Empire Wars ch 4
CAPÍTULO CUATRO: VISITANDO AL REY ELFO
STAN POV:
Después de darle el mensaje a ese maldito infeliz y de largarme de su inmundo y lúgubre reino, estaba galopando rumbo a otro seguido de mi fiel y buen amigo Sparky. Habían pasado unas cuantas horas y decidí tomar un descanso, mi siguiente destino estaba a unos cuantos días de distancia y mis animales y yo teníamos que recuperar fuerzas.
Fuimos al claro de un pequeño bosque y prendí una fogata y mientras que mi perro y caballo estaban durmiendo profundamente yo estaba sentado frente al fuego pensando en la situación por la que estaba pasando y en la misión que me encomendó mi padre hace alrededor de un mes...
Flash back:
Mi padre, madre, hermana mayor Shelli y yo estábamos hablando con el consejo real en si debíamos cruzar el mar del noroeste en busca de nuevas tierras.
-Pues yo no estoy muy segura. Todos los que han tratado de cruzar esas aguas han desaparecido para siempre sin dejar ni un solo rastro- dijo no muy segura mi progenitora. Ella siempre ha sido la voz de la razón y la más sabia en lo que se refiere a la toma de decisiones.
-Estoy de acuerdo, sería muy peligroso recorrer esas misteriosas aguas- dije yo apoyándola, ya que su templanza y sabiduría es una de las cosas que mejor herede de ella.
-Pero reina y príncipe Stan. Saben que el imperio está pasando por una crisis de sobrepoblación y si no podemos expandirnos a las regiones de tierra de las que se tiene conocimiento, no tenemos más opción buscar nuevas del otro lado del mar- nos dijo uno de los consejeros.
-Lo mismo digo, ya me estoy cansando de las constantes quejas de todas los habitantes de nuestras ciudades- comentó mi hermana de forma molesta. Ella no tiene la misma paciencia que mamá y yo tenemos y es muy agresiva y bastante fácil de irritar y es una excelente guerrera.
-Además tengo al ejército más grande de todo el mundo conocido, no habrá de que preocuparse por cualquier obstáculo e inconveniente que se nos cruce por el camino- comentó ahora mi padre de forma segura y arrogante. Él MUY a diferencia de mi madre y yo es... ¿Cómo decirlo con delicadeza? Un poco torpe e infantil y por lo general sus ideas para beneficiar a nuestros ciudadanos son bastante contraproducentes; si no fuera por mamá nuestro imperio ya se habría sumergido en guerra con los demás reinos desde hace mucho tiempo.
-Randy... hay muchos problemas que no se pueden resolver con la fuerza bruta y la violencia en caso de que iniciemos una búsqueda de nuevas tierras al intentar cruzar el mar. Como por ejemplo si no hay ningún terreno las embarcaciones podrían caer por el borde del mundo- les dijo mamá para que se pusieran a pensar en eso.
-¿Pero qué tonterías dices Sharon? ¿Aún sigues creyendo que la Tierra es plana? ¡Hay que cambiar de pensamiento! Ya que podría ser redonda y si es así, habrían nuevas tierras que conquistar- cuando papá dijo esto, varios de los miembros del consejo tuvieron que aguantarse las ganas de reír, mientras que mi hermana soltó un bufido de molestia y rodando los ojos y por últimos mamá y yo lo miramos avergonzados ella tapándose la cara con una mano y yo sujetándome el puente de la nariz ya que esa fue sin lugar a dudas una de las tonterías más grandes que él ha dicho.
-¡Disculpe la interrupción!- exclamó de repente un caballero entrando a la sala de reuniones.
-¿Qué quieres tú?- le preguntó toscamente mi hermana.
-¡Mistangi fue arrasada por completo!- cuando dijo esto todos nos quedamos mirándolo muy sorprendido, ya que ese reino es uno de nuestros aliados más poderosos y se encuentra en las regiones del Este.
-No puede ser...- susurró atónita mi madre tapándose la boca con las manos.
-¿Cómo fue posible?- le pregunté sin rodeos.
-No lo sé, pero aparentemente no quedó ningún sobreviviente; excepto un duque que presencio todo- nos siguió hablando el soldado.
-¡Tráiganlo ante mí ahora mismo!- exigió papá con un tono serio y autoritario que solamente usa cuando se trata de algo en verdad muy importante.
