Capítulo 18: Prioridades.
—Entonces dije que quería hacer el trabajo lo menos tedioso posible, pero Endo nunca escucha a nada de lo que le dicen.
—Si, entiendo bien eso —dijo Himawari.
—Al menos tu si estás de mi lado.
En la residencia Uzumaki, Himawari estaba en su habitación sentada mientras se apoyó de la espalda contra la pared. Leía una de las tantos libros que tenía, siendo más específico una novela que su misma amiga Yuina le recomendó.
No habían sido más de 3 días que lo había conseguido gracias a su amiga. Una vez que terminó su trabajo de la escuela se decidió en leer un rato mientras tanto. Por supuesto, mientras lo hacía tuvo una llamada de Yuina para ver como estaba, pero también esa intención se convirtió en quejas sobre de su amiga contra su compañero de clases.
—Aun así, no creo tengas problemas con tenerlo en el equipo, ¿no?
—…yo…
De vez en cuando acompañaba a Yuina en sus pesares de amor por Endo. Ya era una costumbre que ocurría, pero eso no le fue importando mucho, después de todo, Yuina era su amiga y la quería mucho, así que le ayudaría en lo que fuera.
Ahora que había regresado a su habitación luego de haber ido al baño, no había más que quejas de más de su amiga, pero más bien eran para hablarle de Endo.
En cuanto le respondió a lo último que dijo Yuina, no la escuchó del otro lado de la llamada. Siendo como es Yuina estaba muy segura que tendría ahora mismo la cara completamente sonrojada. Sin olvidar también el detalle que escuchaba los pequeños tartamudeos de la peliazul.
—Yuina, solo relájate. Solo ten un poco de confianza en hablarle bien sin tener que pelear con él en el proceso. —comentaba la Uzumaki mientras pasaba página del libro.
—Si, eso lo sé pero…
—Sin peros, solo trata de ser un poco más… bueno… tu sabes… —suspiró—. Sabes, creo que mañana te acompañaré a la hora del almuerzo, además también invitamos a Endo también.
—S-Si, me parece bien esa idea.
—…
—¿Himawari?
—Oh, perdón solo estaba un poco distraída.
Himawari había olvidado en todo ese tiempo en decirle a Yuina que estaba leyendo la novela que le recomendó mientras hablaba, pero prefirió en no mencionarlo. Sentiría ella que su plática no fuera muy importante —lo cual si lo es para la Uzumaki—, así que decidió por algo de lo que desviarse.
—¿Estás bien?
—Si, estoy bien Yuina, solo… —se quedó mirando una foto suya en la que estaba su familia completa—. Solo estaba pensando en Onii-chan.
—¿Tú hermano? ¿Pasó algo con él?
—Bueno… podría decirse que sí, pero no sé muy bien que trae por la cabeza. —dijo.
—¿Es por lo mismo cuando no les hizo caso ayer que llegó a tu casa?
—S-Si, así es… —suspiró cansada Himawari mientras cerraba el libro—. Hay veces en las que no entiendo mucho a mi hermano, pero también sé que ni él lo hace.
—Creo que no entiendo.
—En otras palabras; cuando Onii-chan se decide por hacer o pensar en cierta cosa, llega a hacerlo de forma precipitada.
—N-No entiendo…
—Bueno, supongo que es normal —contestó Himawari cansada—. No obstante, eso no es bueno para él.
—¿Por qué lo dices?
—Porque así es él… —nuevamente observó la fotografía y solo se tumbó en la cama con molestia—, y no llega a pensar a veces en los demás…
…
Le agarré mejor la mano y ella seguía con la cabeza alzada hacia mi, mirándome en espera de que fuera yo el que iniciara el acto de besarla. Está vez dijo que no intentaría nada contra mi o engañaría.
Sumire cerró los ojos y yo al ver eso era la señal que me hizo hacer en descender para alcanzar su rostro. Me acerqué lentamente hasta sentir que nuestras respectivas respiraciones se chocaran.
Lentamente también cerré mis ojos y lo siguiente que sucedió fue…
—Espera…
Se apartó un poco. Al momento en que habló Sumire puso su mano en medio.
—¿Q-Qué pasa?
