[25]-Un día para dos Pt.1 (+18)

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene connotación sexual y escenas explicitas. Lenguaje ofensivo y vulgar.

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Capítulo XXV: Un día para dos Parte 1

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La mañana arribaba en el dormitorio de los gemelos, la luz tenue de la mañana se colaba por la ventana triangular, mostrándose para un nuevo día en la cabaña. Un hombre rubio y atractivo estaba durmiendo plácidamente en la cama de uno de los gemelos Pines, removiéndose sobre el colchón. Busco con su mano entre las mantas, él calor de cierta joven adolescente.

Gimiendo frustrado en no encontrar el contacto de la chica, abrió su ojo para llegar encontrar vacío su lado. Una expresión de sorpresa apareció en su rostro al levantarse un poco y no encontrar a la morena a su lado, observo que solo estaba vestido con lo que llevaba del viaje de regreso; una camisa blanca con tirantes amarillos y unos pantalones oscuros. Poso una mano sobre su rostro tratando de recordar un poco, se sentía un poco borracho de sueño. Su cabello parecía aún más levantado y rebelde, con los mechones a un lado. Paso la mano por sus cabellos tratando de alisar su pelo dorado. Miro a su alrededor para observar que la cama de a lado estaba vacía.

- ¿Qué demonios sucedió anoche? – Recostándose un momento en el colchón. - ¿Dónde está Estrella fugaz? – Tratando de hacer memoria.

[ F ]

- Estrella fugaz...

- Bill~ - Sintiendo su mano sobre su hombro como era empujada a recostarse en el colchón, antes de sentir el peso del demonio sobre su cuerpo cubriéndola por completo. - ¿Bill?

- Shh... - Abrazando su cuerpo como si de una almohada se tratase. – Solo por el momento durmamos. – Cayendo rendido ante el cansancio del viaje.

[ FF ]

- La tenía aquí a mi lado. – Pasando una mano sobre el lado de la cama. - ¿A dónde fue? – Moviendo un poco sus pies, para fijar su vista y ver que no portaba el calzado. - ¿Dormir con o sin zapatos?

El demonio había recuperado completamente sus energías después de haber pasado seis días siendo un simple saco de carne, como había prometido Seis Dedos. Ahora comprendía la situación de su hermano un poco más, y prometería liberarlo de su agonía, cuando regresara a su dimensión.

La apertura de una puerta se escuchó antes de cerrarse nuevamente, levantando su cabeza para observar a la castaña con su pijama rosada y el pelo levemente desordenado. Mostrando una sonrisa radiante al rubio, se acercó para tirarse a su lado mientras le arrebataba la manta y envolverse en ella, mientras reía inocentemente. Bill le retiro la manta para verla tomando una almohada y enterrar su rostro en ella.

- ¿Por qué rehúyes de mí, ratoncita? – Tratando de ver su rostro.

- No me quiero levantar, es domingo. – Levantando su cabeza para darle una sonrisa alegre a Bill. – Tú no entenderías nada.

- Acabo de despertar y no tengo idea de lo que sucedió anoche.

- Quedaste profundamente dormido. – Diciendo sorprendida. – Mi hermano me conto que mi tío Ford te puso unas esposas para suprimir tus poderes.

- Ese imbécil de Seis Dedos, me hizo vivir un infierno. – Diciendo con molestia. – No estaba en la parte del trato. – Dirigiendo una mirada de enojo a la castaña.

- Perdón. – Riendo inocentemente. – Mi tío puede ser un poco desconfiado. – Picando la mejilla del rubio de forma juguetona. – No te desperté para el desayuno, porque te veías muy tranquilo.

- No lo necesito. – Acercándose para envolver sus brazos y abrazarla. – ¿Dormí con zapatos?

- Bueno, sobre eso...

