Capítulo 1
Permanecía bajo el gran y viejo árbol observando como sus finas hojas, ahora de un color amarillo y café, caían una a una. Los recuerdos eran inevitables de contener, nuestra estación favorita otoño.
Nos conocimos justo en este parque en la banca donde ahora me encuentro sentada, el recuerdo conseguía humedecer mis ojos sintiendo cierto ardor proveniente de las lágrimas que se acumulaban.
Debía ser fuerte, debía permanecer como la chica que alguna vez conoció y de la cual se enamoró, pero resultaba tan difícil, aún después de dos años me sentía tan perdida sin él.
De manera casi instantánea recordé aquel día, el que jamás olvidaría, que permanecía dolorosamente guardado en mi memoria.
Después de recibir su llamada llegué lo mas rápido posible al Hospital, dentro del elevador jadeaba por la rápida caminata, cada minuto que tardaba en acercarme se hacía eterno, lo único en mi mente era él no veía ni percibía nada más que no fuera mi intenso deseo de estar a su lado y verle.
Al estar frente a la puerta de madera color blanco con una pequeña placa al frente donde marcaba el número doscientos sesenta y cuatro me detuve por unos segundos, respire profundo e ingresé, las dos personas a su costado le miraban con una expresión de dolor, inmediatamente fijé la mirada en él, se mantenía tranquilo con los parpados cerrados, en su rostro se percibían un equilibrio entre paz y alegría, me acerqué deseaba estar a su lado.
─Adam —le llame. ─¿Me escuchas? Adam, ya estoy aquí por favor despierta. —insistía al no recibir respuesta.
─Señorita él... —Le escuche decir al médico detrás mientras colocaba su mano sobre mi hombro para atraer mi atención, hice caso omiso, insistía llamando su nombre para despertarlo.
─Señorita por favor.
─¿Qué le ocurre porque no despierta? ¡Haga algo él no despierta!
─Lo siento mucho él, él se ha ido.
─¡Que! debe estar bromeando, esto no puede ser, es imposible ¡no es verdad! no lo aceptare, ¡haga algo!
─Por favor tranquilícese.
─¿Qué me tranquilice?, ¿cómo me puede pedir eso? vamos haga algo, él no me puede dejar, no ahora.
─Adam por favor, por favor despierta, por favor, ¡por favor! —Mis palabras eran cada vez más indescifrables las ganas inmensas de gritar, el dolor en el pecho, las lágrimas brotando, mi deseo de que sólo despertara y me sonriera una vez más.
Me aferré a su cuerpo por segundos los cuales se convirtieron en minutos, resultaba imposible alejarme, le observaba y sólo podía ver a un Adam durmiendo profundamente.
Tomé su mano antes que me alejaran de él, cerca de su oído derecho susurré...
"Te amo"
Una simple palabra pero que llevaba consigo todos mis sentimientos y emociones.
Sentí el tacto de alguien sobre mi brazo, me sorprendí retornando al presente.
Permanecía de pie y frente a mí, una vez obtuvo mi atención alejo su mano de mi brazo con cuidado.
─¿Sucede algo? —fue lo primero que dije.
─Disculpa, pero me parece que esto es tuyo. —Me decía a la vez que extendía su brazo y acercaba un par de hojas que reconocía fácilmente.
─Gracias. —le decía antes de tomarlas y colocarlas dentro del folder naranja, no sabía exactamente en que momento las dejé caer.
—No es nada, ¿puedo tomar asiento? —señalaba el extremo contrario de la banca.
—Claro.
El hermoso paisaje que ofrecía el lugar, con el viento templado acariciando suavemente tu piel, las hojas cayendo, algunas ya sobre el césped recorrían los bordes del camino desde donde comenzaba la arboleda, todo el ambiente se vio interrumpido por mi incomodidad ante su presencia. Le veía observado el lugar cuando volteaba ocasionalmente, pero estaba segura que hacía mas que eso, pues su mirada la cual sentía claramente en los momentos que fijaba en mi dirección, me lo decía.
El silencio que antes me ayudaba a recordar, ahora resultaba incómodo, de manera que decidí que era hora de irme, me incorporé e inicié la caminata.
─¿Has estado bien? —me sobresalte ante lo dicho, fue tan repentino.
Simplemente sonreía y me miraba directamente a los ojos, hasta ese momento decidí mirarle correctamente. Un hombre joven, de complexión media, tez clara, cabello oscuro completamente revuelto y unos ojos llenos de vida, su sonrisa me desconcertaba.
─¿Perdón? debes estas confundiéndome. —fue mi respuesta.
─No lo creo eres Allie ¿no?, es decir Allie Hawk, ¡Oh! disculpa no quiero asustarte supongo que es razonable que no me recuerdes. —expresó en cuanto se percató de mi desconcierto.
─Yo... disculpa pero no se quien eres.
─Lo sé, espero no haberte sorprendido demasiado, no pensé que no lograras reconocerme, aunque han pasado tantos años que incluso para mi sería difícil hacerlo, soy Garret amigo de Adam ¿me recuerdas?
