Capítulo 22: La petición.

Respecto a lo que sucedió después de que le había citado a Mitsuki reunirse conmigo y de pedirle que buscara a esa autora que odiaba mucho. La comencé a odiar más de la cuenta por esa impotencia de no saber nada de ella, hasta incluso consideré en dar un correo a ella. Sin embargo, nunca iba a funcionar…, no cuando no tienes ni el correo de esa persona para enviarlo.

Deseé quemarlo todo, todos esos libros si era posible. Sin embargo, si hacia eso solo sería un criminal, por lo que no podía hacer nada. Pensé en no ser el hermano criminal de Himawari y Sumire. Bueno, ya todo eso es exagerado.

En fin…, quería encontrar a la autora y conocerla, decirle muchas cosas y que de fin a su novela. Me preguntaba si era una chica que tenía esos deseos ficticios en su mente, o si ella tenga una situación en la que involucra a un familiar.

No lo sabía y hasta ese punto no me importaba mucho, ya que eran problemas de la autora y no míos.

Luego de que sonará la campana del fin de clases de ese día, me sentía más que aliviado, deseando llegar pronto a casa y lanzarme a la cama y descansar. Aunque, antes de eso le iba avisarle a mis padres de mi plan de llevar a mis amigos hacia aquel campo que mi familia usábamos y seguimos usando. Iban aceptar, ya que conocían a mis amigos, pero obviamente no tendríamos que hacer un desastre allá.

En cuanto recogí mis cosas me dirigí hacia la salida del salón y pasé dando vuelta hasta irme por todo y pasillo. Bajé hasta la planta baja del edificio de la escuela, quitando mis zapatos escolares hasta guardarlos para ponerme mis tenis correspondientes.

—Boruto-kun.

Mis oídos oyeron a Sumire, volteandola a ver por un lado mío. Estaba parada en el pasillo, mientras se acercaba para dirigirse hacia su respectivo casilla de sus zapatos.

—¿Se te ofrece algo? —pregunté con discreción, mirándola de reojo.

—Bueno, quería que me hicieras un favor antes de volver a casa. —comentó al momento de verme sonriendo.

—¿Qué clase de favor? —pregunté, dando unos pequeños pasos hacia atrás.

Sin embargo, ella lo notó. Se acercó rápido hacia mi, mientras tomaba mi mano para que no me fuera. Ella había tomado acción para que no exista una posibilidad de que me fuera de allí, no sin antes escuchar lo que quería.

—Primero que nada, lo sé. —dijo.

—¿Qué cosa sabes? —pregunto, teniendo problemas para ponerle atención.

En ese momento pensé en que había caído un poco bajo, en dónde mi mente se partía en dos direcciones; una en las palabras de Sumire y en la otra dónde miraba su mano sosteníendo la mía. Esta última solo pensaba en la suavidad en la que se sentía, preguntándome cuando fue la última vez que la tomé de la mano cuando aún eramos niños. Sin embargo, ahora estaba más suave.

Teniendo un caos en mi cabeza, es cuando decidí hacer acto de autodefensa, y eso fue darme una autocachetada con mi otra mano libre.

—¿Eh? ¡¿Boruto-kun?!

—E-Estoy bien…, solo estaba dormido un poco… En cualquier caso, ¿a qué te refieres con que sabes algo?

Sumire me miró desconcertada por esa acción mía, pero decidió ignorarlo por unos momentos cuando vio que tenía toda mi atención a ella. Tomé esa misma oportunidad para quitar su mano de la mía.

Me observó continuamente con esa mirada de desconcierto hacia mi, pero está vez no le di mucha preocupación. Sin embargo, a los siguientes segundos sonrió.

—Se que te irás con los demás hacia donde es el campo de la familia, ¿no?

Tragué saliva por lo que me dijo. Tan pronto terminaba de procesar lo que ella me acabó diciendo, retrocedí unos pasos hacia atrás.

—¿Tú cómo sabes eso? —la interrogué al poner una cara nerviosa.

Su sonrisa se había hecho aún más larga, mientras me seguía observando. Deducía que, le empezaba a divertir mi comportamiento nervioso.

—Inojin-kun me lo comentó, ya que él me ofreció de invitarme para pasarla con todos ustedes, además de que como somos de la misma familia, debía de estar para supervisar que no hagas nada.