[ F ]

Dipper había entrado a la habitación para llamar a su hermana, para que bajara a cenar. Pero se sorprendió de verla atrapada en los brazos del demonio, mientras que este dormitaba plácidamente sosteniendo su cuerpo, aferrándose a su cintura. Mabel extendió sus brazos a su hermano, para que la ayudara a salir de este aprieto.

- Dipper... - Sonriendo nerviosamente. – Una ayudadita por favor.

- Diablos como te metiste en este problema. – Tomando sus brazos para tirar de ella. Pero Bill ejercía fuerza en su agarre. – De acuerdo él no te suelta. – Tomando el palo de golf para apuntar en su cabeza.

- ¡No! – Dijo la castaña – ¿Qué haces? Estás loco.

- No, no estoy. – Respondiendo. - ¿Quieres cenar o te quedaras a que despierte?

- Quiero cenar. – Contesto.

- Bueno aquí voy.

Estuvo a punto de golpearlo hasta que escucharon el chillido del cerdito entrar a la habitación, pasando por un lado de Dipper, quedándose sentado mirando a los dos gemelos. Dipper y Mabel se miraron antes de ver la nueva idea que les surgió a ambos.

- Ya casi... - Retirando la mano del rubio sobre la cintura de Mabel para que ella fuera saliendo y el cerdito la reemplazara por ella. – Listo.

- Pato... lo siento pero será un momento. – Dijo ella, acariciando a su cerdo mascota.

- Es enserio que regresaras ahí, después de haber salido de su agarre. – Dijo Dipper, con una ceja levantada de incredibilidad.

- Que puedo decir, me gusta que me abracen. Pero en este momento tengo hambre. – Levantando los hombros.

Más tarde en la noche los gemelos habían regresado para encontrar a Bill en otra postura incomoda, pero sin el cerdo. Sus pies estaban colgando fuera de la cama y tenía una expresión poco pasible en su rostro. Dipper suspiro antes de acercarse al demonio y acomodarlo junto con su hermana a la cama. Tirando sus brazos arriba y Mabel empujando sus piernas. De repente el castaño cayó encima de su pecho y este lo abrazo, tratando de separarse pero su agarre era fuerte.

- Maldición Mabel ¡ayúdame! – Dijo Dipper un poco alterado. – Mabel, ¿Mabel? – Viendo que su hermana sostenía la cámara de su celular y le tomaba una foto. - ¿Qué rayos?

- Esto es lo mejor. – Sangrando de la nariz y levantando el pulgar en modo de aprobación.

- Deja de tomar fotos y ayúdame. – Demando su hermano.

- Lo siento Dip-Dip – Riéndose antes de tomar su pijama y cambiarse. – Solo cúbreme por unos minutos.

- Mabel... - Viendo como su hermana entraba al cuarto de baño.

En ese momento tocaron la puerta y entro el tío Ford para decirles algo, pero observo la escena. Dipper estaba encima de Bill y este lo estaba abrazando como si fuera su amante. Claro aunque seguía con el sueño profundo.

- ¿Tú hermana sabe de este engaño? – Dijo Ford mientras se acomodaba los lentes que ocultaban su mirada con la luz de la habitación.

- Tío Ford no es lo que cree, Mabel... - Tratando de explicarse.

- Bueno, los adolescentes tienen otro tipo... - Tosiendo. – De orientación en sus relaciones. – Rascándose la cabeza. – Los chicos desean chicas o hombres, o demonios malvados.

- No es un error. – Diciendo con el rostro sonrojado de la vergüenza. – Él está profundamente dormido.

- Bueno, Bill puede ser sumiso en algunas ocasiones. – Tosiendo más. – Solo diré que si ustedes están de acuerdo, pues no los interrumpo.

Mabel salió del baño ya cambiada con su pijama y soltó una risita llena de maldad.

- Dipper cómo pudiste engañarme con Bill. – Dramatizando. – Él es mi novio.

- ¡Mabel! Para yo... - Cubriéndose el rostro de lo avergonzado. – Por Dios tengo novia.

