Rojo.

La mañana pasa algo rápida e incómoda al mismo tiempo, cuando anoche le propuse ese "juego" a Ha-Yun no pensé que fuese a tomárselo tan en serio.

La he visto chocar con algunas sombras por los pasillos por leer y, supongo, intentar memorizar lo que la he pedido, miro la hora en mi móvil queda una hora escasa para que Park venga a mi habitación, aprovecho para darle los últimos retoques a mi dibujo en la Tablet, sombreo y doy brillo a las flores que decoran los cuernos de una calavera que mantiene oculta la mitad del rostro, me parece un dibujo sencillo pero completo que me identifica más de lo que soy capaz de expresar para mí mismo.

Suspiro convencido con el dibujo, con su significado, aunque tal vez sólo yo sea capaz de entender el porqué de esa calavera, el porqué de esas flores o el de la ausencia de una mínima sonrisa.

Miro nuevamente mi reloj, aún me quedan tres cuartos de hora por lo que me da tiempo a bajar a la sala de impresión de la universidad e imprimir el dibujo. Hay veces que, por mucho que amo dibujar con mis propias manos el resultado es mucho mejor de manera digital.

Entro en la sala, donde veo diversas impresoras en desuso, tan solo hay una en funcionamiento y una sombra de poca estatura, por un momento temo que sea Ha-Yun, pero no lo es, la tonalidad y el largo de su cabello no es la misma que la de Park.

Me acerco a otra impresora, la enciendo y espero con paciencia a que se ponga en marcha, internamente deseo que esa sombra sea una seria, que no intente hacer algún tipo de contacto o algo por el estilo.

El mundo definitivamente me odia.

—Hey. — no respondo, veo cómo en la pantalla aparece la cantidad de tinta que queda en el cartucho, sólo queda tinta negra, otro punto para mi acromía, las sombras prefieren los colores llamativos, mucho más que el blanco y el negro. —No eres muy hablador, ¿no?

¿Acaso no entiende que no tengo el más mínimo interés en mantener una conversación?

—Soy YoonGi, pero puedes llamarme Suga o AugustD. — dos apodos. Los artistas, escritores, cantantes, lo que sea, suelen tener un apodo, no dos.

En esta universidad es bastante común que los trabajos sean entregados con nuestra firma artística, en mi caso son dos letras, simples, que resumen mi nombre. "JK."

—Eres realmente silencioso, me agradas. — tú a mí no demasiado.

La hoja comienza a desaparecer en la máquina, por fin.

Las respuestas a sus palabras se quedan en mi cabeza, creo que es suficiente que tenga que hablar y relacionarme con algo, que realmente no sé si es una sombra, un intento de ello o alguien normal. No veo la necesidad de relacionarme con el chico a unos metros de mí.

—¿Es cierto que estás ayudando a Park con el color? — genial, ¿acaso Ha-Yun se lo ha dicho a sus amigos?, espera, ¿Park tiene amigos?, porque siempre la veo andando sola.

Me encojo de hombros, no tengo porque negarlo, eso sería mentir, pero afirmarlo tampoco es algo realmente necesario.

—Deberías tener cuidado con esa chica, Jeon, — otro que también conoce mi apellido, comienzo a preguntarme si acaso él es un amigo o un enemigo de Ha-Yun. Aunque no me importa demasiado. —está más perdida que una ciega.

Sus palabras no me ofenden, veo perfectamente, por lo que no soy ciego, tampoco le veo la necesidad a sentirme mal por ellas.

Cojo mi dibujo, por fin impreso y vuelvo a mi habitación, no me molesto en mirar al desconocido antes de salir de la sala, él realmente no me interesa en lo absoluto.

Entro a mi habitación y miro el lienzo con un dibujo a medio hacer, me acerco con lentitud a la mesilla y cojo un pequeño lápiz 2H* y una goma de borrar, después me acerco al lienzo y comienzo a delinear la forma de la garganta, un cuello suave y fino, con pequeños músculos que se unen en su nuca, continúo con la camiseta, que cae con soltura sobre unos hombros pequeños que están de lado, apenas notándose las dos montañas de su pecho, no me atrevo a continuar con los ojos ocultos por la tela negra, a detallarlos, tampoco la nariz de botón, a la que sólo le doy un toque de gris claro, casi blanco.

La puerta de mi habitación suena, miro el reloj de mi habitación, son las cinco y cinco, no sé en qué momento he perdido el hilo de mis pensamientos y del tiempo, sólo he sentido cómo me hundía en un mar de profunda soledad y desamparo infinitos, de verdades ocultas y la necedad del mundo.

La puerta vuelve a sonar, me obligo a abandonar mis pensamientos y el lienzo, al que aún le quedan muchos detalles y arreglos antes de ser un verdadero cuadro, abro la puerta y veo a Ha-Yun, va exactamente igual que esta mañana, en sus manos trae una bolsa y el taco de apuntes que la presté ayer.

