Capítulo 9 ¿Identidades al descubierto?

De pronto apareció Shasha y me dijo.

- Te dije que tuvieras cuidado con las transformaciones - dijo Shasha.

- Eres Luna ¿verdad? - dijo Jack acercándose a mi.

- Sí - confesé volviendo a la cama para sentarme.

- ¿Estás bien? - preguntó Jack en cuanto me vio un poco apenada.

- No, la verdad es que no - dije yo.

El entendió a que se debía por haber descubierto mi identidad y me dijo.

- Lo siento, te prometo que no se lo diré a nadie - dijo besándome con delicadeza y lográndome sacar una sonrisa.

- No sabes cuanto he esperado para que sucediera eso - dije yo en cuanto separamos nuestros labios sonriendo y abrazándome a él.

- Y yo, bueno ¿qué ha pasado para que te despiertes a las cinco de la mañana? ¿has tenido una pesadilla? - dijo Jack

- Ni hablar, no es nada de eso, he tenido un sueño muy raro, en el sueño aparecíamos tú y yo de la mano y de repente aparece una chica con nuestros mismos rasgos y dice que se llama Elisa y que es nuestra hija que viene del futuro, ¿a qué es increíble? - dije yo mientras me desaparecía el traje de Shasha y en su lugar me aparecía el pijama de antes.

- Sí bueno, creo que deberíamos acostarnos para dormir un poco o si no mañana no podremos ni tener una cita - dijo Jack mientras nos metíamos en la cama.

- Tienes razón - contesté riéndome un poco por el comentario que había hecho.

- ¿Te lo estás pasando bien conmigo? - preguntó Jack.

- Pues claro - dije yo cogiéndole la mano y besándole mientras él se quitaba la camiseta.

De repente Jack tira de mi y hace que me quede encima suya, hasta que damos la vuelta y es él quien queda encima mía.

- Si estamos en la habitación y quieres que me quite la camiseta puedes quitármela tú - dijo él orgulloso.

- ¿Y por qué iba yo a hacer algo así? - pregunté yo mientras soltaba una pequeña carcajada.

- Porque a las chicas les gustan ver a los chicos sin camiseta, ¿no? - dijo Jack.

- Ya, pero es que a mí me da un poco de vergüenza - dije yo tímidamente con un pequeño rubor en las mejillas.

- No seas tímida, estás conmigo, puedes pensar que somos los mejores amigos de siempre sólo que ahora somos más que amigos - dijo besándome suavemente.

Al segundo noté como mis mejillas empezaban a arder.

- Ya pero es que no puedo evitar sonrojarme cuando me besas - dije yo.

Como me sentía un poco incómoda me cambié de sitio y me quedé encima de Jack.

- Luna mañana quiero que vayamos a comprar un candado y vayamos a el puente de candados y pongamos el nuestro, desde que te salvé, siempre soñé con irnos los dos en París y como no, contarte lo que siento por ti - dijo Jack con una voz apasionada y sentimental.

En el momento que terminó de decir esas bonitas palabras se cayó una lágrima y enseguida empecé a llorar.

- ¿Por qué haces esto? Tú eres perfecto y yo, yo, mírame, yo no soy nadie comparada contigo, además siempre te estoy dando problemas y además de ponerme en peligro yo, yo también te pongo en peligro y no quiero que te pase nada por mi culpa y es que yo te amo y si te perdiera jamás de los jamases me lo perdonaría - dije yo poniéndome sentimental y llorando como una niña pequeña.

Él al instante me abrazó a la vez que me acariciaba una mejilla y me dijo:

- Luna tú eres más poderosa que yo, no te subestimes, tú eres la diosa de la naturaleza y agradezco mucho que me ames como yo te amo a ti y que estemos juntos aquí, porque yo entiendo que como diosa tengas muchas responsabilidades pero yo soy un mortal y yo llegaré un momento en el que moriré en alguna batalla que libremos pero será para protegerte - dijo Jack tiernamente.

- Pero a lo mejor hay alguna manera de protegerte o resucitarte - dije yo.

- Luna tranquila que seguro que cuando llegue el momento ya habremos tenido hijos - dijo Jack con un tono cómico.

- ¡Oye! - exclamé yo mientras nos reíamos.

- No, es broma, salvo que quieras - dijo Jack.

- Ummm, me lo pensaré más adelante - dije yo mirando en mi S.M.P.R la hora.

- Es la hora de levantarse ¿no? - dijo Jack como si me pudiera leer la mente mientras yo decía asintiendo:

- Sí - dije yo.

- Pues vamos a vestirnos - dijo Jack mientras intentaba incorporarse.

- Jo, ¿por qué ahora?..., bueno vale esta bien - dije yo mientras le besaba a Jack y después me eché al otro lado de la cama para dejarle espacio y cuando se levantó de la cama me tendió su mano y me dijo:

- ¿Vamos? - dijo Jack.

- Vale - dije yo mientras iba a coger su mano pero él fue más rápido que yo y retiró su mano para cogerme en brazos y besarme.

- Ahora sí, vamos a vestirnos - dijo bajándome suavemente de sus brazos.

Terminamos de vestirnos y yo aproveché el momento para besarle y bajamos a desayunar.

Dejamos los anillos en la habitación y bajamos vestidos al comedor.

Todo el mundo estaba desayunando y cuando nos vieron llegar, la primera persona que se levantó de la mesa y vino hacia nosotros fue Summer.

- ¿Luna estás bien? - preguntó Summer preocupada.

- Pues claro - contesté yo feliz.

- Luna, ¿nos sentamos? - preguntó Jack poniéndome su mano en mi hombro.

- Vale - contesté felizmente.

Hoy estaba súper feliz porque Jack y yo estábamos juntos.

Nos íbamos a sentar cuando antes de que cogiera la silla, Jack la retiró y luego cuando me senté la arrimó y él se sentó a mi lado.

- Oye Luna, ¿por qué estás tan feliz hoy? - preguntó Summer sospechando.

- ¿Y por qué no estarlo?, estamos en la ciudad más bonita del mundo, París - dije yo suspirando mientras pensaba que estaba así por Jack.

- ¿estás bien? - me preguntó Jack mientras me cogía disimuladamente mi mano y me la acariciaba.

- Sí, es que yo de verdad tengo unas ganas tremendas de estar contigo a solas y pasárnoslo bien - dije yo echándome encima de Jack.

- Ah vale, ahora hay que desayunar - dijo Jack dándome un trozo del cruasán que estaba sobre su plato.

Después de desayunar los profesores dijeron que íbamos de excursión al Louvre y nos dieron las entradas.
Jack me dijo que iríamos después, es decir nos escaparíamos e iríamos a comprar el candado para ponerlo en el puente.

Cuando tuvimos la oportunidad nos escapamos y pedimos un taxi que nos llevara cerca del puente de los candados y una vez allí después de comprar un candado y su llave grabamos nuestros nombres y lo pusimos en el puente mientras nos besábamos.

Después, la semana continuó con normalidad, nadie sospechaba de lo nuestro, hasta que al final llegamos de nuevo a Barcelona y todos a su casa.

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