- Lo siento Bro-Bro no podía evitar hacer esta broma. – Acercándose a su tío para jalarlo dentro de la habitación. – ¿Tío me ayudas a sacar a mi hermano de los brazos de Bill?

- ¡Oh! Entonces tu hermano no es su amante. – Soltando una risa. – Bueno me lo hubieran dicho.

Retiraron a Dipper de los brazos de Bill antes de ver que seguía profundamente dormido, por lo que Ford saco un plumón con la intención de dibujarle la cara, pero la castaña lo detuvo.

- Eso no – Quitándole el plumón

- Pero es venganza.

- No – Guardando el plumón. – Esta muy cansado, y ni se el porqué.

- El tío Ford le puso unas esposas anti-magia, durante nuestro viaje. – Dijo su hermano, entrando al cuarto de baño a ponerse la pijama.

- ¡Tío! – Exclamo la castaña molesta.

- Solo suprimir sus poderes, era una amenaza. – Cruzando los brazos. – Estará bien en unas horas. Él idiota se le olvido comer.

- ¿Comer? – Mabel volteo a ver a Bill que seguía dormido antes de embozar una sonrisa. – Se comportó como un ¿humano?

- Por una semana, sí – Confirmo.

- Me hubiera gustado verlo.

- Créeme no querrías verlo. – Acariciando su cabeza. – Duerme con tu hermano.

Saliendo de la habitación para dejarlos descansar. Mabel se dirigió hacia Bill para retirarle los zapatos, su hermano salió del baño para ver como su hermana sacaba una manta y lo cubría, después de que ella se metiera a la cama junto con él. Pidiendo sus brazos y siendo envuelta por el demonio en un abrazo protector.

- Es enserio. – Dijo Dipper, mirando la escena.

- Buenas noches Bro-Bro. – Dijo Mabel entre los brazos del demonio de sueño. – Buenas noches Bill.

[ FF ]

- Sí, dormiste sin zapatos. – Respondiendo a su pregunta.

- De acuerdo – Sintiendo a la chica removerse entre sus brazos para verla acercarse a la mesilla y tomar su celular. - ¿Qué haces?

- Viendo. – Observando los mensajes que le había enviado su hermano.

- ¿Pino? – Mirando curioso. - ¿Dónde está?

- Salió con mi tío Ford. – Dijo la castaña un poco triste. – Fueron con el anciano Mc Gucket.

- Esos dos no se cansan de estar molestando. – Recordando su viaje que fue un problema ante el sentido de orientación de Sixer y la falta de respuesta de Pino.

- Mi tío Stan y Soos fueron hacer una transacción ilegal – Dijo Mabel, como si fuera lo más normal del mundo. – Desconozco que sea, volverán hasta tarde. Les dije que tuvieran cuidado. – Volviendo a su celular. – Melody va un momento a visitar a sus padres, se llevó a Mike. Regresara hasta mañana. – Dirigiéndole una mirada a Bill. – Estamos solos y tenemos trabajo que hacer.

- ¿Trabajo? – Mostrando una mirada de desconcierto.

- No se abre la tienda del misterio, pero hay que limpiar el lugar. – Diciendo con pereza. – Hoy me toca la limpieza. – Soltando un grito en la almohada. – Tengo flojera, no quiero. Quiero estar aquí un poco más.

Bill se removió su cabello rubio antes de mostrar una sonrisa de oreja a oreja, llena de malicia ante una idea que se le cruzo a la mente.

- Regresaron mis poderes. – Acercándose a la castaña. – Podemos terminar su trabajo y hacer lo que tú quieras el resto de la tarde.

- Tienes razón – Diciendo animadamente. – Podríamos ver una maratón de películas. Con muchos dulces y papas fritas. Oh podríamos ver la maratón de Patotective.

- Como tú quieras, Estrella fugaz.

Observando como la chica se levantaba de la cama antes de ser retenida por una mano, viendo al demonio rubio lanzando una sonrisa seductora y atrayéndola de regreso al colchón, colocándose encima de ella.