Después de unos minutos unos soldados trajeron al duque que en sus ojos se podía apreciar un gran terror, estaba herido, su ropa estaba chamuscada y botaba un poco de humo.
-¿Qué fue lo que ocurrió?- le preguntó mi mamá con todo el tacto que tiene.
-¡FUE LO MÁS HORRIBLE DE TODO EL MUNDO, TANTO QUE NI LOS DIOSES HUBIERAN CONCEBIDO!- empezó a gritar histérico ese pobre tipo.
-Tranquilícese por favor y recupere la calma- le pedí también con todo el tacto que poseo.
-Y si no se calma, ya verá como le haré algo tan horrible que ni los dioses puedan imaginar o concebir- mi hermana a diferencia de nosotros le amenazó y eso pareció calmarlo un poco.
-Ahora díganos que fue lo que pasó- le volvió a pedir amablemente mi madre.
-Lo-lo que pa-pasó fue...- nos comenzó a contar lo que le pasó Mistangi y con cada palabra que decía nos asombrábamos, ni siquiera mi hermana podía disimular su asombro -y me dejaron con vida solamente para con-contar que pasó y advertirles que a partir de a-ahora cada reino que existe está condenado a sufrir el mismo des-destino que Mistangi- nos terminó de contar para luego darle un trago a una bebida que le ofrecimos mientras que unos doctores trataron sus heridas.
-Oh dioses santos...- susurró mi madre más asombrada que al principio.
-Es una locura...- susurré yo también más asombrado que antes.
-¿Entonces qué es lo que desea hacer al respecto, rey Marsh?- preguntó uno de los consejeros a mi papá y todos lo miramos para ver qué decisión tomaba y carraspeo un poco.
-Pues si eso le pasó a uno de nuestros aliados, no tenemos más opción que prepararnos para la guerra contra esa terrible fuerza- cuando dijo esto todos los miembros del consejo se pusieron a hablar entre sí y mamá y yo nos vimos de reojo muy preocupados.
-¿Y está seguro que no fue el ejército de Caos el que acabó con su reino?- preguntó mi hermana al duque ya que todos sabemos que ese desgraciado le gusta arrasar con reinos enteros.
-To-totalmente seguro, fue un ejército co-como nunca antes se ha visto y con armas que jamás había visto en mi vi-vida- nos aseguró el duque.
-"Oh genial, no solamente están las tropas de ese malnacido causando destrozos, ahora aparece otro ejército con su mismo propósito"- pensé de forma molesta e irónica.
-Yo sugiero que le avisemos a nuestros demás aliados sobre esta amenaza- nos recomendó uno de los consejeros.
-Buena idea, todos los reinos debemos estar unidos si queremos hacerle frente a este mal- le apoyó otro consejero.
-Si me permiten opinar- nos pidió el duque -aún con todos los reinos aliados sería insuficiente para detener a esta catástrofe, tienen que tomar medidas más audaces.
-¿Qué es lo que quiere decir?- le preguntó mi hermana otra vez tosca.
-Yo recomiendo... que hay que pedirle ayuda a los otros reinos e imperios aledaños que no sean sus aliados a que se les unan- cuando nos dijo esto muchos nos asombramos de nuevo y otros se le quedaron viendo con una expresión de: "¿Acaso ya perdió la cabeza?".
-¿Acaso está loco? ¿No sabe que varios de esos otros reinos y el de nosotros han peleado en varias ocasiones desde que el Dios máximo separó a los hombres en diferentes culturas e idiomas hace tantos siglos?- le pregunté molesto por semejante sugerencia.
-Mi hijo tiene razón, no podemos contar ni confiar en ellos- mi madre pensaba igual.
-Pero reina y príncipe Marsh. Ustedes saben muy bien que mi reino era casi tan grande y poderoso como el suyo y si cayó fácilmente ante ese ejército del mal el suyo también caería ante él aún con el apoyo de sus aliados- nos trató de hacer entrar en razón.
-¿Cómo te atreves a subestimarnos?- le preguntó muy furiosa mi hermana al mismo tiempo que cogió un hacha de doble filo e hizo el ademan de atacarlo haciendo que retrocediera muy asustado
-Espera un momento Shelli- le detuvo mi padre -si lo que dice es cierto, tiene toda la razón. No quisiera que el imperio que a nuestros ancestros les tomó tantos años en forjar se viniera abajo también; además aún recuerdo cuando mi padre en sus años de juventud hizo una tregua con algunos de nuestros enemigos para mantener a raya a las hordas invasoras del sur.
