Recuerdos.
(Sueño)
¡No, déjenlo!
¡Pzzzzzzzz! (Sonido distorsionado)
Estiro sus manos intentando alcanzarlo, las lágrimas corrían por sus mejillas, su corazón latía a mil por hora.
¡Sueltalo!
Pero algo lo detuvo, un fuerte golpe en su cabeza y logró sentir como todo le da vueltas, un cálido líquido recorre su cuello mientras todo se pone negro.
Lo último que alcanza a ver es la inocente cara de un niño, el cual estira sus brazos, llorando, mientras suplica su ayuda, después de eso todo es obscuridad.
¡No...se lo lleve!
*****//)/****
¡Ahhhhh!
El chico se levantó de golpe tras las pesadilla, un fuerte dolor en su cabeza le provoca mareo y ganas de vomitar, por lo que sin pensar se levanta al baño, tambaleándose.
Agua amarga, blancusca, es todo lo que brota de su estómago, así como una sensación de dolor oprime su pecho.
¿Estás bien?
Se da vuelta encontrando a su compañero de cuarto.
-si, solo...tenía ganas de...
Pero su estómago vuelve a responder por el, por lo que se gira para continuar vaciando todo ese dolor que siente, una ligera caricia en su espalda mientras su cabello es sujetado, solo le queda agradecer internamente la ayuda, tras unos minutos logra finalmente calmarse.
-vamos a la cama, tienes que descansar, ya lo dijo el doctor.
-gracias.
*****/////*****///
Al día siguiente despertó solo en esa habitación, su compañero ya se había levantado hace rato.
Desganado, sin ganas de seguir, se obligó a parar, hizo su cama y cambio su ropa, el reflejo en el espejo mostraba a un joven demacrado, con ojeras y pálido.
Llevo sus manos tras su cabeza, ahí oculta entre una maleza azul se encontraba una cicatriz, de doce puntos.
No recordaba como no es que se la hizo, como tampoco recordaba su nombre o a alguien, algo sobre su pasado que le dijera quien era y que hacia ahí, en un país extranjero.
"No eres de aquí, cierto"
Es lo que los doctores le habían dicho debido a su asentó, le costaba mucho hablar el idioma, pero almenos lo indispensable fluía por sus cuerdas vocales. Un saludo, un gracias, preguntar dónde está el baño, pedir comida o decir que y cuando le duele algo....ya era gané.
Tras su recuperación en el hospital había sido enviado a un orfanato, o algo así, era una casa manejada por un puñado de mujeres religiosas las cuales acogian a niños desamparados...como él.
-¡Ah! Hola ¿Cómo te sientes?
Al abrir se encontró con su compañero de cuarto. Un joven castaño de unos catorce años, un año mayor que él, el chico ya llevaba tiempo ahí, no sabía el porque, como eran los únicos dos adolescentes les dieron la misma habitación, los otros eran pequeños de siete u ocho años, siete en total, todos ellos muy revoltosos.
-ten, te traje el desayuno.
Krest le ofrecía una charola con alimentos, algo básico, fruta, una sopa y leche con pan. Sonriendo agradeció, la verdad no tenía ganas de ir al comedor.
¿Cómo te sientes?
Anoche estabas muy inquieto.
Te escuché hablar en otro idioma, pero no sé cuál.
¿Aún te duele la cabeza?
¿Sigues con mareos?
El castaño le invadía de preguntas, Krest arreglaba su cama mientras el chico desayunaba tranquilo.
Le costaba mucho seguir el ritmo de la conversación de su camarada, en especial porque solo entendía algunas palabras.
-los mocosos están en la escuela y las señoras fueron a comprar víveres, por lo que me pidieron cuidar de tí.
-....
-bueno, revisemos esa cicatriz.
Un ligero temblor recorrió su espina cuando Krest comenzó a revisar su cabeza. El castaño movía con cuidado los azules cabellos que ya estaban creciendo al rededor de las puntadas.
-mmm, no soy doctor pero, parece que está cerrando bien, me alegro....eh...¿Y ésto?
-¡Ah!
Pego un brinco al sentir como su playera era jalada, descubriendo parte de su espalda.
-valla ¡Tienes un tatuaje!
-¿Eh?
-ah...no, espera...es más bien...¿Un lunar?
-...
-pero...que curioso, parece un delfín.
Al castaño le llamo la atención esa peculiar marca de nacimiento en la espalda de su compañero. Ahí, una mancha café contrastaba con la piel apiñonada del menor, no era tan clara como la suya, pero tampoco tan morena. La marca asemejaba a un delfín, un delfín que parecía dar una pirueta, incluso las pequeñas pecas al rededor de este parecían gotas esparcidas por el salto.
-¡Woahooo! Es muy clara, casi parece un dibujó.
Por su parte su compañero giraba su cuello intentando ver de qué hablaba. Krest se percató de ello por lo que no tardó en tomar un espejo y llevarle al baño, para que pudiese ver desde ahí.
-mira, tienes una marca de nacimiento ¡Genial,no! Con esto estoy seguro será más fácil que te reconozcan y alguien venga a buscarte.
