pesaba mucho.

Cómo era costumbre los niños hablaban como tarabilla, queriendo todo lo de las tiendas, corriendo entre ambos adultos pero sin alejarse. Los mayores solo les respondían de forma monótona, mirándose disimuladamente, con unas ganas enormes de poder hablar y aclarar todo de una vez.

-creo que pollo estaría bien, puedo rellenarlo de queso y verduras, si lo cuezo al regresar estaría listo a las...

-no, compremos algo ya preparado

-oh...está bien.

Esto desanimo al menor ¿Acaso ya no le gusta su comida?

Pero la idea de Zaphiri era otra, no quería que Krest se desgastará preparando la cena, por lo que compraría algo rápido, cenaría, mandaría a los niños a dormir y...¡y se declararía! No podía quedarse con el, si hubiera, tenía que intentarlo y...no, Krest amaba a sus hijos, por lo cual un rechazo por ellos era impensable, todo saldría bien, tenía que pensar positivo.

Compraron un poco de jamón, listo para recalentar, un vino, uvas y lo indispensable de la despensa, después se sentaron a comer una hamburguesa en una de las bancas.

El aire de invierno mesia sus cabellos, los niños corrían felices entre las mesas, no había mucha gente, una pareja de casados con su bebé, algunas chicas y otro joven solitario que leía un libró, por lo que los nenes tenían todo el lugar para ellos y su perro, mientras Milo devoraba su mamila con lechita que le llevo su mamita.

Y mientras ellos disfrutaban, sus "padres" se encontraban en silencio, jugando con la comida, ninguno de los dos tenía hambre realmente. Sentados uno frente al otro, mirando la hamburguesa que reposaba en esa mesa de metal, si le habían dado dos mordidas era mucho.

¡Ah!

Krest suspiro, desanimado, acomodo mejor a Milo, el cual se había asomado a ver qué había en su entorno, captando su atención su compañero de enfrente, otro bebé que se alimentaba. El castaño lo volvió a acomodar y le dió su leche, con los ojos cristalinos, parece que al final Zaphiri se había arrepentido, era de esperar, como se iba a fijar en alguien como él.

Una traviesa lágrima rodó por su mejilla, mordía su labio intentando aguantar el llanto, no quería arruinar el fin de año de sus niños...pero dolía, mucho.

Más esto no paso desapercibido para el moreno, que inmediatamente se levantó y retiro la traviesa lágrima que rodaba por esa blanca mejilla.

-¿Krest?

-...lo...lo siento...yo.

Si había algo que le oprimía el corazón al bicho era ver a sus personas queridas sufrir, la cara de tristeza del menor le estrujaba el alma...era su culpa.

-no llores.

-...pe... perdón...

-no llores, cariño no llores, no me gusta verte llorar.

En un rápido movimiento el escorpión se inclino y le regaló un beso, un contacto suave, cargado de sentimientos. Krest solo cerro los ojos y disfruto la caricia, que incluso le provocó escalofríos en el pecho.

-perdona, perdón por haber sido tan cobarde y no sostener lo que dije ese día yo...estaba muy asustado. Krest, tu eres muy especial para mí, me gustas mucho, te quiero.

-Zaphiri...yo también te quiero, Zaphiri yo...

El rubor se encargó de cubrir el rostro del galo, que bajo la mirada apenado.

-cariño ¿Porque no lo intentamos? Quiero una relación contigo Krest, te amo, eres una parte muy importante de mi vida y la de mis hijos ¡¿Krest, quieres ser mi novio?!

Más la respuesta del galo lo sorprendió, el chico dió un brinco y ajo la cabeza.

...¡No!...

La respuesta le dolió, en especial porque no la esperaba, Krest le había dicho que lo quería, entonces porque..

-Za... Zaphiri...dile que no lo haga. (Susurro)

Levantó la ceja confundido ¿Que no hiciera que?

Krest estaba todo rojo, temblando y con un par de lágrimas, el castaño contuvo un grito y dió un respingo ¡Milo no! Es lo único que alcanzó a susurrar.

El moreno le miró confundido, por lo cual bajo su vista llevándose una gran sorpresa ¡Dios santo, que su bebé le llevaba una gran ventaja!

El pequeño Milo se encontraba pegado en el pecho de Krest, jalando con su boquita el pezón de este mientras le daba un par de golpecitos.

-ma, gagagaaaa (¡Mamá, tu leche se atoro!)

Resulta que al bicho le pareció extraño ver cómo el bebé de enfrente se alimentaba bebiendo del pecho de su madre, mientras El tenía que hacerlo en una botella ¡¿Porque nadie le había dicho que así no era?!

¡Ah!