"¿Está demente ese idiota?" —maldecía a Inojin mentalmente— "¿Cómo se le ocurría invitar a una chica? Lo peor de todo esto, es que es mi hermana."

En ese momento buscaba toda clase de métodos que llevaban al dolor para Inojin. Me pareció muy molesto que iba intentando coquetear con Sumire a mis espaldas, aún cuando le decía desde tiempos atrás que, mis dos hermanas estaban fuera del rango de cortejar mujeres. Eso mismo se lo hice saber a Iwabe cuando intentó en invitarla a salir, aunque ella lo rechazó en su momento.

Tanta mezcla de emociones sentí en esos segundos que estuve vagando por mi mente totalmente perdido. Sin embargo, lo que más me inquietó fue que Sumire descubrió que iba a ir al campo de dónde acampamos nuestra familia.

Tan pronto pensé en eso, estaba ideando unas cuantas excusas para que ella no se atreviera a pensar en ir. Una parte de mi quería en mentirle con que no íbamos a poder estar todo el mundo, en dónde de iba a cancelar.

—Escucha Sumire, sé lo que pensarás —le dije directamente—. Y la respuesta es un no.

—¿A qué te refieres?

Al verle la cara, teniendo la enfrente mío. Es allí donde tuve una conclusión en mi mente, y es que al haber tenido a Sumire en persona mirándome era mejor decirle sin tapujos en como me sentía.

—Necesito mi tiempo —esta vez me había decidido en ser un poco más directo, así que hablé con más firmeza—. Hablé con alguien que conozco sobre este problema que tengo contigo, por lo que me aconsejó en mejor alejarme de tí por unos días y tener tiempo para pensarlo 'ttebasa.

—…

—Ah, y no te preocupes. No mencioné específicamente tu nombre, así que no te preocupes. —dije.

Claro, también no había dicho directamente que Himawari fue la que me aconsejó sobre ese tema, aunque de igual manera hice lo mismo al decir nombres falsos con mi otra hermana.

—Oh, ya veo… Entonces quieres tu tiempo para enfrentar mis sentimientos, ¿no? —me dijo mientras me sonrió— Está bien.

—No, no puedes venir. No quiero que me des muchos más pro… ¿Eh?

—¿Qué pasa? —preguntó Sumire.

—¿Qué acabas de decir?

—Dije que, está bien —repitió sin quitar su sonrisa que seguía manteniéndola—. Dices que quieres tiempo para saber que es lo que piensas de mis sentimientos, ¿no? No me importa que lo hagas.

Parpadeaba, mirándola sin dar crédito a lo que me estaba diciendo. No tarde en entender en que, Sumire me iba a dejar irme y no me iba a seguir. Por supuesto, una parte de mi estaba feliz por lo que estaba oyendo de ella, pero también no quería bajar la guardia.

La conocía muy bien, ella era demasiado perspicaz cuando se trataba de algo que ella quería mucho. Siempre ha sido así desde el día en que comenzó a abrirse completamente hacia toda la familia.

—¿Sabes?, estás permitiendo muy fácil de que me vaya con los demás acampar. —dije en un tono interrogatorio.

—Para serte sincera, te seguiría aunque no lo supieras —confesó mirando al suelo a sus pies y míos—. Sin embargo, quieres tiempo para pensar en lo que siento por tí, y que es lo que me dirás al respecto, ¿no?

—…

—Quiero respetar tu decisión, así que ten la libertad de ir y sin miedo. No pienses que iré a seguirte —comentó con una pequeña sonrisa—. Aunque…, no negaré que me gustaría que te rindas y me aceptes sin más, Boruto-kun.

Obviamente eso estaba fuera de todas mis opciones que tuve en ese momento. Ella misma lo sabía, pero aún así jugaba conmigo. Sin embargo, todo lo que decía sobre no seguirme lo estaba diciendo realmente.

—¿Estás segura?

—Si.

—¿Totalmente segura? —seguí estando en alerta contra ella.

—Yo Sumire, prometo firmemente en que no voy a romper mi promesa de seguir a Boruto-kun en su viaje de campo con sus amigos para molestarlo. Palabra de los Uzumaki.

