Reconciliación en acción

La naturaleza sigue su camino sin dejar de crecer, hay maleza alta, algunas lianas y la humedad se junta entre los arbustos con espinas que logran a rozar el pelaje de mis piernas.

Con ayuda del martillo me hago espacio, entrar fue fácil pero creo que salir será la parte complicada, en especial si no recuerdo por dónde entré.

Al quitar parte de la vegetación, pude llegar al quiosco del centro, es pequeño pero se notan los bonitos detalles en la piedra, las bancas tienen polvo y mugre encima.

Observo el ala de la mansión a la que queríamos entrar, abstengo mis pensamientos pesimistas sobre la discusión que tuve con Evan y me apresuro.

Me pregunto si Cream tiene todo bajo control, sé que pedirle ayuda fue arriesgado y ahora la metí en problemas. No tardará mucho para que ella intente persuadirme de contarle a los demás, pero ya no puedo exponerme tanto.

Veo la silueta de una puerta a la izquierda, cuando me acerco a intentar girar el pomo me doy cuenta de lo vieja y frágil que está. No me toma nada empujarla y ver como se cae dentro del pasillo, que triste que un lugar que fue tan hermoso se desmorone.

Al entrar veo la misma puerta de madera grande y oscura de la otra ala por el pasillo, aunque conecten, esa habitación igual parece estar cerrada por alguna extraña razón e igual que la sala anterior, hay un enorme agujero que me impide cruzar.

Es decepcionante pero no puedo saltar, ni siquiera llegaría al otro extremo, nadie dijo que recuperar las esmeraldas sería algo fácil.

Observo la bengala roja en mi mano, los cerillos están en la mochila, pero no veo razón para encenderla todavía, me acomodo para guardarla en caso de que la llegue a necesitar después.

Me quedo un momento mirando el pasillo, hay retratos y pinturas viejas en las paredes, algunos rotos, otros descoloridos. Me hacen recordar a mi hogar, tengo varios cuadros de fotografías que comparto con los chicos, ahora que lo pienso debería tomar más.

Detengo mi caminata cuando uno de ellos llama mi atención, es más grande que el resto y tiene marcas de haber sido rasguñado, unas garras de ese tamaño son casi monstruosas.

Cuando me acerco lo suficiente me percato del enorme tamaño que tienen, incluso se marca a través del papel tapiz, no quisiera admitirlo pero parece haber sido algo reciente. De solo imaginarlo se me erizan las púas, no debería tener miedo, no creo que una criatura se encuentre aquí.

Debería regresar con los chicos, seguro que han encontrado algo que nos permita avanzar. Hasta el momento Mephiles no puede usar su habilidad, cuando regresemos a casa le pediré a Cream que me ayude a preparar algo para que su energía se recupere.

Al darme la vuelta para salir, el movimiento entre el pasto alto me congela mientras una extraña sensación de dolor se genera en mi pecho, mis piernas comienzan a temblar también.

Me sostengo con ayuda de la pared al apretarme el pecho, son punzadas cada vez más dolorosas.

Siento que me apuñalan el corazón.

— ¡Aghh! - presiono en la zona donde más siento dolor, esto no me había pasado antes

La presencia de otro ser alerta mis sentidos, giro mi rostro hacía los ventanales para encontrarme de cara con una criatura horrenda, piel arrugada de color blanco, sin ojos y con boca enorme cuyas garras acarician el cristal como si supiera que estoy aquí.

En su espalda puedo ver algunos cristales de color turquesa resplandecer, fuentes de su existencia.

El tiempo parece detenerse cuando una de sus manos rompe el cristal, tiene la intención de cortarme pero no lo logra, aunque el dolor en mi corazón persiste, no puedo dejar que esa cosa se aproveche de mi condición.

Hago crecer el martillo cuando la criatura entra, fuera de sí comienza a rasgar todo lo que tiene enfrente con la intención de tocarme. Aún si retrocedo solo me estará guiando al agujero que hay entre el pasillo, no puedo caer.

Tengo que sacarlo al jardín, prender la bengala también sería lo ideal si no encuentro a los erizos.

