Capítulo 39 • Re-Soluciones (I)

Segunda realidad · Año 2039 · 23 de Noviembre · Canadá ·

- Vaale, vale chicos, ¡Muy bonito! ¡Muy tierno! Pero relajaos un poco, ¿no? ¡Qué hay críos delante! -comentó Liam jocosamente mientras entraba en la casa reconvertido en humano.

- ¡¿¿Liam??! -solté estupefacta.

No me esperaba aquella entrada triunfal, pero ciertamente, menos tampoco era esperable.

- ¿Hermano? ¿Qué haces aquí? ¿Y por qué tienen que relajarse si estamos nosotros? -el pequeño Nathan lo bombardeó a preguntas nada más entró por la puerta.

- Ah, ¡nada importante, enano! Cosas de mayores... -le dio largas bruscamente mientras removía su pelo ondulado.

- Perdonadme, no sé si soy la única a la que le está llamando la atención que Liam vaya completamente desnudo por la casa -puntualicé lo antes que pude, pues no podía contenerme la risa.

- A mí ha logrado sorprenderme, aunque no es la primera vez que le veo, ni creo que sea la última -me respondió VIX con una pequeña sonrisa.

- Venga va, voy a ir a por ropa que puedas usar -añadió Nathan, quien parecía el más maduro de todos, pese a ser el más pequeño.

- Hasta hace unos minutos había estado convertido en su forma animal de Guardián de Quebec, aunque ahora que me fijo... sí que es verdad que os parecéis bastante... -seguí respondiéndole sin poder evitar quedármele mirando.

- ¡Hey, VIX! ¡Controla a tu novia, que me está mirando el pito! -se quejó chistosamente antes de arremeter contra toda su espalda.

- ¡Pero en el vendaje no, cabrón! -se quejó VIX.

- Joder hermano, sí que estás viejo, sí... ¡ni un buen saludo aguantas! -le reprochó amistosamente.

- ¿Y tú qué, mamón? ¿Cómo es que vas desnudo por la vida? -le respondió de la misma manera, como si Liam le transmitiera su misma energía.

- Pueees, no sé tío, no sé. Yo estaba tranquilo, en mi forma mística de oso, esperando ahí, con la calma, a que saliérais o algo, cuando de repente se me ocurrió ir al bosque a fumar hierba. Entonces, fui a la zona esta en la que guardaba algunas bolsas para cuando la abuela y yo nos hacíamos algún porro. Pero claro, no podía liarlo con las zarpazas de oso que tenía, de modo que me comí la bolsa entera. Y aquello, tío... Aquello me dejó mamadísimo, muy fumado. Entonces me entró una sed brutal y me tuve que ir al río, pero cuando me acerqué a coger agua y me vi reflejado en ella, había vuelto a ser humano y tampoco iba a hacer ascos, mucho menos si había sido por la hierba. Así que me vine de vuelta y fue cuando os pillé empezando a hacer cositas -explicó con suma tranquilidad.

- Hmm... Lo del oso me lo vais a tener que explicar mejor -le respondió VIX un poco más sereno, distanciándose de esa adrenalina que el reencuentro con su hermano le había generado.

- Es una larga historia... -le respondí antes de que Liam pudiera hacerlo, pues sabía que no tenía mucho tacto y la muerte de Innoko iba a ser un tema complicado.

- Sí, lo he estado pensando y... ¡he decidido que voy a ayudaros al plan ese de enfrentar al gobierno mundial! -anunció entonces Liam pese a no venir a cuento. Se notaba que estaba fumado. No parecía estar enterándose de por dónde iba la conversación.

- ¿¿Sí?? ¡Genial! -comentó el pequeño Nathan, que ya regresaba con un traje de leñador para Liam.

Segundos después Liam se puso la ropa, se recostó en el suelo y se durmió iso facto. Fue entonces cuando pude aprovechar y relatarles tranquilamente lo sucedido, así como el motivo por el que Liam se nos había acabado uniendo al equipo.

Al terminar, tanto Nathan como VIX estaban destrozados. La muerte de la anciana había sido un duro golpe que tendrían que asumir. No obstante, para mi sorpresa, sobre las aventuras vividas con Liam no terminaron muy sorprendidos. Pues, al parecer, Liam siempre había andado metido en algún lío, y los planes conspiranoicos que tratábamos de concretar no eran más que el siguiente paso dentro de su actividad delictiva.

