Capítulo 7
—¿Te encuentras mejor? —Decía al cabo de un buen lapso de permanecer abrazados.
—Si, si, lo siento, no quería... —Me separaba de él al notar la humedad en su camisa.
—Descuida, no es problema. —Comentaba cuando me veía intentar fallidamente limpiar la zona mojada.
Me conocía bastante bien para saber que tendría los ojos inchandos y rojos. Y por supuesto por lo poco que de Garret comprendía estaba a minutos de...
—Lo siento mucho, —Y ahí estaba, justo lo que esperaba. —no era mi intención hacerte pasar por un momento tan incómodo y doloroso, de verdad Allie, disculpame.
En ese aspecto Garret era bastante genuino y amable, incluso llegaba a mirarse como un niño.
—Nadie fuera de la familia lo sabía. Bueno ahora seguro todos se han enterado, pero no por mi. La sola mención me desgarraba, mi pequeño... —Era verdad lo que mi madre decía, no era mas que una llorona.
—Lo entiedo Allie, de verdad que lo siento mucho. —Me sujetaba las manos con fuerza para mostrarme su apoyo.
Le miraba fugazmente antes de alejarme un poco y limpiar los restos de las lágrimas.
—Continúa siendo difícil, y siento que así pasen diez años, este dolor estará conmigo.
—Allie, entiendo que es difícil y siento mucho tu pérdida, pero has sido muy fuerte, de hecho lo continúas siendo.
—No se como este tipo de “fortaleza”, puede ser buena.
—Pues te ha mantenido hasta ahora, y eso lo agradezco muchísimo.
Aún no se si confías en mí, pero quiero que tengas presente que estoy contigo y tienes mi apoyo, no estas sola. Aún me pesa bastante no haber estado antes, pero a partir de ahora y en adelante, eso cambiará.
En ocasiones Garret podía tener una mirada intensa, pero no del tipo, “mi objetivo es intimidarte ”, sino una donde entendías perfectamente que lo que estaba diciendo iba completamente en serio, no estaba dudando ni por poco.
Y era tan serio y repentino que me dejó sin siquiera poder idear una respuesta. Del tipo de situación que te descoloca y consigue cambiar la atmósfera, logrando sacarme del punto mas voluble y dejándome sentir el presente.
—Debería subir y guardar en algún lugar todo.
—¿Esta bien para ti si me quedo con esto? —Me mostraba la grabadora.
—Sí, claro, no tengo problema.
—¿No piensas mirar todo el contenido? —Decía al percatarse que devolvía la libreta dentro y cerraba la caja.
—Por hoy ha sido suficiente, quizá otro día.
—Probablemente no te interese mi opinión, pero pienso que entre mas rapido verifiques todo, antes podrás entender o hallar una respuesta.
—Mañana, esto me ha dejado exhausta.
—¿Te apetece un poco de té?
—No, creo... De hecho sí, estaría bien. —Probablemente estaba consiguiendo cambiar mi concepto acerca de él, quizá, sólo un poco.
***
Si fuese posible simplemente desaparecer lo habría hecho con gusto, lo que menos deseaba es encontrar en sus ojos aquella lástima o ver como en su rostro la expresión se transformaba en cuanto me miraba y no hallaba las palabras correctas de consuelo. Aún si el día anterior no le supuso ningún problema.
Segura de que lo encontraría en la planta baja, inhale profundamente mientras daba el ultimo vistazo a mi apariencia y decidía bajar.
Lo imaginaba escuchando mis pasos descender por la escalera y como su cuerpo se tensaba. Pero la idea de retroceder no era una opción, con el pulso extrañamente frenético lo enfrentaría.
En cuanto cruzaba el marco le miraba, de espaldas a mí, trabajando apresuradamente en algo, segundos después se erguía fijando la vista en mi dirección, la camisa blanca si que le sentaba bien, avanzaba unos cuantos pasos, entonces los platillos sostenidos en ambas manos llamaron mi atención.
—¿Te unes?, planeaba llamarte en cuanto terminara, pero has venido justo a tiempo.
—Tú...
—Oh vamos, no me digas que no te gusta.
—No, no es eso.
—No hay mas que decir, vamos se enfriara si no comes ahora.
Sentados uno frente al otro resultaba imposible que nuestra mirada no coincidiera. Continuaba con ese pensamiento insistente de afirmar que me observaba cuando en realidad no podía asegurarlo.
¿En qué exactamente se estaba convirtiendo todo esto?
Lo siguiente no lo pensé o incluso planeé.
—Pienso irme en un par de días, deseaba avisarte mucho antes pero...
—¿Perdón?
—Me refiero a que quizá podrías alquilar esa habitación, estoy segura que algún estudiante o...
—Alto ahi, ¿Qué es todo eso? ¿Por qué ahora?
