Anhelo

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𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀
Contenido sexual después del separador, puede incomodar a algunos lectores

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Seguía molesto, estaba seguro que Amy estaba involucrada en algo, pero aún no encontraba el qué.

Cuando aparecieron frente a la casa, el viento gélido los recibió de golpe, Shadow pegó el liviano cuerpo de Amy al suyo para protegerla, bajó la vista para encontrar su rostro aún inconsciente. Se le veía agotada, con bolsas por debajo de los ojos, algo pálida.

Frunció el ceño y caminó con ella en sus brazos, ya no escaparía de él.

Algo se removió en su interior mientras subía las escaleras de la entrada; se sentía traicionado, ella le había hecho una promesa y lo único que había hecho era mentirle, quería descubrir la razón. ¿Qué podía ser más importante que ambos?

Que Eggman haya revelado su trato enfrente de ella no afectó como debería, todo lo contrario, aquello sólo le ayudó a confrontarla y entendió que si ella tenía sus secretos él también tendría los suyos.

Había querido decirle antes que sabía que la criatura del lago no era real, que podía ser honesta con él. Pero no pudo, en el picnic ella seguía colocando un enorme muro de piedras hecho de mentiras y él tuvo que morderse la lengua, fingiendo que le creía.

Le mintió en la cara, frente a sus ojos.

¿Hasta dónde llegaría ella con esa mentira? porque él no iría a decirle al grupo de idiotas lo que había descubierto.

Sus furiosos pensamientos se detuvieron de golpe cuando llegó a la puerta, cayendo en cuenta que no tenía las estúpidas llaves para entrar y carraspeó rodando los ojos, de todas formas no las necesitaba. Se concentró para aparecer en el cuarto de arriba.

Había un extraño olor en el aire que le hizo fruncir la frente, no era de ella ni ninguno otro que haya conocido por lo que se sintió incómodo. Definitivamente no era suyo.

Observó brevemente la recámara, paseando los ojos por la habitación sintiéndola extraña, una vibra diferente, notó una que otra cosa en un lugar diferente mientras la acostaba en la cama, acomodó su cabeza sobre la almohada y ayudó retirándole los accesorios, poniéndolos sobre la mesa de noche.

Shadow sintió que sus púas se erizaban en guardia, al igual que sus hombros cuando se tensaron. Él siempre confiaba en sus instintos, así que fingiendo que nada pasaba, deshizo el amarre de los tenis de Amy hasta que captó una sombra por el rabillo del ojo, justo en el techo pasando de una esquina a otra, bastante tiempo en las sombras para poder discernir entre ellas.

El ambiente se tornó frío, el azabache se irguió y giró de repente para confrontar lo que fuera, pero no había nada. Sus orejas se movieron en alerta escuchando un sonido desde abajo y miró hacia Amy, más dormida que alerta. La cubrió con la cobija y al voltear al techo otra vez, lo encontró vacío.

Caminó hasta la puerta, siendo cauteloso y silencioso, alternando la mirada entre Amy y la perilla. Al abrirla, el sonido de abajo se detuvo, apagó el comunicador para evitar alertar a los visitantes y salió por el pasillo. Al estar cerca de uno de los cuartos paró, notando que la puerta estaba entre abierta.

Observó primero por la abertura antes de empujarla sin encontrar algo, todo en orden. Sólo álbumes de fotos sobre el pequeño escritorio.

Shadow regresó su atención al final del pasillo, con intenciones de seguir hasta la sala. Mientras se acercaba pudo ver que algunas fotografías de la pared faltaban, por lo que recordaba Amy siempre tenía cuadros sujetos con fotos de sus amigos, y ahora no tenía ninguna. 

Sus orejas se movieron al escuchar un "click" en la sala. Se pegó a la pared mientras llegaba, en las escaleras se asomó apenas unos centímetros sin encontrar algo y ya comenzaba a frustrarse, él no podía estar equivocado. Estaba seguro que alguien estaba ahí.

Harto del juego sigiloso, apareció en medio de la sala, listo para sorprender a quien sea que estuviera escondiéndose. Pero eso no pasó, era oscuro y sus facciones apenas se suavizaron, seguía desconfiado. 

Analizó todo el interior y encendió las luces, nada había cambiado, solo estaba el rastro de que habían preparado comida en la mañana. 

Apretó los puños listo para regresar a la habitación, algo escéptico.

Pero pausó sus pisadas, sus púas se movieron ligeramente por el viento y observó sobre su hombro hacia la cocina. Ahora podía sentir el aire moviéndose por dentro hasta que encontró una de las ventanas de la cocina abierta. Sus ojos se nublaron con sospecha mientras se acercaba. 