Eso me hizo tranquilizarme, ya que eso último que dijo era algo muy característico de mi familia. Decir palabra de los Uzumaki, es una muestra de prometerlo en familia. No podía romperlo, ella misma se había tomado muy en serio esa costumbre de mi familia.

—Bueno, está bien. Si hiciste el juramento de la familia, entonces te voy a creer. —dije.

—No obstante, también quiero que hagas algo a cambio por mi juramento.

—Cualquier cosa menos eso. —claro que, Sumire sabía que me refería a los besos, que no intentara algo como eso, ni mucho menos cuando estábamos aún adentro en la academia.

Por supuesto que ella se veía un poco descontenta por eso, pero rápidamente se reincorporó. Sonrió mientras se me acercaba muy cerca de mi oído.

—Antes de irnos a casa —me susurró hasta sentir su aliento por las orejas—, me gustaría tener una cita contigo.

—¡¿Eh?!

Me alteré y sin verme al espejo, mi cara se había puesto un poco roja. Me asustó en que Sumire me hablara de esa forma, además de que me pidió una cita. Habían muchas cosas que podía haber pedido, pero me tomó por sorpresa esa petición.

Traté de ocultar mi rostro avergonzado por haber experimentado tal seducción, y más cuando de todas las personas fue Sumire.

Siguió con la misma sonrisa, y yo estaba muy incómodo. Mi cara no la ví directamente, pero si hubiera tenido un espejo notaría en como había agarrado un tono de un tomate. Quise protestar a lo que me pedía, pero ella habló primero.

—Yo ya te prometí no tener intención de molestarte con tus planes —se me acercó, mientras me tomaba de la mano—. Al menos cumple la petición egoísta de tu hermana, ¿no?

Aquello último sonó más como si trataba de seducirme, pero tampoco pareció ir más allá de solo tomarme de la mano.

Al final de todo accedí a su petición, y de ese modo no iba a ir a mi casa más temprano, sino más bien estaría en una cita… junto a mi "hermana".

Sumire había decidido en querer ir a la parte comercial de la ciudad. Al principio me negué, ya que no quería que nadie de los que conocimos nos viera. Admito que fue de las experiencias más incómodas que pasé en mi vida.

Caminamos a paso tranquilo, uno al lado del otro. No tuve problema con eso, pero el único problema en el que estuve eran en lo pegado que estaba ella de mi.

Enrolló su brazo con el mío mientras lo estuvo abrazando, su cabeza apoyada contra mi hombro. No la podía ver muy bien, pero sabía que estaba feliz, sonriendo. ¿Cómo lo supe? Fácil, el agarre de su brazo fue muy fuerte, pero también delicado. Ella no quería hacerme daño para que la caminata fuera cómoda.

—Sumire, ¿podrías quitarte de encima?

—No. —hizo un pequeño puchero mientras me agarraba del brazo un poco más fuerte, como si quería evitar que me fuera.

—Andar de este modo no es parte del trato. Lo sabes muy bien 'ttebasa.

—Boruto-kun, ¿te recuerdo que esta clase de cosas se hacen en las citas? —levantó la vista hacia mí— Además, lo leí en uno de los libros de la academia.

—"A veces me pregunto…, ¿por qué tienen esa clase de libros en la biblioteca?" —debatí mentalmente, ignorando la mirada de Sumire.

Bueno, sinceramente eso sería lo que muchos pensarían. Se suponía que es una biblioteca de una academia, imposible ver esa clase de libros allí.

En cualquier caso, lo que pasó después fue en dejar que todo fluyera. Acepté el capricho de Sumire, por lo que decidí en resistir la vergüenza que tenía al caminar como una pareja con ella.

—¡Oye, Boruto-kun! —inesperadamente se safo de mi, mientras se adelantó— ¿Por qué no compramos unos crepes?

—¿Eh? ¿No recuerdas la última vez que estuviste comiendo crepes? —la miraba de forma interrogatoria, cruzando ambos brazos sobre mi pecho.

—Claro que sí, pero sabes muy bien porque me gustaron tanto. —contestó Sumire.

—¿No fue por qué todos salimos al parque en familia? —le respondí con otra pregunta.

—No, no es por eso.