Pregunté con mucha vergüenza al ser conciente del pleno acto que estuvimos por hacer. Que yo estuve por hacer. En que me fuera deteniendo fue muy difícil para mí en asimilar, digo, ¿quién no se pondría muy apenado cuando estabas muy cerca de besar a una chica?
Sumando también que, yo era el que había tomado el primer paso de que debía de hacerlo.
—Creo que… —la miré muy extrañado por su comportamiento extremadamente cambiado—. M-Me siento nerviosa…
—No, no me trago eso. Ahora no es el caso en que tú tengas que ser así, ¿acaso te estás burlando de mí?
—Un poco. —dijo.
—Y lo admites.
Sumire había respondido de modo fingido. Una actitud casi cuestionable de si estaba nerviosa o no. Personalmente no me lo tragaba. Ella me ha demostrado que podía engañarme cuando quería y como quería. No fue muy seguro, a decir verdad.
—Entonces… supongo que debo tomar eso como que si lo harás, ¿verdad?
—¿No era esa la idea? —me mostraba más molesto y avergonzado.
Ocultaba mi sonrojo para que no estuviera a la vista de aquella chica que me estaba jugando el pelo. No obstante, tan pronto fui recuperando la compostura me decidí está vez a ser más directo.
Le agarré de los hombres, mirándonos a los ojos detenidamente. Me acerqué a ella lentamente hasta tener escasos centímetros de nuestros labios. No sé tardó en que los dos nos pusimos de acuerdo en cerrar los ojos y aún con eso, mi corazón no paraba de latir demasiado rápido.
El tiempo se había hecho muy lento, como si los milisegundos se volvieron minutos.
—¡Ya estamos en casa!
Nuevamente la oportunidad de hacerlo se había esfumado como polvo.
Mis padres habían vuelto a la casa. Ya no íbamos a tener la oportunidad de hacer ese trata que me hizo. No quitó el echo que me encontraba muy avergonzado. Por suerte nuestra distancia ya no se encontraba lo suficientemente cerca para que alguien fuera a pensar algo algo.
En cuanto estábamos alejados del otro nos quedamos quietos; yo con la cara enrojecida y ella con la mirada para abajo, sin saber que pensaba exactamente en ese momento.
La puerta se abrió y en ella aparecieron mis dos padres.
—Oh, no esperaba que estuvieran aquí.
Entre los dos, mi padre fue el primero en hablarnos, nos miró extrañado por estar en medio del comedor.
—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó mi madre desde atrás—. ¿Sucedió algo?
—Oh, veo que Sumire le hizo la cena a Boruto antes que tú Hinata. —dijo mi padre.
—Es cierto. Supongo que eso me quita un peso de encima —agradecida con ella se acercó a Sumire mientras le daba unas palmadas en la cabeza—. No esperaba mucho menos de ella.
El afecto pareció gustarle mucho a ella. La vi de reojo, esbozando una leve sonrisa.
Al haberla visto tener esa expresión luego de todo lo que había pasado, me di cuenta por mi mismo en esa noche que, Sumire no era una chica que no era emocionalmente fuerte. Yo había sido la persona que no la hacía sentir sola por llegar amarme, aunque también estaban mis padres y eso me puso muy contento.
Aun pensando en eso, me seguía rehusando a tener sentimientos hacia ella. No podía. Mi corazón no podía. Eso me lo repetía el resto de lo que quedaba de ese día.
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[MIÉRCOLES]
Al día siguiente mañana me había quedado pensando en lo que había ocurrido el día de ayer. Mucho más específico, sería esa misma noche de lo anterior.
Había acabado recientemente la misma hora de la que era la tercera hora de clases de ese día, así que lo que hice fue solo relajarme. Aunque no pude hacer mucho para lograrlo. Tenía en mi cabeza dos asuntos por qué resolver; moría de ganas por encontrar lo más pronto posible a la autora que había hecho aquella novela muy incestuosa que había leído mi "hermana" y otras chicas. Además, estaba también ocupado con el asunto de Sumire. Supe y sabía que había perdido una oportunidad de poner fin a todo, pero aún así nunca se llegó a nada.
Llegué a la conclusión de que por muy directa que se había vuelto Sumire, aún seguía siendo una persona que no podía en aguantar con las cosas que no estaba tan familiarizadas. Eso involucraba a su inexperiencia con esto de la cercanía hacia el sexo opuesto.