Cuando llegó a la ventana, por alguna razón sintió un fuerte apretón en el pecho, se estaba agitando con confusión y jadeó como si le hubieran apretado con fuerza el corazón; Lentamente se estaba suavizando, todo estaba volviendo a él. Shadow frunció el ceño mirando por la ventana.

Quiso observar a través de los árboles y arbustos que estaban afuera. Encontrando únicamente el paisaje, dejó de vagar entre sospechas y la cerró de mala gana, maldiciendo el extraño momento.

Fuera de la casa y ocultos entre dos enormes matorrales, el cuerpo de Evan se balanceó con desequilibrio antes de caer, su rostro era tan pálido que Mephiles se agachó preocupado para estar a su altura, sosteniendo al erizo al tiempo que el saco con las esmeraldas caía al suelo. Evan solo observó a su compañero mientras le apretaba el brazo, esa conexión había sido fuerte y firme.

 Tenemos que irnos - Mephiles jaló de él para levantarlo, Evan se igualó irguiéndose pero estaba renuente a irse.

— No, espera tengo que-... - Antes de que pudiera volver su mirada a la casa, Mephiles los transformó en humo para escapar, antes que Shadow decidiera salir.

La mañana siguiente, Amy despertó con dificultad, estiró sus brazos y piernas por toda la cama mientras se levantaba. No estaba muy segura de cómo había terminado en su habitación, ni lo qué pasó después de la pelea en base de Eggman.

Talló sus ojos mientras se acercaba a la puerta del baño, su cuerpo le pedía una ducha, no tardó demasiado. Al salir sintió que algo extraño pasaba, demasiado silencio para esas horas, en especial con aquellos dos rondando por su casa. Cuando abrió la puerta de su cuarto pudo percatarse de un extraño aroma a tabaco.

Formó una mueca, ni Mephiles ni Evan fumaban o al menos eso era lo que creía, de ser cierto, alguno le hubiese pedido un cigarrillo desde que llegaron y no era el caso. 

Bajó por las escaleras con la guardia en alto, precavida y lista para hacer aparecer su martillo de ser necesario, al llegar al marco de la sala sus ojos se abrieron en shock y paró tan abruptamente que hizo llamar la atención del invitado, ahí estaba él.

Sentado frente a ella, en el sofá individual con una taza de café vacía sobre la mesa y un cigarro en la mano mientras le daba golpecitos a un plato decorativo, sus ojos la recorrieron con determinación hasta toparse con los suyos y tembló. No estaba lista para volverlo a ver.

— ¿Qué haces aquí? - Conociéndolo, la había esperado toda la noche. Frunció el ceño de inmediato  ¿Dónde estaba Evan? ¿Mephiles? alzó la vista y disimuladamente revisó la casa, nada roto, ni un solo indicio de alguna pelea.

— Te desmayaste y te traje, de nada - Gruñó entre dientes y ella se aproximó al sofá de enfrente. Preocupada ahora por los dos erizos desaparecidos. Tenía que calmarse, respiró profundamente sintiéndose terriblemente ansiosa.

Miró de nuevo a Shadow esperando que le dijera que sabía todo, que se había encontrado con ellos, pero aún estaba viéndola con esa mirada rabiosa. Apretó los labios en una línea y se acomodó las púas hacia atrás, en una coleta alta mientras se armaba de valor.

— Me refiero a qué haces aquí todavía - Cuando él frunció el ceño, ella alzó las palmas y se apresuró a explicar — ¡Q-quiero decir...! Gracias Shadow, pero no tenías que quedarte toda la noche para esperarme.

— Tenía que hablar contigo, terminar nuestra discusión - Él anunció, inclinándose hacia la mesa para apagar el cigarrillo sin dejar de verla, ella le frunció el ceño — Escuché que estabas remodelando... 

— Me arrepentí, decidí dejarla como estaba - La boca de Amy se secó y comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos, alternando la mirada entre él y sus manos. Shadow se levantó de golpe, él era como un lobo abalanzándose, ella ni siquiera lo detuvo.

Se estaba metiendo en su espacio, tratándola como a una presa, realmente no sabía qué decir, se miraron a los ojos mutuamente irritados y enojados. Amy trató de encontrar una forma de escapar, pero este no se lo permitió.

Él se inclinó mientras ella se hundía en el sofá, las orejas de Amy se calentaron y pegó una mano contra su pecho para distanciarlo mientras su nariz sentía el roce del olor masculino — ¿Qué cojones haces?