Volvió su atención hacia mí, mientras se fue acercando hacia mí. Su mirada se mantuvo fija en mí, no dejaba de sonreír. Esa misma mirada fue lo suficientemente incomoda para no volver a moverme, sentía que tenía poder, aunque suene exagerado.

—¿Entonces?

—Eso es porque fue la primera vez que me comí uno cuando por fin tú me aceptaste.

Sus palabras hicieron eco en mis oídos, y en mi cerebro viajo a ese momento específico en el que ella hablaba. Recordé en como era muy feliz por primera vez desde que llegó a mi casa. Esa fue la primera vez que sonrió enormemente, mientras comía un crepe con el resto de la familia.

Fue allí donde me di cuenta que ella había esperado mucho tiempo ser aceptada por mi, por el chico que siempre la trató muy mal. Sin embargo, ya todo cambio y ahora esa misma "hermana" me sonreía con mucha felicidad.

Al verla en ese estado me hizo acelerar un poco más el corazón. No pude evitar tener un sonrojo, avergonzado de mirarla por un rato con esa sonrisa, lo que rápidamente me gire para que no me viera.

—Ya, ya… Entiendo lo que quieres decir. Si quieres un crepe, entonces vamos por uno.

—¡Estupendo! —emocionada por aceptar su idea, me tomó de la mano y corrimos hacia donde estaba el puesto de crepes— ¡Vamos!

No había pasado ni media hora y ahora los dos nos encontrábamos sentados en una pequeña banca que estaba ubicado a uno pequeño parque de la ciudad, aunque como igual pasaban una que otra persona por allí. Me alivie de no encontrar a nadie que pueda conocer, ya que no quería que alguien fuera a dar algunos malentendidos.

Por supuesto, nunca pasó nada de eso. Todo salió con normalidad, omitiendo la parte en la que Sumire se pegó mucho en mí al lado mío. La miraba de reojo, disfrutando de su crepe gustosamente sin dejar de comerlo, aunque en un ritmo lento para disfrutar del sabor que había comprado.

Ella había pedido un crepe de fresa, y en mi selección fue una de chocolate. Exigí como condición para comprarlo en un lugar en el que no fueran muchas personas, por esa razón luego de comprar los crepes fuimos al parque más cercano. Sin embargo, si habían personas merodeando, pero no me importó mucho verlas pasando. Creían que éramos alguna clase de pareja, así que sus miradas pasarían de nosotros para no sentirse muy incómodas.

Eso fue lo único bueno que encontré en esa situación sobre nosotros dos.

—Esta muy rico —comentó Sumire—. No deja de gustarme mucho el de fresa. Si mal recuerdo, a Himawari-chan también es su favorito.

—¿No recuerdas la primera vez que compraste un crepe? —la miré con el ceño fruncido mientras comía mi crepe—, el favorito de Himawari es el de vainilla.

—¿En serio?

—B-Bueno…, creo yo…

Lo siguiente que obtuve de ella fue una mirada indiferente, indignada y con un puchero a qué también había delatado lo mucho que no le gustó mi comentario.

—Boruto-kun, ¿no sé supone que debes de saber siempre los gustos de tu familia?

—P-Por supuesto que lo sé —declaré regañadientes sin verla a la cara—, pero ya sabes bien que la gente llega a cambiar de gustos con el tiempo 'ttebasa.

—¿Quién dijo que todos cambian gustos con el tiempo? —no se le quitó su mal mirada molesta hacia mí.

—Yo lo digo, además de que es algo normal en la vida —le había mencionado eso sin ninguna importancia de lo que pensara—. El que te guste o ames algo, suele cambiar. Es el mismo caso cuando uno odia algo, ya que después puede gustarle lo que ha odiado.

Tan pronto cómo dije eso, oí a Sumire dar un pequeño suspiro. Agarró un pequeño bocado de su crepe, mientras miraba hacia el frente, viendo a cada persona pasó por allí.

—A veces te contradices mucho, Boruto-kun.

—¿A qué te refieres? —pregunté mirándola de reojo.

—Dices que la gente no puede gustarle algo mismo para siempre, pero luego dices que algunos llegan a cambiar de odiar algo a qué les guste eso… ¿No crees que es muy hipócrita de tu parte?