- Estrella, se acuerda de nuestro acuerdo. – Levantando una ceja en espera de su respuesta. – Le daré a elegir: cama o ducha.

- ¿Cama o ducha? – Aun sin entender la indirecta.

- Creo recordarle mi querida mortal, que cuando estuviéramos solos. Tendría mis atenciones. – Tronando los dedos para aparecer unos brazos sombra, sujetando las extremidades de la castaña fijándola en la cama.

- ¿Bill? – Mirando los brazos como la tenían sujeta. – ¿Por qué me tienes sujetada? – Riendo nerviosamente.

- Veo que eligió cama. – Pasando su lengua azulada por sus labios. – Juguemos a un juego, Estrella fugaz. – Tomando un mechón café de su pelo, dando pequeñas vueltas. – Iré besando su cuerpo.

- ¿B-Besar... mi cuerpo? – Hablando tímidamente y con las mejillas rojizas.

- Es simple, ¿cierto? – Picando su frente. – Pero, tratara de guiarme sin que yo pregunte. Sin llegar a repetir la zona o empezare a descender en ese lugar. – Colocándose a centímetros de su rostro. – Por lo que le sugiero que evite que llegue rozar su intimidad o todo terminara en un castigo.

- No me parece justo. – Tratando de zafarse del agarre de sus brazos. – Porque no me sueltas.

- Es parte del juego humana.

- No, no creo... poder hacerlo – Diciendo avergonzada. – Nunca he hecho esto.

- Quiere una partida previa antes de iniciar. – Permitiéndole. – Diga el lugar donde quiere que inicie. Y responderé por la siguiente zona, solo para que se dé una idea.

- ¿la frente? – Sugiriendo.

Bill se acercó apartando su flequillo para depositar un beso suave en su frente.

- ¿Dónde ahora?

- M-mejilla.

- ¿Qué lado?

- Umm... ¿derecha? – Sintiendo como descendía para besar la mejilla de la chica con ternura.

- Siguiente lugar.

- Izquierda – Pero en vez de sentir que la besara en la otra mejilla, fue bajando a su mentón.

- Dije mejilla izquierda. – Observando que iba bajando a su cuello. – Eres un tramposo... bueno, l-labios. – Diciendo con suma vergüenza. Solo para sentir sus labios en el escote. – Pero... dije labios, ahí no.

Bill se detuvo poniendo fin al pequeño ejercicio, antes de volver al rostro de la castaña.

- Se acabó el juego previo. – Antes de apuntar con su dedo un patrón por su rostro. – No supiste guiarme Estrella fugaz, muy mal. Solo tenías que indicarme el lugar sin llegar a repetir o que me saliera del camino. – Dibujando una línea imaginaria sobre su rostro. – Ahora el verdadero juego, habrá castigos si usted no me guía bien.

- ¿Castigos? – Aun sin entender lo que decía.

- Empecemos. – Mostrando su sonrisa afilada.

Mabel estaba muy nerviosa quería evitar su mirada, pero era inútil él tenerlo posando su mirada ámbar fijamente sobre ella. Por lo que trago saliva débilmente antes de lanzar la primera orden.

- "Seguir un patrón" recordándose ella misma lo que dijo el demonio. – La frente. – Sintiendo sus labios sobre la piel de la coronilla de su cabeza. – Mi mejilla derecha. – Sintiendo como recorría sus labios hasta llegar a su mejilla. – Sobre mi nariz. – El demonio obedeció posando sus labios sobre la punta de su nariz. – Mejilla izquierda. – Mostrando una leve sonrisa al ir entendiendo un poco el juego. – Mis labios... - Este último lo dijo con timidez antes de sentir el contacto de sus labios sobre los suyos, moviéndolos un poco. Y deseando más contacto, pero las mismas sujeciones la tenían retenida. – Bill – Llamando su nombre pero el rubio solo bajo a su mentón, dando una lamida y un beso. En cambio la castaña gimió un poco ante su toque, volviendo a llamarlo. – Bill... - Sintiendo como descendía a su cuello besando un poco más fuerte y lamiendo la zona de su piel. Fue ahí cuando se dio cuenta la castaña a lo que se refería el demonio, por lo que tuvo que evitar otro gemido y recobrar la compostura, apenas pronunciando un poco complicado la siguiente orden. – Mi hombro derecho. – Sintiendo como el rubio dejaba besos castos sobre su piel. Entre más bajaba más roja se ponía al dar las siguientes ordenes por las zonas de su cuerpo. – Mi pecho...