— ¡Por aquí! - grito para llamar su atención, con éxito consigo que vuelva a salir pero ahora necesito pensar, no me dejará tranquila hasta que la haga desaparecer.

Alza su enorme garra de nuevo pero sin la intención de rasguñarme, golpea el pasto con fuerza y la pequeña corriente de ventisca me distrae.

Mis ojos se abren de la impresión al ver su otra mano aproximarse con velocidad, ¡ya no puedo esquivarla! entonces hago aparecer dos martillos pequeños que uso como cruz para cubrirme el rostro y el pecho.

Su fuerza es impresionante, termina por lanzarme hacía las ventanas, estas se rompen para acompañarme en el suelo y los rasguños en mi piel lo confirman, pero no puedo preocuparme por las heridas superficiales ahora.

Su sonrisa altanera me provoca escalofríos, pero no puedo perder. Evan y Mephiles deberían llegar pronto... ¡¿Qué estoy diciendo?!, ¡yo puedo hacerlo!

Las garras vuelven a aparecer, destruyen parte de la pared de piedra a mi costado y me levanto para comenzar a correr por el pasillo, no es tan largo como el anterior así que tengo que apresurarme.

Cuando veo el final, aprovecho que ha roto otra de las ventanas, utilizo el espacio como un escape al tiempo que golpeo su brazo y lo hago gruñir, pero creo que no le he causado mucho daño.

Vuelve a empujarme, esta vez contra los arbustos y el martillo escapa de mis manos, trato de levantarme pero una de sus garras logra cortar la extensión de la maleza alta.

Si me hubiera parado, ya estaría rebanada en dos.

— ¡Amelia! - la voz de Evan llega a mis oídos y a los de la criatura también.

El erizo me mira sobresaltado desde la pequeña ventana que rompí, me arrastro lo suficientemente rápido como para acercarme pero el monstruo lo ve como una amenaza.

La mirada cargada de sorpresa de Evan cuando llego a sus brazos me indica el peligro, soy incapaz de moverme cuando el azabache toma mi rostro y lo empuja hacía su pecho.

Mi nariz se hunde contra su pelo en pecho, inevitablemente me sonrojo de solo sentir lo familiar que me resulta esto.

Su cuerpo me cubre en el momento en que se da la vuelta, solo puedo quedarme pegada a él, atónita escucho el sonido del corte y un gruñido doloroso surge de su garganta cuando la criatura lo lastima.

— ¡Evan! - el dolor de mi pecho incremente repentinamente, entre sus brazos ahora soy yo la que lo sostiene, necesitamos a Mephiles.

Veo a la criatura sobre su hombro, se acerca para embestirnos a ambos y cuando intento empujar a Evan al pastizal, es demasiado tarde pues nos lleva a ambos.

Siento un dolor en mi costado cuando impactamos contra el muro de piedra de la mansión, pero su fuerza es tan bruta que atravesamos toda separación y Evan es el que recibe más daño al protegerme.

— ¡Sujétate! - me grita él apretando el abrazo.

Lo único que hago es aferrarme a su cuerpo, evitando a toda costa tocar los rasguños de su espalda lo sujeto de la cadera.

No puedo dejar que su cuerpo absorba el daño de la caída, pero con la peligrosa criatura encima de nosotros, tan amenazante... dudo que podamos escapar de que nos aplaste.

La caída es inevitable y nuestro alrededor se oscurece, la criatura se mueve desesperada hacía delante para intentar acertarnos un bocado, creo un martillo del tamaño de su boca para aventarlo, lo muerde sin saber bien lo que es cuando lo captura.

El viento mueve nuestras púas con fuerza y no veo escapatoria, me doy la vuelta para quedar de frente a nuestro destino, lo que veo me asombra aún más.

Un misterioso lago brillante nos espera abajo e impactamos directo, el agua cubre nuestros cuerpos cuando descendemos y la criatura no tarda en llegar. 

Cerca de aplastarnos, nadamos alejándonos mientras esta se retuerce al darse cuenta que el entorno ha cambiado, no hay nada sólido bajo nuestros pies. 