—Ese no es el punto a qué quiero llega—.

—Acaso, ¿no soy yo un buen ejemplo para que veas? —me sorprendía que dijera que no había acabado, aunque me había dirigido una pregunta— Han pasado años desde que nos conocimos, me integré a los Uzumaki, me trataste mal, y aún así, yo sigo amando a la misma persona, osea tú.

Su declaración me volvió a tomar por sorpresa, y me hizo avergonzarme al oírla. Que fuera tan abierta conmigo me hizo sentir cierto orgullo, sin ocultarme nada. Sin embargo, también tenía vergüenza por saber mucho mas de cómo se sentía con respecto hacia mi.

En respuesta solo me volví a mi crepe, le di un mordisco y en silencio pensé en los sentimientos de Sumire. Por mucho que me quiso demostrar que me ama, al igual de querer seducirme, no pude evitar dejar de verla con ojos fraternales.

No obstante, esos pensamientos se fueron distorsionando cuando empecé a darme cuenta de su aspecto más femenino. Ella se había hecho muy atractiva, lo noté un poco más cuando la miré de reojo, encontrándome con su mirada, como si esperara que dijera algo, pero no lo hice.

—Entonces…, ¿te parezco atractiva? —me preguntó con la guardia baja.

Me atragante y llevé el crepe mal a mi boca hasta mancharme un poco la cara. No pude ocultar a tiempo mi sonrojo, aunque también me sentí asustado cuando la oí. Es como si ella me hubiera leído la mente y eso ya era turbio para mí.

—¿Dé qué estás hablando? —le miré con indiferencia, mientras trataba de parecer tranquilo.

Bueno, era imposible hasta ese punto en verme tranquilo.

—Me estás mirando de reojo, así que me di la idea de que estabas inspeccionando mi cuerpo, o al menos de que pensaba otra cosa, pero lo segundo es casi imposible.

"¿Cuándo aprendió a leer a la gente?" —le miré aún con más miedo, pero eso me ayudó para estar más alerta.

En cuanto me relajé un poco más, giré para volver a encararla. Sin embargo, me había llevado una sorpresa al ver que se había acercado muy cerca mío hasta la altura de mi rostro.

Me quedé inmovilizado, mirándola a los ojos y ella a los míos. La observé cerrando los ojos lentamente con cada acercamiento que iba hacia mí, y por instinto cerré los míos con fuerza. Si, había caído tan bajo que ya me resigné a esperarle un beso de ella, por lo tanto lo esperé…, pero nunca sucedió.

Si, recibí en cierta parte ese beso, pero fue directamente en la mejilla. Aunque, su boca la amplió un poco más. Además de eso, yo sentí su lengua lamiendo hasta terminar su trabajo en reposar en mi mejilla, eso hizo que me sintiera más extraño y avergonzado.

Me tapé en seguida y la encaré, buscando una explicación de su comportamiento. Y cuando la miré, ésta tenía un sonrojo en ambas mejillas y me miraba con anhelación. Se tapó la boca con una mano, pero ví esa sonrisa que dibujo en sus labios.

—Tenías chocolate. —dijo al guiarme el ojo.

Sentía como mi rostro estaba ardiendo, mi temperatura posiblemente iba más allá. Uno podría imaginarse en como me salía humo por la cabeza, a lo que rápidamente me gire para otro lado. Tenerla de ese modo me hizo dar un brinco en mi pecho, y no pude evitar en querer alejarme.

Lamentablemente no podía, le había hecho una promesa de hacer cumplir su petición de estar en esa cita. Me resigné a pensar en irme, aún cuando quería.

—Boruto-kun.

—¿Qué pasa? —la volteo a ver y para darme más sorpresas a mi, la veía un poco manchada de su mejilla de fresa— ¿Qué pasó?

—Quiero que ahora tu hagas lo mismo.

—¡¿Eh?!

Me señaló su mejilla, esperando que hiciera lo que hizo antes conmigo. Por supuesto que me negaba, ya que eso era más allá de lo que un hermano haría. Tenía pensado en usar la servilleta, pero lamentablemente ya la usé conmigo, y Sumire fue mucho más lista y escondió la suya.

Ella planeaba muy bien las cosas, por lo que llegué a la conclusión que, Sumire siempre le gustaba jugar conmigo.