Bill sonrió de forma malvada antes de lanzar una lamida sobre el nacimiento de su pecho y besar un buen rato la zona, escuchándola gemir suavemente. Perdiéndola un buen rato, levanto su remera de pijama sin recibir la siguiente orden y solo escuchar su nombre en modo de súplica, fue bajando por su esternón y parte de su abdomen, un sendero formo dejando en su paso lamidas, besos y mordiscos en forma de castigo. Mabel lanzo una mirada al rubio al ver que bajaba más hasta llegar a su pelvis.

- Espera... Bill – Dijo la castaña. – Detente.

Bill se detuvo antes de regresar a su rostro y golpear a su frente con dos dedos, tomando su rostro y proporcionándole un beso apasionado antes de soltar una risa, y una sonrisa ladina.

- Perdiste tonta mortal. – Sacando la lengua. – Te dije que acabaría si llegaba a tu zona inferior.

Tronando los dedos para liberarla, observando como la chica bajaba su remera y se cubría. Sintiendo sus mejillas calentarse de la vergüenza.

- Tonto Bill. – Protesto dando pequeños golpes al rubio.

El demonio solo se bajó de su cama, dirigiéndose al cuarto de baño.

- Levántese humana, tiene trabajo por hacer.

- ¿A dónde va?

- Necesito limpiarme después de mi viaje con los dos insoportables Pines. – Lanzando una mirada a la castaña. – Desea acompañarme humana curiosa.

Mabel solo inflo sus mejillas antes de lanzarle una almohada a su rostro. – No.

- Entonces la siguiente. – Dijo el demonio entrando al cuarto y cerrando a su paso.

Mabel solo soltó un suspiro desesperado sintiendo su corazón palpitar fuertemente, tratando de calmar todas las emociones inesperadas que le provocaba el rubio. Aprovecho para cambiarse tomando de su armario; una blusa verde claro sin mangas de botones, una falda de tabla color blanco, unas sandalias. Se acercó a su espejo para atarse su pelo en una coleta alta. De repente sintió unas manos enguantadas pasar por su cuello, colocándole un collar delgado con un dije plateado en forma de una estrella con la piedra en el centro de color amarillo.

La chica se giró para encarar al demonio y ver que estaba completamente vestido de forma elegante solo que llevaba una camisa color crema, un pantalón oscuro y con tirante. Con su clásica pajarita de color negro. Su cabello dorado estaba goteando aun por los lados de sus mechones rebeldes, y su sobrero estaba inclinado a un lado.

- Bill no secaste tu cabello. – Dando una sonrisa suave.

- Y perderme el espectáculo que me diste cuando te cambiaste. – Diciendo en forma de broma, solo para molestarla. – Hazlo más lento la próxima vez.

- Pervertido.

Bajando por las escaleras encontraron la casa hecha un desastre, como si hubiera pasado un remolino por el lugar. Mabel solo miro a Bill de reojo que traía el ceño fruncido y una venita en la frente, mostrando levemente sus colmillos.

- No hace falta saber que fue Seis Dedos y Fez. – Apuntando la mesa con los artículos del investigador. – Segura que no quieres que los torture, llevándolos a una dimensión.

- Bill ya te dije que no. – Colocándose un pañuelo en la cabeza. – Me va ayudar o no.

