Día 17: Intercambio de vidas

Día 17

~Intercambio de vidas~

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Marinette estaba frente a las puertas de la mansión Agreste con un nudo en la boca del estómago. ¿Por qué había aceptado ese reto de Adrien? ¿Quizás debía dar media vuelta y volver a casa?

—¡Marinette! —la voz de Nathalie detuvo su huida y, como robot, giró sobre sí misma para observar a la asistente del señor Agreste—. Adrien nos avisó que vendrías. Pasa por favor.

Ella afirmó y avanzó las escaleras hacia el interior de la mansión, siendo recibida por Gabriel Agreste, de primera mano.

—Buenas tardes —dijo, dando una pequeña reverencia —. Lamento todo esto, pero Adrien insistió y... —Gabriel elevó la mano para que Marinette dejara de hablar.

—He hablado con mi hijo —respondió —. Sé cuál era su plan y no le vi el inconveniente.

—¿De verdad? —exclamó, sorprendida.

—Mi hijo me ha hablado bastante de usted, así que quiero confirmar varios de esos puntos de primera fuente.

—¿Cómo qué le ha dicho su hijo? —consultó, bastante impresionada.

—Sobre sus dotes creativos —le pidió que la acompañara, hacia su despacho —. Quizás pueda ayudarme con algo...

Marinette parpadeó un par de veces, sin poder creer lo que escuchaba, hasta que finalmente entró a la oficina de Gabriel Agreste. Era la primera vez que estaba allí como Marinette, pese a que ya había revisado la mansión varias veces como Ladybug.

...

Marinette cayó agotada en la cama de Adrien, con los brazos extendidos.

¿De verdad el rubio hacía todas esas actividades, día tras día?

Si bien no la hicieron ir a una sesión de fotos, sí le explicaron los pasos y procedimientos de cómo actuar ante cada una de las cámaras, cómo aprovechar las luces y sombras para favorecer las prendas, y cómo combinarlas.

Había sido una muy buena lección por parte de Gabriel Agreste y se sentía encantada, pero luego, había llegado la merienda donde solo tomo una taza de té con unas galletas acompañadas de queso blanco. Eso solo cubría una de sus muelas, pero bueno, lo dejó ser.

Más tarde, tuvo lección de piano con el profesor de Adrien que, encantado, le explicó el concepto básico del piano y cómo poder aprenderlo rápido con algunas indicaciones. Gracias a las clases previas con Adrien, los compases del maestro fueron bastante fáciles de resolver.

Tras retirarse el profesor de piano, Nathalie le subió un jugo de naranja y le informó que a las ocho se cenaba. Esperaba poder tener finalmente una verdadera comida, pero solo se encontró con un rectángulo de carne de diez centímetros por tres, dos papas doradas y un batido de fresa con pera.

Al igual que su compañero, ella cenó sola en la larga mesa, pudiendo comprender el sentimiento de Adrien por la soledad y la necesidad de apego.

Cuando todo acabó, Nathalie le deseó buenas noches y la dejó ir a la recámara de Adrien, donde se encontraba ahora.

¿Cómo podía Adrien sobrevivir a esto? ¿Aún así le quedaban ganas de sentarse a jugar videojuegos con ella?

Se sentó en la cama, abrazando la almohada, pensando en que Adrien le tenía más consideración de la que esperaba. Se giró para caer sobre el colchón y sonreír como una tonta enamorada, por estar en la cama de Adrien, donde dormiría esa noche.

Abrió los ojos de golpe y volvió a sentarse.

¡Adrien estaba en su habitación! ¡Solo!

Tomó su celular y texteó algo con rapidez. Luego dejó el teléfono y tomando su bolso, ingresó al baño a ducharse para acostarse a dormir.

Cuando salió vestida con su piyama, revisó el teléfono.

Adrien le envió una foto, abrazando el gato que ella tenía en su cama, con una enorme sonrisa.

«Duerme cómoda en mi cama, que yo dormiré acompañado.»

Marinette sonrió, dejó el teléfono a un lado y se acostó en la cama.

No sabía si fue la comodidad, el aroma de Adrien o el cansancio que sentía, pero se durmió, apenas cerró los ojos.

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¡Muchas Gracias por leer!

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Nos leemos el sábado 18 😉

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Aquatic~

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13 de Abril 2020

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