Capítulo 1x19: Ha sido un error del destino, no mío.

Capítulo 1x19: Ha sido un error del destino, no mío.

Muchos dicen que nuestro destino está escrito y que cada paso que andamos está escrito. Pero, si eso es cierto, ¿significa que no tenemos control sobre nuestras vidas? ¿qué las decisiones están tomadas y que solo somos simples marionetas que las ejecutamos?

Yo tengo otra teoría, el destino fue creado para dar explicaciones a lo que no conseguimos entender, como por ejemplo: nos besamos porque era nuestro destino.

La música era perfecta para bailar y mantener una conversación a la vez, ni muy alta ni muy baja. Pero yo necesitaba la música bien alta, algo que me hiciera detener los flases mentales que llegaban cada vez que me relajaba. Porque si perdía por un segundo la concentración, casi podía volver a sentir los labios de Sam sobre los míos, sus manos acariciándome con pasión y necesidad. Debía de ser masoquista.

Me acerqué a la barra a por mi tercer “Gintonic”, desde los Hamptons me había prometido a mi misma no volver a beber, pensaba que el alcohol me hacía cometer estupideces como por ejemplo, acostarme con Marcos, pero estaba claro que era muy capaz de cometer esas estupideces estando sobria.

- Parece que alguien está aprovechando la barra libre. – dijo una voz a mi espalda.

Era Jake, no le había visto desde que su madre le llevo a las cocinas antes de que todo empezara.

- Sí, eso parece. – contesté mientras cogía la copa y bebía dos buenos tragos.

Las manos de Sam volvieron a mi mente, sus caricias, sus besos. Tenía que parar esto ya.

- ¡Para, para! – dijo Jake mientras me quitaba la copa, la cual había vuelto a llevarme a la boca y la sustituía por un vaso de agua.

- Quiero emborracharme, no ahogarme. – me quejé. Solo que mi pronunciación dejaba mucho que desear y él lo notó.

Me miró confundido, supongo que no entendía el porqué de mi actitud, sobretodo después del éxito de la noche, ya habían venido un par de personas a felicitarme por mi música. Pero claro, él no sabía lo que había pasado en las cocinas después.

¿Y si no llega a entrar aquel camarero para interrumpirnos? ¿hubiese sido una catástrofe igual que en los Hamptons? ¿pero qué me pasaba?

- Mi madre quiere que te felicite por lo de hoy. – dijo mientras me entregaba un sobre cerrado. Supongo que él pensaba que el dinero me levantaría los ánimos, pero no lo hizo y eso le confundió aún más. – Vamos Anne, has estado estupenda esta noche, casi no era capaz de concentrarme en los cuadros por escuchar tu música.

- Gracias, eres muy amable. – dije intentando recuperar mi bebida.

- Anne, ¿qué te pasa? – preguntó al verse incapaz de averiguarlo.

En ese momento, una chica rubia, alta y despampanante agarró a Jake por el brazo y empezó a sobárselo. Se veía a kilómetros que era una caza fortunas y que Jake lo sabía, pero aún así la siguió el juego.

- Jake mi amor, ¿dónde te metes? – el nombrado le pasó una mano por detrás de su espalda y la colocó a la altura de su cadera. La rubia ni siquiera se había percatado de mi presencia, o al menos eso quise creer yo cuando dijo la siguiente pregunta. – ¿Bailamos? Me encanta esta canción.

- Kelly, te presento a Anne. – dijo Jake haciendo que la tal Kelly se fijara en mí por primera vez.

Su mirada no podía ser de más asco, como si yo fuese otra lagarta que intentase llevarse al chico rico.

Ninguna de las dos mostró más interés por la otra y tras varios ruegos por mi parte, al final conseguí que Jake se fuera a la pista con Kelly para que ella le restregara su trasero por cada parte de su cuerpo.

Los miré durante un rato, pero aunque al principio Jake parecía algo incomodo por los contoneos de la rubia, al final le siguió el juego y colocó su mano en su muslo con pasión. Sus cuerpos se contoneaban y se deseaban al mismo tiempo, había que dar gracias que se habían ido a la zona más oscura de la pista de baile y que nadie parecía prestarles atención, excepto yo.