—Considero que no es justo que debas compartir tu casa, además que debería marcharme en algún momento, es lo mejor.
—¿Para quién?, ¿para ti que has forjado un increíble gusto por la soledad o por mí que en realidad disfruto cada momento que conseguirnos estar juntos o accedes a abrir un poco tu corazón? ¿Tienes miedo?
—¿Perdón?
El silencio suplanto cualquier posible respuesta o excusa.
—No esta en discusión, es tu hogar, no planeo dejar que te marches.
—La decisión fue tomada, pensé bien y ya busco algún otro lugar. —Si claro, bien pensada, siendo bastante sincera llego a pasar por mi mente, pero jamás de forma adecuada para ser una decisión
—Bien, pero entonces y antes que nada terminemos con todo esto.
—¿De qué hablas?
—Antes de irte debes terminar con el tema de las cajas, resolver todo y entonces yo mismo te ayudare a llevar tus pertenencias fuera ¿estás de acuerdo?, porque sólo así podrás conseguirlo.
—No puedes detenerme, no existe...
—Por favor. —¿Era eso intento de chantaje?, me recordaba cada vez que Adam intentaba salirse con la suya y ponía esa misma expresión.
—¿Por qué te interesa tanto?
—Creo que puedo ayudarte a resolverlo es todo. —Notaba un poco de duda en su respuesta, pero la aceptaba, después de todo ¿Qué otro interés tendría Garret en esto?
—De acuerdo, subiré por ella.
Con la caja en mano, y él al frente, le miraba un segundo antes de destapar el inicio de otra posible crisis.
—Está bien, estaré contigo en todo momento. —Me decía en un intento por tranquilizarme.
Después de unas cuantas fotos y la libreta con notas, en el fondo aparecia una pequeña caja del mismo rojo, la tome y con cuidado abrí, en su interior se encontraba de nuevo una tarjeta de acceso.
—Esto debe ser una broma.
—¿Otro estudio? —Le escuchaba ironizar con tono juguetón.
—¿Qué exactamente estaba pensando?
—También me pregunto a menudo lo mismo, ¿lista?
—Pero, ¿Cómo?... no tenemos ninguna idea o pista.
—Mira debajo.
Pegada al fondo una tarjeta donde se leía
Alamo Square, justo donde era tu sueño
***
Durante todo el traslado en avión y dentro del taxi aún me preguntaba como fue que logró convencerme de realizar este viaje.
El clima en Alamo era templado pero considerablemente más agradable que en Boston, al respirar se percibía una sensación fresca y revitalizante. En ningún momento pregunté acerca de nuestro lugar de hospedaje o el como fue capaz de realizar todos los preparativos en un par de días, simplemente me limité a observar. Debía ser sincera, por lo menos conmigo y aceptar que si en un inicio no estaba segura de viajar a su lado, ahora no mantenía la misma idea.
─¿Todo bien? —Preguntaba.
─Si.
─¿De verdad?, luces preocupada.
─No es nada.
─Si eso fuese cierto no tendrías esa expresión en el rostro.
─Es sólo que, bueno, estoy cansada.
─No deberíamos demorar demasiado para llegar al hotel.
Después de eso no dijo otra cosa en todo el transcurso. El ambiente entre nosotros no había cambiado tanto, ciertamente ahora nos era más fácil comunicarnos pero esa sensación incómoda que surgía cuando estábamos cerca aún permanecía.
Al llegar al hotel él tomó la iniciativa y se encargó de todo lo necesario, el equipaje, la recepción y demás, permitiéndome observar a detalle, aquel en mi opinión, bonito lugar, no resultaba demasiado ostentoso pero daba una sensación elegante al mirar su estructura minimalista.
─¿Te gusta? —Me sorprendí ante su pregunta repentina girando rápidamente para míralo.
─Es agradable.
Y en un instante de lucidez noté la involuntaria sonrisa que se dibujaba en mis labios, ¿Por qué? fue lo primero que pensé. Baje la vista sintiéndome avergonzada por tal acto, dos segundos después Garret se acercaba para decirme al oído...
─Tu sonrisa es hermosa, luces encantadora.
Su mano tomaba mi barbilla suavemente hasta levantar mi rostro
─Mucho mejor, siempre con la mirada en alto. —Me veía directamente mientras decía aquellas incómodas palabras.
¿Qué se supone que deseaba le contestara? o ¿Acaso se estaba burlando de mí?
─Te has equivocado de persona, no me gusta bromear de esa forma, así que detente.
─Allie yo jamás...
─¿Cuál es mi habitación? —Le detuve antes de escuchar cualquier excusa.
─Claro, aquí tienes. —Su voz daba la impresión de estar reprimiendo algunas palabras.