—Y-Ya, entiendo… Pero solo será una vez que lo haga, ¿está bien? —le señalé la condición.

—Vamos, no tenemos todo el día —dijo con una sonrisa—. Quiero seguir con la cita.

—Realmente lo disfrutas, ¿no?

—Depende a lo que te refieras —comentó al momento de acercar su mano y ponerla sobre la mia—. Yo disfruto de jugar contigo, pero también disfruto pasar con la persona que me gusta mucho.

El que haya dicho eso solo hizo más difícil en que hiciera lo que quería. Sin embargo, no quería tardarme mucho, así que sin pensarlo tanto me acerqué a ella, mientras le contaba de la barbilla mirándola a los ojos y ella a mí en silencio. Me sonrió y cerró sus ojos, esperando a que haga mi movimiento.

Eso fue lo que hice, la seguía tomando de la barbilla y la hice girar un poco para luego llevar mis labios hasta sus mejillas y con mi boca le retiraba la crema de fresa que tenía, la saboreé desgastandolo. Sin haberlo planeado le di una probada otra vez, pero mis tontas hormonas que se fueron enloqueciendo me hicieron volver a marcharla con el chocolate de mi crepe. Y nuevamente la saboreé.

Maldije mucho lo suave que era su piel y lo mucho que era de adictivo. Ella sabía cómo seducirme, y solo podía mandar al infierno en dónde o cómo sabía hacerlo.

Lo volví a ensuciar, limpiaba. Lo hacía dos veces más y cuando pensé en ir por la tercera vez, Sumire de giro para verme y con una sonrisa se me acercó mientras me tomaba a las mejillas.

Cuando supe lo que tenía pensado hacer, yo tuve las de dejarla hacerlo, pero otra parte de mi ganó y la hizo retroceder. Me di cuenta de lo que estaba haciendo y me odié por dejarme llevar solo porque ella se veía tan endemoniadamente linda.

—Lo siento Sumire, tu estúpido hermano se descontroló por… bueno… es un pervertido que no ha tenido una novia, y ahora se está aprovechando de tu hermana 'ttebasa.

Pensé que mi comentario la molestaría, pero más que solo eso, simplemente solo me volvió a tomar de la mano y con una sonrisa me miró.

—Eso no importa —dijo—. Me siento feliz que me estés mirando como una chica, y no como una hermana.

—N-No, cómo dije; yo me aproveché de…

—No me engañas, sé muy bien que te estás dejando llevar por las cosas y cuando todo es muy provechoso —se me acerca con una sonrisa—, se muy bien lo que deseas.

—Lo siento Sumire… —me alejé, mirando para otro lado y con mi cara enrojecida de vergüenza y enojo—, aunque pienses eso, yo no me siento bien después por hacerte esto. Te juré ese día en que seamos una familia feliz de ahora en adelante, ya que eres parte de los Uzumaki. Eres una Uzumaki, los dos lo somos. No me importa si eres o no un familiar de sangre, yo siempre respeto a mi familia.

Hubo una pequeña pausa, y Sumire me siguió mirando de reojo. Yo la ví y volví a tener la vista hacia el frente.

—Boruto-kun, dices eso, pero recuerdo lo mucho que me detestabas. Ya era Uzumaki, pero aún así no me querías. —dijo Sumire.

—Eso es un golpe duro, ¿sabes?

—Bueno, estás siendo un poco malo en no corresponder mis sentimientos de forma honesta, así que te lo devuelvo. —hizo un pequeño puchero.

—Lo siento.

—Vaya, tu nunca te disculpas tan seguido, pero ahora… —ladeó la cabeza y me miró con una sonrisa.

—Si sonríes así es porque te estás burlando de mí, y de todo lo que haces, ¿no?

—Bueno, ya sabes que sonrío siempre cuando estoy feliz, y tanto burlarme de tí como quererte son casi lo mismo. —volvió a comerse su crepe.

Yo por mi parte me quedé pensativo, viendo mi respectivo crepe. Recordé ese día antes de su cumpleaños cuando ocurrió y luego miré a Sumire. Mi mirada fraternal se hizo presente, al igual que mi comportamiento.

