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Decidimos quedarnos en el arcade, según Matías era mejor ir al cine otro día, además tenía ganas de jugar un rato conmigo ya que Sara se había llevado toda mi atención. Nos encontrábamos sobre unas motos jugando a las carreras, era la tercera ronda y estábamos empate, esta era la decisiva.

―Te aplastaré ―sentencio mientras acomodo mis manos sobre los aceleradores.

―Si crees que tendré compasión de ti porque eres una chica estás muy equivocada ―me dedica una sonrisa arrogante y vuelve a mirar hacia el frente.

Hoy descubrí que Matías es muy competitivo, le gusta ganar en todo pero acepta sus derrotas y esta será una de ellas. La pantalla empieza un conteo regresivo desde 5, en la pantalla los muñequitos empiezan a gritar mientras levantan pancartas, no los decepcionare chicos.

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¡Go!

Empieza la carrera y con ello los movimientos de la moto, estoy tan concentrada en la pantalla que me olvido de todo a mi alrededor, siento cada elevación y curva como si estuviera pasando en la vida real. Veo como la moto de Matías se hace presente, poco a poco empieza a rebasarme y yo trato de acelerar en vano, veo como nos acercamos a la linea de meta, así que me impulso hacia delante, noto como me acerco a Matías pero cuando casi lo logro él cruza la linea de meta.

Veo como la pantalla señala a mi avatar como "Loser" una sonrisa fingida se forma en mis labios.

Matías coloca su brazo sobre mis hombros sonriente― Entonces... ¿cómo cobraré la apuesta? ―su sonrisa se ensancha más.

¿Por qué se me ocurrió la ridícula idea de una apuesta? ¿Ahora que me pedirá? Observo su rostro, esa sonrisa de victoria no abandona sus labios, sé que lo hace para molestarme.

―Si eres el ganador deberías de escoger el premio tú ¿no? ―volteo los ojos y me cruzo de brazos.

―Para que veas que soy buena persona te concedo el honor de elegir mi maravilloso premio ―acerca su rostro al mío― ¿no te gusta la idea?

Se queda muy cerca de mí, su mano viaja hasta mi mejilla y la acaricia con delicadeza. Si yo elijo el premio ¿le gustará un beso? ¿Sería prudente?

Agarro sus mejillas y lo acercó más a mí, veo como cierra sus ojos despacio y coloca su otra mano sobre mi cintura. Me acerco un poco más y poso mis labios sobre su nariz, una sonrisa de "inocencia" se me escapa.

―Allí está tu premio ―me dedica una mirada confundida. Suelta su agarre de mi cintura pero no se aleja de mí.

Se queda mirándome serio pero sonríe mientras se aleja, sé que esperaba que lo besara, yo tambien quería eso, pero no pienso ceder ¿por qué debería besarlo? No.

―Fue agradable el premio ―vuelve a tomar mi mejilla― ¿me das otro? ―como un fiel soldado obedezco su petición y beso su mejilla, no dejo que pida otro ya que empiezo a dejarle besos por todo el rostro, él ríe sin apartarse― ves que el apodo de Besitos te queda bien ―siento mi rostro sonrojarse― te ves muy tierna cuando te pones nerviosa.

Me alejo de él y cubro mi rostro, una sonrisa se me escapa pero no quiero que la note.

―Sara es una niña muy linda ―cambio de tema― me gustaría verla otra vez.

Matías toma mi mano y me empieza a guiar hacia otro juego― ella estaba muy ansiosa por conocerte, decía que por fin tendría una hermana para jugar, al parecer ya no le soy suficiente ―finge un dolor en el pecho.

―No creo que sea eso, yo vi en sus ojos que te adora, tal vez simplemente tener a otra chica para maquillarte la hará más feliz ―sonrío― lo que ella no sabe es que yo no sé maquillar ni pintar uñas ―alzo nuestro agarre para ver sus uñas pintadas, en verdad es el primer chico que veo así, creo que no se deja llevar por estereotipos.

―Entonces te maquillariamos entre Sara y yo, creo que te quiere más para eso, para ser su princesa en la vida real ―me regala un abrazo― cuando vio tu cabello esponjado se ilusionó mucho, dice que algun día quiere tenerlo como tú.

Esa niña es una ternura en verdad ¿yo a su edad era así? O mejor dicho ¿hubiera sido así? Perdí la oportunidad de ser muchas cosas, creo que en un ambiente distinto mi personalidad tambien hubiera cambiando. ¿Eso quiere decir que no sería yo? ¿O que sería una yo distinta? Es un misterio.

Alzo la mirada detallando la iluminación blanca― ¿vienes mucho con tus amigos?

―Casi todos los días ―se encoje de hombros― pero para serte sincero ellos no son mis amigos.

―Yo siempre los veo juntos hablando y riendo ¿por qué dices eso?

―Ellos solo hablan conmigo porque soy el "dueño" de este lugar. Siempre que vienen juegan en todo gratis. Además creo que ellos tampoco me consideran un amigo ―baja la mirada.

