[38]-Cinco minutos al infierno (+18)

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Capítulo XXXVIII: Cinco minutos al infierno

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La noche estaba silencioso mientras que todos en la cabaña dormían profundamente, eran alrededor de las 11:15 de la noche. Bill y yo quien hace un momento nos encontrábamos en el desván nos mirábamos, él con una sonrisa de complicidad, ante la travesura nocturna que íbamos hacer. Era cierto que habían pasado semanas desde nuestro último encuentro, más si fue interrumpido por mi hermano Dipper.

Vi como Bill se acercaba acorralarme entre la pared y su cuerpo, sintiendo su cercanía hacía mí, mientras posaba una mano a mi mentón para elevarlo. Se inclinó lo suficientemente cerca de mis labios para rozarlos tentativamente, sin llegar a plantar un beso. Disfrutaba molestarla de esa forma, con su otra mano se dedicaba acariciar el hueso de mi cadera encima del camisón de mi pijama lila. Ese toque le robaba un suspiro audible en los oídos del demonio rubio.

Empezó a repartir besos por debajo de su barbilla hasta su cuello pasando sus labios por su delicada piel, aspirando ese aroma de fresas de su shampoo después del baño. Tentativamente mordía y lamia esa frágil piel sin importarle dejar marcas que se harían visibles para la mañana siguiente.

Se había abstenido lo suficiente de no interrumpirla mientras planeaba la fiesta secreta que tenía preparada para su hermano. Sus manos se colaron dentro de su camisón para acariciar su figura pequeña, sintiendo la suavidad de su piel iba levantar la molesta ropa pero fue detenido cuando unos ojos color avellana lo miraban de forma entrecerrada y un pequeño jadeo por parte ella le impedía quitarle su camisón.

- Tú dijiste que solo cinco minutos y después a dormir. – Inflando adorablemente sus mejillas.

- Condenados cinco minutos. –Gruñí cuando esa adolescente egoísta me detuvo en la mejor parte. Ella lo sabía, sabía que me gustaba esa zona. – No debiste hacer eso Estrella. – Me retire el parche de mi ojo revelando mi lado derecho. – ¿Quieres tus cinco minutos?, te daré tus preciados cinco minutos.

Tome de la muñeca a aquella chica que me había retado y a la vez me hacía perder los estribos, la senté sobre el cojín del ventanal. Troné mis dedos he inmediatamente manipule las sombras para transformarlas en brazos, sujetándola firmemente en su asiento. Lance una sonrisa seductora mostrando mis colmillos y consiguiendo pintar esas mejillas de un color rojizo más cuando me arrodille frente a ella.

- Primero mi pequeña hay que prepararte, no quisiera que Seis Dedos y Fez me ejecutaran mañana si empiezas a protestar por dolor. – Acercando una mano para levantar un poco su camisón revelando unas bragas amarillas con un girasol pequeño enseguida del elástico. – Que adorable color.

- B-Bill... aguarda no podrías liberarme, esto es incómodo. – Sintiendo las sujeciones en mis piernas, brazos y cintura.

- Shh... guarda silencio. – Chasqueando los dedos para que una mano cubriera su boca. – Por un momento déjame ser sádico.

- "¡PERO NO HOY!" – Grito mentalmente Mabel ya que sabía que ese maldito demonio la escuchaba al leer sus pensamientos.

- Esta es una noche para romper reglas. – Dijo Bill de forma maliciosa.

Con su mano acaricio sus pies besando y mordiendo su piel fresca en un sendero que recorría hasta por encima de su muslo, con la misma mano tentó la zona para proporcionar una suave caricia en la cara interna de sus muslos. Sonrío antes de posar sus colmillos y dar una mordida que hizo soltar un quejido, en la boca tapada de la chica escuchando apenas en los oídos del rubio. Lamio las gotas de sangre que brotaban deleitándose de su sabor.

- Descuida Estrella fugaz, luego borrare las marcas de aquí. – Dije divertido viendo la expresión terriblemente sonrojada de aquella castaña.

Pasando a retirar la braga lisa de color dejo al descubierto su linda flor ante él. Mabel miraba nerviosa a lo que haría pues nunca lo habían hecho hasta ahora, aunque no sabía muy bien lo que haría ahí abajo. Sintió como abría sus piernas dejándola más expuesta ante él, se sentía avergonzada en la posición que se encontraba.

Se sobresaltó cuando sintió aquellos dedos tocándola de esa manera que la hacía derretir; masajeando sus labios previamente lubricados por su excitación, su dedo pulgar haciendo movimientos lentos en su botón rosado. Ella gemía entrecortadamente a través de la mano, su respiración aumentaba con cada vez que aceleraba su toque.

- Te gusta. – Dijo Bill levantando más su camisa para besar su abdomen. – A mi también me agrada verte así.

