Robo al museo


Entre el sonido de la noche, los pequeños insectos hacen de las suyas bajo una luna llena tan pacífica.

Sin esperarlo, una extraña corriente de aire se hace presente sobre el techo del museo, una vieja construcción perfectamente cuidada desde hace ya muchos años, un lugar lleno de tesoros que son vigilados las veinticuatro horas.

Las cámaras de seguridad no se encuentran en aquella área, un punto débil y frágil de la arquitectura que, sin las habilidades de Mephiles hubiera costado burlar a la seguridad que rodea el edificio, por muy buenos que sean.

De un portal creado con humo, encima del edificio justo en el techo, un área que extrañamente no es tan vigilada, un perfecto punto ciego; se asoman las púas negras de un erizo cobalto, siendo seguido por una figura cubierta con un traje totalmente negro, dejando libre el par de ojos esmeraldas. Al final, el humo se materializa y regresan al cuerpo del erizo con gran parecido a Shadow.

— El disfraz de ninja resulta ser muy cómodo, no sé por qué dejé de usarlo - dijo la eriza cubierta con el material de tela negra que ocultaba su identidad, se ajustaba perfectamente a su pequeña figura. 

— Shh, no tenemos tiempo para esto - mandó silenciar Evan ante la voz ruidosa de la chica  — No lo olviden, apagaré los sistemas de seguridad por un momento, tiene que tomar la esmeralda y luego, volvemos al techo y nos vamos de aquí - ambos asintieron ante lo que habían acordado.

El erizo negro se acercó a la compuerta del sistema de ventilación, con un pequeño golpe en el costado, lo suficiente para darle un pequeño tirón y quitarla, ahora tenían una entrada.

— Las damas primero - Invitó Mephiles, señalando la entrada lista con su mano hacía la eriza cuyo traje le llegaba a resultar, entretenido. Si es que ya se había ganado miradas molestas de Evan, que cabrón. 

— La caballerosidad no es relevante en ésta situación - dijo ella notando sus vulgares intenciones, o al menos eso pensaba — Evan y tu irán primero, yo al último - sentenció con los brazos cruzados esperando a que uno de los dos entrara. 

— No le voy a ver el culo a Mephiles, sería como verle el culo a... - cerró la boca, pero no parecía tener intenciones de hacerlo. 

— ¿No estamos perdiendo el tiempo?, yo le veré el culo a Evan - declaró Mephiles, listo para cumplir la misión, sus intenciones no eran malas, sólo que tenía la curiosidad por la eriza pues resultaba, familiar y, seguía sin poder entender su dimensión — Hagamos esto antes de que sea tarde.

Tras haber discutido en el techo, en los ductos de ventilación se habían separado, Evan hacía el cuarto de sistemas mientras ellos esperaban la señal para tomar la esmeralda.

La ventilación resultó ser más pequeña de lo que creían, por lo que moverse por ahí les traía inconvenientes, sólo a los dos erizos. 

— Carajo... ¿estamos cerca? - soltó con maldición acompañada el vetado, quinta vez que se golpeaba con la cabeza en ese estrecho lugar, Amelia estaba detrás, mirando por las rejillas de las compuertas por las cuales pasaban gateando como si nada. 

— Shh, baja la voz - regañó al notar una de las luces a lo lejos, seguramente guardias de seguridad que les toca patrullaje — Nos faltan, siento que de tres a nueve. 

— ¡¿Trescientas nueve?! - se sobresaltó ¿qué museo podía ser tan jodidamente grande? y aunque lo fuera no alcanzarían siquiera a llegar. 

— ¡No!, que de tres a nueve - gruñó ella cuando se toparon con la rejilla correcta, observó a una vieja marmota como el guardia de la zona, no podía hablar, así que jaló de una de sus púas a su acompañante, que antes de reclamarle pudo percatarse de la marmota. 

— Te la dejo pasar ésta vez - amenazó molesto, odiaba que jalaran sus púas, ella rodó los ojos sin tomarle mucha importancia a su dolor momentáneo. 

— Evan, estamos en posición, solo hay un guardia, podemos hacerlo - susurró Amy hacia su auricular. La marmota sería un objetivo fácil de derribar. 

