13

Me encontraba en la puerta del colegio, esperaba a Matías con ansías, sé que amará la noticia, ya deseo gritarle a todo el mundo que soy libre. Tengo hasta ganas de ir a dar clases, ver la cara de mis profesores cuando les diga que me traten como una estudiante más. Aunque debería dejar que mi padre se encargue de eso.

Hace un frío horrible, mi cuerpo tiembla un poco pero la emoción me brinda un calor en el interior que ninguna otra cosa puede brindarme.

Felicidad.

Siento que la felicidad no cabe en mi pecho, nunca había sido tan feliz en toda mi vida, es como si me hubieran otorgado un par de alas y pudiera volar hasta alcanzar las estrellas.

Veo como Matías entra por el portón, está distraído ya que aun no nota mi presencia. Levanto mi brazo sano y empiezo a hacer ademanes, los otros estudiantes me miran raro pero no me interesa. Matías se da cuenta de mi pequeño espectáculo y sonríe. Acelera su paso hasta quedar frente a mí. Se ve lindo con su cabello peinado perfectamente en una cola, sus labios se encuentran rojos por el frío y sus ojos se ven brillantes. Es hermoso.

―¿Iveth qué haces? Te van a ver ―mira hacia los lados― vamos al auditorio ―empiezo a negar mientras me muerdo el labio inferior tratando de ocultar mi sonrisa― ¿qué ocurre? ―frunce el ceño.

Coloco ambas manos sobre sus hombros― adivina quién ya puede tener amigos ―él abre su boca en una perfecta "O"― adivina también quién puede salir a pasear cuando quiera.

Coloca su mano sobre sus labios y empieza a sonreír, una sonrisa que no había visto antes en su rostro, se ve más ¿reluciente?

―¿En serio Iveth? ―sonríe aun más― ¿no es una broma? ―niego y una carcajada sale de sus labios― no puedo creerlo ―me abraza con fuerza causándome dolor― lo siento, lo siento.

Empieza a caminar de un lado para el otro, su rostro se encuentra rojo y su cabello tiene un poco de nieve.
De vez en cuando me mira sonriente pero aparta su vista, a veces no entiendo sus actitudes.

―Oh casi lo olvido ―toma su maletín y lo abre― cierra los ojos y no los abras hasta cuando te lo diga ―asiento.

Lei que cuando dicen eso es porque darán un regalo ¿eso hará Matías? Y si es así  ¿que será? ¿Un poema? Sería lindo, creo que tiene talento para escribir, podría ser otra cosa ¿pero qué?  Es muy difícil pensar.

―Abrelos ―obedezco lentamente, veo como se encuentra a dos pasos de mí extendiéndome un pequeño ramo de flores, no sé de cuales son pero se ven hermosas.

―¿Y esto? ―acaricio los pétalos con delicadeza, una sonrisa invade mi rostro. Nunca había recibido un regalo y flores menos, no había visto unas en años.

―Creí que te gustarían, quería verte sonreír y que cada vez que las veas recuerdes que eres más hermosa que todas esas flores juntas―mira hacia el suelo― ¿te gustaron?

―¡Me encantaron! ―me acerco a él regalándole un beso en la mejilla.

Sonrío como un boba por unos segundos. Espera... ¿qué acabo de hacer? Matías me mira sorprendido, tiene el rostro más rojo que nariz de payaso, sus labios están entreabiertos mientras toca su mejilla lentamente.

No, no, no, maldita película, vi que allí hacían eso ¿por qué mi cuerpo reaccionó así? ¿Por qué imite lo que vi?

Siento mi rostro cada vez más caliente― lo siento, lo siento ―empiezo a balbucear― es que... yo pen.. emm, amm ―me rasco el cabello con fervor.

Matías está estático, me mira fijamente,  noto como poco a poco una sonrisa se dibuja sobre sus labios ¿no está molesto? ¿No lo incomode?

―¿Vamos a clase? ―agranda más su sonrisa― el timbre ya sonó.

¿No me va a preguntar nada?¿En qué momento sonó que no lo escuché? ¿Entonces no está molesto? ¿Por qué me da vergüenza preguntarle?

Bajo la mirada apenada, siento como toma mi mano y empieza a guiarme hacia el salón, ese simple tacto causa estragos en mi interior ¿qué me pasa? Alzo la mirada y veo el rostro de Matías, conserva esa sonrisa y un ligero rubor en sus mejillas ¿yo estaré igual? ¿Le habrá gustado el beso?

...

Decidí ir a clases, quería pasar más tiempo al lado de Matías a pesar de lo nerviosa que me ponía, no volvimos a tocar el tema del beso y eso me hacía sentir más cómoda, no quería empezar a tartamudear o hablar de más. Matías es como un imán, me atraía hacia él y no podía oponer resistencia. Creo que estamos destinados a estar juntos para siempre.