—"Posiblemente haya hecho todo eso por medio de artículos o revistas para chicas."
Esa fue la idea que tuve, pero para nada confirmada. Solo me llenaba de suposiciones que pasaban por mi cabeza. No obstante, todo chocaba contra lo otro que tenía priorizando, lo cual era la identidad de la autora de esa novela.
Miré mis prioridades y entendí que estaba contra ambos caminos. No podía en pensar en dos cosas a la vez, sería demasiado complicado, así que decidí en irme por la opción más razonable, y esa fue en pedir ayuda a otra persona.
Esa ayuda no se la pedí ni a Shikadai ni tampoco a Inojin. No quería que los dos fueran enterándose de lo que había pasado en mi vida privada con Sumire y con mi objetivo personal de ese libro, porque sabía muy bien que me preguntarían de la razón por buscarlo u odiarlo.
Tampoco quería en decírselo a Iwabe y a Denki por la misma razón de antes. En general, nadie podía pedirle ayuda para lo que estaba pensando, pero afortunadamente se me había ocurrido en pedirle ayuda a una sola persona, una de la que me haría cualquier favor sin importar que sea… aunque realmente pedirle ayuda no era algo de lo que me gustaba hacer.
La actitud de aquella persona era muy difícil de tratar. Para poder hacerlo se tenía que saber cómo pensaba, eso era la parte difícil. Aun con ese detalle, no me hizo echarme para atrás.
—"Bueno, supongo que no tengo de otra."
…
Me había quedado en la parte de atrás del edificio de la escuela, esperando por quién había llamado con los brazos cruzados y apoyándome en la pared.
Antes de estar allí había quedado fuera de la aula suya, pero le pedí a un compañero suyo que le llamaba con el mensaje de "esperarlo en el lugar de siempre". Solo eso bastaba siempre para que él sepa donde estaría esperándolo.
Terriblemente me quedé allí un buen rato, los cuales fueron de los más incómodos y largos que he sentido. Se me producieron diferentes situaciones en las que estuve allí presente; la normal reunión de chicos malos a escondidas, pero los ahuyenté sin ningún problema, siendo muy tontos.
Otra de las cosas que fueron pasando fue la típica escena de confesión de amor, estando una pareja a unos metros a mi derecha. Los dos actuaron en su mundo sin tenerme en cuenta en su ambiente. Por mí fue bien para no incomodar, pero también fue un golpe bajo en mi orgullo. Hizo sentir mi existencia una gota insignificante.
Habría preferido un ambiente incómodo más que solo ignorame. De paso vuelvo a estar feliz por el chico de haber sido aceptado por esa chica. Al menos él tuvo mejor suerte de la que tuve antes.
Por otro lado, también había estado envuelto en una disputa de chicos que solo buscaban su terreno por la chica popular de su aula. Me importó muy poco, pero me habían metido y dar mi opinión. No diré que cosas hablé, no es algo de lo que quiera gastar en hablar.
Honestamente no me acuerdo mucho de lo que hablé con ellos, pero es lo de menos importante en todo esto.
Todo transcurrió con normalidad en los siguientes minutos después de aquello. Ya al siguiente minuto que pasó se vio a la vista en como se había acercado una persona, la misma a la que había solicitado llamar a que fuera y en la que confiaba.
—Hola Boruto. Perdón por hacerte esperar.
—Descuida, no importa —conteste con un tono desinteresado—. Gracias por haber venido, Mitsuki.
Me sonrió. Estaba feliz de verme y que lo haya ido a buscar a su clase —aunque no se encontraba cuando fui—. Él era una de las personas más raras de las que conocí. Bueno, creo que me equivoco; él era realmente la persona más rara de todos.
Lo conocí una semana antes de haber ingresado a la preparatoria. Me encantaría contar como fue exactamente la situación en la que nos conocimos… pero preferiría no hacerlo. No era importante ahora.
Volviendo a lo anterior, luego de haberlo conocido una semana antes de mi ingreso, me había topado con él en el pasillo de la escuela. Para mí sorpresa había sido puesto en una de las otras clases. Supongo que podría decirse que el mundo es pequeña cuando le conviene.
