Empire Wars ch 14


          CAPÍTULO CATORCE: ENEMIGOS ETERNOS ¿O TAL VEZ NO?

El sol se estaba poniendo y en Kanon Chaos las cosas seguían iguales, oh sea que algunas de las criaturas se peleaban entre sí por algún motivo, especialmente por poder comerse a los prisioneros. Pero mientras que ellos se mataban, la lincántropa Henrietta miraba fijamente al astro rey sin parpadear estando parada en el mismo balcón desde el cual Butters y Caos despertaron a su enorme reino tortuga.

-Ah...- suspiró soltando el humo de su cigarro -esta debió de haber sido la oportunidad perfecta para alejarme de todo esto- se lamentó refiriéndose a sus intenciones de desertar del ejército del gemelo malvado al estar escuchando a la perfección los rugidos y gritos de las bestias combinados con los gritos de los prisioneros -Dylan... espero que te encuentres bien- dijo esto ya con notoria preocupación desviando la mirada para luego soltar una pequeña risa irónica -y pensar que ya han pasado tantos años desde ese momento...- se puso a recordar la primera vez que vio en persona al vampiro del flequillo rojo.

Flash back:

Hace muchos años, los hombres lobo estaban teniendo una encarnizada pelea contra los vampiros; la pelea era muy reñida y solamente el manto de la noche podría definir a los ganadores de la pelea cuando todos estén a toda capacidad.

-¡JIIAA!- exclamó Henrietta clavando una espada recta negra a un vampiro en la frente atravesándole la cabeza para luego desclavarla y rápidamente dar media vuelta y cortarle la cabeza a otro y después moverla de arriba abajo portando a otro desde el hombro derecho hasta el costado izquierdo, para luego dar un salto de espaldas con voltereta esquivando el hacha de un vampiro que le quiso cortar las piernas y aterrizó encima de otro chupasangre y usando sus pies le torció el cuello para enseguida darle una estocada al otro que la quiso atacar en el pecho atravesándole el corazón.

Ella, como los demás Lincans, tiene una máscara de lobo y una armadura negra como la noche con símbolos y grabados de lobos y por supuesto la coraza que posee en el pecho tiene la forma de sus senos para no aplastárselos.

-¡Eso es, sigan paleando! Ya pronto será de noche y acabaremos con todos estas inmundas sanguijuelas- les dijo a sus tropas para luego mover de abajo hacia arriba su espada cortando a la mitad a otro vampiro, ya que el sol se estaba poniendo.

Cuando llegó el ocaso, casi todos los licántropos enseguida pasaron a su modo bestia y los vampiros a toda capacidad con los ojos totalmente negros, largas garras y prominentes colmillos; pero a pesar de esto, y debido que ya habían muerto muchos cuando era de día, ellos rápidamente estaban perdiendo la pelea y comenzaron a retroceder cediendo terreno.

-¡Ya los tenemos, solo un poco más!- ella siguió guiando a los demás Lincans que estaban confiados sobre su victoria.

Hasta que de repente una lluvia flechas con punta de plata cubrió el cielo nocturno incluyendo la luna llena y dieron con muchos de los licántropos haciéndoles gritar de la agonía ya que por supuesto, la plata es su debilidad clave.

-¡MALDICIÓN!- gritó Henrietta enfurecida y era uno de los pocos Lincans que seguían en su forma humana y no fue herida por las flechas, al parecer ellos cayeron en una trampa de los vampiros.

-¿Quién tiene a quién?- les preguntó de repente el aparente líder de ese ejército de vampiros que al igual que los demás, tiene una armadura roja como la sangre con grabados y símbolos de murciélagos y una capa negra, estaba parado en la cima de una loma y detrás de él salieron más vampiros.

-¡Son unos cobardes!- le gritó la general licántropa ya muy molesta.

-Y ustedes unos perros que deben ser tratados como lo que son, unos perros sarnosos e inmundos ¡AL ATAQUE!- le ordenó a los demás vampiros que saltaron de la loma para pelear otra vez con los hombres lobo.

Estos, pese a que la mayoría de ellos estaban gravemente heridos por las flechas, su salvajismo animal los impulsó a seguir peleando contra sus enemigos mortales bajo la luz de la luna.

