Blanco
La puerta de mi habitación se abre a las cinco en punto, aparto la mirada de mi portátil y miro de reojo a quién ha entrado en mi habitación, es Ha-Yun, aunque sinceramente no sé cómo ha entrado si no tiene la llave... Por el amor de a Luna, que el director no la haya dado una llave.
—Hola. — me saluda antes de sentarse en mi cama y entregarme el taco de folios, me doy media vuelta y lo cojo, mis ojos vagan levemente por los apuntes que hay junto a varios colores más, al parecer no sólo se ha centrado en el blanco, algunas asociaciones son incorrectas, aunque ya se lo diré después. —¿Empiezo?— asiento y dejo el taco en la mesa, junto a mi portátil, me cruzo de brazos y espero a que empiece.
Se toma unos segundos, en los que cierra los ojos y respira con más tranquilidad, me acomodo en la silla y rezo porque comience de una buena vez.
—Bien, ya estoy lista.— abre sus ojos y me atraviesan como si no tuviese miedo, sus ojos me sobrecogen de una manera extraña y me siento obligado a carraspear, incómodo.—El blanco se asocia a la pureza y la verdad, normalmente a figuras celestiales como los ángeles, — asiento, tiene una pregunta conseguida, pero le falta otra.—sin embargo su significado no está muy alejado, refleja la pureza, la inocencia, el optimismo, la frescura, la limpieza y la simplicidad además del equilibrio y la tranquilidad.— asiento conforme, lo ha explicado todo, completamente todo y sin ningún error.—¿Si explico por qué lo he entendido... me permitirás una pregunta más?
Lo sopeso, es fácil para ella conseguir acertar eso, pero tal vez puedo hacerle caer en un pequeño error.
—De acuerdo, pero quiero sólo dos explicaciones,— sonríe y no puedo evitar levantarme de la silla y acercarme a ella, con una sonrisa de suficiencia en mi rostro.—pero tienes que darme tu opinión y acertar la mía, sí lo haces bien, podrás tener esa tercera pregunta.— me siento en la silla, de nuevo y la veo fruncir el ceño.
Haber mirado antes sus notas me ha servido bastante, también lo que me dijo ayer, ella no ha pensado cuál puede ser su propio entendimiento a cada color, sólo ha estado preguntando a los demás y, tengo muy claro que no puede entender por qué ese color significa pureza, tranquilidad y simpleza.
—Es trampa, pero lo intentaré, — suspira y, ésta vez, la veo mucho más nerviosa.—yo... el blanco implica pureza porque puede ser eliminado en cualquier momento, modificado, igual que la inocencia, lo primero que pienso al pensar en este color es en una persona de capa blanca con manchas de colores y... no sé cómo explicarme, mierda. — oculto la sonrisa, por el momento no va desencaminada, o al menos no mucho.—es como si a ese hombre le hubiesen robado el color blanco, su pureza y optimismo, es como un ángel caído.— su última asociación me sorprende, es realmente buena asociando las cosas.
—De acuerdo, te toca adivinar porqué para mí el blanco significa pureza, tranquilidad y simpleza.— la dejo pensar durante unos minutos, pero parece completamente perdida.
—¿Puedes darme una pista?— puedo, realmente puedo, porque no voy a darle la respuesta y, lo más probable es que acabe por equivocarse aún si lo intenta. Asiento y miro por la ventana, el invierno se acerca y con él el frío, dentro de nada, comenzará a nevar. La devuelvo la mirada y comienzo a hablar.
—De color carece, pero es manejable al tacto y susceptible al clima. — parece algo perdida pero, aunque he querido ser algo cabrón el principio delata la respuesta.
—La nieve...— la escucho susurrar después de unos minutos, espanto cualquier expresión de mi rostro, es imposible que haya tardado tan poco en adivinarlo.
-Definitivamente no debo darla ni una pista más, nunca.- pienso.
—Asocias la pureza a la nieve debido a lo cambiante que es, sin embargo siempre queda una parte blanca en alguna parte, incluso si se evapora aquí,— no soy capaz de asimilar esto, me niego.—siempre existe, la tranquilidad debes asociarla a algún recuerdo de tu niñez o, tal vez a que es igual de volátil que la nieve, llega tan pronto como desaparece, y la simpleza se debe... no.— sus ojos se clavan en los míos y siento como si algo me oprimiese el pecho, sólo espero no estar en lo correcto. —Lo asocias a la simpleza porque es el único color, junto al negro, que puedes ver incluso sin poder ver los colores...— un sabor agridulce corre por mi garganta.