Agarro el brazo de Evan con fuerza para llevarlo a la superficie, trabajando juntos llegamos y retomamos arcadas de aire, hay piedra llena de moho a las orillas y parece algún tipo de cueva. 

— Salgamos del agua mientras está distraída - dice él mientras nadamos a la orilla.

Me da la espalda y puedo notar que la sangre de los cortes se mezcla con el agua

Una vez cerca de la orilla, soy la primera en salir, extiendo la mano para ayudarlo y aunque duda en aceptar, sus heridas lo doblegan. Jalo con fuerza para sacarlo del agua pero la criatura no tarda en adaptarse. 

— ¿Tienes idea de cómo destruir esa cosa? - murmura Evan mientras se recupera.

— Deberías saber más de estas cosas que yo... - estrecho la mirada contra él — imagino que destruyendo los cristales que tiene en la espalda, si es que las garras no nos atrapan primero. 

Tras lo dicho, hago aparecer el martillo con un tamaño más grande que el anterior, un golpe fuerte será suficiente. Analizo su estado por unos segundos cuando lo veo ocultar su dolor, no me lo imagino peleando ahora.

— Yo me encargo de los brazos y garras, tú enfócate en la espalda.

— ¿Seguro que puedes pelear? - la furia en sus ojos me atraviesa.

— No soy tan débil - el eco de su voz retumba en la cueva. 

Une sus manos y tras un pequeño resplandor, surge el mango de una hacha afilada y poderosa de color rojo con plata. 

Desde su postura noto el aire hostil que refleja, sin duda es parecido a Shadow en todos los aspectos, aunque quiera ignorarlo, no puedo dejar de compararlo.

— Espero que seas igual de resistente que él... - murmuro antes de colocarme a su costado con el martillo, la criatura se recompone y nada peligrosamente hacía nosotros. 

El dolor en mi pecho es persistente, ambos sufrimos, pero nuestra persistencia vencerá.

Los brazos y garras surgen del agua cuando está tan cerca de llegar a la orilla, ambos retrocedemos de un salto cuando sus manos se clavan contra el suelo. 

Evan empuña el arma con fuerza antes de dar el primer corte, el filo apenas roza su brazo y la criatura sale del agua. 

Uno de sus brazos intenta tocarme pero logro apartarlo de un golpe, el erizo a su costado llama su atención tras provocarle un rasguño con el hacha en uno de sus costados. 

No puedo perder el tiempo, la criatura está ocupada peleando contra Evan y yo puedo evitar sus ataques rebotando sus garras contra mi martillo, pero no por mucho tiempo.

— ¡Córtale una maldita mano ya! - grito al tener que agacharme contra uno de sus ataques. 

— ¡Necesito encontrar el momento! - una garra se dirige a sus pies, hago que mi martillo rebote contra su boca, parece que la hicimos enfadar. 

La criatura retrocede antes de volverse hacía mí, sus ataques son más difíciles de esquivar pero en momentos como este agradezco el duro entrenamiento que he tenido con el azabache meses atrás.

Una de sus garras queda enterrada contra el suelo, algo la frena y es entonces que Evan se aproxima con el arma, rápido y preciso, el corte separa la garra del brazo y el sonido gutural que suelta la criatura me provoca escalofríos. 

Su extremidad cortada se desvanece, ya solo queda una.

Mientras ella se agita, apuro mis pasos cuando está distraída, con una sola garra ya no es tan rápida y sus ataques son descuidados. 

No puedo sentir pena por esta cosa, empuño el mango con fuerza y veo la oportunidad. 

— ¡Hazlo! - doy fin a la batalla dando un golpe perfecto en el área de los cristales. 

El sonido del cristal roto rodea nuestros cuerpos, la horrenda criatura desaparece en un parpadeo. 

Cuando todo termina, el cansancio se apodera de mis piernas, el dolor de mi pecho al menos ha disminuido, pero presiento que Evan se esforzó demasiado.

Recupero la fuerza, observo al erizo con el rostro pálido, sus ojos están nublados y repentinamente suelta el hacha, percibo que los rasguños le han provocada más daño del que aparenta. 