-No sabía que las sanguijuelas como ustedes iban recurrir a esas tácticas tan cobardes- dijo Henrietta con odio al general vampiro estando los dos frente a frente mientras que sus tropas seguían peleando encarnizadamente entre sí.

-¿Nunca has escuchado que en la guerra y en el amor todo se vale?- le preguntó su enemigo con burla y sonriendo enormemente debajo de su casco rojo, esas palabras solamente molestaron más a la mujer que entrecerró los ojos -así que terminemos con esto. Adelante, transfórmate vuélvete un perro rabioso y comencemos a pelear- le desafió sonriendo de medio lado mientras sus ojos brillaban de dolor negro debajo de su máscara con la forma de una cara de un horrible murciélago.

-Ju- la mujer loba también sonrió un poco -no necesito transformarme para despedazar a uno de ustedes, con mis forma humana es suficiente para derrotarte- también lo desafió.

-¿Eso cree señorita? Pues muy bien, yo también pelearé en mi forma humana para que luego no ande diciendo que soy un supuesto "cobarde"... claro, suponiendo que salga viva de esta pelea-dicho esto sus ojos dejaron de brillar de color negro.

-Me parece bien ¡Comencemos!- comenzaron a luchar.

Se acercaron y chocaron sus espadas haciendo un sonido agudo, forcejearon por tratar de someter al otro mientras gruñían mientras se miraba fijamente a los ojos, Henrietta a pesar de no estar transformada, era una mujer muy fuerte; y después de unos de forcejeo se separaron.

La mujer loba le trató de dar varias estocadas al pecho del vampiro, pero este le desvió cada uno de sus ataques con su espada mientras caminaba de espaldas, hasta que se hizo a un lado haciendo que ella siguiera de largo y le diera la espalda; enseguida le quiso clavar su espada por atrás pero ella movió hacia atrás la suya por debajo de su axila izquierda deteniéndosela por poco para enseguida dar media vuelta y darle una patada en el pecho con su pierna derecha.

Enseguida le quiso volver a clavar la espada en el pecho, pero su oponente le desvió la espada esta vez hacia arriba dejándola sin defensa y enseguida cogió una navaja y la movió hacia arriba para clavársela en la quijada; pero la licántropa arqueó la espalda hacia atrás esquivándola por poco y apoyó sus manos en el piso para enseguida flexionar sus piernas y darle una fuerte patada doble en la cara haciéndolo retroceder de nuevo y de un salto se enderezó y le trató de cortar la cabeza, pero el vampiro se agachó esquivando por poco la espada negra que le rosó el casco para luego dar un salto con voltereta hacia atrás esquivando de nuevo la espada de la Lican que le quiso cortar las piernas por los muslos.

Y aún en pleno aire movió hacia arriba su espada rozándole el pecho a Lican haciéndole una cortadura en el seno izquierdo haciéndole rugir un poco y al estar de pie se acercó a ella primero le quiso clavar su navaja por el lado izquierdo de la cara, pero ella se la desvió son su espada, pero eso había sido una distracción ya que él movió de arriba abajo su espada roja con la intención de cortarla por la mitad.

Henrietta apenas y pudo reaccionar y puso de forma horizontal su arma por encima de su cabeza deteniendo a duras penas la espada roja de su oponente cuya punta estaba a escasos centímetros de su casco. El chupasangre le quiso clavar su puñal en el pecho, pero ella le pateó la mano izquierda haciendo que lo soltara y volara muy alto en el aire.

Al hacer eso lo empujó apartándolo y él de nuevo la quiso cortar, pero ella extendió hacia arriba su mano derecha justamente para coger la navaja que estaba cayendo y se la clavó en el antebrazo izquierdo haciéndole gritar del dolor para luego darle un codazo alejándolo de ella otra vez para luego querer cortarlo por la cintura, pero la otra criatura de la noche le detuvo su arma al poner su espada de forma vertical y apuntando hacia abajo y otra vez forcejearon hasta la mujer le pegó en la cara con la funda de su espada al mismo tiempo que él le dio un rodillazo en la barriga y retrocedieron varios pasos.

-No lo hace mal señorita, es muy hábil para ser un lobo mugroso- el vampiro le hizo un halago para luego desclavarse la navaja que tenía en su antebrazo.

