Despedido

Esto era absurdo, jamás debió gritarle de esa manera, el chico no tenía la culpa...bueno tal vez si, pero no era para tanto.

-listo Milo, ya duerme.
-...mmmmmm...😖

Pero el pequeño se negaba a dormir, mirando de un lado a otro por los barrotes de su cuna.

😭

Lo volvió a cargar e intento calmarlo, pero el nene se reusaba.

-¡Así no papá! ¡Milo quiele su canción!

Kardia le veía molesto desde la puerta, camino hasta el mayor y lo obligó a sentarse en la cama de Ecarlate, que miraba preocupado a su hermano.

-tienes que cantal pala que duelma.
-¿Ah?
-tu no sabes papá, a Milo le gusta la canción del conejo.
-¿Cual canción?
-¡Tonejo, papá, Tonejo!

Kardia no tardó en tomar las manos de Milo, mientras Ecarlate acariciaba su melena rubia, como veían a Krest hacerlo.

¡Salte, salte,salte, pety papin!
¡Salte, salte , salte, en el taldin!
¡Salte, salte, salte y....y...
Y luego le das un besito en la naliz!

Los nenes besaron a su hermano, el cual comenzó a calmarse al oír la tonada, pasando del llanto a pequeños gimoteos.

-apestosito así lo acuesta.
-chi, totito cueta.
-...entiendo.

Miro con tristeza a sus hijos, los nenes se encontraban muy decaídos desde que Krest se fue, ase una semana.

Los acostó y fue a descansar a su habitación, el también se sentía triste.

¡Krest!

*****_____*****-----*****_____*****
(Días atrás)

-¡¿Donde diablos está?! ¡Le dije que no llegará tarde!

Zaphiri miraba molesto el reloj, camino hasta la puerta y se asomó a la calle...¡Nada!

-¡Maldita sea!

Hoy era el gran día, Kardia entraba a la escuela. Su padre se levantó temprano, calentó el desayuno que Krest dejo preparado la noche anterior y le puso su almuerzo, después fue a despertar a sus nenes para prepararlos, solo había un pequeño detalle.

Como de costumbre al cubo se le había hecho tardé, tenía que salir si querían llegar temprano a la escuela pero ¡¿Con quién dejaría a los otros dos?!

-maldita sea ya, nos tenemos que ir

Zaphiri estaba furioso, no podía llegar tarde, era su primer día en la escuela y no debía dar una mala impresión.
Ni hablar, llevaría a su hijo a la escuela y después pasaría a dejar a sus hijos con su madre.

Preparo rápidamente una maleta con las cosas de los más pequeños, le dejaría una nota en la puerta a Krest para que fuera a recogerlos.

-¡Diablos!

¡Carajo! El tiempo pasaba muy rápido, su chiquito ya tenía que estar en la escuela, estaba por salir cuando escucho el timbre, al abrir se encontró con un agitado cubo.

-perdón, se me hizo tarde😧
-...😡....
-😟

Cuando Krest llegó ya habían pasado veinte minutos después de la hora de entrada, cabe mencionar que Zaphiri estaba hecho un diablo. Todo el camino el mayor fue gruñendo.

-perdón, lamento la demora es que...tuvimos un pequeño accidente antes de salir.

Con mucha pena el pobre bicho tuvo que suplicar para que dejasen entrar a su hijo, de regreso dejo a Krest y los nenes en la tienda y le pidió, casi gritando, que no llegará tarde para recoger al niño, para después marcharse de ahí muy enojado.

El cubo no dijo nada, en parte porque Zaphiri se jalo en el acto, en parte por que fue su culpa, solo suspiró triste, no fue su intención llegar tarde pero...

- vamos niños, tal vez si preparamos una rica cena papá se calma.
-chi talma

Por desgracia el incidente se repitió los siguientes tres días, Krest llegaba tarde,por lo que Zaphiri tenía que suplicar que  dejarán entrara su hijo a la escuela, cosa que ponía al bicho mayor de un humor que....

-¡carajo! ¡No puedes llegar al menos un día temprano! El director ya me advirtió que no volverá a dejarlo entrar.
-lo siento, de verdad 😖

Esa noche tuvieron una pelea.

-No Krest, esto no se arregla con un lo siento...sabes que, ¡si no vas a llegar mejor ya no vengas!
-¡¿eh?!
-mira, esto no funciona, estoy harto de llegar tarde al trabajo y tener que suplicarle al director para que deje entrar a Kardia.
-Za... Zaphiri.
-te agradezco la ayuda...te daré el dinero completo del mes pero...ya no necesitó de tus servicios.
-....
-lo siento pero esto no funciona así, no puedo esperar hasta que se te de la gana el aparecer.
-...entiendo...

El mayor estaba furioso, había tenido una semana difícil y no estaba de humor para lidiar con una niñera irresponsable.Fue a su habitación por el dinero pero al bajar el cubo ya se había ido.