―¿Por qué no te considerarían uno? ―me paro al frente de él.

―No sé, solo me hablan para preguntarme si pueden venir, nunca preguntan si estoy bien o si algo me gusta. Además me miran un poco mal cuando saco calificaciones más altas que ellos o cuando no les hago una tarea ―evita mi mirada― siempre ha sido así, solo tuve un amigo en la escuela y él se fue de la ciudad, desde allí quedé solo.

No sé qué haría si Matías se fuera de mi vida, pensar en eso me causa dolor. No puedo creer que lo traten así, él que es tan buena persona, tan lindo y amable ¿por qué las personas buenas deben sufrir así?

Agarro su otra mano y lo miro seria― No estás solo ―me mira confundido― yo estoy aquí y no te dejaré nunca.

No me voy a alejar nunca de él, sin él no podría estar, me gusta su voz, su presencia, sus palabras, sus chistes ¿cómo podría vivir sin eso?

Él asiente y sonríe― Tienes razón, te tengo a ti.

―Y a Sara.

―Y a Sara ―aprieta nuestro agarre― nunca te alejes de mí Iveth ―sus ojos se cristalizan― no sé cómo haría si me abandonaras también.

Una lágrima cae por su mejilla y me apresuro a limpiarla, veo tanto dolor en su expresión, no está llorando para que no me aleje, hay otra cosa.

―¿También? ―ladeo la cabeza― ¿qué ocurre?

Empiezo a acariciar su rostro y él cierra los ojos, empieza a caminar hasta el mostrador y se sienta sobre este. Yo decido quedarme de pie, no quiero caerme tratando de sentarme allí.

―Cuando tenía 4 años mi papá se fue de la casa. Mis padres discutían mucho, mi mamá siempre le reclamaba porque él se desaparecía por meses trabajando, mi padre siempre le contestaba que así eran las cosas y no pensaba cambiar su estilo de vida ―se muerde el labio inferior con fuerza― un día mi padre metió todas sus cosas en una maleta y juró que no volvería más.

"Mi madre estaba destrozada, se la pasaba llorando y Julia era la que cuidaba de mí como podía, pasamos días sin ir a la escuela. Los padres de mi padre le rogaban a mi mamá para que no pidiera el divorcio, insistían en hacerse cargo de nosotros pero si nos mudabamos a Francia. Julia lloraba por las noches, yo siempre la escuchaba, pero yo nunca lo hice, me dedicaba a organizar mis juguetes o la ropa sucia para distraerme.

"El tiempo pasaba y mi madre se levantó, decidió empezar a trabajar para que fuéramos a Francia, insistía en que allá tendríamos una vida mejor, yo no quería Iveth, en serio no lo quería, mi hogar estaba aquí. Cuando mi madre había recaudado el dinero suficiente Julia lo escondió, escondió también nuestros pasaportes, mi madre estaba como loca diciendo que le habían robado. Cuando le dijo a mis abuelos estos dijeron que simplemente mi madre quería sacarles dinero, que era una floja que no se esmeraba por trabajar y otras cosas horribles.

"Pasaron unos 2 meses y mi padre volvió de la nada, guardó su maleta en el cuarto y jugó con nosotros, yo estaba muy feliz, mi padre había vuelto y no se iría jamás, eso fue lo que nos dijo, que lo viajes habían termiando. Habló con mi madre y todo se arregló otra vez. Vivimos felices durante un mes. Mi madre se veía más animada y contenta. Un día ella llegó a casa sonriente, estábamos mi padre, Julia y yo, escuchamos como mi madre con lágrimas en los ojos nos dijo que tendríamos un hemanito. Yo me alegré mucho, Julia también lo hizo, dijo que si era una niña iban a jugar mucho, yo le decía que si era niño iba a ser mi mejor amigo. Mi padre se tomó la noticia diferente, se veía asombrado y molesto, tomó a mi madre por el brazo y se encerraron en el cuarto, estuvieron allí por horas, escuchamos gritos y sollozos, luego vimos como mi padre salió con una maleta y sin mirarnos de reojo se fue.

"Volvimos al inicio, mi madre deprimida, Julia llorando por las noches y yo limpiando. Me esmeraba porque toda mi habitación estuviera en orden, arreglaba todo segun su tamaño, grosor y color. Cuando iba a la cocina arreglaba las frutas por su tonalidad y las limpiaba hasta que quedarán relucientes. Julia en cambio se la pasaba molesta, ya no le gustaba jugar conmigo, además se encargaba de arruinar todo mi trabajo.

"Un día Julia entró a mi habitación y la volvió un caos, cuando vi eso sentí que iba a vomitar, me maree, lloré a gritos porque un dolor en el pecho me impedía respirar. Por primera vez en semanas mi madre salió a ver lo que pasaba. Ella dice que yo estaba en posición fetal y con las manos en la cabeza suplicando porque todo estuviera en orden.

