Capítulo 💎18💎

Alessia

Perdí el control.

Quería hacerlo, lo necesitaba. Mi cuerpo aclamaba que destrozara todo a mi alrededor, rompiera todas las botellas o lanzara veinticinco disparos al cielo. Temblé de la impotencia, sin embargo logré contenerme.

Tenía en frente a Hassan Aksoy, el responsable de la muerte de mis padres. El sanguinario líder de una organización despiadada. El hombre que inició una guerra en mi vida.

Lo tenía en frente, sí. Con su peculiar pose de hombre inexpugnable y su característica prepotencia. Deseaba matarlo tan lentamente para que odiara cada segundo de su miserable existencia.

—Alessia —pronunció—, ha pasado tiempo desde nuestro último encuentro.

Respiré profundamente, hincando las uñas en la palma de mi mano.

—El necesario para no levantar sospechas. El CI ha estado jodiendo mucho últimamente.

Nos hallábamos en el salón. La luz que atravesaba las ventanas aportaba la visibilidad necesaria para contemplar cada gesto de su fisionomía. Ambos, sentados frente a frente. Dos de sus hombres lo acompañaban tras sus hombros. A mi lado, Bastian cuidaba de mí.

—Ha corrido el rumor de que el diamante negro no ha llegado a Cracovia —expresó Hassan—, todos están molestos con la noticia.

—Las probabilidades de que ese diamante no llegara al lugar de la subasta eran altas.

—¿Tuviste algo que ver, Alessia?

Sonreí medianamente:

—Por supuesto.

—Sabes que se iniciara una guerra por ese diamante, ¿cierto? —aludió sin bajar su mirada—. Es necesario que estés preparada. No tardará en esparcirse el rumor de que fue robado en Brasil. Todos saben que tú manejas esa zona. Tendrás al CI, a los croatas, a los serbios, y a medio continente tras tus pasos. 

Tenía razón. El mundo ardería tras ese diamante, una pieza única. Mantuve la templanza que me caracteriza y continué con la conversación:

—¿Y tú? ¿Te unirás a esa guerra también?

Extrajo un puro de su chaqueta, dispuesto a encenderlo:

—Había una maldita regla. Ese diamante se dispondría de manera pacífica, al mejor postor. Sin intervenciones, sin armas, sin violencia. Solo una jodida regla, y tú la rompiste.

—No has respondido mi pregunta.

—No pondría en riesgo nuestra alianza, Alessia.

El rencor, la impotencia y la rabia que sentía en mi interior se encendieron bruscamente.

—Yo tampoco haría nada que perjudicara nuestros negocios —mentí—. Por eso, como muestra de mi buena voluntad, tengo algo para ti.

Hassan me observó profundamente, analizando cuidadosamente cada una de mis palabras. Era momento de actuar, sin reservas.

—¿Y bien? —cuestionó.

—Tengo a un agente del CI infiltrado en mi equipo —sentencié—, puedo entregártelo en bandeja de plata. Debe haber muchos secretos en ese cerebro, algo que un par de torturas no arregle.

Él rió con satisfacción, no todos los días podíamos tener a un agente en nuestras manos.

—¿Y qué quieres a cambio? Porque supongo que un regalo así, la reina de diamantes no lo facilita gratuitamente.

—Parece que no conoces el significado de la palabra regalo.

Chasqueó la lengua a medida que sus características arrugas cerca de los ojos se iban contrayendo, como señal de sonrisa.

—Aun así —dictó—, déjame tener a mí un gesto de buena voluntad.

Bingo. Aksoy era como un Lannister, siempre pagaba sus deudas.

—Quiero la mina de Lesoto —pronuncié sin reparo.

La mina de Lesoto estaba bajo su poder, no era muy extensa, y tampoco reportaba las ganancias en comparación con otros lugares de extracción. Pero la necesitaba, era lo único que me importaba.

Recibí una extraña mirada que no supe entender, una muy larga y fija. Con las cejas alzadas y contrayendo sus gestos faciales, cuestionó:

—No sé qué hay en esa mina para que te interese tanto, pero la tendrás. Entrégame al agente y Lesoto será tuya.

Kreegan siempre decía que el apego a cuestiones morales, materiales o personales solo era la condena a la miseria humana.

Supongo que si fui criada bajo ese precepto, era momento de cumplirlo.

•••

Roy

(5 horas antes de la llegada de Hassan a la finca)

Gabriela no dejaba perseguirme, parecía una maldita polilla. Algo raro estaba sucediendo, desconfiaba de todos. Alessia había estado muy calmada, y precisamente esa serenidad me mantenía intranquilo.

¿Por qué no regresaba a Grecia? ¿Qué pretendía al quedarse en esta finca siciliana?

—Roy, ¿alguna vez habías estado en Sicilia? —inquirió Gabriela detrás de la mampara de la cocina.