-¿Está sugiriendo que nosotros también hagamos una tregua con nuestros enemigos?- le preguntó uno de los consejeros.
-Exacto. Es como decía mi padre: cuando una amenaza es tan grande, hay que pedirle ayuda hasta a nuestros enemigos- algunas veces me asombraba con esos lapsus de sabiduría que papá tiene en situaciones críticas, aunque no sé si esto es en verdad algo muy sabio e inteligente.
-Suponiendo que ellos, por algún milagro de los dioses, se quisieran unir a nosotros por esta causa, querido- mamá tampoco estaba segura de que eso pudiera funcionar.
-Tal vez si les explicáramos la situación puedan acceder a unirse a nosotros, por lo menos durante un tiempo- uno de los consejeros estaba de acuerdo con papá.
-Pues yo veo eso bien difícil- mi hermana al igual que mamá y yo no estaba para nada convencido con esa idea.
-Ya tomé mi decisión y así será- papá cuando cree que tomó la decisión correcta es casi imposible hacer que cambie de opinión.
-Espero que sea la correcta querido...- siguió diciendo insegura mamá.
Papá mandó a avisar a nuestros aliados sobre esta amenaza, mientras que para ir a darle aviso a los reinos con los que no nos llevamos para nada bien, se eligió a un grupo de los cinco mejores guerreros para ir a darles una invitación a la capital de nuestro imperio y entre ese pequeño grupo de guerreros, me encontraba yo ya que por ley y tradición, un miembro de la familia real tiene que dar personalmente la invitación.
-Oh Stanley, que los dioses te cuiden y te guían por el camino correcto- me dijo muy preocupada mamá abrazándome y correspondí el gesto.
-No te preocupes mamá, estaré bien- le afirmé.
-No nos hagas quedar mal, hermanito- me deseó suerte Shelli a su estilo, ella se ofreció a acompañarme y al resto, pero papá se negó ya que en caso de guerra necesitaremos a los guerreros más fuertes y créanme nadie es más fuerte que mi hermana.
-Y si alguno de esos reyes o emperadores cabezas duras se ponen pesados, trata de persuadirlos- papá dijo una de sus tonterías, pero en vez de molestarnos, nos hizo reír un poco.
-Ya estamos listos- nos dijo uno de los soldados elegidos haciendo una reverencia.
-Entonces andando- dije al mismo tiempo que me subía al caballo y mi familia y varios miembros de la realeza y ciudadanos nos deseaban suerte -¡No veremos en un mes, en marcha!- exclamé mientras que el corcel relinchaba y se paraba en sus patas traseras y mis compañeros y yo nos alejamos seguidos de mi mejor amigo Sparky.
Fin del flash back.
Ya ha pasado casi un mes desde el inicio de mi viaje y en todo ese tiempo he perdido a mis compañeros que han muerto en circunstancias para nada agradables, dejándome solo con mi perro y corcel y aún me quedan otros dos reinos importantes que visitar.
En realidad puede que existan más reinos que no sean aliados del mío que los que he visitado en todo este tiempo, pero el mundo es muy grande y no se ha explorado partes de él que se consideren remotas y de seguro hay países y reinos que ni siquiera saben del mío o de la existencia del resto y que tampoco están conscientes del gran peligro que todos corremos.
Al carnicero de Caos le di un plazo de quince días en tomar una decisión ya que dentro de una semana se cumple el mes desde que inicié mi viaje y cumplido este plazo pasará otra semana para que los reyes o representantes de los reinos a los que he dado la invitación vayan a Now Yark a unirse, dejar de lado todas nuestras diferencias y enfrentar juntos a lo que devastó Mistangi, pero siendo sinceros el que se auto proclama el portador del caos y la destrucción no va a querer unir fuerzas con los demás reinos.
Y hablando de Caos... el terrible Lord Caos... desde que tengo memoria me han contado historias de las cosas que él y su ejército de monstruos han hecho, de todos los reinos y países que han caído ante él, de las formas brutales con las que trataba a sus víctimas. Cuando era niño esas historias me asustaban y me preocupaba mucho de que él pudiera tratar de conquistar mi hogar y matarnos de forma horrible y siempre me decía que nunca quisiera toparme con él ni por error.