Un espasmo y Krest no podía estar más avergonzado, y ligeramente enojado ¡¿Porque siempre alguien interrumpe sus bellos momentos?!

-¡Milo, No!

A Zaphiri le costó un poco de trabajó retirar a la sanguijuela rubia, la cual no tardó en llorar y hacer berrinche, exigiendo el pecho de mamá, aventando a su padre la botella. Mientras el pobre de Krest se envolvía en el rebozo muerto de pena ¿De dónde saco su hijo semejante idea?

Después de eso el ambiente se relajo, Zaphiri no pudo evitar reír, mientras Krest le reprende, más rojo que un tomate, los niños ni cuenta se dieron ya que jugaban en las sillas.

Lo que si les llamo la atención fue verlos tomados de la mano.

Un me encantaría, fue la respuesta del castaño.

****

La noche llegó, la cena no fue la mejor pero era aceptable, aunque los bichos se vieron consentidos con una ensalada de manzana. En ese momento los niños se ponían su pijama seguidos de una chamarra, papá les dijo que podrían ver los fuegos artificiales que cada año iluminaban la ciudad.

-Ecarlate, no corras en la escalera.

-¡Ahhhh!

Pese a ser tan travieso Kardia era un buen hermano mayor, muy cariñoso y sobreprotector con Ecarlate y Milo, también planeaba serlo con Alquiles, ya que estaba chiquito.

Bajaron las escaleras muy emocionados, tanto que ni siquiera tenían sueño pese a que su hora de dormir ya había pasado. Más al bajar a la sala se llevaron una gran sorpresa.

Milo se encontraba en la alfombra, jugando con el cachorro, mientras Zaphiri y Krest estaban en el sofá...besandose.

Esto confundio a los niños, jamás habían visto a sus padres hacer éso, al menos Ecarlate no lo recordaba...pero Kardia sí, ya había visto a papá besar a otras personas en la boca...y le asustaba.

-¡Noooo!

Enojado fue a separarlos, empujando a su papá.

-¡No beses a mi apestosito!

-¡Ahu! ¡Kardia que te pasa!

El niño se paró en el mueble, abrazando a Krest para mantenerlo alejado de papá.

-¡No!

Por su parte los otros dos se miraron confundidos, no pensaron que el nene se molestará por eso.

-¡No betes papá!

Cómo era costumbre Ecarlate solo se limito a repetir lo que veía, colgándose del otro lado.

Zaphiri solo suspiro, era mejor explicar lo que ocurría ahora, estaba seguro de que los nenes se pondrían felices.

-escuchen niños...en...bueno, hay algo que quiero decirles, es importante.
Verán, Krest y yo estamos empezando una relación, entienden, el es...bueno, es mi novio, por lo que...bueno, podríamos decir que ahora el es su otro papá, o mamá.

-¡Zaphiri!

-jajaja perdón, pero suena mejor, eres una linda mami, en especial cuando te pones ese rebozo.😹

-...¡Idiota!😣

Los adultos comenzaron a reír mientras los pequeños quedaban en silencio, es especial Kardia, la palabra mamá resonaba en su mente.

-totito ¿Totito es mamá?

-solo si tú quieres, cariño

-¡Si! ¡Totito mamá!

El chiquito grito emocionado y se colgó del cuello de Krest llenando su cara de besos.

-y tu que dices Milo, te gusta la idea de que Krest sea tu mamá.

-gagugaguuu gaaaaaaah ( ¡Que! ¿Cómo que sea? ¿Que no lo era?...¡E vivido engañado!😱)

El chiquitín empezó a balbucear solo, hablando tan rápido mientras movía sus manitas, sorprendido de enterarse de la verdad.

¡No, apestosito no es mamá!

Más el grito de Kardia los interrumpió, el niño les veía molesto, con los ojos acuosos.

-¡Totito mamá!

-no es mamá ¡No le digas así! ¡No quiero que apestosito sea mi mamá!

Esto sorprendió a los mayores, jamás imaginaron que Kardia reaccionaria tan mal.

Krest sintió una fuerte presión en su pecho al oír aquello... dolió, el rechazo de su bichito dolía en el alma.

-... Kardia.

De la nada el niño comenzó a llorar, gritando que no quería que Krest fuera su madre, callando a su hermano cuando esté decía que sí, se puso tan histérico que incluso asustó a Milo y al cachorro, los cuales comenzaron a llorar.

- ¡Kardia basta!

¡Apestosito no es mamá! ¡Apestosito no es mamá! ¡NO ES MAMÁ!