- Tenemos que hablar. – dijo una voz susurrándome en el oído.

Mi cuerpo se activo en cuanto reconocí de quien se trataba, Sam había vuelto de donde sea que se hubiese ido.

- ¿Dónde has estado? Te he buscado por todas partes. – le recriminé.

Cuando el camarero nos interrumpió, la cara de deseo de Sam cambió de repente y salió corriendo de la cocina. Me dejó ahí sola, sin apenas controlar la respiración y con un desconocido que me miraba de forma extraña.  

- Necesitaba pensar. – contestó con algo de pesar. - ¿Salimos fuera?

Yo acepté con la cabeza y fui a por mis cosas, un instinto me decía que lo cogiera todo, que no volvería a entrar. Así que me despedí con la mano de Jake y le señale a Sam, para que no pensara que me iba sola y así no interrumpir su baile no apto para menores.

Mientras los dos “amigos” salían de la galería, el silencio se apoderó de ellos y con él, una sensación de inseguridad y nerviosismo. Habían tenido un sinfín de conversaciones a lo largo de su relación, pero ninguna había sido tan difícil como esta, su amistad les impulsaba a no sobrepasar esos límites, pero sus sentimientos les decían cosas bien distintas.

En la calle ambos se sentían más a gusto, el frío de la noche despejaba sus ideas y al final fue Anne la que empezó a hablar.

- Sam, lo siento, no debí haberme enrollado con Marcos y tampoco he debido seguirte el beso hoy. – dijo ella sintiéndolo de corazón.

Anne nunca pidió nada de aquello, nunca pidió sentirse tan atraída por sus dos compañeros de piso y que ambos sintieran cosas por ella, eso último lo complicaba todo.  

- ¿Pero no lo ves Anne? Me has seguido el beso, eso quiere decir que te bese yo. – Anne no entendía nada y la confusión de su amigo le hacía dudar de lo ocurrido, ¿acaso no había sido él quien le había besado? ¿y si le había besado ella? esas preguntas pasaban por su cabeza, pero Sam no tardó en explicarse. – No debí haberte besado, tenemos un pacto, decidimos que esto no podía pasar, ambos estábamos de acuerdo. ¿Qué ha pasado entonces?

Sam había hecho todo el discurso en frases pausadas, su cerebro no le dejaba pensar de manera más fluida, pero eso a Anne le había confundido más y de repente, una sensación de culpabilidad y de pena se posó en su estomago. Sam la estaba rechazando.

Ella aún no tenía claro sus sentimientos hacia él, pero si sabía que un rechazo era un sinónimo a “no puedes seguir en mi casa, incumplimos el trato”

- Yo no sé qué ha pasado, pero prometo no volver a hacerlo. Sam, te lo prometo. – dijo ella con lágrimas en los ojos.

Cuando por fin todo le empezaba a ir bien, tenía que pasarle esto. Sabía que en el fondo lo mejor sería que ella desapareciera de la casa, que dejara de minar la relación de amistad de sus dos compañeros y que empezara a buscarme la vida por sí misma.

- No puedes prometerme tal cosa, Anne. – dijo Sam apartando la vista de ella para no verla llorar.

- Sí puedo.

- ¡POR DIOS ANNE! ¿CÓMO VAS A PODER? – gritó Sam, llamando la atención de cualquiera que pasara por la calle. – Me muero por besarte ahora mismo, me muero por retirar las lágrimas de tus ojos y por consolarte entre mis brazos. No puedes prometerme que yo no vuelva a recaer.

Anne dio varios pasos hacia atrás, la declaración de Sam le había pillado con la guardia baja, pensaba que la discusión era si se quedaba o no en su casa y de repente, le ha soltado esa bomba, una bomba que por cierto, la ponía de patitas en la calle.

- Empezaré a buscar casa. – dijo ella con toda la confianza de la que fue capaz de fingir.