"Desde ese día mi madre volvió a ser ella, estaba pendiente a mí y me tranquilizaba cuando entraba en mis crisis. Julia en cambio no se dejaba ayudar, ella le decía una y otra vez a mi madre que por su culpa papá se había ido y no quería a el bebé que venía.

"Los meses pasaron y todo estaba "normal" Sara nació y fue como la pizca de felicidad que faltaba para que todo estuviera completo, ella dormía con mi mamá y por las noches yo entraba a escondidas para verla. Yo jure que nunca dejaría a Sara sola, que ella no pasaría por esto, por eso cumplo todo lo que me pide, para verla feliz.

"Con el nacimiento de Sara mi padre volvió, nos pidió perdón a todos y dijo que todo iba a cambiar, la actitud de Julia no mejoró y yo... mis crisis eran más seguidas, quería tener todo perfecto para que mi padre no nos dejara otra vez.

Cierra los ojos y toma aire― Como era de esperarse empezó a viajar otra vez pero mi madre no le dio importancia, trató de darnos todo el amor que tenía para que no nos afectara la falta del cariño de mi padre. Por eso quiero tanto a mi mamá, ella es nuestra héroe. Pero me asusta perder a una persona que quiero, no quiero que me abandonen ―comienza a rascar su nuca con fuerza.

―Matías por favor no lo hagas ―tomo su mano impidiendo que se rasque― yo estoy aquí y no me iré, Sara y tu mamá tampoco se irán ―tomo sus mejillas con firmeza― nadie te va a dejar Matías, todos estamos y estaremos contigo ―me acerco y lo abrazo― por favor no estés triste ―escucho sus sollozos nuevamente.

―Lo extraño Iveth ―su voz está rota― extraño mucho a mi papá ―me abraza con fuerza y hunde su rostro entre mi cabello.

Cuando un padre se equivoca sus hijos las pagan caro, yo he vivido esto, el abandono, no se lo deseo a nadie. Nunca iba a imaginar que el chico bromista, sonriente y animado tenía tanto dolor encima ¿por qué no me di cuenta antes? El pedía auxilio en silencio...

Desconocida.
2007

El señor Armando se encontraba sentado sobre una de las sillas del patio de su casa. Veía como las personas caminaban, hablaban, o conducían con calma. Ver eso era como su desestresante. El señor se sentía tranquilo, por fin todo volvería a la normalidad con su esposa e hija

O eso creyó.

Observa como la niña sonriente de acerca él, un lindo vestido floreado cubre su cuerpo y su típica diadema de flores adorna su cabeza. Una leve tensión se empezó a formar en el ambiente, él sabía quien era esa pequeña.

―Hola señor Armando ―le extiende un papel― ¿cómo está?

―¿Qué es esto? ―lo toma dudoso, ya no podía confiar en esa pequeña.

―Lealo ―sentencia.

El hombre dudoso comienza a leer lo que esta escrito, una ligera sonrisa se escapa de sus labios.

―¿Qué te hace pensar a haré eso? ―alza una ceja.

La pequeña se acerca al hombre― si no lo hace hablaré ―sonríe.

―¿Qué se supone que dirás? Es mi hija, no le puedo hacer eso ―frunce el ceño.

―Yo también lo soy ―musita con ironía.

―Tú no eres nada mío ―se pone de pie― me niego a encerrar a mi pequeña.

Tú no eres nada mío, ya se había acostumbrado a oír esas palabras, desde que se enteró de su existencia se negó a reconocerla como hija.

―Si no lo haces... ―muerde su labio inferior― le diré a todo el mundo que me tocaste ―finge tristeza― me acercare a tu hija y la convenceré de decir lo mismo ―vuelve a acercarse al hombre― además le acordaré con lujos de detalles como el señor Emi... ―una bofetada interrumpe a la pequeña.

―Eres un monstruo ―lágrimas intentan aparecer pero el hombre las evita― ¿por qué quieres hacerle eso? Ella no te ha hecho nada.

La niña masajea su mejilla― ella me quitó todo ―el rostro de su señor llega a su mente― yo le haré lo mismo.

―No puedo hacerlo ―la mira con severidad― no voy a hacerlo.

―Bien... ―la pequeña se da la vuelta― será divertido hablar con Iveth.

El hombre empieza a analizar la situación, no quiere que su pequeña recuerde ese momento, además lo que le pide esa niña no es muy grave, él la protegerá de ella, todo estará bien.

―Está bien. Acepto.


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Hola mis cerebritos🧠💋

Hoy no iba a actualizar, ayer tenía una bloqueo horrible y no podía avanzar pero pude resolver eso :)

Además quería hacerlos sufrir un poco pero no soy capaz🤣🤣 estoy ansiosa para que lean el final.

Acabo de escribir todas las partes de las desconocida así que ya no peligran mis actualizaciones 😘

¿Adivinen qué? Estamos llegando al final, sí, sí, sí.

El final se acerca :3

Leo sus teorías 💋♥️🧠
Hasta mañana♥️🧠

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