Zaphiri no sabía cómo controlar a su hijo...a ninguno, los tres comenzaron a llorar desesperados, Milo asustado por sus hermanos y Ecarlate porque Kardia decía que Krest no era su mamá. Por su parte Kardia, el niño lloraba descontrolado, aferrándose a las piernas de Krest, suplicando que no fuera su madre, cosa que destrozaba el corazón del galo.

¡No me dejes! ¡No me dejes!

Más el último comentario le hizo entender el dolor del pequeño...su Miedo.

Krest no tardó en ponerse de rodillas y estrecharlo entre sus brazos, llenado su cara de besos.

-no mi amor, no me iré... Nunca.

-no te vallas, no apestosito, no seas mamá.

Mamá, si bien es una palabra hermosa que te llena de confort y confianza, para Kardia solo significa una cosa... abandonó.

Aquellas que habían ostentado el título se fueron, lo dejaron solo, triste, asustado, para Kardia esa palabra no significa amor, significa tristeza y dolor en su pecho.

No quería que Krest fuera su madre, ya que de serlo el se iría, lo dejaría solo...y eso dolía.

El castaño lo abrazo con fuerza y comenzó a arrullarlo, hablando en francés, con una voz dulce y cálida, logrando calmarlo.

-kardia, mi niño mírame (sosteniendo su carita, retirando las lágrimas) mi pequeño, Kardia yo te amo, mucho mi niño, tu y tus hermanos son lo más importante para mí, cariño no voy a irme, no te voy a dejar, si no quieres que sea mamá está bien, no lo seré, está bien corazón, no te voy a dejar.

-apestosito...no seas mamá, no te vallas.

El nene se aferró a su pecho, continuó llorando por un buen rato hasta que el cansancio lo agotó, quedándose dormido en los brazos del galo.

Pero no fue el único, Milo y Ecarlate también cayeron rendidos por tanto llorar.

Al final no contemplaron los fuegos artificiales como tenían planeado, llevaron a los pequeños a dormír mirandoles con dulzura.

Era una sensación extraña, agridulce. Le dolió mucho que el peque no lo aceptará como su madre...pero también le gustó. Saber que lo quería tanto y no deseaba perderlo...

-¿estas bien?

-... sí, no te preocupes.

- mañana hablaré con él y

-¡No! No lo vamos a obligar, mi pequeño necesita tiempo y se lo voy a dar, todo el tiempo que necesite.

Zaphiri le abrazo por la cintura, consolando, sabía cuánta era la ilusión de Krest porque los niños lo aceptarán como su madre. La culpa le pesaba, esto era su culpa, jamás imagino cuánto daño le había hecho a su pequeño con sus malas decisiones.

-te aceptará, el te ama.

-y yo a él... Es mi bebé.

Se adentro y le dió un último besó.

Esperaría, esperaría hasta que su pequeño estuviera listo para olvidar el dolor  y cuando eso pasara estaría ahí, protegiendo y cuidando como un padre debe hacerlo. Porque amaba a sus bichos y haría todo por ellos...aún que eso signifique renunciar al amor de su vida.

*****

Bueno, con esto concluyó las actualizaciones en este fic...al menos hasta enero.

Perdón por tardar, pero el trabajo en estas fechas es muy pesado, regreso muy cansada y con los pies hinchados ¿Alguien conoce una cura para el dolor de las plantas de los pies? ¡Porfas!😭

Pobre Krest, finalmente logra obtener al hombre de sus sueños y ahora lo tiene que ocultar por sus pequeños. Pero Kardia está muy asustado, quiere mucho a Krest y no desea perderlo, les va a costar mucho convencer al bichin que nada malo va a pasar.

Muchas gracias por los comentarios, estos me animan a seguir.

Nos leemos en enero, besos😘

****//))

Omake.

Los fuegos artificiales retumbaban en las costas de Grecia, un lujoso jet privado aterrizaba en la pista, la nave se detuvo y segundos después una compuerta se abrió, las escaleras bajaron, seguidas de una edecán.

La sonrisa plástica de la chica le dió la bienvenida a un solo pasajero, el dueño de lujoso vehículo.

Un hombre mayor desendio por los escalones, respirando el aire de la antigua Grecia. No había dado ni dos pasos cuando su celular sonó antes de que ingresara a una lujosa limusina que le esperaba.

-diga...hola querida, no, recién voy llegando...si...calma, solo sin unas vacaciones... si, me reuniré con un viejo amigo...mmm...no, con Arles...si, nos vemos después.

Mitsumasa colgó el teléfono y se dispuso a abordar la limusina, no podía esperar a que fuera de día, ya deseaba recorrer los sitios turísticos de la antigua Grecia y admirar las bellezas que está ofrece, con suerte conseguiría unas cinco o seis adquisiciones nuevas.

*****//))

Continuará...

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