-...
Era posible, era una marca muy peculiar, algo que nadie olvidaría, sus padres u hermanos, tal vez algún amigo, con suerte con ese dato alguien acudía a su encuentro, alguien que le conociera y pudiera decirle quien es.
*%%%%¢%
-ya me voy.
-krest, espera, Julián te acompañará a partir de hoy, ya hablé con el señor Dupont y está de acuerdo en darle trabajo.
-oh, está bien...¡Vamos Julián!
-si.
Por desgracia los días pasaban y nadie parecía reconocerle, pese a su marca.
Las mujeres desidieron darle el nombre de Julián, ya que llegó el 28 de enero cuando se celebra la festividad de este santo y ellas eran muy religiosas.
Krest trabajaba en una pequeña cafetería cercana a la torre Eiffel, el chico ayudaba en el aseo de la cocina y en ocaciones al cheff, estaba aprendiendo a hacer pasteles y parecía tener un toque para ello, al encargado no le molestó aceptar otro empleado, no les pagaba mucho y eran muy eficientes.
¡Krest, prepara la masa! ¡Niño...emm?
-Julian, mi nombre es Julián.
Bueno Julián !hay que barrer la acera de enfrente!
¡Si!
Los jóvenes ponían todo de su parte, en agradecimiento por la ayuda que recibían.
Krest había llegado solo unos cuatro meses antes que Julián, después del abandono de sus padres y la violación por parte de su novio. Tenía planeado demandarlo, pero de momento esas mujeres le dijeron que debía dejarlo así, aunque ya le habían conseguido ayuda psicológica, iba cada martes con un doctor para tratar su caso, al grado de que ya podía dormir sin pesadillas, o almenos no eran tan constantes.
-lady Fablet dijo que te llevará con el psicólogo, para ver si puedes recuperar tus recuerdos.
-¿Enserio?
Los chicos disfrutaban de la vista del parque, no había muchos clientes por lo que podían tomar un descansó.
-¿crees que logre recuperar mis recuerdos?
-mmm...no lo sé, pero hay que tener esperanza, no crees.
-si.
La verdad es que Julián solo quería recordar algo, o más bien a alguien, aquellos que protagonizaban su pesadilla una y otra vez, el mismo sueño se repetía todas las noches.
******////
Se encontraba solo en un largo pasillo, estaba obscuro pero pese a ellos sabía que no estaba solo, alguien le observaba, de repente escuchaba una voz, delgada y chillante, infantil, un niño le gritaba para que lo auxiliará, movido por un impulso de protección corría dónde la voz, le costaba trabajo ubicarlo pero lo conseguía, lograba divisar a un pequeño delante de él. Un chiquillo rubio de enormes ojos azules tan claros como los suyos, el niño corría hacia él, intentando escapar de una enorme sombra que quería llevárselo, estiraba sus pequeñas manos mientras suplicaba por ayuda. Julián corría desesperado por alcanzarle, pero el maldito pasillo cada vez se volvía más largó, pero eso no importaba, tenía que protegerlo, se lo había prometido a Él, le juro que nada malo le pasaría al niño y lo cuidaría mientras esperaban su regresó. Sus piernas corría tanto como le era posible, estaba cerca, muy cerca, casi podía tomar esa pequeña mano, se estiró, buscando alcanzarle, solo unos segundos más...
Por desgracia antes de poder sujetarlo un peso extra en sus piernas lo obligó a caer, evitando el contacto con el pequeño, esa horrible sombra llegaba hasta ellos y sujetaba al niño, separándole de su lado, Julián intentaba pararse, más un peso en sus piernas lo impedía, alguien lo sostenía, al girar vio dos cuerpos, un hombre y una mujer abrazados a sus piernas, sus ojos se abrieron asustados al ver sus rostros, estos tenían una gran cantidad de golpes, en especial la mujer, mientras el hombre carecía de la mitad de su rostros, los dos bañados en sangre y tierra, el chico no pudo evitar gritar de miedo.
-¡Ahhhhh!
Cuando despertó estaba bañado en sudor, temblando en la cama.
-¡Julián! ¿Estás bien?
Krest se levantó de un brinco de la cama y corrió a su lado, lo abrazo de manera protectora y el joven se soltó a llorar, hablando en otro idioma.
...¡Mi bebé, mi bebé! Se lo llevaron, me lo quitaron...Hades, Hades ¿dónde estás?
Krest no entendía lo que sucedía, por lo que le dejo llorar, parece que el tenía un pasado tan malo como el suyo, lo único que pudo hacer fue abrazarlo y sobar su espalda.
****$//////****
El tiempo siguio su curso, los días se convirtieron en semanas y estás en meses, estando solo a unos días de cumplir un año en ese lugar.
Todo el tiempo Krest y el se hicieron mutua compañía por lo que su relación se volvió más estrecha al grado de considerarse casi hermanos.
-¡Tenma, devuélveme éso!
¡No, es mío!
-mocoso este, ya verás cuando te ponga las manos encima.
¡Ahhhhh!
Aunque no era lo mismo con los más pequeños.
¡Yayo, ayúdame!