-Tú tampoco lo haces mal para ser un parasito chupa sangre- a diferencia de él, ella le dijo estas palabras con veneno pero él rió un poco al mismo tiempo que las heridas de ambos se curaban gracias al poder que recibían de la luna y sin hacerle caso a sus tropas que seguían peleando encarnizadamente entre ellas.

-Entonces continuemos, tenemos toda la noche para divertirnos- se puso en guardia de nuevo.

-Pues yo no tengo todo el tiempo ni tanta paciencia, así que acabaré esto rápido- ella también se puso en guardia.

Los dos se quedaron quietos sin hacer el más mínimo movimiento, ni siquiera parpadear y seguían haciendo caso omiso a todo lo que pasaba a su alrededor.

Hasta que de los ojos de ambos salió un destello y enseguida se acercaron mientras gritaban y al estar uno frente al otro movieron sus dos espadas.

-¡TING!- se produjo otro fuerte y agudo sonido de metal chocándose y los dos contrincantes se alejaron uno del otro a una distancia de cinco metros, dándose la espalda, con sus espadas extendidas hacia adelante y de nuevo se produjo un silencio entre ellos.

-Ju- el vampiro rió un poco al mismo tiempo que en su máscara se formó una larga línea para luego dividirse en dos y caer de su cara, lo mismo pasa con su coraza -en serio, eres bastante más hábil que un licántropo cualquiera- de nuevo la alagó sonriendo de medio lado sin importarle que un hilo de sangre escurriera de su frente.

-Tus halagos no van a evitar que te despedace- la licántropa no cambiaba su semblante estoico y seco; también se le cayó su máscara de lobo cortada en dos y la mitad derecha de su coraza dejando al descubierto su seno derecho y tenía una cortadura en su mejilla derecha que empezó a curarse -así que pongámosle final a esto- dio media vuelta.

-Justamente iba a decir los mismo- su oponente también se giró para verla.

Pero al verse sin sus máscaras enmudecieron enseguida al poder contemplar la belleza del otro. El vampiro viendo la linda cara de la mujer, su pelo negro algo alborotado, sus bellos ojos cafés, sus labios y párpados pintados de negro y la cara pintada de blanco. La mujer loba también admiraba su varonil rostro también pintado de blanco, sus ojos verdes, el flequillo pintado de rojo que le tapa una parte del lado derecha de la cara y unos cuantos aretes en las orejas.

Si antes no les prestaba atención a los demás vampiros y hombres lobos a su alrededor, ahora parecía que el tiempo se detuvo para ellos y no se escuchaba nada de nada, ni los gritos de las demás criaturas de la noche, ni el sonido de las armas chocando ni nada más.

-¡Henrietta!- ese casi eterno choque de miradas fue interrumpido por un grito haciéndolos volver a la realidad, se trataba del príncipe Bridón acercándoseles junto con otros Licans, también era uno de los pocos que no estaban transformados y no tenía puesta su máscara de lobo -¿Te encuentras bien?- le preguntó parándose a su lado.

-Eh... sí, estoy bien- le dijo volviendo en sí y parpadeando unas veces.

-¡Dylan!- llamó a ese vampiro otro que era más alto que él, de pelo negro algo rizado, larga nariz y acompañado de otros vampiros y también lo hizo reaccionar -¿No te pasó nada?- preguntó mientras que los suyos miraban molestos a los hombres lobo.

-Claro que estoy bien- a diferencia de la mujer loba, respondió de forma tosca -¿Estamos ganando o perdiendo?- rápidamente recordó en dónde se encontraba y que era lo que estaba haciendo.

-Por supuesto, esos perros sarnosos ya tienen perdida esta batalla- le dijo su compañero sonriendo con superioridad y viendo fijamente a sus enemigos que gruñeron molestos.

-¿Eso es cierto? ¿Estamos perdiendo la pelea?- Henrietta enseguida recordó la situación en la que se encontraba y los miró de mala manera.

-Desgraciadamente sí. Pero no te preocupes, ya vienen refuerzos en camino- le aseguró el príncipe mientras hacía que sus ojos amarillos brillaran con mucha intensidad.

-Entonces resistamos hasta que vengan- dicho esto se transformó rugiendo como la bestia que es.