Estaba cagada de miedo, un nudo se le había posado en el estomago y ya se veía en un avión de vuelta a España. Había que ser realista, solo ha tenido un trabajo de pianista y su puesto en la compañía Infinity corría el mismo peligro que su estancia en casa de Sam, ¿de qué iba a vivir? y sobretodo, ¿dónde viviría?

- Déjame eso a mí. – dijo de repente. – Yo te traje a este país, no puedo abandonarte por no haber cumplido el trato.

En cualquier momento de la vida de Anne, nunca hubiese sido capaz de rechazar una oferta así, pero últimamente su orgullo personal parecía estar creciendo por momentos y una idea se posó en su cabeza, “si Sam no era capaz de arriesgarse con ella, no quería nada suyo”

- No, ya soy mayorcita, Sam. Yo me buscaré la vida por mi cuenta. – y tras eso, silbó a la calle y un coche amarillo se paró delante de ella. – Intentaré tardar lo menos posible. – fue lo último que le dijo.

Sam se quedó destrozado, nunca se hubiese imaginado que la conversación acabaría así, pero sobretodo, un sentimiento de culpabilidad pareció inundarle por completo. Se sentía responsable de Anne, si él no hubiese insistido, ella nunca se hubiese cruzado el océano para ir junto a él.

Pero por lo que peor se sentía, era por perderla. Ya no la tendría a una pared de distancia, ya no podría abrazarla cada vez que quisiera, ni hablar con ella.

“¡Pero qué he hecho! – se lamentó llevando sus manos a su cabeza”

Volvió a entrar a la galería con la intención de beberse todo lo que hubiese en el bar, por primera vez en muchos años, le daba igual la marca de la bebida o con que lo combinase, solo quería dejar de sentirse tan culpable y desgraciado.

- Vaya, ¿todos los españoles resolvéis así los problemas? – dijo Jake apareciendo a su lado.

Sam no entendía de qué hablaba, pero le daba igual. Se pidió otra copa y eso fue lo que terminó de mosquear a Jake, por fin parecía entender lo que le pasaba a Anne, tenía que ver con Sam.

- ¿Qué le has hecho? – le recriminó Jake a Sam.

- ¿Se puede saber de que hablas?

- De Anne. Ella estaba igual que tú hace un rato, te la llevas, desaparece y apareces tú actuando igual que ella. – Jake parecía haber unido bien los puntos.

Pero Sam no tenía ganas de darle ningún tipo de explicación al que había sido pretendiente de ella, también. Recordaba cómo había actuado con ella en los Hamptons, como no la perdía de vista y como la miraba en aquel barco donde, según le contó Anne, le declaró que le gustaba.

- Olvídalo. – fue lo único que le dijo.

- Ella es amiga mía, también.

- No me hagas reír, Jake. – dijo amargamente Sam. – Sé muy bien que te gusta, que te ha gustado desde que la viste.

Jake se quedó paralizado, no se esperaba eso de Sam, no solía ser alguien amargado y triste, de los que prefieren beber solo que acompañado. Y mucho menos era de los que recriminaban cosas a los amigos.

- Eso solo le incumbe a ella. Además, la competencia me ha desanimado. – dijo eso último con doble sentido.

- Pues haces bien, porque tienes mucha. – dijo Sam usando el mismo doble sentido.

Hubo un gran silencio entre ellos, Jake parecía no darse por vencido con su amigo, su curiosidad podía con él y necesitaba saber que le pasaba a Anne. Y Sam decaía por segundos, el incomodo silencio le recordaba a antes de que la discusión se complicara, cuando ninguno encontraba las palabras exactas y cuando Anne aún era su compañera de piso.

- La he besado. – dijo al final y tras no aguantar el no decirlo. – La he besado y la he echado de casa.

- Eres un hijode… eres un cabrón. – fue incapaz de contenerse.

Pero los insultos de Jake, llegaban como gloria bendita a los oídos de Sam. Era lo que él necesitaba, que alguien le reprimiera por sus asquerosos actos. Lo bueno de ser Jake y no Marcos, es que este no le pegaría un puñetazo – pensó.