Me ofrecía la tarjeta de acceso, la tomaba rápidamente dejándolo atrás y caminando hacia el elevador. Mis pasos eran rápidos y nerviosos, algo dentro de toda la palabrería insistía en hacerme creer que no estaba jugando.
Quinto piso/ habitación 116
Entré sin virar ni una sola vez, el problema no era lo que él había dicho, sino la reacción que en mí provocó. Me puse nerviosa e incómoda ante sus palabras, pero lo más destacable, el incontrolable aumento en la velocidad de mi pulso, el latir intenso podía notarlo claramente en los oídos y pecho.
¿Por qué?, ¿cómo es que se le ocurrió hacer eso justo ahora?
Lo odiaba, odiaba sentirme de esta forma, confundida y avergonzada, odiaba que sus palabras siempre me provocarán emociones, que cada línea dicha le hiciera sonar tan genuina, o que no se inmutara al expresarse.
Y de esa manera comprobaba que algo no andaba bien conmigo. Que comenzaba a sentir algo que hace años había olvidado.
Oh vamos Allie tranquilizate, él sólo estaba bromeando, no puedes dejar que sus palabras te afecten, me repetía una y otra vez.
La luz proveniente del mirador llamó mi atención, una hermoso paisaje se podía apreciar aunado a la cálida luz del atardecer que pintaba el cielo de tonos naranja y me brindaba un espacio para olvidar y relajarme.
No debería estar preocupandome de esto ahora, necesito averiguar a donde lleva esa dirección. Y gradualmente, la idea llegó.
Permanecí en el lugar por largos minutos, recordando e imaginando como hubiese sido si la persona que hoy me acompañaba fueses tú. El viaje lejos de ser incómodo habría sido emocionante y lleno de expectación, probablemente nunca habrías dejado de conversar en todo el traslado en avión, y jamás te apartarias de mi lado, siempre tomando mi mano firmemente mientras explicas todo lo que encuentres a tu alrededor, nunca perderías la oportunidad de guiar, y luego nuestra habitación, Dios Adam ¿de verdad tenía qué ser este lugar?
Tocaron a la puerta permitiendome despertar de tan agradable fantasía.
─Adelante. —Respondía, imaginando se trataba de alguien del servicio.
─Amm... no quisiera interrumpirte pero ¿podemos hablar? —Su tono de voz se escuchaba mas tranquilo.
─¿Qué sucede?
─Es sobre la nota, he preguntado y al parecer la dirección se encuentra un poco retirada del hotel, tendremos que abordar un auto. Nos tomarán alrededor de veinte a veinticinco minutos en llegar.
─De acuerdo.
─Allie sobre lo sucedido hace un momento...
─Por favor no, estoy muy cansada y no quiero escuchar algo más de eso.
─Bien, no diré mas por ahora pero en algún momento tendrás que escucharme —Su mirada se veía decidida a continuar insistiendo sobre el tema.
Caminaba hacia la puerta pero lo detenía.
─Sólo una cosa más ¿me la podrías entregar? Por favor —Estiraba mi mano con la palma hacia arriba en señal de mi petición.
─Claro. —Extraía el sobre dentro de su chaqueta y me lo entregaba.
─Gracias. —Abría la puerta, traspasaba el marco de esta y se detenía girando en mi dirección.
─Lo olvidaba, saldremos un poco temprano, te veo en la recepción a las ocho.
─Bien. —Mi voz terminaba por salir ligeramente temblorosa.
Después de escuchar mi respuesta por fin cerraba y sus pasos se alejaban. Conseguía respirar de nuevo, las últimas líneas me habían puesto nerviosa.
La verdad lo sentía mucho, había sido muy amable y paciente pero no estaba dispuesta a dar marcha atrás, no en esto. Estaba segura que algo ocurría, y debía resolverlo cuanto antes, además de tener ese extraño sentimiento de que a donde sea que esa dirección condujera se trataba de algo aún más doloroso.
No había logrado siquiera dormir por diez minutos, y en el horizonte recién se veía una delgada pero creciente línea naranja que poco a poco aclaraba el cielo y lo llenaba de color. Era la hora, no podía espera a Garret o no quería hacerlo, deseaba hacer esto sola, necesitaba respuestas, algo que me hiciera sentir mejor y me diera la clave para alejarlo.
Salí de la habitación lo más silenciosamente posible, no contaba con información acerca de donde había dormido él, aunque lo más seguro era que no hubiese elegido una habitación demasiado lejos de la mía.
Cuando el ascensor se abría en el primer piso mi taxi ya estaba esperando, lamentaba el hecho, pero sabía que cuando él se enterara ya estaría de regreso. Subí al taxi mostrándole al conductor la dirección y el automóvil comenzó su curso, por el retrovisor veía el hotel alejarse cada vez mas mientras mi corazón no hallaba calma.
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