Hasta esta noche, mi instinto, sentido común y temores de la niñez me decían que no me le acercara, pero como él es uno de los tantos gobernantes no aliados de mi imperio, no tenía más opción que hacerle el ofrecimiento corriendo un potencial riesgo mortal. Pero quién sabe, si por algún milagro accediera a unirse a nuestra causa, se volvería un aliado bien poderoso.
Pero algo me llamó la atención cuando hablábamos y eso es que dijo que alguien más ya le había ofrecido unirse a él ¿De quién se tratará? Esto cada vez pinta más mal ¿Y si él ya ha hecho alguna especie de trato con el que arraso Mistangi? Si esto es cierto, todos estaríamos corriendo mucho más peligro del que imaginábamos y habría que vigilarlo a cada rato si decide ir a Now Yark.
El sueño ya me estaba ganando así que me acurruqué junto con mi gran perro para poder dormir, él se removió un poco y antes de cerrar los ojos vi fijamente la luna llena y las estrellas y pensé:
-"¿Cómo es posibles que los dioses que supuestamente se encargan de mantener el equilibrio del mundo y de cuidarnos a cada uno de nosotros... permiten que estas desgracias ocurran?"- me pregunté a mí mismo antes de entregarme a los brazos de la diosa del sueño.
Al día siguiente continué con mi viaje, el reino al que me dirigía ahora es uno que muchos conocen y desearan poseer, pero que esta fuera del alcance de cualquiera que quiera adueñarse de él, ni siquiera el cruel desalmado de Caos podría conquistarlo ni aún con todo el poder de su ejército, no importa cuanto lo intente.
Y después de unos tres días de cabalgata lo vi, el reino elfo de Guendar, es en realidad una gigantesca isla ciudad flotante en el Cielo creo que hasta más grande que el reino de ese lunático y que está a varios kilómetros de distancia del suelo.
Según algunas leyendas, hace cientos de años los elfos lograron canalizar de tal manera la energía de la naturaleza que pudieron lograr alzar su reino principal hasta las nubes para mantenerlo alejado del peligro de quien quiera tratar de conquistarlo. Otras leyendas dicen que el Dios primario fue el responsable de esto ya que los elfos son la especie favorita de los dioses por su "pureza y nobleza" y les dio un regalo, supuestamente un objeto de incalculable poder que uso para crear el mundo y que ellos son los únicos dignos de él ya que lo usan con buenos propósitos.
Sea cual sea el origen de esa isla flotante, tengo que lograr hablar con su rey, que ni siquiera se su nombre o como es. Hay varios reinos y ciudades de elfos, pero este es sin lugar a dudas su reino principal; lo único que lo mantiene unido a la Tierra son diez grandes cadenas doradas que están clavadas al suelo, según otras leyendas ese reino es tan pesado como todo el mundo, y de los lados fluyen grandes cascadas infinitas de agua pura, sus edificaciones parecían brillar con el reflejo del sol y los pájaros y otros tipos de criaturas con alas volaban a su alrededor
No debía perder más tiempo y tenía que encontrar alguna forma de ingresar a él, así que cabalgué hasta una alta muralla que envolvía todo el terreno sobre el que flotaba la ciudad.
-¡Alto!- me dijeron unos guardias desde lo alto de esas muralla y en esta habían varios soldados con brillantes armaduras apuntándome con flecha, se nota que los elfos son "muy buenos anfitriones"- ¡Identifíquese!- me exigieron.
-¡Soy el príncipe Stanley Randall Marsh!- me presenté mientras seguía montado en mi caballo.
-¿Y qué es lo que quiere?- me preguntaron.
-¡Tengo un mensaje para su rey y es muy importante!-
-¿De qué se trata?- me siguieron preguntando.
-Se trata de algo que podría poner en peligro todo su reino- les dije sin rodeos, aunque no sé si lo que devastó a Mistangi también pueda hacerle algún daño a un reino entre las nubes.
Hubo un momento de silencio, hasta que unas grandes puertas dobles se estaban abriendo y de estas salió un elfo de pelo rubio corto y peinado de medio lado ojos cafés claros, de tez blanca, una túnica blanca y sonriendo muy amablemente y de me acercó a paso lento con la manos metidas en las mangas de su túnica.