Mitsuki siempre era muy amigable conmigo, y en otras ocasiones lo era mucho más hasta el punto de ser muy incómodo. Cabe mencionar que, Mitsuki es la única persona con la que Sumire le es difícil ser completamente amigable, aunque el de vez en cuando quería caerle bien a ella.
Como dije antes, yo necesitaba su ayuda y estaba seguro que él me ayudaría.
—¿Sucede algo? —preguntó ya estando en frente mío—. Si me hiciste llamar aquí es porque debe de ser algo importante, ¿no?
—Bueno, podría decirse que es así.
—¿Acaso piensas… decirme en querer que los dos subamos nuestra relación de amistad a algo más? —preguntó sin borrar esa inquietante sonrisa de su rostro.
—¡No, no para nada! —contesté deprisa, poniéndome de los nervios— ¡No estoy hablando de esa clase de cosas 'ttebasa!
—Hahaha. Esta bien, descuida. Solo quería bromear contigo.
—Con eso no se bromea, ¿lo sabes?
Esas indirectas tan directas que hacía me hacían cuestionar donde iba dirigido su orientación sexual. Unas veces comentaba su interés en las chicas, pero otras veces me soltaba comentarios como ese último, como si estaba insinuando conmigo.
Por supuesto, él sabía muy bien de lo mucho que me incomodaba, así que decidió en decirlos de vez en cuando para hacerme reír. No sé como llegó a pensar que eso me haría mucha gracia.
—Entonces, ¿qué es lo que necesitas de mi?
Afortunadamente, cambió de tema en seguida una vez que había fruncido el ceño, además de tapar parte de mi cara con una mano, mostrando mi frustrada expresión.
Me compuse cuando lo miré tranquilamente en frente mío. Proseguí a volver a apoyarme en la pared y con los brazos cruzados.
—Tu dijiste que me ayudarías, ¿no?
—En varías ocasiones te lo dije —respondió en seguida, sin borrar su sonrisa—. ¿Acaso quieres que te ayude en algo?
—Es algo muy complicado, pero… Tengo que saberlo por cualquier medio 'ttebasa.
—Lo siento, pero aunque me vea como un sicario, no tengo esa clase de servicios. Pero no negaré que me gusta el tema de los asesinos.
—¿Quién dijo de asesinar? —realmente me preocupaba por su mentalidad.
No sé si fue idea mía, pero tal vez había visto en su cara una expresión de inconformidad, como si habría estado esperando por algo similar de lo que dijo.
Olvidé mencionar que él le encantaba todo tema en relación al misterio y asesinato, sobre todo el misterio. Ese era su género favorito en novelas. Leía mucho sobre eso, además también de ser uno de los chicos más atléticos cuando estuve en la escuela… Sin duda alguna era un chico muy bien deseado por las chicas.
Aun con todo lo antes que dije, quiero en agregar que él… No, ¿saben que?, me lo voy a reservar para más adelante.
—En fin, dejando eso que dijiste, quiero en pedirte algo sencillo —hice una pequeña pausa, curioseado por si él no diría nada—. ¿Conoces de casualidad… o te suena el nombre de… Heart of a blood?
—Mhm… ¿No es esa novela de romance que es muy hablada hoy?
—No me sorprende que lo conozcas. ¿Ya lo has leído de casualidad?
—No, no es la clase de libros de los que me interesaría ver, pero sé muy bien sobre lo mucho que les gusta. —en cuanto contestó, me sonrió con una sonrisa.
Por supuesto, al verlo sonreír de esa forma me hizo incomodarme otra vez. Nunca me acostumbraba a que lo hiciera.
—¿Acaso te interesa? Me refiero a esa clase de libros. —preguntó.
—Eso no importa, a lo que quiero llegar es en hablar sobre la autora en si. Ella es la razón por la que te hice venir 'ttebasa
—Ohh. —Mitsuki me miró con sorpresa.
Una manera un poco rara. Fue algo parecido a alguien que había descubierto un artículo que creía que no estaba en la tienda.
—¿Qué pasa?
—No es nada. Hehe… solo me sorprende que quieras saber de la autora. ¿A qué se debe eso?
—Como ya te dije; eso no es algo de lo que deba darte importancia. —le remarque sobre no meterse con mis razones.