Es más, se alegraron bastante de poder contar con él y de que hubiera sido a quien el bosque hubiera eligido como sucesor de su abuela, pues era una persona leal, práctica e inteligente, a quien Nathan quería y admiraba muchísimo. Pero también, y más importante incluso, en un equipo de sentimentales e idealistas como nosotros, Liam era el único sin escrúpulos a la hora de llevar a cabo cualquier objetivo, tanto si implicaba intimidar a una banda rival, como si tenía que asesinar a algún traidor, o en nuestro caso, a algún dirigente de la English Union.

Así pues, tras la buena acogida de Liam en el equipo, con el fin de derrocar a los Once y proteger la Tierra de un mundo distópico en el que los bosques fueran borrados de la faz de la tierra, subyugados por los designios de un psicópata, junto a su séquito de tiranos, nos pusimos manos a la obra y comenzamos a concretar el plan que Nathan y Liam deberían desarrollar durante los siguientes veinte años.

VIX fue el primero en intervenir, quien seguía recuperándose de la pelea con Atenea y todavía tenía dificultad para moverse.

- Nathan, siendo realistas, ¿cuánto tiempo crees que debería continuar en cama? -inquirió sensato.

- Bueno... la herida ya está prácticamente curada, pero deberías esperar al menos una o dos semanas más antes de empezar a moverte, haciendo únicamente pequeños esfuerzos que me permitan comprobar que no se ha producido ningún daño interno -le advirtió serio, tan prudente como solía serlo VIX.

- Bien, lo que pensaba. Pues eso nos deja un margen de dos semanas hasta que podamos cruzar el portal -concluyó rotundo.

- Por ahora sigue tomándote el jarabe de hierbas que te he preparado y en poco tiempo estarás perfecto -aseveró Nathan, tan responsable como siempre.

- ¿Jarabe de hierbas? -pregunté con cara de asco.

- Son hierbas medicinales, Innoko nos enseñó a usarlas -me matizó Nathan.

- Eso explica algunas cosas -indiqué pensativa- Pero vamos a lo importante, en cuanto al plan, ¿por dónde empezamos? -retomé así la conversación inicial.

- Pues lo primero que yo quería preguntar es si creéis que necesitaréis provisiones para el viaje. Más que nada, por ir a por ellas. Por si hay que cazar o recolectar alguna cosa... -preguntó el pequeño Nathan, que tampoco sabía muy bien cómo funcionaban los portales.

- Comida... -musitó un Liam salivoso y noqueado, acompañado por el rugir de sus tripas.

- No nos harán falta mientras nos encontremos cruzando, pero deberíamos llevar provisiones para cuando atravesemos la frontera temporal -respondió VIX con rotundidad y cierto misticismo.

- ¿Y cómo es que no tendremos que comer durante el camino del portal? ¿Se debe a algo? -pregunté intrigada. Quería saber todo lo posible sobre el lugar que pensábamos atravesar.

- Por lo que pude experimentar cuando crucé con Jawara, entiendo que en los caminos del tiempo nuestro organismo funciona de un modo distinto y que es la conciencia la que avanza, no el cuerpo. Todo lo demás desaparece, pues no es relevante para nuestra conciencia -matizó VIX.

- ¡¿Cómo?! ¿Nuestro cuerpo muere durante ese tiempo? -inquirí asustada.

- No, es como si el tiempo congelara las funciones vitales de nuestros cuerpos y nuestra conciencia tomara distancia de éste, permitiéndole utilizar únicamente sus funciones motoras, que es con lo que vamos avanzando en el camino del tiempo -explicó entonces con más detalle.

- Hmmm... vale, vale, bien. Pero, en ese caso, ¿no deberíamos llevarnos algo de comida para cuando atravesemos el portal y aparezcamos en la nueva realidad? -planteé pensativa.

- Efectivamente, cualquier comida enlatada nos sirve -concretó VIX.

- ¡Comida seguro! -impuso un Liam recién levantado y hambriento.

- ¿Y a ti qué más te da? ¿No estabas durmiendo? -le respondí borde.

- ¡Ay! ¡Pero es que me habéis dado hambre! Tanto hablar de comida... -se quejó junto a su barriga.

- Bueno vale, pero ¿cómo sabías si había que llevarse o no comida? -le pregunté de nuevo, pero mucho más amable.

- ¡Ah! ¡Yo no tengo ni puta idea! Pero si no hay comida, no os acompaño -comentó despreocupado.

