La invitación


Capítulo 3: La invitación


Luego de que los tres adultos despotricaran contra Wattpad y Hollywood, y como este último ofrecía cada vez más y más films estúpidos como dijese una vez el viejo director Ridley Scott, el Doctor Charalampos se explayó en explicar a los dos niños su teoría que mencionó antes.

―Se dice que el dios Hefesto fue expulsado del Olimpo, que cayó durante nueve noches y nueve días hasta que llegó cerca de las costas de la isla Lemnos, donde fue rescatado por una nereida y una oceánide...

―Disculpe, señor, ¿qué son esas cosas? ―preguntaba Juanes.

―Son subclasificaciones de ninfas, las cuales se representaban como mujeres muy jóvenes y hermosas alrededor del mundo, eran espíritus de la naturaleza. En la actualidad se las representa como muy pequeñitas, como si fuesen hadas como esa del cuento de Peter Pan.

―El primer premio que gané incluye un viaje a la isla Lemnos, igual para el segundo y tercer lugar ―decía Mónica con interés.

―Sí, se decía que la isla de Lemnos, era el sitio donde radicaba Hefesto, pero yo no lo creo.

―¿A qué se refiere? ―preguntó Gregorio.

―Que los antiguos habitantes de las islas griegas pusieron a Lemnos como el sitio donde habitaba Hefesto solo porque dicha isla es de naturaleza volcánica, una con volcanes muy activos en la antigüedad.

―Apuesto a que nos dirá su teoría ―decía muy interesada Carmen.

―Creo que el origen de Hefesto puede rastrearse hasta Capadocia.

Como que los dos jóvenes bolivianos no comprendieron a qué se refería el anciano a diferencia de lo que expresaban los rostros de sus progenitores, Charalampos prosiguió.

―Los pueblos de la antigüedad siempre tomaban prestadas mitologías o historias extranjeras para ellos. Los nueve días referidos al dios pueden entenderse más como el tiempo que lleva ir desde las islas griegas hasta Capadocia. Hay más de treinta ciudades subterráneas en Turquía, nadie sabe quién las construyó, pero debido a que se encuentran bajo tierra, cimentan mi teoría respecto al Anillo de Giges.

―El anillo de Giges es la fuente en la que se basó Tolkien para escribir El señor de los anillos ―intervino Dorotheos, al ver las expresiones de desconcierto en Mónica y su hermanito.

―Yo creí que se basó en El anillo de los nibelungos.

―Ese es un error común, Tolkien era muy instruido y se basó en el relato de Platón en vez del otro ―le contestó el padre del joven.

―¿Y qué es lo que dice ese relato de Platón? ―preguntó Mónica.

―Trata de un pastor, el cual, para efectos dramáticos se lo identificó con el rey Giges de Lydia. Sí, los griegos eran muy buenos para mezclar sus relatos, lo cual dificulta identificar las fuentes correctas, pero resumiendo: el pastor en busca de sus ovejas, desciende una grieta provocada por una tormenta y un terremoto, allí encuentra un anillo que lo vuelve invisible y lo pervierte.

―¿Una tormenta y un terremoto? ―dijo extrañada Mónica.

―Bueno, lo de la tormenta es más un elemento dramático para enfatizar el poder de Zeus y sus rayos, pero el terremoto nos revela otro dato interesante. ¿Sabías que los antiguos, llamémosles griegos para facilitar las cosas pues en esos tiempos no existía la unidad griega como país o nación, construían sus ciudades y templos justo encima de fallas tectónicas?

―¿En serio? ¿Por qué harían tal cosa? Es absurdo.

―Te parece absurdo, pero entonces viene el relato del Anillo de Giges. No, no es un relato filosófico respecto a la moral humana, sino un encuentro con entidades extraterrestres y estos no siempre vienen del espacio o mejor dicho, casi nunca lo hacen, vienen más bien del interior de la tierra o los mares. Mira por ejemplo a Poseidón, no solo era el rey de los océanos, sino también de los terremotos, y aunque los "expertos" digan que era tal debido a que junto a los sismos se producían maremotos y por ello, el de relacionarlo con estos últimos, te puedo asegurar que no es así.

―¿Y qué fue lo que encontró Giges? ―preguntó Carmen mientras que con un sutil movimiento de cabeza volvía a ponerse el sombrero de chola en su lugar, sin por ello usar las manos.

―Eso es lo raro, Giges encontró a un hombre dentro de un caballo de metal. ¿Lo ven? Pese a que los griegos estaban obsesionados con los artilugios mecánicos y mitológicos, ¿por qué dirían que dicho hombre estaba dentro del caballo? ¿No sería mejor decir que estaba a un costado o encima del autómata?

Los miembros de la familia boliviana intercambiaron miradas y Charalampos continuó.

―Se dice que el caballo era enorme con muchas aberturas y por ellas entró Giges, allí encontró muerto a un hombre desnudo, se presume un gigante, el cual llevaba un anillo. Como ven, es muy extraño, lo mismo puedo decir por los toros de cólquida que fabricó Hefesto, estos botaban fuego por la nariz, lo cual no es raro si tomamos esto como un relato fantasioso, sin embargo, se dice que detrás de la nariz de esos toros autómatas, se podían oír de forma clara voces humanas. No, los griegos no se referían a máquinas de fantasía, sino a maquinas reales como tanques o excavadoras tripuladas.

―Eso es increíble ―dijo Gregorio mientras intercambiaba miradas con su esposa.

―¿Lo ves? Es por eso que los griegos construían sus ciudades sobre fallas geológicas muy inestables, como una especie de eco de la memoria genética que les susurraba que en un pasado remoto, alguien o algo, podía ir por el subsuelo con total impunidad gracias a una avanzada tecnología, maravillas a las cuales podrían acceder si bajaban por las grietas que abría un sismo.

―¿Y qué tiene que ver Capadocia en todo esto? ―preguntó Carmen.

―Se dice que Giges, a parte del caballo mecánico, encontró maravillas mecánicas junto al caballo imposible, eso indica no un túnel subterráneo, sino un recinto muy amplio. Las ciudades subterráneas de capadocia son muy extensas, tal vez un terremoto o un deslave descubrió los interiores ocultos de uno de esos corredores bajo tierra, un corredor que todavía contenía tecnología extraterrestre.

―Es una teoría increíble, doctor ―decía Mónica―. Ya me entró la curiosidad, ojala pudiese ir a Capadocia.

―Pues ese no es ningún problema, iba a acompañar a Dorotheos a la isla de Lemnos, y después ir con él a Capadocia a una de las ciudades subterráneas, la cual creo yo, es por la que entró el "pastor Giges". Yo la invito joven, a usted y su familia.

Mónica intercambió miradas de esperanza con sus padres, después de todo, no todos los días una podía ir a Turquía a investigar unas ruinas bajo el auspicio de un reconocido astroarqueólogo.

No tuvo que suplicar, sus padres se mostraron encantados y Mónica no intuyó que con tal aceptación, su vida se pondría de cabeza con un asunto tan inverosímil como peligroso.

CONTINUARÁ...

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Notas finales del autor: gracias por leer hasta aquí, no olviden hacer click en el botón de seguirme por favor.

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