- De acuerdo. – Tronando los dedos para hacer desaparecer los artículos de Ford. – Listo. Continuemos la siguiente habitación.

- ¿Dónde los dejaste? – Pregunto.

- En algún lugar de esta cabaña.

Mabel no tardo en dirigirse a la sala y encontrar los artículos en una esquina, tomándolos se acercó al demonio para dárselos. Mirándolo con molestia.

- Trabajaras el doble si utilizas de nuevo ese truco. – Tronando ella sus dedos. – Evita volver a desaparecerlos.

- Y si invoco un agujero negro. – Sugiriendo.

- Limpiare la sala y la cocina, tu encárgate de la tienda. – Tomando las cosas de limpieza y dirigiéndose a limpiar.

- Tú encárgate de la tienda. – Arremedando.

La chica se había puesto a barrer la cocina y trapear, por suerte no era muy grande el lugar después de que volvieron a reconstruir la cabaña. Se acercó al lavadero para empezar a limpiar los platos. Mientras que por su mente se le vinieron recuerdos de ella y su hermano, cuando tenían 12 años y competían por la habitación extra que había en la cabaña. Se soltó riendo cuando recordó que habían cambiado de cuerpo y que casi todos sus amigos y desconocidos habían llegado a la cabaña sin saber lo que sucedía, y también habían cambiado de cuerpos con ellos.

- ¿Qué habrá sucedido con esa alfombra?

Termino de lavar los platos y dirigirse a limpiar el siguiente lugar, tomando la aspiradora. Pero se detuvo cuando observo al rubio parado en medio de la tienda observándolo mover un dedo y con su mano sostenía una vara. Se acercó para ver lo que hacía hasta que observo como una escoba se movía sola, al igual que el trapo y el sacudidor. Siendo coordinados por el movimiento de las manos del rubio.

Bill hecho una mirada atrás llamándola desde su escondite.

- Es de mala educación espiar de esa manera, Estrella fugaz. – Atrayéndola con su mano a través de su telequinesis. – ¿Termino? – Leyendo su mente. – Ese lugar falta.

- Como sabes que no se revelaran contra ti, y ¿Qué es eso? – Señalando la vara que trae en la mano.

- Es una Batuta* - Dijo con una voz seria. – Solo lo utilizo para guiar esta orquesta.

- Un orquesta de limpieza. – Riendo la castaña. – Parece divertido. – Siguiendo el ritmo con su cabeza.

Bill no era completamente un romántico en ocasiones, pero el observar como la chica disfrutaba del momento, utilizo su poder para seguir guiando la varita y acercarse a ella. Tomando su mano la arrastro en medio de la tienda.

- Sígueme pequeña. - Posando una mano en su cintura y tomando su mano.

- Confieso que no soy buena en el vals. – Mostrando sus mejillas sonrosadas.

- Entonces no le vendría mal una lección.

- Todavía no he terminado de limpiar. – Excusándose.

- Y eso no me importa, yo quiero bailar.

Guio a la castaña con pasos lentos por los lados y enfrente, recibiendo el primer pisotón por parte de ella. Pero a él no le importaba el dolor, solo le hacían reír de forma hilarante.

- Perdón.

- Planeas provocarme.

- No – Diciendo de forma inocente. – Pero te dije que soy mala en esto.

Bill le dio una vuelta para hacerla girar y atraparla en un abrazo atrayendo su cintura y juntando su frente con la suya.

- Solo faltaba música. – Dijo Mabel.

- Puede imaginarla Estrella fugaz. – Viendo a su alrededor que estaba todo limpio el lugar. – Nos vamos a la siguiente habitación. – Asintiendo levemente la joven.

Mabel bailo abrazada del demonio de sueño, mientras dejaba que su magia se hiciera a cargo de la sala. Si los hubiera visto sus tíos de seguro los habría separado en ese mismo instante.