- ¿Cómo? -pregunté descolocada.

- Sí, que me voy con vosotros a la realidad futura esa -afirmó rotundo.

- No, no era la idea -le respondí molesta.

- Ya, pues va a tener que serla -insistió ceñudo.

- ¿Y eso por qué? -inquirí todavía más molesta. No podía soportar que nadie me impusiera nada.

- Hermana, ¿es en serio? Pero vamos a ver, VIX va a asumir el paso del tiempo, ¿no? Y tú qué edad tienes, ¿dieciocho? -me respondió sarcástico, intentando hacerme ver lo disparatado que le parecía lo planeado.

- Diecinueve -le corregí ofendida.

- Ea -añadió con retintín.

- ¿Ea qué? -le reiteré verdaderamente molesta.

- ¡Que sois imbéciles! ¡Parece que lo que queréis es suicidaros en plan romántico! Y a mí no me mola meterme en movidas que no están bien pensadas, ¿entiendes? -nos reprendió con dureza, tratando de ser lo más serio posible, pero sin acabar de lograrlo.

- Está mejor pensado de lo que crees -le reprochó VIX, que también se había sentido un poco ofendido.

- Sí, vale, puede que el plan de la organización y toda esa pesca sí esté muy bien pensado y tal. Pero, ¿y el cómo van a sobrevivir un anciano y una niña en un mundo que desconocen y que se encuentra en medio de una guerra mientras intentan encontrar una supuesta organización secreta que les estará esperando? A ese plan creo yo que no le habéis dao' tantas vueltas -nos replicó un tanto chistoso, aunque también preocupado.

- ¡Soy más fuerte de lo que piensas! -le discutí muy cabreada.

- ¡Que no digo que no lo seas, Rose! Pero no tienes ni puta idea de cómo funciona el mundo, y según me dijiste, todavía estás aprendiendo el funcionamiento de tu condición mimética y sus habilidades -me recriminó tajante.

- En eso no te falta razón... -planteó VIX seriamente, quien estaba empezando a razonar lo que Liam trataba de mostrar.

- ¡Claro, imbéciles! ¡Si yo ya sé que queréis vivir vuestra historia de amor maravillosa y dramática en medio de un mundo postapocalíptico, pero es que así la vais a palmar en cinco minutos! -se burló con cariño.

- ¿Y qué propones? -preguntó VIX, mucho más abierto a sugerencias.

- Viajar con vosotros, ¡obviamente! A mis veintiséis años estoy en plena forma, sé cómo afrontar situaciones altamente peligrosas y no conozco a nadie mejor que yo para conseguir que alguien pase desapercibido -argumentó con vehemencia.

- Hmm... Te veo muy convencido, pero no es una decisión fácil. Piensa que dejas mucho a atrás... Habrías de meditarlo con calma -sostuvo VIX pensativo.

- ¿El qué dejo a atrás? ¿Una casa vacía y un crío solitario? ¿O los cadáveres de los compañeros a los que maté cuando estaba descontrolado y no sabía lo que hacía? -argumentó irónicamente, tratando de mostrar indiferencia.

- ¡Oye! -le recriminó el pequeño Nathan, a quien le habían dolido aquellas palabras.

- Renacuajo, no hablaba en serio, ¿cómo no te voy a eschar de menos? ¡Pero si todavía estoy asimilando que te has duplicado y me parece poco! -trató de disculparse mientras se lanzaba a estrujarlo entre sus descomunales brazos.

- Pero si te vas, ¿qué hay de Nathan? ¿Lo hace todo solo? Necesitará ayuda para construir la organización... -sopesé con preocupación, bastante disconforme con la idea de que Liam nos acompañara en el viaje.

- Rose, me necesitáis más que este pequeñajo cabezón -aseveró Liam mientras arremolinaba de nuevo las anaranjadas ondas de su hermano pequeño.

- ¡Ay! -se quejó Nathan, molesto de que su hermano no parara de deshacerlo.

- ¿Y tú de que te quejas, mocoso? Aguántate un poco anda, que en unas semanas ya te dejo de marear y espero que me eches de menos por algo al menos -le recriminó Liam con desdén.

- No hace falte que me molestes para que tenga algo con lo que recordarte, me has dado mejores razones -le confesó el pequeño, mientras se resguardaba entre los protectores y vigorosos brazos de Liam.

- Ciertamente, creo que no es tan mala idea que Liam viaje con nosotros... -empezó a plantear VIX.

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