-¡AL ATAQUE!- gritó el pequeño licántropo también transformado y siguieron peleando.

Fin del flash back.

-... en serio sí que fue una noche bastante agitada y estábamos a punto de rezarles a los dioses para que nos ayudaran- se dijo a sí misma la mujer loba volviendo a soltar risa irónica refiriéndose a la charla que había tenido con su amante en esa ocasión bajo la luz de la luna.

-Concentrada recordando cosas del pasado ¿Verdad?- le preguntó de repente la gárgola Heidi parada en un barandal del balcón mirándola con burla y estando cruzada de brazos; al parecer la lincátropa estaba tan concentrada recordando la primera vez que vio a Dylan, que no se dio cuenta de que ya se había hecho de noche y que las gárgolas dejaron ser de piedra y estaban volando por todo el reino principal de Caos y Butters.

-¿Se puede saber que diablos quieres?- le preguntó bastante molesta deseándole lo peor con la mirada para luego darle una calada a su cigarro, pero la otra mujer rió un poco.

-Es que venía a avisarte que los tuyos y los vampiros están teniendo un "pequeño" desacuerdo, pero como estabas tan metida en tu pequeño mundo, no quería molestarte- le dijo con todo cinismo riendo un poco logrando molestarla más todavía.

-Imbécil- fue lo único que le dijo la licántropa para luego retirarse de su posición haciendo que la gárgola riera mucho más para luego irse volando.

Casualmente en la plaza en la que Henrietta había ido a reflexionar en esa ocasión, hay estaban reunidos tanto los licántropos y los vampiros que forman parte del ejército del Caos y estaban a un pelo de matarse entre sí mientras se gritaban y rugían mientras que algunas de las demás bestias hacían bullicio y querían participar también en la pelea solo por diversión sin importarle quienes sean los ganadores.

-¡Vengan idiotas ¿Qué esperan?!- preguntó desafiante el pequeño licántropo Ferkle estando transformado.

-¡Vamos a acabar con todos ustedes manada de lobas en celo!- les gritó uno de los vampiros raspando sus garras contra una pared haciendo un rechinido y dejando su marca.

-Esto se pondrá bueno. A ver cómo le hace Henrietta para solucionar este asunto- a la líder de las gárgolas se le hacía muy gracioso todo el asunto.

-¿Qué es lo que está pasando aquí?- preguntó la general licántropa acercándoseles a pasos calmados y algunos de los demás monstruos se hicieron a un lado dándole paso.

-¡Qué bueno que estás aquí Henrietta! Llegaste justo a tiempo para mandar al Inframundo a todas estas sanguijuelas- el pequeño licántropo se puso más ansioso todavía.

Al parecer si los Licans y vampiros son capaces de trabajar juntos en el mismo ejército sin que se estén peleando todo el tiempo es porque sus respectivos generales están presentes para mantener el orden, pero si uno de ellos no se encuentra su bando saldría de control y tratarían de hacer de las suyas y pelearse con el contrario.

-Aquí no va a pasar nada, así que calmen eso ánimos y rápido- ordenó la licántropa. Puede que deteste a los vampiros, pero como no le gusta derramar sangre innecesariamente, no quiere que se haga una batalla absurda y sin sentido entre los suyos y los chupasangre y más tomando en cuenta que son parte del mismo ejército.

-¿Ah sí? ¿Y quién se está creyendo una perra inmunda como tú para tratar de darnos ór...?- iba a preguntar el aparente líder agitador de los vampiros pero no pudo terminar de hablar ya que ella enseguida se le acercó y lo agarró del cuello levantándolo fácilmente del piso ante la vista asombrada de las demás criaturas incluyendo los de su especie.

-¿Quién me estoy creyendo? Pues en caso de que se les olvide, Lord Caos me dejó a cargo de todo el ejército, así que si se les ordeno bailar agarrados de las manos lo harán cuando se me pega la real gana- dicho esto lo arrojó hacia arriba y antes de que tocara el suelo, desenfundó su espada negra y le cortó las piernas haciéndole gritar de la agonía mientras se retorcía en el piso y eso se le hizo muy gracioso a los demás licántropos y demás bestias, excepto por supuesto a los vampiros que la miraron con odio -aunque creo que nadie te querría como pareja de baile en el estado en el que te encuentras- habló con toda calma llevándose su cigarro a la boca.