Entra en la habitación, la oigo decir algo, pero lo único que tengo en mente es el lienzo junto a mi ventana, siento que aún debo arreglarlo, que aún tengo que modificar algunas cosas y que puedo ayudar a Ha-Yun mientras lo hago, qué más da.

La veo sentarse en mi cama, cada vez me importa menos lo que hace siempre y cuando no ensucie nada, además, tengo la necesidad de continuar detallando y arreglado el lienzo, que parece absorberme cada vez que lo rozo con el lápiz.

—JungKook, ¿no ibas a darme clase hoy? — asiento, creo que quiere tener toda mi atención sobre ella, giro la cabeza y la miro.

—Adelante, explícame a qué se asocia el rojo. — la invito a hablar, la veo bajar la mirada a los apuntes que la presté, si quiere que la responda a sus preguntas no podrá hacer trampas, alargo mi mano en su dirección. —Dame los apuntes Park. — la veo titubear, pero acaba por entregármelos.

—¿Empiezo ya? — por lo visto quiere que la mire mientras habla, suspiro y me siento en la silla junto a la mesa, asiento y espero a que hable. —Bien, el rojo suele asociarse a la pasión, el amor, la atracción y... — se queda en silencio soy capaz de escuchar los engranajes de su cerebro intentando recordar la palabra, levanto mi mano izquierda y voy bajando los dedos uno a uno. —la... ¿fortaleza? — niego con la cabeza.

—El rojo normalmente es asociado a la pasión, el amor, la atracción y la adrenalina. — agacha la mirada y niega con la cabeza mientras se rasca la nuca. —La fortaleza es parte de su significado.

—Supongo que me he quedado sin respuesta. — me encojo de hombros, es increíble que se haya olvidado de que tiene dos oportunidades.

—Aún puedes, pero tienes que decirme el significado sin un solo error. — asiente y mira hacia el suelo durante unos segundos, comienza a contar con sus dedos.

—Bien, tiene ocho significados, algunos se repiten, como la pasión y el amor, pero también significa fortaleza, determinación, — me mira, parece dudosa y asiento, me da algo de pena ver lo nerviosa que está.— fuerza, valor y...— vuelve a olvidarse de la última, suspiro y alzo mi mano, vuelvo a contar con mis dedos, en el momento en el que cierre la mano por completo ella no podrá decir nada, por más que quiera.— Impulsividad.— sólo me faltan dos dedos por cerrar cuando escucho la palabra correcta, asiento y la devuelvo los apuntes, me cruzo de brazos y espero a que me haga la tan deseada pregunta.

—¿Por qué no dibujas en color? — no sé qué pensar respecto a su pregunta, después de haber estado todo el día anterior preguntándome sobre las "sombras" ahora decide preguntar otra cosa.

—No veo los colores, joderé cada cuadro que dibuje a color. — me encojo de hombros y me giro hacia el lienzo, quiero volver a tocarlo.

—Cuando te lo pregunté la primera vez me echaste de aquí, no me estás diciendo toda la verdad. — me tenso, claro que no se lo he dicho todo, tampoco pretendo hacerlo, es sólo una chica que, al parecer, no es una dichosa sombra.

—Una pregunta, yo decido la respuesta. — suspiro y vuelvo a coger el lápiz, jugueteo con él en mis manos mientras pienso qué puedo decirla porque, está claro, que una clase de veinte minutos... no es una clase.—¿Tienes en cuenta que cada color también puede asociarse personalmente?— es lo primero que se me ocurre, además mato dos pájaros de un tiro, la enseño y repaso mis asignaturas.

—Sí, pero realmente no entiendo muy bien cómo funciona eso. — asiento.

—Hablemos del rojo, ya que estamos, — la veo sentarse mejor en la cama y observarme con minuciosidad, es algo molesto, a decir verdad. —Hay millones de gamas del rojo, por ejemplo, el escarlata*, ¿a qué te recuerda ese color?— piensa durante unos segundos.

—Ese color me recuerda a las llamas. — asiento dándola la razón.

—¿Y qué sensación te dan la llamas?, ¿cómo te hacen sentir?

—Peligro, es algo que puede acabar con mi vida y con la de todo ser viviente. — me levanto de la silla y me acerco a la ventana, con ganas de fumar, me enciendo el cigarro y decido hablar tras darle una calada.

—Exacto, el rojo suele asimilarse más al color de la sangre, normalmente provocan un sentimiento de rechazo y preocupación o de extremo deleite, depende de cada persona, está bien memorizarse lo que te he dado, pero, Ha-Yun, yo no lo he hecho y soy acromático. — doy una calada a mi cigarro y dejo escapar el humo de entre mis labios, sin prisa.—Tienes que entender los colores, esa es la clave y, para ser sinceros, cuanto antes te metas eso en la cabeza, antes dejaremos estas clases.

—Yo... sí, lo... entenderé. — no tardo en escuchar la puerta abrirse y, después cerrarse.

Sé que me he comportado como un capullo y, lo más seguro es que me haya convertido en una sombra que ríe durante mi última frase, pero ya ha pasado la hora y quiero continuar con mi dibujo.


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6/7

Black.

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