El resto de la semana y la siguiente los bichos se encontraron...solos.
Zaphiri se levantaba temprano, preparaba el desayuno, alistaba a sus niños y salían de la casa. Los primeros días los nenes habían hecho un berrinche por Krest, incluso llevo a Kardia llorando a la escuela, al menos el nene ya llegaba temprano.
De ahí se iba a trabajar mientras dejaba a los más pequeños con la abuela.

Calvera no había dicho nada, en parte porque entendía los motivos de su hijo pero...

En la tarde la mujer iba a recoger a su nieto a la escuela y lo llevaba a su casa hasta que papá pasaba por ellos.

//////+++++/////

-¿que pasa mi niño? ¿No te gusta?
-si...abuelita...
-...ti lita...

Le dolía verlos así...tan tristes y decaídos, en especial Kardia. Ni siquiera cuando su madre y las otras dos se largaron el nene se había puesto triste, la verdad hasta parecía que se alegraba, pero ahora...

-quieres que te prepare otra cosa amor, una gelatina, un panqué...que quiere mi niño.

Los ojitos del menor se aguaron, soltó la cuchara, bajo su cabeza y comenzó a llorar en silencio.

Calvera se levantó corriendo y lo abrazó, el berrido no se hizo esperar acompañado por el de sus hermanos.
Los tres nenes se soltaron a llorar abrazando a su abuela.

-se fue...se fué...😭
-😭
-😭
-¡mis niños, que tienen!
-¡se fue abuelita, se fue!😭... ¡Apestosito  también nos abandonó!😭
-¡totito!😭
-¡aguuu¡ (¡mamá!)😭
-Mis nenes, no lloren
-¡no nos quiele, Apestosito no nos quiele!😭
-¡Totito no ele!😭😭
-agu... guuu...guuu( fue su culpa por hacerlo enojar)😭

Pobre pequeños, habían vuelto a sufrir un abandono nuevamente, solo que este no había sido intencional.
La mujer intentaba controlar a los nenes mientras Zaphiri veía todo desde el marco de la puerta. El moreno no pudo evitar sentirse culpable y... triste, aunque odiara admitirlo él también lo extrañaba.

Ese chico se había convertido en su amigo, no solo le ayudaba a cuidar a sus hijos también...lo cuidaba y apoyaba.

Cuando llegaba tarde siempre se levantaba a recibirlo, le preparaba algo ligero y charlaban un rato, preguntándole como le había ido en el día, si se habían comido lo que le mando, le contaba alguna aventura de los nenes o lo escuchaba si venía molesto o frustrado.

Los fines de semana se la pasaba limpiando la casa, dándole chanse de jugar con sus hijos y recuperar un poco el tiempo. Les preparaba alimentos muy ricos y en ocasiones cumplía alguno de sus caprichos culinarios.

La verdad es que Krest se había vuelto tan indispensable en su vida como en la de sus hijos...un amigo incondicional.

- mamá...yo...voy a salir un rato ¿podrías cuidarlos por favor?
-... claro hijo, vengan mis niños.

*****-----*****-----*****-----*****

Triste, solitario, melancólico... vacío...muy vacío. Así es como el castaño se sentía.

Ya había pasado una semana y no sabía nada de sus niños, lo que más le dolía a Krest era estar separado de los mocosos, en ocasiones se preguntaba que estarían haciendo ¿Si ya comieron? ¿que comieron? ¿si Zaphiri había recordado darle sus vitaminas disueltas en el jugo? Estas y muchas incógnitas le robaban el sueño.

Tenía muchas ganas de ir a verlos, varias veces estuvo tentado a ir a la escuela de Kardia o ir a su casa, extrañaba tanto a los mocosos que dolía.

Que torpe, que le costaba con levantarse más temprano ¡con una hora bastaba! Pero no, siempre se quedaba dormido, ni la alarma del despertador conseguía pararlo, y miren que era uno de esos despertadores escandalosos que casi te infartan.

Terminó el café y salió a estirar las piernas, no tenía animos para nada, ni siquiera había hecho un intento de buscar otro trabajo, aún tenía dinero y con suerte le duraría dos meses o más, después de todo no gastaba mucho.

Snif-snif
¡Wack! apesta.

Ya habían pasado semana y media desde que se baño, era momento de una ducha.

-je, Kardia ya me estaría gritando que apesto...😟...

Suspiró desganado, lo mejor sería ir a un baño público, si tenía planeado buscar un trabajo lo primero sería estar presentable.

Abandono su hogar y se dirigió a unos baños ubicados a unos metros lejos de ahí. No tardó mucho en el establecimiento, media hora tal vez, paso a comprar una sopa instantánea y regreso.

-y...si me voy...

Irse a una isla vecina, empezar en otro lugar donde no se sintiera tan solo y triste.

Cuánto hace que había llegado ahí, diez años quizás.