Todos en la clase nos miraban sorprendidos, Matías y yo hablábamos anímicamente durante el receso, más de una persona se le acercó con cautela para advertirle, pero él solo respondía que ya podían hablarme si quisieran.

Me sorprendió que los profesores ignoraron mis golpes por completo, al parecer mi padre tiene más poder del que creí. Visualizo como un grupo de chicas se nos acercan, específicamente se le acercan a Matías.

―Hola Matt ―se acerca Sofía sonriente― ¿Quieres acompañarme a la cafetería? ―agarra la mano de Matías. Una oleada de rabia llega hasta mí, no sé por qué pero me dan ganas de arrancarle la mano y asegurarme que no lo toque más o le hable de esa manera tan acaramelada.

―Estoy con Iveth ―me regala una sonrisa― puedes decirle a Diego o a unas de tus amigas que te acompañe.

La castaña me mira de arriba a abajo― Pero Matías, toda la semana que pasó me acompañaste ¿me vas a abandonar ahora? ―¿qué? Yo estaba moribunda y él estaba con esa tonta, yo pensé que se había preocupado por mí.

―La semana pasada ya pasó, vive el presente ―le vuelve a sonreír― estoy hablando con Iveth ―inquiere.

―Pero Matías... ―alarga la "a", ridícula.

―Te está diciendo que te vayas. Vete. Está hablando conmigo ―comento fastidiada. Me doy cuenta de la forma que le hablé y me pongo neviosa― disculpa.

―¿Quién te crees? Solo eres la rara de aquí, no tienes derecho de opinar nada ―escupe― es más, ni sé que hago perdiendo mi tiempo hablando contigo.

Matías se pone de pie encarándola― Mira Sofía, no te voy a permitir que le hables así a Iveth, a ella la respetas ―frunce el ceño― ahora vete con tus amigas, entiende que estoy con ella.

La castaña me dedica una mala mirada pero se va. Matías se sienta mientras toma mi mano― ¿Te hizo sentir mal? ¿Estás bien?

―¿Por qué estabas con ella la semana pasada? ―mi voz sale irreconocible.

No puedo creer que de tantas chicas estaba específicamente con esa. Ella me cae mal, no la soporto,  no quiero que le hable más en toda su vida.

―Todos los días me pedía que la acompañara a la cafetería ―se encoge de hombros.

―¿Por qué aceptabas? ¿Te gusta estar con ella? ―frunzo el ceño― porque si es así eres libre de irte con ella.

Él me dedica una mirada incrédula― ¿Estás celosa? ―niego, no tengo motivos para estarlo― yo creo que sí porque solo los celos pueden cegarte de esa manera ―lo miro confundida― acabo de defenderte de ella y no lo tomas en cuenta. Solo tengo ojos para ti Iveth ―toca mi mejilla.

Humedece sus labios pero no dice nada más, su rostro se tiñó de un carmesí ligero. Siento los latidos de mi corazón acelerados "solo tengo ojos para ti" ¿qué quiere decir con eso? No sé pero esas palabras hicieron que me sintiera más aliviada.

―Lo siento ―bajo al mirada― solo me molesté sin sentido.

Si otra chica vuelve a hablarle de esa manera juro que le daré un golpe, la única que puede tocarlo y acercarse soy yo.

―No hay problema, yo te defenderé siempre, no dejaré que nadie más te trate mal ―sonríe.

Una pregunta invade mi cabeza, debo saberlo, es muy probable que sí, pero necesito que él mismo me lo diga.

―¿Has tenido novias? ―inquiero. Él se endereza poniéndo su semblante serio.

―Sí ¿por? ―Rasca su ceja.

―¿Cuántas? ―me da mucha curiosidad, quisiera saber que tipo de chicas le gusta.

―Dos, pero duramos poco tiempo ―mira hacia el techo.

―¿Por qué?

―Mi madre no me deja tener novias, dice que soy muy joven pero yo siento que para el amor no hay edad ―evita mi mirada, sé que hay algo más.

¿Entonces no podríamos ser novios? Su madre no lo va a permitir y los míos mucho menos ¿sería un amor a escondidas? ¿Esas cosas funcionan?

―¿Seguro que solo es por tu madre? ―me acerco a él.

―Sí ―rasca su nuca. Debe haber otro motivo, no soy tonta. Pero por ahora no le insistiré con eso.

―¿Estás enamorado actualmente? ―las preguntas salen solas.

Me mira por unos largos segundos, sus mejillas se vuelven a teñir de carmesí― creo.

¿Quién será? ¿Cómo se sentirá? ¿Seré yo? ¿Yo estoy enamorada de él? ¿Qué es estar enamorado?

―¿Qui... ―mi pregunta queda en el aire ya que escucho el timbre sonar anunciando el fin del receso. Veo como Matías da una respiración profunda y se sienta mirando al frente.