Bebí un sorbo de café.

—Nunca.

—Creo que con la señora Alessia sobrarán las oportunidades para que vengas más seguido, bueno —titubeó—, si mantienes tu puesto de trabajo, claro está.

—¿Y por qué no lo mantendría? Soy un buen guardaespaldas.

Ella rió inocentemente.

—Contando con la peligrosidad de tu profesión y con el carácter de la señora, una de dos, o terminas sin empleo o muerto.

—No le temo a la muerte.

Tomé le ultimo sorbo de café y me retiré de la cocina. Gabriela corrió hacia mi dirección, dispuesta a detenerme.

—¿A dónde vas? —cuestionó.

—Llevas toda la mañana entreteniéndome, ¿qué quieres?

—¿Entreteniéndote? ¿De dónde sacas es—

—Gabriela —Le interrumpí—, déjame pasar, por favor.

Ella sabía que no podría contra un hombre como yo. Mi paciencia se estaba agotando. Ella bajó sutilmente la mirada y se apartó, suspirando frutada.

Alessia había estado todo el día en su habitación, y yo me sentí como una puñetera marioneta atada de pies y manos. Caminé veloz mente y me detuve frente a un cuadro de lienzo colgado en la pared del pasillo, estaba torcido, casi al caerse.

Me detuve en seco para acomodarlo cuando finalmente cayó al suelo. Tenía algo en su reversa, como una especie de doblefonfo. Lo abrí y hallé una fotografía bastante peculiar. 

En el medio se encontraba imponente un señor con algunas canas visibles fumando una pipa. Cinco adolescentes lo acompañaban. A su derecha, dos de ellos. Una chica de cabello rubio intenso y pecas tenues y un chico de ojos claros.

A su izquierda dos niños más de estatura aproximada, pero lo que más resaltaba era la quinta presencia, una chica de cabello rubio y ojos grises, su mirada era tan similar a un recuerdo fugaz que me ericé de solo contemplarla. Estaba situada frente al hombre mientras el sostenía su hombro, como un señalamiento de que era su favorita. Volteé el dorso de la foto y había algo escrito:

El señor Kreegan y los hermanos Allen, de derecha a izquierda:

Kai, Flora, Alessandra, Bastian y Jason.

¿Bastian? ¿Qué hacía tan oculta una fotografía de los hermanos de Bastian? Regresé a detallarla y esta vez la reconocí, había cambiado un poco pero era imposible.

Era Alessia, la chica que estaba junto a Kreegan. Su cabello era rubio como el sol. Miles de conjeturas destellaron en mi cerebro. ¿Por qué había cambiado su color de cabello? ¿Por qué en los informes de la central no estaba el hecho de los hermanos que tenía, entre ellos Bastian? O peor aún, ¿por qué se referían a ella como Alessandra?

Tragué en seco porque el temor a admitir lo que mi subconsciente dictaba me mataba lentamente. ¿Alessandra?

Pequeña rubia, es momento de que me digas tu nombre. Ya te demostré que puedes confiar en mí.

—Alessandra —respondió—, pero todo me dicen Lessi.

No, no, no. ¡Basta!

Me recosté sobre la pared tratando de calmar mi respiración. Debe ser una coincidencia. Volví en sí y acomodé el cuadro nuevamente. Hice un amago por esconder la fotografía en el bolsillo de mi pantalón, pero de repente sentí un fuerte pinchazo en el cuello y un líquido espeso que recorría cada capa de mi piel. Perdí las fuerzas en cuestión de segundos y caí al suelo, casi inmóvil.

Luché por mantener mis ojos abiertos, pero era imposible. Antes de rendirme balbucée un poco y detalle el rostro de mi agresor:

—Los americanos y su manía de meter las narices donde no lo llaman.

Rió malvadamente, dejando ver que Gabriela no era una niña inocente como su rostro angelical relucía.

💎💎💎💎💎💎💎💎💎💎💎💎💎💎💎💎

¡Hola nuevamente por aquí, diamantes en ascenso!

Quería hacer un pequeño apartado en este espacio para resaltar puntos importantes del capítulo, aclaro, son solo hipótesis pues todo puede cambiar de un momento a otro:

1. Descubrimos que Hassan no es tan desconocido para Alessia, y que probablemente él tenga algo que ver con la muerte de su familia.

2. Una conversación sospechosa entre ambos nos dispara la alerta. Alessia hace un trato con Hassan: dos puntos: la entrega de la mina de Lesosto y un agente infiltrado.

3. Roy descubre la existensia de hermanos de Alessia y la horrible sensación de un recuerdo doloroso.

¿Qué pasará?

Gabriela y su poderosa jeringa que neutralizó a nuestro Roy. #gabrielaysujeringa

Prontito actualizooo. No olviden de votar y comentar.

Bai.

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