- Bill has hecho otro trato con alguien más. Aparte de mí.

- Sí, pero recuerde que mis contratos son privados.

- Pero nada con lastimar el pueblo. – Levantando una ceja de sospecha.

- No rompería nuestro acuerdo. – Dijo Bill.

- Nuestro acuerdo.

- Mm... eliminar sus pesadillas.

- Oh si, ya lo olvidaba.

- No lo olvidaba. – Haciéndola girar.

Permanecieron danzando por unos minutos hasta que se detuvieron, haciendo el rubio una reverencia antes de soltarla y besar su mano.

- Creo que terminamos. – Dijo la castaña viendo su alrededor, de lo limpio que estaba el lugar. – Podríamos añadirte al rol de limpieza. – Hablando emocionada.

- Podría hacer un trato con Fez. – Mostrando una sonrisa de malicia.

- Nada que implique cosas malas.

•| ⊱★⊰ |•

Había llegado la tarde y como había prometido el demonio, pasarían la tarde viendo la maratón de películas que tenía preparado la adolescente. Mabel se encontraba en la cocina llenando un tazón con palomitas y en otro nachos, tomando dos latas de refresco Pitt cola. Las coloco en una bandeja mientras se dirigía a la sala para sentarse en el sofá a lado del rubio.

- Si, veremos la maratón de Harry Potter. – Dando pequeños saltos.

- ¿Harry qué? – Pregunto Bill un poco confundido, viendo como la adolescente colocaba la película en el reproductor.

- Harry Potter... es mi cuarto novio. Seguido Jack, y el dios ardiente de Thor y Loki. – Haciendo un gesto enamoradizo.

- Bueno de eso no estaba enterado. – Cruzando sus brazos.

- Son solo personajes ficticios, Bill. No tiene que preocuparse, bueno solo en los sueños. – Soltando una risita – Ahora mire. - Observando atentamente el comienzo de la película.

Una hora y media después.

Se encontraban los dos demasiado envueltos en la película, Mabel comiendo de las palomitas y Bill que no paraba de preguntar.

- ¿Por qué ese mocoso puede usar magia? – Pregunto.

- Porque sus padres eran magos.

- Lo van a matar. Hay tan siquiera sangre. ¿Quién es el señor tenebroso? ¿Por qué es famoso? ¿Y qué demonios le ves al cuatro ojos? – Diciendo molesto.

- Bill si te pongo la segunda te callas.

- ¿Es interesante la segunda?

- Mejor te pongo otra cosa. – Poniendo en la DVD la de Thor. – Supongo que esta te interesada.

Apenas empezado los 30 minutos de la película, Mabel no dejaba de suspirar y lanzar chillidos de emoción con la entrada del atractivo dios rubio. Bill miraba irritado a la pantalla entre lanzando gruñidos y apareciendo una venita sobre su frente, que no tardaría en explotar.

- No es atractivo Thor. Es el dios poderoso de Asgard. – Juntando sus manos a su pecho.

No necesitaba Bill leer sus pensamientos para saber de sus fantasías con esos dos actores. Soltó un resoplido antes de tronar sus dedos y quitar la película.

- ¡Oye! – Protesto la castaña. – Iba en la mejor parte.

- Siguiente. – Dije tomando otro cartucho donde venía otra película, una con temática de detectives. – ¿Qué hay de esta?

- Oh esa es de Dipper. Es Sherlock Holmes – Tomando el cartucho para sacar el CD y ponerlo en el reproductor. – ¿Quieres que la ponga?

- Es obvio.

Viendo que la castaña no tenía mucho ánimo de ver la película, pero era la única manera que despejara su mente de los otros hombres.

En cuanto comenzó la película se descubrió que Bill le intereso la temática, crímenes, homicidios e investigación. Sin olvidar el humor del detective. Mabel también estaba enganchada en la película, pues nunca se había detenido en verla. Ahora quien preguntaba era ella.

- ¿Quién es Moriarty?