Yo realmente quería, y hacia todo lo posible para que no se enterara de que este caso estaba conectado con Sumire. Obviamente no dije nada que la fuera conectando con ella.
—Entiendo, si eso es lo que quieres —fue aceptando de una, lo que aprecié mucho para no perder tiempo—. Bueno, creo que su nombre se Koibumi Nagareboshi.
—¿Sabes dónde estaría?
—Eso sería imposible. ¿No lo sabes? Ese nombre solo es un seudónimo que ella es utilizada.
—"Bueno, ahora que lo dice… creo que lo he escuchado antes." —repasé mentalmente en silencio—. ¿Ella nunca ha mostrado su cara?
—Para nada. No tiene sentido usar algo como un seudónimo si al final vas a revelar tu cara. —dijo Mitsuki.
Mi cara se le comenzaba a notar lo mucho que me encontraba desesperado. No había tenido ni idea de que otra pista pueda en saber de esa autora.
Entre todo lo que sabía solo se reducía a que ese nombre era falso, hizo una novela que era un romance incestuoso y que tenía más o menos una edad que era menor de los 18. Eso fue lo que me habían dicho el resto antes.
—Bien, este es lo que quería pedirte —hable y con una mirada seria solté mi declaración hacia el tema—. Quiero que me hagas el favor de saber la identidad de la autora. Sé muy bien que eres apasionado al misterio, así que debe de ser algo bueno para tí, ¿no?
—Mmm… Es muy tentador. ¿Que ganaría yo con esto? —preguntó.
—Este… ¿Tienes algo en mente?
—No, creo que no… —dijo sin borrar su sonrisa de siempre— ¿Puedes sugerirme algo?
—¿Por qué debo sugerirte que pedir? —lo miré con incredulidad.
Si, creo que se me había pasado también otro detalle, y es que, Mitsuki en algunas veces dependía de mí opinión. Él la verdad no dejaba de impresionarme en cierta forma.
—Supongo que ya se me ocurrirá cuando llegue el momento —comentó sin perder aún su sonrisa—. No te preocupes Boruto, voy a intentar buscar alguna pista sobre la autora.
—Gracias Mitsuki. Sabía que podía en poder contar contigo. —alegre por el resultado, le dirigí la mirada.
—Claro, no te preocupes —me devolvió la sonrisa—. No importa lo que me pidas, yo siempre lo haré por ti.
—…
—…
—Y allí vas de nuevo…
…
Al haber finalizado esa pequeña reunión que había tenido con Boruto por detrás de la escuela, Mitsuki se había decidido a regresar a su aula de clases. Esperaba que no fuera tarde para que lleguen a empezar las siguientes horas de clase.
En cuanto llegó a las escaleras para subir al segundo piso, notó la presencia de alguien arriba. Allí la vio, otra de las personas que conocía fuera de su salón y de la cual no le sorprendía mucho en verla. Estaba claro que lo estaba esperando en medio de las escaleras de arriba.
Antes de primero subir, miró en ambos lados del pasillo de la primera planta del edificio, asegurado que no estuviera mucha gente cerca. Al final no había casi nadie cerca, por lo que comenzó a subir.
—Creí que estarías en tu aula. —habló Mitsuki en cuanto se quedó a un lado de la otra persona.
—Quería, pero no podía esperar mucho a que me dieras tus resultados.
—Hehe… Eso es muy típico de tí. Supongo que nunca dejas escapar oportunidades como esta, Sarada.
Miró de dirección a la joven de azabache de su lado, mientras ésta le devolvió la mirada, pero una un poco más seria.
—¡Prioridades! Eso es lo que son, así que no me juzgues. —dijo la chica mientras cruzaba los brazos con el ceño fruncido.
—No te culpo. La curiosidad humana llega a ser muy tentadora, y más cuando es algo de lo que te gusta.
—No me gusta para nada…
—¿Segura? —preguntó.
—…
Mitsuki observó como Sarada se había puesto muy avergonzada, manteniendo su mirada para abajo mientras ocultaba su sonrojo. Todo eso mientras jugaba con sus dedos.
—¿No crees que estás siendo muy dura contigo misma?
—¿Qué más puedo hacer? —su rostro volvió en sí, mientras mantenía una postura ruda y estable— Debo mantener mi imagen, ya no hay vuelta atrás, además…
—Además, no es algo de lo que te gustaría en decirle a los demás porque es algo muy incómodo para ti, ¿no?