¡Ya voy!
Julián se divertia viendo como ese par le hacían la vida de cuadritos a Krest, a los mocosos les encantaba robarle el libro que leía y obligarlo a correr por toda la casa.
-¡Aghhh! Mocosos estos, ya verán cuando les ponga las manos encima.
¡Nunca nos atraparas!
Al final esos dos bribones se escondieron en su cuarto y cerraron la puerta, no importo cuanto los amenazara Krest, no saldrían hasta que una de las señoras de la casa fuera por ellos y les protegiera de la irá asesina del castaño.
-¡Cómo odio a los niños!
-jajaja, no te enfades, solo están jugando.
-¡Tsk! Ya me las pagarán cuando salgan.
-no te enfades Krest, solo son niños.
El castaño solo bufo molesto, no tenía la paciencia de su amigo para tratar con esos sacos de piojos ¡Nunca tendría hijos, Nunca! Los niños solo sirven para sacarte canas verdes y bilis.
-Julian, Krest no se está tomando la leche.
-no molestes.
-por eso Krest se va a quedar enano.
-¡Cállate pulga!
-ya verás, voy a ser más alto que tú
-si, seremos más altos que Krest porque nosotros sí tomamos la leche.
-¡Mocosos estos!
¡Ah! Parecía que era un cuento de nunca acabar😅
*****////
-sabes, e estado pensando, cuando salgamos de aquí podríamos poner una cafetería, ya sé cómo hacer los postres.
-¿Una cafetería?
-si, tu y yo ¿No te gusta la idea?
Se encontraban acostados en la cama, recién habian tomado un baño, Krest le ayudaba a secar su cabello mientras jugaba con el extraño lunar de su amigo, al castaño le gustaba mucho incluso planeaba hacerse un tatuje.
-mmm, no lo sé, y si nos adoptan personas distintas.
-ah, Julián no sueñes, a los matrimonios solo les interesa adoptar bebés o niños muy pequeños. Por qué crees que las personas que vienen de visita después no vuelven, aquí no hay nada de eso.
-pero, Tenma, Yato, Regulus, Teneo, Jamian,Reda, Saori y Sonia son niños.
-si, pero del diablo, Tenma, Regulus y Yato son muy traviesos, Jamian y Reda están muy feos y Saori y Sonia son muy caprichosas y berrinchudas ¿Quien quería adoptarlos? Y no son tan pequeños, ya tienen ocho y nueve años, tendrían que tener máximo cinco, así aún serían adorables y no las plagas que son.
Julián solo le veía con un tic en en ojo, de verdad Krest no tenía instintos paternales.
-entonces que dices.
-...si, me parece bien, cuando salgamos de aquí pondremos nuestra propia cafetería.
Sonriendo estrecharon sus dedos como una promesa.
Por desgracia el destino trunco su caminó y la tragedia no tardó en aparecer.
-mira, tome un par de uvas de la canasta, quieres.
-krest, no debes hacer eso... gracias.
-¿que tanto miras?
- a ese sujeto, el de la mesa junto a la ventana.
-mmm....¿El viejo?
-si, no recuerdo haberle visto antes, pero ha venido toda la semana y se queda por horas.
Un sujeto, mayor, vestido de traje, bebía tranquilamente un poco de te mientras fingía leer el periódico, digo fingía ya que su mirada estaba clavada en la puerta que daba a la cocina, por la cual se asomaron los jóvenes para verle mejor.
-posiblemente se acaba de mudar y le gustó el café, puede ser.
-...si, de seguro es eso.
Pero había algo que inquietaba a Julián, algo que accionaba todas sus alarmas y le gritaba que era peligroso.
Las visitas siguieron por un tiempo hasta que el caballero decidió presentarse.
¡Reda, Régulos, dejen de pelear!
¡Es mi carrito, yo lo ví primero!
¡No, es mío!
¡Basta!
Krest intentaba separar a esos dos, que estaban a nada de pegarse, mientras los otros niños corrían como locos por el patio, evitando que Julián les atrapara ya que se tenían que bañar, por su parte Saori y Sonia solo les miraban en una esquina con desprecio, por qué los hombres eran tan molestos.
-vamos chicos, tienen que bañarse.
¡No nos atrapas!
¡Corran!
El griterío se detuvo cuando una de las mujeres del lugar apareció.
Krest, Julián, vengan conmigo...niños, a bañarse.
Los chiquillos suspiraron desepcionados y obedecieron, a ellos les gustaba jugar con sus "hermanos mayores"
La mujer les condujo hasta la sala, donde la directora del plantel se encontraba hablando con un hombre, el mismo sujeto que habían visto en la cafetería por tres semanas completas.
-chicos, el es el señor Mitsumasa Kido...quiere adoptarlos.
Los ojos de ambos se abrieron sorprendidos, frente a ellos el señor les sonreír, de una manera un tanto... sospecha.
****////
Holi.
Cómo pueden ver este capítulo es como un previo a la historia, muchos años antes, el siguiente será similar, todo desde la perspectiva de Julián, ojalá les guste.
Perdonen por tardar en actualizar.
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