Me acerco para ayudar, su cuerpo parece ir perdiendo la estabilidad. Él alza las cejas cuando me ve y gruñe para intentar alejarme, pero no lo consigue. Paso su brazo por encima de mis hombros y como dije, su cuerpo se recarga en mí.

— Tenemos que salir de aquí - doy un vistazo a los alrededores, no hay nada que pueda utilizar. 

— Aún tenemos que encontrar la esmeralda... si escalamos podremos salir - señala las paredes con piedras desalineadas. Sería muy peligroso escalar y sobre todo para él.

— Lamento decirlo, pero si lo intentamos presiento que seré la única que llegue arriba.

Levanta el rostro completamente ofendido y molesto, yo niego con la cabeza. Tenía que ser terco. 

— Esperemos hasta que Mephiles nos encuentre, no debería tardar mucho

Le ayudo a sentarse, por ahora necesita relajarse. 

Opto por hacerle compañía desde el suelo, mi ropa aún se encuentra mojada pero el clima no es helado, así que no tendremos problemas con eso. 

Aprieto mis manos y observo el agua del lago para evitar mirarlo, no sé si debería seguir enojada o no, me salvo y eso fue inesperado, de no ser por Evan yo tendría esa fea herida en la espalda ahora. 

— Yo... disculpa si te hice sentir mal allá arriba - escucho su voz con un dije de arrepentimiento y alzo la mirada, esto sí que es inesperado — nos has ayudado con la búsqueda, no debería exigirte demasiado. 

Escucho su profunda respiración mientras desvía la mirada hacía las aguas, no puedo evitar sonreír de alegría y al mismo tiempo por sentir que la brecha que se estaba formando entre nosotros, comienza a cerrarse. 

Acaricio los guantes mojados y cubiertos de lodo de mis manos mientras encuentro el valor para agradecerle lo que también ha hecho por mí.

— Disculpa aceptada, y yo... lamento que hayas salido lastimado - cuando me mira yo señalo su espalda con remordimiento, él niega apoyándose de sus manos para recargarse — ¡no tenías por qué cubrirme! ahora te ves más pálido que un fantasma.

— Estaré mejor cuando Mephiles aparezca - niega sutilmente y no puedo dejar de preocuparme por su estado. 

Ahora que recuerdo, ¡todavía tengo la bengala en la mochila! la acomodo al frente rápidamente bajo la mirada atenta de mi compañero malhumorado, saco la bengala y la caja de cerillos completamente mojados e inservibles. 

— Aún queda esto, ¿crees que todavía funcione? - sostengo la bengala, su mirada me indica que podría ser improbable que encienda, pero nada me cuesta intentar — voy a buscar algo, espera. 

Me levanto del suelo para buscar dos piedras, deberían permitirme formar una pequeña chispa para encenderla y cuando eso suceda, Mephiles podrá encontrarnos más rápido por la señal de humo.

Hay dos piedras más alejadas del lago que lucen secas, espero que funcionen porque más opciones ay no me quedan. Entonces regreso con Evan para intentar encender la bengala. 

Unos instantes después nuestra bengala se enciende y me apresuro a dejarla cerca del borde el lago, el humo que desprende comienza a ascender por el hoyo donde caímos.

Atenta observo las expresiones de Evan, intenta ocultar su malestar. 

Por alguna razón no puedo evitar quitarme el pensamiento de que podría ser pariente de Shadow, quizá si le pregunto directamente la respuesta sea nula, o tal vez me diga una mentira. 

— Puedo saber si en tu dimensión, ¿existe un erizo llamado Shadow? o yo... ¿yo existo cierto? 

La situación no es la mejor, estoy consciente de que podría ser arriesgado que revele información importante pero quiero saberlo todo, aunque la verdad sea dolorosa para mí. Analiza mi rostro antes de volverse hacía el lago, vuelvo a tomar mi lugar en el suelo para acompañarlo si es que desea responder.