-¡Maldita loba!- le gritó furioso otro vampiro y junto con los suyo hizo el ademan de atacarla y a los demás Licans que enseguida volvieron a prepararse para pelear.

-¿En serio se quieren arriesgar también?- dio un paso hacia ellos sin estar asustada en lo más mínimo -pero antes de que los despedace a todos, consideren una cosa ¿Cómo creen que reaccionara nuestro señor cuando se entere de que sus propias tropas se están peleando entre sí en su ausencia? No creo que se vaya a poner muy feliz y saben muy bien como es cuando se enfurece de verdad.

Cuando dijo esto, tanto los vampiros, como los licántropos y demás monstruos enseguida perdieron todas ganas de matarse entre ellos. Una cosa es que se peleen por el alimento o tengan enfrentamientos "amistosos", pero que se forme una verdadera revuelta es algo que el cruel hermano de Butters no está dispuesto a tolerar.

-Oh que lastima, no habrá diversión esta noche- Heidi hizo un puchero haciendo que las gárgolas que estaban cerca de ella rieran un poco.

-Malditos perros pulgosos, de la que se salvaron- dijo molesto uno de los vampiros y luego de coger al herido, se empezaron a dispersar al igual que las demás bestias.

-¡Eso es, huyan cobardes!- Ferkle los siguió provocando sonriendo con burla volviendo a su forma humana -bien hecho Henrietta, les demostraste a esos desgraciados que nosotros somos los que mandan- la felicitó, pero enseguida dejó de sonreír por la mirada que ella le dedico.

-Si no fuera porque eres mi hermano menor Gerogie, ya te habría hecho carnitas desde hace mucho tiempo. Y si descubro que de nuevo andas de agitador, no solo perderás las piernas como ese imbécil, sino algo más- estas ácidas palabras lo estremecieron mucho e hizo que se tragara un nudo que se le formó en la garganta -lo mismo les digo a todos, no quiero más escándalos ¿Entendieron?- le advirtió a los demás Licans y la mayoría asintió -bien, ahora vuelvan a sus hogares y nada de festines ni orgias con los prisioneros- ante esto muchos se pusieron a refunfuñar y a regañadientes también se dispersaron -"el día en el que me logre alejar de todo esto contigo Dylan, quisiera saber cuánto tiempo van a tardar los tuyos y los míos en despedazarse los unos a los otros"- pensó esto con ironía para luego retirarse.

Mientras tanto, en un lugar muy gélido y distante de la reunión que se estaba teniendo en Now Yark, una figura femenina entró a lo que parecía ser una sala del trono que estaba rodeada de puro hielo.

-Los gobernantes se han reunido en la capital del imperio Marsh- dijo esa mujer haciendo una reverencia ante un hombre que está sentando en un trono también hecho de hielo.

-Muy bien, ya sabes lo que tienes que hacer- dicho esto, ella se retiró.

-¿Está seguro de esto, mi señor?- le preguntó otro hombre parado a su lado.

-Claro que lo estoy y muy pronto el mundo entero sufrirá el peor invierno que hayan sufrido alguna vez- dijo esto entrecerrando los ojos y sin ninguna expresión en su cara.

Capítulo catorce completado en Fan Ficción el 28/11/2014.

Publicado en Wattpad el 28/11/2020.

Sé que debí de haber puesto como Stan le había hecho su ofrecimiento a Cartman y los demás gobernantes, pero para variar eso y no ser predecible, decidí hacer este capítulo especial de Henrietta y cómo conoció a Dylan ¿Vaya forma peculiar de iniciar un romance, verdad? XD

Espero que les haya gustado la pelea entre ellos dos y las de sus tropas y también como ella calmó los ánimos entre los Licans y los vampiros, de seguro nadie esperó que pusiera a Georgie como su hermano menor ¿Cierto? Es como dije en el primer capítulo, aquí habrán MUCHAS sorpresas y aún faltan varias más asombrosas todavía :O

Como por ejemplo la identidad de ese hombre de hielo, les aseguro que será una ENORME sorpresa, pero si adivinan quién es, por favor díganlo por PM para no arruinarle la sorpresita a los demás lectores ;D.

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