4 - Un corazón roto
Jisung suspiró viendo el gran edificio, pero aunque ahora sabía que tenía todo lo que quería en un principio, el trabajo y el hogar para su hijo, se sentía vacío, aún extrañaba demasiado a su ex jefe, siempre que miraba ese gran edificio no podía evitar en pensar en el que una vez trabajó y en donde se enamoró por primera vez...
Con quien había concebido el que ahora era su razón de existir, su pequeño cachorro que esperaba con ansias.
— Oh, has llegado. — el castaño sonrió en cuanto vio entrar al edificio al de cabellos negros.
— Oh, buenos días. — hizo una reverencia con una leve sonrisa.
— Llegaste a tiempo, ven te llevaré a tu puesto.
— Mn, gracias. — lo siguió.
Ambos subieron al elevador y Jisung se sorprendió un poco cuando este presionó un botón que llevaba a una planta muy alta.
Al llegar, caminaron por unos pasillos en donde pudo ver que solo habían personas importantes para la empresa, personas que tenían un puesto superior, fue allí que supo que trabajaría para alguien importante.
— Aquí es. — el castaño detuvo su paso.
— ... —los ojos de Jisung se abrieron como platos. — A-aquí...
— Sí, serás el secretario del jefe. — sonrió.
Jisung sintió sus manos heladas, no podía creerlo, ¡otra vez sería el secretario de la persona dueña de la empresa!
— Bueno Jisung, te dejó, cualquier cosa dirígete a mí.
— Mn, muchas gracias... — asintió.
El castaño asintió y se marchó, tal vez él trabajaba para alguien que quedaba en la otra planta.
El castaño salió de la empresa, siendo lo primero que sus ojos vieran al hermoso alfa de cabellos castaños que sostenía un lindo ramo de lirios amarillos.
Lee Minho sonrió levemente y se acercó a él dándole un abrazo para después darle las flores.
— Son muy lindas flores, gracias. — sostuvo el ramo y las miró a detalle.
— Claro, las compré especialmente.
El castaño sonrió ante su respuesta.
— ¿Nos vamos? — Minho abrió la puerta del auto.
— Mn. — asintió y entró en el.
Al siguiente día, Jisung llegó temprano al trabajo, se sentía un poco nervioso ya que ese día tal vez iba a conocer a su jefe, que raramente aún no llegaba.
Pero eso no importaba, aunque no llegara él tenía que empezar a trabajar.
Así pasaron las horas, hasta que escuchó por fin unos pasos dirigirse hacia él, pero en cuanto volteó vio que se trataba del castaño el cual le sonrió.
Jisung no sabía a que había ido a ese piso, tal vez por asuntos del mismo trabajo, no sabía con exactitud hasta que el mismo se lo dijera.
— ¡Buenos días Jisung!... bueno, ya no tan días diría, he llegado tarde, pero lo que cuenta es que aquí estoy. — sonrió.
— ... — Jisung no dijo nada, seguía sin comprender.
— ¿Jisung? ¿Te sientes mal?
— N-no, solo que...
— ...¿Qué?
— Aún no entiendo... me dijiste que trabajabas aquí...
— Y no mentí, si lo hago, ¿por qué dices no entender?
— ...¿Tú eres el jefe?
— ...¿No te habías dado cuenta? — preguntó un poco confundido.
— ¡¿Lo es?! — Jisung abrió los ojos como platos.
— ...Sí, no pensé que seguías sin saberlo, oh... ¡entiendo! Es que yo no te había dicho mi apellido. — tocó su nuca con un poco de pena.
— Es que aparte de eso se miraba muy joven... ¡no digo que por serlo no puede tener lo suyo ya! S-solo que, no pensé que fuera el dueño...
— Es entendible, pero entonces me presentaré adecuadamente, mi apellido es Lee, por eso la empresa se llama rey, porque tiene el apellido, tal vez tú no lo sabías porque la primera vez que nos vimos yo no dije nada mío.
— Oh... entiendo, pero el apellido Lee es muy común, aún si lo habrías dicho antes no hubiese pensado de esa forma. — sonrió.
— ... — él castaño soltó una carcajada. — Eso es culpa de mi marido, sino fuera por él yo no tuviera un apellido tan común. — sonrió.