Enterado - respondieron del otro lado del comunicador — Corto los sistemas en tres, dos... adelante. - Una parte de las luces se apagó, tomando por sorpresa al guardia de seguridad que estaba vigilando la esmeralda — Apresúrense, no tenemos mucho tiempo antes de que se reinicie la secuencia de respaldo. 

— Entendido, espera Mephiles - interrumpió antes de bajar, la marmota ya había sacado su linterna para averiguar lo que había pasado con las luces, ya que no era algo normal. 

Dejaron que la rejilla cayera al suelo, siendo Amy quien la acompañara al caer, pero cuando tocó el suelo, fue lo suficientemente sigilosa para no ser percibida por el macho; la linterna pronto alumbró lo que había caído del techo, una rejilla ya vieja que sospechó, había sido un fallo de instalación. 

— Debería reportarlo... me sacó un susto, dios.. - suspiró el guardia, sosteniendo la linterna cerca de su pecho para recuperar la calma, tenía los pelos de punta. 

La marmota volvió a su puesto, patrullando por la parte de afuera ésta vez, alumbrando para saber si alguien más venía para reportar su turno como completado. 

Amelia se había escondido en uno de los pilares del salón, casi cerca de la vitrina por donde estaba acomodada la esmeralda. A unos cuantos metros cruzando la atracción de los cristales de Mabumba.

No había tenido tiempo para leer toda su información, y no estaban en el momento adecuado para hacerlo.

Sentía sus pies fríos de tocar el suelo casi descalza, la licra no le quitaría el frío que sentía, no era muy buena y ahora recordó por qué había dejado de usarlo. 

Hizo una señal arriba, desde ahí, Mephiles pudo verla y usando sus habilidades, bajó en forma de humo hasta posicionarse junto a ella; Amy hizo un par de señas con las manos, indicándole que debían retirar el cristal que cubría la esmeralda con mucho cuidado sin hacer ruido. 

Con pasos lentos y luego de estabilizar su cuerpo. Cada uno se posicionó del lado contrario al cristal, usaron ambas manos para retirar de a poco el cristal, pero tenían que hacerlo rápido, no sabían cuando el guardia pudiera regresar. 

¿La tienen?, no queda mucho tiempo para el cambio de turnos, debemos apresurarnos - escuchó a Evan con el auricular, no podía responder por tener entre las manos ese cristal, algo más pesado de lo que parecía a simple vista. 

Formó una mueca cuando lograron sacarlo, ahora ponerlo en el suelo era otra cosa. Una rápida seña y ambos ya estaban intentando bajarlo, estaba por rozar el suelo cuando ambos escucharon los pasos lentos, y enseguida la luz acercarse. ¡El guardia!. 

Mephiles insistió en volver a poner el cristal en su lugar, volviendo a ser el humo que era, subió al techo para no ser visto. Amy no le quedó de otra más que volver a esconderse. 

Cuando la marmota regresó por la rejilla del suelo, alumbró toda la habitación, Amy tuvo que recorrerse un poco para no ser vista. Respiró profundo, como cuando necesitaban entrar a la base de Eggman para descubrir sus planes, ¡podía hacerlo!.

El guardia, gracias al reflejo del cristal pudo notar ciertas huellas en el, algo prácticamente imposible pues, ni siquiera él lo había tocado. 

Cuando quiso moverse para cambiar de pilar, el traje de licra provocaba que sus movimientos fueran rápidos, pero no esperaba que el suelo fuera tan resbaladizo en aquella zona. 

Por lo tanto, cuando sus pies intentaron moverse con rapidez, uno de ellos resbaló y cayó de rodilla izquierda al suelo, el sonido de algo deslizarse fue provocado, casi instantáneamente, como uno de sus instintos, se levantó con una marometa para volver a ocultarse tras el pilar al que quería llegar. 

Pero era demasiado tarde, la marmota lo había escuchado todo, volvió a alumbrar aquella parte con curiosidad y un miedo creciendo por la mente del macho. 

La peli rosa podía escuchar sus pasos cada vez más cerca. con la luz casi rozando sus púas ocultas, se agachó y de reojo, pudo notar la espesa niebla que bajaba del techo hasta posarse en la espalda de la marmota. 