Shadow era víctima de sus instintos, hacia días que ella lo evitaba por meterse en quién sabe donde para después llegar a su casa y presenciar un misterioso olor que lo hizo enfurecer por dentro. No le pertenecía a ella, y estaba casi por toda la casa, era ridículo sentirse aún más molesto por un jodido olor. Él volvió a recorrerla con veneno, deteniéndose en su cuello, se agachó para olfatearla, haciendo que temblara.

El cuarto empezaba a sentirse... extraño, Shadow profundizó en su cuello hasta que pudo encontrarlo, aún húmeda su aroma suplantado por el otro que estaba rondando, no le gustaba para nada.

— ¿Shadow..? - Ella mantenía los ojos cerrados y subió las manos a los hombros del azabache mientras él restregaba más la nariz en su cuello; odiaba sentirlo tan bien cuando estaba cerca, justo así.

Un gruñido agitado retumbó, se sorprendió cuando la agarró por el cuello, él alzó una ceja cuando notó que sus ojos brillaron con deseo, el sentimiento de posesión nació en su pecho, quería que ella oliera a él, que toda su casa tuviera su maldito olor y sólo de él. La miró con disimulo y pudo ver que lo disfrutaba, su rostro tenía un bonito color rojo en las mejillas mientras se mordía los labios, la tenía donde quería.

Silenciosamente se reprochó a sí mismo, esto no estaba planeado, quería decirle tantas cosas...

— ¿Por qué hueles diferente? - Siseó con disgusto, era lo que quería saber, la apretó entornando los ojos cuando ella se estremeció al escucharle — Es tan desagradable.

— No digas tonterías - Sonrió sarcástica, ganándose una mirada furiosa — Debe ser algún químico que usé para limpiar...

— Mientes.

— Espera... - ella puso sus manos sobre las suyas — ¿Acaso estás celoso? - Las comisuras de sus labios se alzaron, formando una amplia sonrisa y mirada soñadora en su rostro. Shadow arqueó las cejas y Amy se atrevió a jugar con él, de alguna forma le gustaba y por otro lado necesitaba distraerlo. 

— Te hice una pregunta - Continuó bruscamente. Necesitaba volver con el tema para que no se perdiera por completo.

— Ahora no es el momento - Susurró Amy con la temperatura alta, realmente le gustaba la mano en su cuello — Puedes...

— No me importa si te sientes cómoda para decirlo o no - Murmuró manteniéndola cerca, bloqueándola cuando intentó moverse. Cortó la poca distancia que quedaba, estuvo así de cerca de rozarle los labios que ella dejó entre abiertos, ansiosa por el contacto. — Estoy tentado a sacarte las respuestas de la boca, no importa cómo. Pero resulta que te has vuelto más astuta y confabuladora, Rose - Dijo con un tono vacío.

Ella parpadeó con sorpresa, visiblemente afectada. 

Lo peor fue sentir sus labios calientes contra los suyos, sus palabras y el sabor a humo de cigarro le quemaron el interior, no sabía si odiarlo a él o odiarse a sí misma. Shadow estaba alterándola, confundiendo y atacando sus sentimientos contra las necesidades de su cuerpo.

El labio del azabache cayó entre los suyos, su legua se deslizó por su labio inferior hasta atormentarla y arremeter con pasión, ella sintió el pánico en su pecho; no porque no le gustara, sino porque el otro par de erizos podría volver y verlos así. Su respiración se tornó alarmada, respiró profundo hasta absorber todo el hipnótico olor de Shadow.

Notó su cuerpo hormigueando de calor, ella le miró y cuando quiso pararse él la soltó del cuello y los hizo aparecer sobre la cama, Shadow se montó sobre ella, casi cubriéndola con su silueta ella pudo sentir su poder. Ahora sus cuerpos estaban balaceándose entre sí con pequeñas pero seductoras caricias. El aire se estaba volviendo sofocante, jaló de sus púas cuando Shadow atacó nuevamente su cuello ahora mordiéndola. Se sentía muy bien, tan bueno.

— Quiero dejar algunas cosas claras - Musitó él cerca de su oreja, ella dio un pequeño salto por su voz — Voy a descubrir lo que hiciste... - Gruñó cruelmente agarrándola por los muslos mientras enterraba los dedos en su piel — Y te advierto... no quiero ese jodido olor en ti otra vez, ¿Me oíste?

Amy enrojeció, agitada no se atrevió a moverse cuando las manos de Shadow se adentraron por debajo de su blusa y recorrieron algo más.