—Si, así… —su rostro pasó a ser mucho menos severa, pero su irritación se seguía notando— pero en tu caso es mucho más frustrante.
—Bueno, eso es porque te descubrí.
Por mucho que le gustara ella en mantener su secreto hacia su gusto sobre el romance, no pudo evitar que su amigo que tenía en frente lo supiera. Solo fueron unos dos días luego de haberlo conocido ese día, y él ya la había descubierto su afición por el romance y las cosas cursis.
Si había oído de que él era fanático del misterio, pero éste resultado era de lo más ridículo. No podía creerlo hasta no verlo, pero preferiría no haberlo visto.
—Bueno, ya suficiente de todo eso… —la joven suspiró cansada y exhaló, volviendo a mirar al chico— ¿Sabes algo?
—Mmm… No descubrí suficientes pruebas cuando hablé con Boruto, pero estoy muy seguro que si debe de haber algo. —dijo Mitsuki.
—¿Entonces si hubo algo?
—Si, la razón por la que me llamó fue para pedirme un favor. Ese favor es investigar sobre la autora del libro que tú querías comprar. —confesó el chico con una sonrisa tranquila.
—¿Eh? ¿Koibumi Nagareboshi?
—Si, y por lo que ví cuando me lo dijo, él se encontraba muy desesperado.
—¿Sabes por qué? —preguntó Sarada.
—No me lo quiso decir. Estaba muy desesperado por ocultarlo. —dijo Mitsuki.
Hacía falta ser un despistado para no darse cuanta que el Uzumaki ocultaba algo detrás de sus palabras, pero no negó que tras ese ocultamiento le causó gracia, pero a la vez le había intrigado.
—Sin embargo, no deja de ser sospechoso, así que es muy posible. —comentó.
—Entonces si es posible que Boruto esté detrás de Sumire o tal vez está detrás de Himawari. —Sarada habló sin importarle en notarse su emoción.
Su mirada hablaba por si sola también, dando un vistazo a una chica que estaba muy metida en sus prioridades, y también en sus gustos. Nunca le pareció algo muy mal a Mitsuki, por lo que no entendía la razón por el que ella lo oculte de sus amigas.
Tener este tipo de gustos sobre el romance es algo tan normal, pero el de ella era un caso muy extraño. Lo único que pudo creer o teorizar es en que prioriza mucho su imagen hacia su círculo social.
Mitsuki deseaba entenderla, pero nunca le tomaba importancia a ese tema. Él siempre era honesto y ya su círculo social estaba en muy mal pisado, pero nunca le importo.
—¿Estás muy entusiasmada?
—Por supuesto que sí, nunca había visto un romance incestuoso en persona, aún si una de ellas no está relacionada de sangre, él resultado es el mismo —confesó Sarada mientras le brillaban los ojos—. Es una de las relaciones cúspide del iceberg de los amores prohibidos.
—…Admiro tu pasión a tus gustos… —dijo Mitsuki.
Pronto Sarada volvió en sí, comprendiendo su descuido de haber hablado de más. A veces tenía ese error de entusiasmarse tanta hasta el punto de hablar hasta los huesos, y eso le avergonzaba.
Su sonrojo fue muy evidente para Mitsuki. Supo muy bien que la joven Uchiha había mostrado una parte muy infantil y también femenina —en cierto sentido—, así que, optó por no mencionar sobre lo reciente.
—E-En cualquier caso, me gustaría que lo ayudaras con entrar algo de la autora de la novela. —dijo Sarada.
—Lo sé, hacerlo podría darme una pista de lo que pasa con él y sus dos hermanas. Ya es trabajo que me diste, así que está bien.
—"Bueno, si es cierto… Me pregunto a quien de las dos estás detrás, Boruto." —pensó Sarada, escapandose una sonrisa embobada en su rostro.
Nuevamente sus ojos reflejaban estrellas de su imaginación, mientras por lado, Mitsuki la miraba silenciosamente. Le sonrió como si no fuera la gran cosa, parecía feliz.
—Sarada, tu cara volvió a salirse de control por la emoción. —aun así, ayudaría en mantener su imagen.
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Continuará…
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