Lo habían expulsado de su casa a los trece, después de que sus padres se enteraran de sus preferencias sexuales y su progenitor lo echara a la calle tras darle una paliza. Vivió con su supuesto novio por unos meses pero al final este también lo dejo, fue acogido por una asociación de buena voluntad la cual...lo prostituye. Al final lo acabaron vendiendole  como si se tratara de un animal.

Tres años estuvo en ese infierno hasta que lo vendieron a un burdel en Grecia, así es como llego ahí, donde estuvo hasta cumplir los 27, debido a sus rasgos infantiles muchos lo deseaban para cumplir sus más bajos instintos.

Logró su libertad cuando un operativo  llegó al antro donde trabajaba, esto  le dió el chance de escapar. Mientras todos gritaban y se empujaban el logró huir por una de las ventanas y se adentro en las calles, de donde nunca más salió.

Le costó mucho aprender un idioma nuevo, nuevas costumbres y rutinas. Se volvió muy desconfiado y temeroso, sufrió de hambre, golpes y violaciones. La verdad es que salió de un infierno para adentrarse a otro.

Su vida fue triste y vacía hasta que conoció a esos pequeños bichitos.

Recordaba muy bien ese día, un día pésimo como todos los anteriores.
No había comido nada en días, sus piernas le fallaban, tenía sueño y un hambre atroz, había intentado conseguir algo pero nada, ni buena voluntad ni trabajo, decidió descansar un poco en el parque, dormir en una banca antes de intentar en el metro, caminaba despacio, más por falta de fuerza que por otra cosa, el día estaba nublado y frío, rezaba para no enfermar. Estaba por caminar hasta el semáforo cuando escucho un gritó.

¡Kardia!

Al gira logro ver como una pelota bicolor bajaba la cuesta, seguida por un niño pequeño.

Tut-tut.

Sus ojos se abrieron asustados al ver el enorme camión que se aproximaba, su cuerpo se movió por si solo, se hecho a correr tan rápido como sus piernas le dieron, estiró los brazos en el momento adecuado y sujeto al pequeño para pegarle a su pecho, creo que fue un impulso pero podía jurar que al final dió un brinco y rodo por la acera con todo y niño.

Sentía su corazón salirse, su boca se había puesto amarga y perdió la visión por unos segundos, cuando logró calmarse y mirar sus ojos se encontraron con dos grandes turquesas que le veía con miedo, un lindo pequeño de cabello azulado y mejillas regordetas.

-... Kardia...

No pudo evitar susurrar su nombre, jamás imaginó que ese pequeño al que salvó llenaría tanto su vida, él y sus hermanos.

Tal vez fue obra del destino que horas después Zaphiri lo salvará y días después volverse a encontrar. Tal vez estaba en su camino conocerlos para saber que no todo estaba perdido y aún existía gente buena en el mundo...y tal vez el destino era una maldita dama que le daba a probar un poco de felicidad y amor para después arrancarsela y dejarlo sumido en la miseria.

-¡niños!

Y de nuevo las lágrimas salían, extrañaba tanto a esos moustritos, oír sus risas, sus pucheros, que Kardia gritara de un lado a otro, aferrándose a su camisa y restregando se en él cual gatito cada que quería una manzana, oírlo llevarle la contra mientras una sonrisa traviesa adornaba sus labios. Añoraba oír a Ecarlate, que el pequeño repitiera hasta el cansancio todo lo que él decía, reírse cada que el nene intentaba hablar de corrido y su lengua se trabara, ver sus pucheros cuando esto le ocurría y oírlo gritar popo mientras corría a su bañito esperando no mancharse. Milo, su pequeño y frágil Milo, ese nene que se negaba a caminar o gatear porque adoraba que lo cargará, se aferraba con fuerza a su cuello restregando sus rubios rizos en este, Milo adoraba balbucear cada que cambiaba su pañal y cuando Krest terminaba siempre estiraba sus manitas para que se acercara y llenar su cara de besos...y saliva. Sus niños, sus pequeños moustritos que hacían su día una aventura.

Pero no era todo lo que extrañaba.

- zaphiri...

No pudo evitar susurrar su nombre, también extrañaba a su jefe, a ese hombre gruñón pero amable, que le había dado una oportunidad pese a su apariencia. Extrañaba sus pláticas casuales, que le contara como le iba en el trabajo y preguntase su opinión, extrañaba verlo jugar con sus hijos en el pequeño jardín trasero, sentarse juntos en el sillón a ver una película mientras los nenes dormían su siesta, que lo sorprendiera en ocasiones dandole una cubeta de pollo frito solo para él o reprendiera a los nenes porque le hacían berrinche.

La verdad es que también extrañaba mucho a Zaphiri porque...le gustaba.

-snif! Lo mejor será irme.

Cruzo la pequeña calle empedrada y se encaminó a su hogar, llevaba la mirada gacha que no se fijó hasta que chocó con alguien.

-auch! Perdón... perdón...lo siento,no vi por donde...
-¡¿Krest?!
-¡eh!
Al levantar los ojos se llevó una sorpresa.
-¡¿Zaphiri?!
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