─¿Su amigo?, no creo recordar que él mencionara...
Antes de confirmarle que la suposición de reconocerlo al decir su nombre no funcionaba, un viejo recuerdo llego a mi mente. Sentados en el sofá con el envase que contenía las palomitas sobre mi regazo, él a mi lado derecho, extendía su brazo sobre mis hombros y me acercaba, antes de iniciar con la película llegó a mencionar a uno de sus amigos, alguien a quien al parecer guardaba mucho cariño pero que nunca conocí personalmente, tan sólo sabía su descripción fisica por una vieja fotografia que Adam me mostró y ciertos gustos que compartían.
─¿Estás bien? —preguntó.
─¿Eh? si claro, no es nada.
─Pues no creo que dijera demasiado, dejamos de tener contacto hace bastante tiempo y charle con él...
Se quedo callado, a decir verdad no sabía la razón pero mi intuición sobre el motivo me decía que estaba en lo correcto.
─Estoy bien, no creo que debas preocuparte, si eso era todo me voy.
─Espera.
Me detenía aferrando mi brazo. ¿Pero que le sucedia?, Adam sólo llegó a mencionarlo en ciertos momentos y tenía como cierto que eran grandes amigos, pero jamás lo conocí.
¿Cómo era posible que supiera de quién se trataba en cuanto me vio?
─Me podrías soltar por favor.
─Ah claro, disculpa es sólo que...
─¿Qué? y ¿cómo sabes quien soy y mi nombre?
─Ah, sobre eso Adam alguna vez me mostró una fotografía tuya, además de mencionar tu nombre por texto así que en cuanto te vi supe de quien se trataba.
Nos quedamos escasos 5 segundos con nuestra mirada fija en el otro sin decir más, sabía que no encontraba las palabras correctas para consolarme, pero tampoco las esperaba.
─Realmente lamento mucho todo, me habría gustado...
─Ahora él esta en un mejor lugar. —le interrumpí.
De nuevo un silencio en donde sabes perfectamente que la persona a tu lado busca de una manera indescriptible que sus palabras se conviertan en tu aliento.
─Hoy he regresado después de dos años fue una sorpresa para mí encontrarte aquí, planeaba visitarte pero no sabía donde te ubicabas, aún vives...
─Si, es mi hogar no podría alejarme, jamás lo haría. —de nuevo interrumpía con la seguridad de saber a que se referían sus palabras.
La sola idea de tener que irme de nuestra casa lograba que mi pecho sintiera dolor y los ojos se humedecieran, aquel espacio contenía tantos recuerdos.
─Lo suponía debo hablar contigo sobre un tema, la verdad esto es muy difícil para mí, créeme que si no lo necesitara jamás te pediría algo.
─¿Qué ocurre?
─La realidad es, la casa que tú y Adam habitaron, es mía.
─¡Qué! ¿Pero de qué hablas?, eso no es posible Adam...
─Lo sé, lo sé él dijo que pagaría por ella y necesitaba un lugar para ustedes, me pidió la prestara dijo que buscaría un lugar cuanto antes, éramos buenos amigos accedí a su petición, no estaría aquí y no necesitaría de ella, pensé estaría bien que la mantuvieran hasta que regresara.
─Debes estar bromeando, eso no puede ser.
Estaba tan sorprendida, que nunca fui cien por ciento consiente de mi asentimiento ante su invitación de platicarlo en otro sitio.
El olor que caracterízaba al lugar me regresó del ensimismamiento.
—Lo siento yo... No lo sabía. Esto, me ha tomado completamente desprevenida.
—Buen día, ¿les puedo ofrecer algo? —escuchaba decir al mesero.
—¿Apeteces algo? —me decía con aquella voz grave.
—No, no estoy bien gracias.
—Un americano únicamente, gracias. —nada mas terminar el pedido y me miraba de nuevo.
—Me disculpo por las condiciones en las que descubriste esta situación, igual no era el lugar apropiado, pero no estaba seguro que me escucharías.
—Habría sido bueno saberlo antes, de esta manera hubiese buscado algún otro lugar.
—No, no la idea no es que pienses que te estoy corriendo o algo. Esa casa es mi herencia, después de lo sucedido con mis padres la propiedad paso a mi nombre, decidí viajar y estudiar en el extranjero, por ese motivo Adam pensó sería buena idea habitarla mientras no estaba. Créeme no es mi intención hacer que te vayas pero ahora que he vuelto no tengo otro lugar al que ir mas que esa casa.
***
Sólo pasaron dos días después de esa conversación cuando Garret llegó a casa y se alojó en una de las habitaciones, dijo que sólo estaría por algunos meses y si deseaba permanecer ahí podía hacerlo. Planteé la posibilidad de pagar por la propiedad pero inmediatamente se negó argumentando que era lo único que quedaba de sus padres y que en algún momento deseaba regresar para establecerse.
La realidad es que su presencia y cercanía me alteraban.
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