—Voy a concederte la pregunta, aunque no se debe a ningún recuerdo de la niñez, tampoco a su volatilidad, se debe a que es un color relajante, inspira confianza y te obliga a respirar con más calma, independientemente de tu enfermedad, — suspiro, el sabor sigue ahí y me molesta.—pero lo has hecho bien, asique adelante, tienes tres preguntas.
Pone uno de sus dedos sobre sus labios, me lamento de haberle permitido una tercera pregunta.
—¿Por qué me has ayudado tres veces si parece que no te agrado?— me encojo de hombros, frunce el ceño.—Una respuesta de verdad, por favor.— suspiro.
—No lo sé, supongo que, al ser tu tutor debo mantenerte sana y salva, sobre todo de tí misma, patosa.— sus ojos se abren y yo no puedo evitar reírme, me encanta su cara de consternación, es realmente divertida.
—¡Yah, JungKook!— me grita, pero no tardo en escuchar su risa unirse a la mía, me siento bastante bien, hace mucho, tal vez demasiado, que no río sin preocuparme de que las sombras me miren.—Ahora enserio.
—Lo digo enserio, eres una patosa y pareces meterte en más líos de los que puedo imaginarme, aunque... últimamente pareces más precavida y... asustadiza. — aparta la mirada, e dado en el clavo.
—Bueno, mi segunda pregunta... mhhh...— vuelve a mantenerse en silencio. —¿Somos amigos?— esa pregunta me deja un poco en shock, amigos... nunca he tenido, tampoco los he visto nunca necesarios, además, soy un completo capullo con ella, ¿por qué quiere eso?
—Park, ¿por qué si quiera quieres ser mi amiga?— la pregunto, con mi ceja en alto, no me lo creo.—Sólo me comporto como un capullo, el noventa y ocho por ciento del tiempo.
—Pero está ese dos por ciento en el que eres agradable, hablas y me ayudas, me agradas y me gustaría ser amiga tuya.— suspiro, ella misma, acabará arrepintiéndose y lo sé perfectamente.
—En ese caso, como tú quieras, pero acabarás cansándote de mí.— aparto la mirada, hacia mi ventana.
—Iba a preguntarte si podemos salir un día, pero ya que somos amigos... sólo debo invitarte así que...— ¿en serio?—¿Puedes hablarme de ese cuadro?— la miro y sigo la mano que señala al lienzo junto a mi ventana, trago grueso.—Lo he visto aquí cada vez que he venido y todos los días parece igual, pero siempre cambias algo.
—Es simplemente una idea que voy mejorando cada día, — me levanto y me acerco al cuadro.— Al principio ella estaba de lado, pero he decidido ponerla de frente, realmente no soy demasiado bueno dibujando perfiles realistas,— suspiro, no pienso mentir, cada día hacía un retoque diferente al perfil y, cada día, me gustaba menos.—sujeta una cinta atada a sus ojos que le impide ver la realidad que la rodea, que le impide observar en el espejo los golpes que le da la vida. — es un tópico, lo sé, pero no me importa, la vida es una perra.
—Pero... está llorando.— asiento.
—¿Por qué crees que lo hace?— pregunto, si ha sido capaz de encontrar el porqué de mis sentimientos hacia el blanco podrá encontrar el significado de esas lágrimas.
—Hm, creo que lo hace porque, a pesar de haber estado ciega por mucho tiempo, ha sentido cada uno de los golpes, sólo que la ha dado miedo afrontarlos y ahora debe aceptar la realidad que se ha negado a ver.— no es precisamente el significado que le doy yo, pero cada quién tiene su propia interpretación.—¿Y tú JungKook, por qué crees que llora?
—Lo hace por necia.— aseguro, con ira en mi voz.—Ha dado todo de sí a quienes no debía, la vida sólo le ha devuelto sus cartas y ahora sólo puede lamentarse de su ceguera.
—El dicho de "No hay peor ciego que quien no quiere ver" le viene perfecto, ¿no?— asiento, conforme con su idea.
—Tú tampoco has estado lejos de ver lo mismo que yo, es bueno saber que... bueno, hay personas.— evito pronunciar la palabra sombra delante de ella.
—¿Te apetece salir este viernes?— pregunta, me río y niego con mi cabeza.
—Tres preguntas, no asumas que por ser amigos voy a darte más derecho.— sus ojos se iluminan, ¿he dicho algo malo?
—Entonces... no es una pregunta, el viernes paso a buscarte, a las siete en tu puerta.— se levanta y coge sus apuntes.
—Para el domingo prepárate el verde, tendrás la mismas preguntas que hoy, así que esfuérzate.— la digo, antes de despedirme de ella con la mano.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top