-Sea bienvenido joven príncipe, mi nombre es Gary Harrison- se presentó después de darme la bienvenida; Sparky se le acercó gruñendo un poco, pero ese elfo le acarició la cabeza calmándolo enseguida y que moviera la cola -dijo que tiene un mensaje para nuestro rey y que se trata de algo que podría poner en peligro a nuestro pacífico y bello reino ¿De qué se trata?- me pregunto.
-Tengo que decírselo a su rey en persona- le dije sin rodeos.
-Entonces sígame por favor- dicho esto dio media vuelta para dirigirse a la entrada de la muralla, yo dude un momento pero su sonrisa sincera me dio un poco de confianza y lo seguí.
Al pasar por las puertas de la muralla, los soldados elfos no despegaban sus ojos de mí, pero mi perro seguía estando extrañamente calmado.
-¿Cómo voy a poder llegar hasta allá arriba?- le pregunté al elfo que me recibió contemplando y maravillándome por semejante majestuosidad y parece ser que en la parte inferior de la isla tiene también varias estructuras.
-Muy fácil- dicho esto, él cerró los ojos y enseguida un haz de luz dorada bajó del reino envolviéndonos por completo y antes de que pudiera decir algo, comenzamos a flotar rápidamente hasta la ciudad y en menos de un segundo estábamos en lo que parecía ser una sala del trono que muy a diferencia de la de Caos, era muy bonita, con bellas estatuas de ángeles y criaturas divinas, telas de colores vivos colgaban del techo con dibujos también de seres divinos lo mismo pasa con algunas pinturas.
Es en realidad un lugar muy agradable y transmitía una energía relajante y pura que nunca antes he sentido.
-Sígame por favor joven príncipe, para que así pueda hablar con el rey- me pidió Gary sin dejar de sonreír amablemente, me baje de mi caballo para seguirlo a pie y mis animales me siguieron ellos parecían estar muy felices, sobretodo Sparky que miraba todo sacando y metiendo la lengua y jadeando y moviendo la cola de la emoción.
Gary y yo caminábamos por una larga alfombra roja y a nuestro alrededor habían otros elfos, de diferentes colores de piel, ojos y pelo, tanto blancos, negros, morenos, entre otros y ellos saludaban muy amablemente a Gary que también le devolvía el saludo, pero algunos se me quedaron viendo de forma extrañada, yo solamente trataba de mantener mi vista al frente hasta que llegamos al trono.
-Hola majestad- le saludó Gary haciendo una reverencia -aquí este joven tiene un mensaje usted que dice que es muy importante- me presentó.
Yo me había quedado viendo asombrado al rey de los elfos ya que no era lo que esperaba, parecía ser un joven de mi edad y muy agraciado, con abundante pelo rojo con rulos que sobresalen de un extraño gorro verde, alrededor de este gorro tiene una especie de corona hecha de ramas, tiene una rara túnica roja y hubo algo que enseguida me cautivo y eso fueron sus ojos verdes como una esmeralda y estaba sentado en un elegante trono dorado y encima de este hay como una especie de cilindro, pero no podía ver que hay en su interior.
-¿Cuál es su nombre, joven?- me preguntó el rey con una voz suave haciéndome volver en mí.
-Soy el príncipe Stanley Randall Marsh- me presenté haciendo la misma reverencia que hice ante Lord Caos -¿Y podría ser tan amable en decirme su nombre, señor?- le pregunté.
-Soy el rey Kyle Broflovski, señor de los elfos- se presentó y a diferencia de Caos, me sentí honrado al estar ante este elfo.
Capítulo cuatro completado en Fan Fiction el 17/07/2014.
Publicado en Wattpad el 27/07/2020.
¡TARARARAN, TARARARAN! (música dramática otra vez XD) estoy seguro que más de uno se asombró conque Kyle iba a ser el rey de los elfos, no se lo esperaban ¿verdad? aunque tal vez era predecible ya que dije que la historia iba a tener elementos de La Vara de la Verdad XD.
Espero que les haya gustado el reino flotante de Kyle, ya que esto me inspiré un poco en el reino ficticio de Animaria :O.
También espero que les haya gustado el flash back de Stan y lo que dijo su padre de que la Tierra es redonda (que irónico ¿cierto? XD) sé que no puse detalles de que fue lo que le paso al reino de Mistangi, pero eso lo mostraré más adelante y parece que ya está oliendo a Style en el aire ¿Verdad? ;D
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