— ¿Está casado? — Jisung preguntó sorprendido.
— Mn, felizmente casado.
— No lo sabía, es bueno que tenga un matrimonio sano. — Jisung sonrió con un poco de nostalgia.
Saber que él jamás tendría eso...
Los meses pasaron y con ellos el embarazo de Jisung se hizo más evidente, ya tenía seis meses por lo que no faltaba a sus citas médicas, y se sentía feliz de que su jefe entendiera y le diera espacio para ir sin problemas.
Ese día tenía una cita médica para ver que su bebé, por lo que se sentía más que feliz, le gustaba mucho el ver a su cachorro.
Ya quería tenerlo entre brazos.
Su cabeza estaba tan llena de pensamientos que no se fijó en el camino y chocó con un firme pecho
— ¡Lo siento! — se disculpó rápidamente retrocediendo.
No hubo respuesta.
Así que levantó la mirada para encontrarse con un hombre de cabellos negros, tan... ¡Tan alto!
Jisung se heló, jamás había visto a alguien tan alto, su rostro era hermoso y perfecto, y su cuerpo era fornido.
Este solo lo vio y asintió, pero cuando estaba por marcharse Jisung lo sostuvo de su gabardina negra inesperadamente.
El hombre se sorprendió por su acción, y solo le miró.
— L-lo siento... realmente lo siento, yo... yo me sentí mareado justo ahora...
El hombre entonces se quedó unos segundos más parado en su lugar hasta que Jisung volvió a recobrar el aliento.
— Gracias... — Jisung se alejó e hizo una reverencia, pero el hombre alto no le vio sino su mirada se dirigió a la entrada, en la cual miró a una enfermera la cual rápidamente salió.
— Ten más cuidado, tu embarazo puede tener complicaciones. — este por fin habló haciendo que Jisung sintiera su sangre helar.
¡Su voz era tan gruesa!
— S-sí...
— Disculpe. — la enferma llegó e hizo una reverencia a ambos.
— Dígame doctor. — miró al hombre alto, a lo que los ojos de Jisung se abrieron con sorpresa.
¿Doctor?
— Lleva al joven hasta dónde se dirige con cuidado.
— Oh... claro, por aquí joven. — la enfermera le sonrió con dulzura.
— ...Mn. — Jisung asintió para seguirla.
Pero antes de entrar volteó viendo al hombre que todavía lo miraba. — Muchas gracias. — hizo una reverencia.
El otro solo asintió y dio la vuelta.
Jisung salió del hospital con más tranquilidad, pues aunque no estaba ni siquiera marcado el bebé estaba sano, y esto era porque el padre alfa era extremo, por lo que el bebé por el momento no tenía complicaciones.
Han Jisung se dirigió a su trabajo en donde su jefe estaba saliendo de la oficina, pero se detuvo al verle y colocó su teléfono lo cual era lo único que cargaba en la mesa.
— Oh, Jisung has vuelto. — le sonrió.
— Mn, muchas gracias por darme tiempo.
— Descuida, te he dicho que te puedes tomar estos días libres, otro puede cubrirte mientras.
— No, enserio ya mucho me favorece... — Jisung sonrió.
— No es nada, quiero que tu hijo nazca bien, eres el primer secretario en cinta que tengo. Pero bueno, en este momento saldré con mi esposo por lo que no estaré hasta tarde, y aún si no llego puedes irte a la hora acordada.
— Está bien. — Jisung asintió.
El castaño asintió y se marchó.
Pero ni siquiera habían pasado dos minutos cuando se dio cuenta de algo.
¡Su jefe había dejado su teléfono!
Jisung rápidamente lo tomó y salió hacia la salida, tomó el elevador y cuando estaba en la segunda planta miró a su jefe caminando en la planta baja hacia la salida.
Se sostuvo de los barandales y sonrió, ¡estaba a tiempo de llevárselo!
Pero cuando estaba por bajar, vio algo que le borró por completo la sonrisa.
Un hombre de cabellos castaños entró con un ramo de flores, y al ver a su jefe sonrió y lo abrazó dulcemente.
"Saldré con mi esposo"
El corazón de Jisung se rompió en mil pedazos...
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