— ¡Será mejor que salga antes de que llame a los refuerzos! - el guardia alzó la voz, sospechando por los ruidos anteriores, e incluso por la rejilla que tenía sostenida en su mano.

Amy solo podía notar la parte trasera que se formaba horrible tras la espalda del macho, Mephiles tenía intenciones que malas, podía sentirlo con solo ver el cambio de humo. ¡Era salir o dejarlo morir!. 

Salió de su escondite, tomando a ambos por sorpresa, el humo se dispersó ante la llegada de la eriza; la marmota no pudo reaccionar a tiempo, la eriza ya se había movido con agilidad hasta darle un golpe en el rostro, odiaba tener que hacerlo con zoomorfos inocentes. 

Su puño impactó directo en la nariz ajena, no solo le dejaría un gran golpe, si no que había visto la sangre de la nariz salir disparada luego de impactar en el. Se llevó una terrible sensación en la columna por haberlo hecho. 

El sentimiento de querer llorar abarcó su cuerpo, sus manos ahora envueltas en la licra oscura estaban manchadas con la sangre de un oficial de seguridad. 

El humo, Mephiles, volvió a posicionarse, necesitaban salir de ahí antes de que alguien notara la ausencia de la marmota caída. 

— ¡Rápido!, ayúdame a cargarlo - Agarró el cristal por las esquinas. 

— Querías matarlo... - susurró ella con rencor — ¡¿por qué?!., ¡no había razón para hacerlo y aún así..!

— Él iba a encontrarte, arruinaría nuestra misión - se defendió con su propio criterio y moral. 

— ¡Despierta Mephiles!, esto no es tu dimensión, si me atrapaba podía sólo... - estaba llena de rabia, un enojo contenido. 

— Déjame adivinar, pedirle amablemente que nos dejara robar tranquilos - Se impuso, no tenía tiempo para tratar con éste tema. 

Un largo silencio con sólo las miradas de enfado contra ambos se estaba generando. 

Amelia, lo discutiremos después - mandó Evan por el auricular, ya había salido de la sala y estaba de vuelta en el techo, faltaban poco menos de una hora para que los rayos de sol comenzaran a asomarse. 

Ignoró completamente a Mephiles, ambos volvieron a levantar a  caja de cristal dejándola en el suelo y ella, cogiendo la esmeralda con un sabor agrio y amargo en la boca. 

Ver a la marmota en el suelo, sangrando por la nariz, ¿no podía ser peligroso?. 

Observó a Mephiles, quien ya se encontraba estirando su mano izquierda hacia ella para desaparecer y volver a casa antes de que el sol les ganara. 

— Vayámonos - Mephiles le estiró su mano derecha para ayudarla a subir, necesitaban escapar; antes de irse, volvió a acercarse al guardia.

Buscó entre su radio una señal de alerta que le permitiera a alguien llegar a ayudarlo, conocía los riesgos, y Mephiles no comprendía, por qué la eriza había apretado la alerta, ni el por qué se preocupa por alguien que no conocía. 

Sin pensarlo más, corrió de regreso a donde Mephiles la esperaba, cogió sus enguantadas manos con mala gana mientras cerraba los ojos con fuerza, el viaje la mareaba un poco, y en menos de un pestañeo, el humo se esparció y subió por el mismo lugar por el que entraron antes de escuchar los gritos hacia el guardia en el suelo.

Después regresó la luz.

Un grupo de dos guardias de una especie diferente llegaron al lugar, observaron la esmeralda y el cristal fuera de su lugar, y más importante, a la marmota en un casi baño de sangre saliendo por su nariz, totalmente inconsciente. 

Era imposible que la esmeralda hubiera desaparecido tan rápido, pues hace mucho tiempo que no tenían robos como estos.

Sin una señal de Eggman, ni de sus secuaces, supusieron que era momento de llamar a los demás guardias, y a una ambulancia por supuesto.

Mientras tanto, el humo negro pasó entre las demás ventilaciones hasta llegar arriba, Evan los esperaba y se unió al humo que comenzó a volar sobre él, la mano de Mephiles se alargó para tomarlo del brazo, y desaparecieron sin dejar ningún rastro en ese viejo edificio cuyas sirenas sonaban descontroladas, alertando a todo agente cercano. 

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