- Lo sé. ¿Pero qué hago? No puedo tenerla en casa deseándola a cada segundo. Y mucho menos ver como mi mejor amigo la desea igual o más que yo. – eso último desconcertó a Jake, no sabía nada de que ese tal Marcos también sentía algo por Anne.

Pero esa información ayudó a comprender a Anne y el porqué esta semana no deseaba ir a su casa, el panorama que le esperaba era más que incómodo.

- ¿Qué dice ella? – preguntó una vez se hubo calmado.

Sam soltó una carcajada sarcástica, la respuesta a esa pregunta era tan obvia y tan dolorosa para él, que hasta le hacía sacar el humor negro.

- Creo que le gustamos los dos y que no es capaz de decidirse.

Eso si fue capaz de creérselo Jake. En esta semana había aprendido varias cosas de ella y su falta de decisión y su mala costumbre de huir de los problemas, era lo que más la caracterizaba.

- La vendrá bien estar lejos de vosotros dos, así sabrá a quien echa más de menos. – entonces una solución al estado de Sam le pasó por la cabeza. – Tengo un pequeño apartamento en mi mismo bloque, lo compré por si tenía visitas que no quisieran quedarse en un hotel.

- ¿Tienes un piso para las visitas? – preguntó Sam sin podérselo creer.

Siempre le había parecido que Jake derrochaba el dinero de forma excesiva, así como que se entregaba a cualquier mujer que le moviera las caderas. Pero esto le parecía algo exagerado, un piso en su bloque, por muy pequeño que fuese, podía costar una fortuna.

- Necesitaba hacer una compra para desgravar impuestos y se vendía un piso cinco plantas más abajo. – dijo como única explicación.

- Anne no aceptará más limosnas. – dijo al recordar el orgullo que había mostrado cuando le dijo que le ayudaría.

- De eso me encargo yo. – y sin más que decir, se fue con una de esas mujeres que le mueven las caderas.

Me subí al taxi casi corriendo y cuando el taxista me preguntó a dónde íbamos, lo único que fui capaz de decirle fue:

- Arranca y salgamos de aquí.

El taxista obedeció y paseó por las calles del Soho sin ningún rumbo fijo. No quería ir a casa y que estar allí me recordara a todo lo que iba a dejar atrás, pero tampoco había más sitios a los que pudiese ir.

Al final se me ocurrió el sitio, no era el más apropiado en este momento, pero era donde quería estar, mi corazón y mi cabeza así me lo decían. Y tras decírselo al conductor, este no tardó más de diez minutos en llegar.

La calle estaba oscura y las luces del bar estaban casi apagadas. Miré el reloj y me di cuenta de lo tarde que era, debían de estar cerrando el bar en este momento. Pero aún así quería verle, así que entré.

- Vamos a cerrar. – dijo aquel hombre extraño de la puerta. - ¡Oh! Te recuerdo, eres la amiga de Marcos.

- ¿Está él aquí? – pregunté casi con necesidad.

- Hoy le toca cerrar a él. Pasa y ve hacia la barra. – dijo con una sonrisa picarona.

No me hizo falta llegar hasta la barra para verle, su semblante era triste y daban ganas de abrazarlo, pero en cuanto levantó la cabeza y me vio, su sonrisa iluminó su rostro y obligó al mío a devolverle la sonrisa.

- ¿Qué haces aquí, Anne? – preguntó. Una muy buena pregunta.

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Capítulo dedicado a @OmayraMuRom por todo el apoyo que me estás dando. Espero que te haya gustado el capi, es todo tuyo...jejeje!! 

Bueno bueno...Anne en la calle, Jake que se ofrece, Sam que se siente culpable y Anne yendo a ver a Marcos...uuuuhhh!!! jajajaja!! espero que os haya gustado el capi y ya sabéis, votar, comentar, buscarme en facebook como María Mysagy :D todo!! jajajaja!! Besoss!!

P.D. para mi medica favorita con cara de niña de catorce años...ves, tus presiones son ordenes para mí... 

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