— Vives - dice mientras afirma mis sospechas — pero no eres la misma, me di cuenta que todo sería diferente desde que te vi por primera vez. Eres lo opuesta a ella, ¡todo tu ser es...! es confuso...

Mi corazón se achica al ver su estado tan abatido, me pregunto qué tipo de relación tenemos para que tenga una impresión así de grande ¿esperaba que yo fuera similar? o ¿Cuáles son nuestras diferencias?

Inevitablemente tomé su mano húmeda en busca de apaciguar sus preocupaciones, al principio se sorprendió pero terminó por cederme un cachito de él a pesar de darme negativas. 

— No puedo entender cómo te sientes... imagino que es abrumador encontrar a una persona que conoces y, resulta ser que es totalmente a diferente a cómo la recuerdas - continúo — pero si le tienes confianza a mi otra yo, créeme que puedes confiar en mí de la misma forma. 

El semblante de Evan se relajó al escucharme, necesitamos crear una brecha de confianza entre nosotros tres para que las cosas salgan bien, odio decirlo pero los sentimientos siempre son los que terminan separando a un equipo... y las mentiras y la desconfianza también. 

— Lo intentaré - dice y sus palabras son suficientes para mi, no puedo obligarlo a confiar, pero puedo tratar.

— Puedo preguntarte, quiero saber cómo soy allá y seguramente debo ser de ayuda en un mundo tan caótico como el que describes ¿cierto?

— No sé si pueda explicarlo - duda — pero las cosas que haces aquí, todo el estilo de cocina que manejas, las decoraciones y ser "amigable" es un claro ejemplo de lo que ella no hace. Creo que eso es lo que me causa conflicto, si nuestro mundo no estuviera sumergido por el dictador quizá ella sería igual a ti, sería feliz. 

Siento un vuelco en el corazón cuando lo revela y me hace sentir apenada, supongo que mi vida allá es más dolorosa de lo que imaginaba, no solo son las criaturas y Mephiles me lo dijo, la propia gente se ha vuelto loca y sin duda perder a los que amas debe ser horrible, lo que más quiero es proteger a mis amigos y para mi otra yo es el mismo caso.

De eso no puedo tener dudas.

— ¿Y cómo está Shadow? - creo que las preguntas sobre el azabache lo incomodan más, pero no parece recio a responder. 

— No puedo decir mucho sobre él, yo no lo conocí - aparta su mano y se recompone poniéndose de pie.

Supongo que él y yo no estamos juntos en su dimensión... 

— Pero su parecido es- 

— ¿Cuánto tiempo piensas permanecer en las sombras, Mephiles? - Evan me interrumpe al dirigirse a la oscuridad, aún afligida me levanto del suelo para ver la silueta de nuestro tercer compañero acercarse hacía la luz.

— No quise interrumpirlos - aunque su semblante sea tranquilo, parece que a Evan le molestó que Mephiles nos escuchara. 

— Veo que ya recuperaste energías, no te escuchamos caer.

— No del todo, pero servirá para ayudarlos a salir - se acerca a nosotros mientras saca de entre sus púas la esmeralda que buscábamos — la habitación estaba sellada porque encontré planos e información sobre la cueva de los cristales que buscamos. 

— ¿Quieres que la lleve? - él asciende al darme la esmeralda y la guardo en la pequeña mochila— tenemos que irnos rápido, una criatura nos atacó e hirió a Evan. Necesitamos curar sus rasguños.

— Estoy bien - gruñe con queja al tiempo que Mephiles alza las palmas — solo fueron cortes superficiales. 

— Lo dudo mucho, te ves más pálido - analiza su aspecto — ahora no me suelten.

— ¿Crees que podamos aparecer cerca del carro? así evitamos que las heridas nos retrasen - digo y el erizo con vetas parece calcular en su mente, pero asciende. 

Apretamos sus manos al mismo tiempo, cierro los ojos para evitarme el mareo del viaje y la corriente de viento frío nos rodea a los tres en cuanto siento a mis piernas levitar, creo que me estoy acostumbrando a viajar de esta forma. 











Nueva notificación

Mensaje de Cream:

Tienes que regresar pronto, tenemos problemas...























Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top