Le acaricié la cabeza y ella instintivamente se deja acariciar. Sonreí mientras la veía contenta con ese gesto mío.

—Realmente eres la hermana más extraña que tengo, aunque Himawari también lo es un poco 'ttebasa.

—Le diré eso a Himawari-chan —me sonrió con una mirada traviesa—. Que dirá cuándo sepa que su hermano mayor le dijo que es extraña.

—E-Eso no es lo que quise decir 'ttebasa.

—Bueno, ya ese es tu problema. —comentó Sumire, mirando para otro lado, evitando mis quejas.

Permanecimos un rato riéndonos por como se nos hacía extraña nuestra conversación. El ambiente incómodo para mí se volvió otra vez agradable. Pareció todo normal, y solo habían pasado 32 minutos, y sinceramente no me importó haber estado allí más tiempo ahora.

—Bueno, supongo que ya deberíamos irnos a casa. —dijo Sumire, levantándose de la banca.

—¿Eh? —me quedé perplejo— ¿Y que pasa con la cita? Solo hemos pasado casi dos horas. No hemos ido a ninguna parte más que solo comer crepes 'ttebasa.

—Mmm… No importa, creo que con esto es bueno por ahora, ya que me divertí solo estar sentada contigo y viendo los alrededores.

Para ser sincero, Sumire nunca fue una chica que fuera tan exigente con las cosas que ella quería. Se conformaba con muchas cosas, y las citas no eran una excepción. Ella atesoraba el tiempo siempre, eso era lo que la hacía una buena chica.

—Bueno, si tú lo dices. —asentí siguiéndola por el camino ahora hacia en camino a casa.

—Además, la próxima vez que tengamos una cita, será como una pareja oficial. —dijo al guiarme el ojo a mi lado.

Me sonroje al instante, tomando esa idea en mis pensamientos. Claro, la descarté en seguida mientras meneaba la cabeza rápidamente en negación. No quería en darle la razón, o al menos darle una pizca de esperanza, pero… la verdad es que esas palabras si creía que podían llegar a cumplirse.

Solo estaba siendo realista con las variables que tenía en frente, y la verdad me aterraba la idea que fuera perdiendo.

Aún así, yo me límite a solo no pensar en más las cosas. Quería reservarme muy bien ese tema en esos días de acampar con los demás. Yo pensé en llegar a una conclusión cuando fuera regresando a casa.

—¿Sabes una cosa? —preguntó ella.

—¿Qué pasa?

—Esto me recordó a una escena que leí en la novela que te mencioné. Me siento feliz de sentirme como la chica protagonista.

Si, eso me hizo estallar la cabeza para mal. En que haya mencionado eso, me hizo darme cuenta de que debía de encontrar a la autora de ese libro lo antes posible, y decirle que deje de una vez manchar la mente de mi hermana.

Pensé en que ese libro definitivamente le habría enseñado ese tipo de cosas. Por lo que solo me quedé abatido pensando en eso.

Aunque no quisiera adelantarme mucho a los echos que estoy contando…, la identidad de la autora estaba por conocerla. Aunque, eso ya se irá a su tiempo.

Ahora debo decir que, ese día, esa pequeña "cita" que tuvimos Sumire y yo no fue más que un punto en el que pronto tomaría relevo para mis pensamientos futuros.
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Continuará…

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NOTA: Quiero disculparme por un poco la tardanza en actualizar el siguiente capítulo de este fanfic. Originalmente iba a ser muy corto, pero luego después me hizo darme un poco de inspiración y tomar cosas para los personajes.

Por otro lado, tuve un día de descanso por andar enfermo está semana. Me habían dado la tercera dosis de la vacuna y me sentí mal, así que un día atrasado para escribir.

NOTA 2: Estamos cerca del final de esta historia, así que ya solo faltan 4 o 5 capítulos por terminar. Espero que les vaya gustando lo que queda y las sorpresas que se vendrán a continuación.

La cita la tenía pensado en otras cosas que los dos podían hacer, pero decidí que eso aún no sería el momento. No hay suficiente confianza en Boruto para estar en una con Sumire, por lo que fue algo muy sencillo. De hecho, eso era parte de ella lo que quería.

¡Nos leemos hasta la próxima!

¡Sayo!

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