En ese instante adentro su dedo índice a su entrada moviéndolo lentamente, escuchando sus quejas mentales. La haría frustrarse por no dejarlo interrumpir el momento. Jugo con ella frotando su dedo contra su entrada. Hasta que anexo un segundo y tercero a su vagina, aumentando el ritmo en sus movimientos y en el bombeo de su sexo.

Escuchaba aquellos gritos amortiguados, hasta el punto de que lanzo un sonido retenido cuando se vino corriendo en su mano, sintiendo palpitar su intimidad y una serie de temblores le hicieron arquear la espalda alcanzando el punto del orgasmo. Pero su tortura aun no terminaba cuando sintió una lengua húmeda tocar su clítoris hinchado, al tratar de cerrar sus piernas de lo sensible que se encontraba. Dirigió su vista al rubio quien este, se aseguró que la chica lo viera.

- Aun no termino querida. – Se burló mientras daba otra lamida por sus labios humedecidos por su previo orgasmo.

Mabel solo gimoteaba de placer sintiendo esa lengua recorrerla completamente su intimidad, moviéndola con delicadeza, haciéndola sentir bien. Deseaba poder mover sus manos y acariciar su cabello, y tal vez tirar de él. Volvió a sentir la intromisión de sus dedos dentro de su agujero, que le hacían respirar fuertemente cuando un delicioso vaivén la estimulaba fuera y dentro, frotando contra sus paredes. Su boca chupando y mordiendo hizo que se descontrolada en sus gemidos cubiertos. Se sentía llegar poco a poco... ya casi llegaba hasta que bill se detuvo con una sonrisa.

- No sé si lo merezcas.

- "No te atrevas" – Dijo mentalmente la chica.

Entonces volvió a sentir como su mano aumentaba la velocidad de sus movimientos, al igual que su boca. Hasta llegar a su segundo orgasmo invadirla completamente; su cuerpo convulsionaba de placer. Respiraba pesado y su corazón latía fuertemente. Apenas recuperando el aliento, vio como el rubio sostenía el pequeño paquete de preservativo para abrirlo y colocárselo. Sin darle un respiro se adentró introduciendo su miembro de una sola estocada, para comenzar con fuertes embestidas en sus caderas.

- Mabel... - Dijo Bill sujetándola para arremeterla contra el ventanal, dando sus estocadas un impulso cuando la clavaba profundamente. – Maldición Mabel... ¡ahg! Ah, ah, ah... - Gemía roncamente hundiéndose en la suave carne sus paredes apresando su miembro, sus embestidas eran rápidas y profundas. La sensación era adictiva para él, llegando al punto en que el encajo sus uñas a las caderas de la chica. –Mabel... Mabel. – Dijo jadeando y aumentando sus empujes.

Era una lástima que no estuvieran en su dimensión para disfrutar de este momento un poco más, pero por ahora tenía que conformarse con tenerla en ese estado. Escucho un sonido provenir por debajo de las escaleras, casi por el cuarto de Fez.

- Ahh... debemos acabar Estrella fugaz. – Murmuro cerca de su oído.

Unos cuantos golpes más en su entrada le hicieron llegar a su clímax, haciendo que la chica lanzara un chillido y un jadeo de placer, aunque sabía que no estaba conforme con eso tenían que detenerse antes de que los descubriera uno de los tíos de los gemelos. Trono sus dedos para tomarla y atraerla hacia él. Aun gemía por la reciente actividad pero tenía que callarla para evitar que los escucharan.

Solo la soltó hasta que se hubiera asegurado de que ya no se escuchara más pasos ahí abajo. Bill lanzo un suspiro antes de tomar el preservativo en sus manos y deshacerse de él. Acomodándose su ropa y colocándose su parche. Cuando en ese momento sintió a la chica caer en su pecho con la respiración agitada.

- Bill... eres un maldito.

Cayendo rendida entre los brazos del chico, fue recibirá por un caluroso beso por parte de él después de pronunciar murmullos suaves y depositar un beso en su frente perlada por el sudor.

- Ahora si deseas dormir humana.

- Tú sabes la respuesta. – Dije cansada.

Bill con un chasquido de dedos los telestransportó a su cama evitando todo lo posible hacer ruido a Pino. Mientras la abrazaba acariciando su pelo suave y sedoso. El demonio vio la hora que tenía en un despertador cerca de la cama del chico. Rió despacio antes de acercarse a la chica y pronunciar algo.

- Feliz cumpleaños Estrella fugaz.

- Dijiste que solo cinco minutos. – Dije molesta y con marcas en mi cuerpo que dolían al tacto.

- Yo también deseo hacerlo nuevamente y enfrente de Pino - Abrazando su cuerpo.

- ¡Bill! – Lo regañe con voz baja. Para después quedarme dormida y aprovechar el sueño que me quedaba. Acurrucándome a hacia su pecho.

- 17 casi legal... - Canturreo de forma divertida.

- Bill ya cállate.

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Continua

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