Para ella era dolorosamente consciente de que estaba llegando tan lejos, eran tan íntimos que mentirle quemaba, negar sus ansias por estar cerca de él, estaba demasiado emocionada ahora como para apartarlo.  

— ¿Y cómo piensas hacer eso? - Preguntó en voz baja, él le dedicó una sonrisa, provocando que todo su cuerpo se agitara con placer. Shadow no era de palabras sino de acciones y eso le gustaba más, sus dientes se hundieron sobre su delgado hombro, sus ojos color sangre estaban calientes y deseosos mientras la miraba, todo la estaba haciendo derretir. 

No pudo resistir el efecto adictivo que tenía sobre él, ¿Sería igual de difícil para él?

Amy captó la salvaje expresión tallada en sus duros rasgos, sus ojos dilatados, jodidamente caliente; estaba igual de emocionado que ella. Su short terminó en alguna parte de la habitación al igual que su blusa, el nudo de excitación se encendió en las entrañas mientras lo besaba.

Shadow siempre había sido muy serio con su comportamiento, pero a solas en una habitación a veces se dejaba llevar por los impulsos y eso lo petrificaba. El control, la perfección, era esencial. Pero su razón bien podía nublarse, con tan solo sentirla. Su rostro, su olor, su sonrisa, sus suspiros. 

— Amy... 

Ella abrió los ojos, y luego sintió un poco de dolor cuando se dio cuenta que estaba dentro. Oh cielos, ahora tenía toda la cara sonrosada, su cuerpo lo estaba recibiendo. Entre el balanceo de sus cuerpos, aceptaron la inevitable sensación de placer y deseo. 

Shadow estaba luchando por no agarrarla y someterla, como habían hecho antes, se limitó a acariciar su rostro con sus labios, la escuchó gemir mientras cerraba los ojos para él. Pudo verla conteniendo el aliento cuando empujaba con fuerza, le gustaba ver cuando separaba los labios y se agitaban sus parpados. 

— Hazlo así... justo así - Susurró con placer, él se aferró a su boca por el bien de la cordura antes de aumentar el ritmo; descubrió que realmente la había extrañado, más de lo que había pensado. El espasmo de lujuria subió por su cuerpo cuando ella le jaló las púas de la espalda, se agarró a sus costados posesivamente y la mantuvo firme con las piernas arriba, sobre sus hombros, decidió que no la dejaría escapar, y no es como si ella tuviera alguna intención de hacerlo.

Mientras los besos y gestos igualaban pasión, el ritmo de las estocadas formaron un ritmo perfecto que la dejaba aturdida. Pasó las manos por su mandíbula hasta clavarle las uñas en los hombros para poder inclinarlo un poco más, Shadow estaba haciéndole cosas tan maravillosas.

Sintió sus manos enguantadas sobre su pecho, sintiéndolo gruñir contra su lengua y estrechando el agarre, volvió a balancearse; rápido y frenético, le gustaba tanto. Sus muslos le apretaron cuando sintió esa ola de placer venir desde abajo, Shadow la hizo gritar cuando mordió su clavícula, sus dientes apretaron su carne hasta dejar marca, luego subió hasta su cuello para repetirla.

Sus dulces sonidos y gritos estaban siendo ruidosos, y Shadow pudo sentir los músculos de ella tensarse mientas balanceaba sus caderas, su alrededor empezó a apretar, avisándole que estaba cerca. Era maravilloso desmoronarse alrededor suyo.

Amy finalmente expulsó un grito mientras el calor se extendía y hacía que sus entrañas se apretaran. Shadow también perdió el control mientras se estremecía y permitía que las sensaciones lo tomaran; un par de sacudidas más y el éxtasis estalló dentro de ella. Sofocó un gruñido erótico contra su garganta y se aferró con fuerza mientras ella le acariciaba la espalda y disfrutaba de la sensación.

Él descansó la cabeza contra ella mientras le recorría el rostro con besos. Lentamente, se colocó a su lado y la acomodó en su pecho, estrechándola entre sus brazos como protegiéndola. Amy pudo notar el cansancio en sus párpados cerrados y decidió ceder a quedarse en la cama, para la noche seguramente estarían despiertos.

Shadow no tenía intenciones de quedarse en el colchón, levantarse y continuar el día habría sido lo más lógico, pero Amy era tan cálida y después de una ronda juntos siempre sentía que ambos liberaban demasiada energía. Se acomodó y la encerró; sin que ella pudiera irse, no quería que se fuera.

No quería que lo dejara otra vez.

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