Así que no le gusta el tema, por algo debe ser. Ese chico tiene la costumbre de ocultar muchas cosas ¿por qué? Bueno tampoco es que yo le cuente todo pero él debería confiar en mí  ¿no?

Otra incógnita es ¿Cómo puedo saber si me gusta alguien? ¿Qué se hace en ese caso? Según la película que vimos se besaban, decían cosas lindas y se tomaban de la mano. Yo me tomo de la mano con Matías, tambien él me ha dicho cosas lindas pero no nos hemos besado.

¿Si no nos hemos besado significa que no le gusto?
¿Si yo no le gusto quién le gustará?
La idea de que le guste otra persona me molesta demasiado ¿seré muy celosa? ¿Lo celos son buenos? ¿Por qué uno se siente celoso?

Cuando terminaron las clases fui a la biblioteca a buscar un par de libros de romance. Esa misma noche me quedé hasta la madrugada "aprendiendo" sobre ese tema tan complejo.

...

Desconocida.
28 de mayo de 2007.

Era una fría noche de primavera, todo estaba en constante calma, a penas se podía percibir el leve viento golpeando las nuevas cortinas de lino.

La niña se encontraba en la sala, esperaba ansiosa a sus padres ya que le darían una noticia importante. La niña estaba contenta, todo iba perfecto y en poco tiempo se iría con su señor, dejaría a sus estúpidos padres, estúpidos "amigos" y el estúpido pueblo.

―Hola cariño ―aparece en padre dedicándole una mirada compasiva.

La madre se acerca a la niña tomando sus mejillas con fuerza―Amor tenemos que hablar de un tema serio ―susurra la madre mientras una laguna de lágrimas inunda sus ojos.

La niña miraba atenta a ambos, no entiende lo que está pasando pero debe ser serio como para que sus padres estén así

―Pequeña, cuando estuviste con Emiliano él te... ―el padre toma una bocanada de aire― ¿él te toco en lugares inapropiados?

―No ―responde con mirada fría. Su señor le dijo que si en algún punto hacían estas preguntas ella debía negarlo todo, no debía dejar que lo castigaran en vano.

―Mi niña ¿no te dijo cosas extrañas o te miraba raro? ―inquiere la madre.

―No.

―Cariño si él te dijo que no hablaras puedes hacer una excepción con nosotros, puedes confiar en mí ―el padre acaria la mejilla de la pequeña.

―¿Por qué me preguntan eso? ―la idea de que unos de los niños del señor haya hablado la asusta.

―Emiliano era un hombre malo, perverso ―la madre no soporta más y comienza a llorar.

―Él hizo cosas horribles cariño.

―¿Qué hizo? ―la pequeña se pone de pie― ¿dónde está? quiero ir con él ―el miedo invade su interior.

―No cariño, él era un monstruo.

―¿Por qué hablan en pasado? ―algo hace click en su cabeza― ¿lo mataron? ¿Está muerto?

El padre baja la mirada como respuesta.

No lo podía creer, su señor, el hombre que le enseñó todo lo que sabe, que la aconsejó, cuidó y amó, está muerto. Todo el mundo de la pequeña se le vino encima, cada plan, cada sueño fue tirado a la basura. La niña estaba aturdida, no sabía que sentir o qué pensar, solo una pregunta rondaba su cabeza.

―¿Cómo pasó?

―Pequeña no pienses en eso, dinos si te hizo daño ―el padre trata de tocar el cabello de la pequeña pero esta se aparta.

―Dime por qué lo mataron. Él era bueno, él era mi amigo, yo lo amaba, lo amaba con todo mi corazón ―la niña comienza a llorar.

―¿De qué hablas? ―se pone de pie la madre―¿qué sabes tú de amor? si Iveth no hubiera hablado nunca nos hubiéramos dado cuenta de lo que les hacía a los niños.

Iveth.

―Cariño no ―el padre toma a su mujer por los hombros― no debías decirle nada.

―Ella debe saber ―mira a su pequeña― ese hombre te lavo el cerebro cariño, él te hizo daño por muchos años y nosostros no nos dimos cuenta ―se arrodilla al frente de la pequeña― perdóname hija, lo siento demasiado.

La niña estaba inmóvil, sus padres comenzaron a hablarle pero ella no entendía nada ¿quién era Iveth? Sea quien sea iba a pagar, se iba a encargar de hacerle la vida miserable hasta que desaparezca de este plano terrenal, ella le quitó su todo, el motor de su vida, su amor.

Ahora su única meta era vengarse, esa tal Iveth llorará lágrimas de sangre, caerá en el abismo de la desesperación.

―Necesito conocer a Iveth ―susurra mientras una pequeña sonrisa invade el rostro de la pequeña.

Aquí comienza todo.

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