- Su enemigo.

- ¿Qué buscan?

- Descubrir el crimen, Estrella ponga atención. – Girando su cabeza a la pantalla.

- ¿Ellos dos se aman?

- ¿Qué? ¡No!... - Dándole un pequeño golpe en la cabeza. – Deje de emparejarlos.

- De acuerdo.

Terminando la película Bill lanzo una media carcajada, exclamando como si tuviera la razón de que esto pasaría en toda la trama de la película, mostrándole un personaje de buen intelecto y lógica. Fijo su mirada en la chica que tenía a su lado, que tenía los ojos como plato al verlo con esa expresión que no conocía.

- ¿Qué?

- Nada... - Desviando su mirada con una sonrisa.

Quitando la película puso un programa de televisión que estaban pasando en ese mismo momento. Por lo que se acomodó más en el respaldo del sofá. Observaron un comercial donde anunciaban la apertura de una piscina en el pueblo.

- Debemos ir - Dijo emocionada dando otros saltitos. – No has ido a una piscina Bill.

- No es necesario. – Dijo de forma presumida. – Tengo una dentro de mi dimensión.

- Pero no puede sentir los rayos del sol. – Picando su mejilla. – Ni divertirse o escuchar música. Oh lucir un traje de baño.

- ¿Un traje de baño? – Sonando un poco celoso.

- Sí, Dipper y yo vamos cada año a la piscina y a la laguna. – Respondió. – Este año quiero lucir mi traje rosa.

- Oh claro que lo lucirá. – Se aseguraría de dejar ciego a cualquier chico que atreviera a verla de forma lasciva. Pues la chica despertaba en cualquier hombre, el interés en cortejarla.

Mabel se dio cuenta que eran más de las 6 de la tarde y que su hermano y su tío, no tardarían en llegar a casa. Se levantó de su asiento para dirigirse a la cocina y empezar a preparar la cena. Se acercó a la alacena para sacar un paquete de pasta y del refrigerador carne molida y salsa de tomate.

- Hoy será boloñesa. – Dejando los materiales encima del mostrador. Tomando su delantal blanco con bordes rojos y un moño enorme en el centro de su pecho.

Bill entro curioso a la cocina observando todo movimiento que hacia la chica, para preparar la cena. Viendo como colocaba una cacerola con agua, empezando a hervirla. Mientras en otra ponía las bolitas de carne picada que hacía, para después colocar la salsa de tomate, agua, especias y sal. Mabel se dio cuenta de su presencia por lo que se acercó a darle unas zanahorias y un cuchillo (mala idea).

- Bill ayúdame a pelar esto y cortarlo en cuadritos.

- Pelar y cortar. – Mirando la zanahoria antes de pasar el cuchillo encima del vegetal y conseguir una tira algo gruesa. – Parece fácil esto.

Colocando la pasta en el agua caliente se dirigió a vigilar al demonio, solo para observar unas cuantas gotas de sangre sobre la tabla, pero todavía cortando el vegetal entre trozos grandes y pequeños. Preocupada se acercó para sorprenderlo tomando sus manos.

- Bill estas sangrando. – Quitando sus guantes que habían sido traspasados por el filo del cuchillo. – Estas cubierto de cortes.

- Descuide Estrella fugaz, esto se ira en un momento. – Pasando su lengua en su propia mano. – No me molesta el dolor.

- Sí, pero se siente feo. – Tomando su mano para ver que ya no tenía más cortes. – No hay nada.

- Se lo dije, chico. - Jugando con el moño de su delantal. – Mis heridas son el menor problema.

Mabel tomo lo que cortó y se acercó al lavadero a limpiar de nuevo la verdura, lavándola de cualquier rastro de sangre, colocándola en la cacerola con carne que aún seguía cociéndose. Se dirigió a retirar el agua de la pasta. Ya solo faltaba que terminara de cocer lo otro.

Iba retirarse hasta que se acercó el demonio por curiosidad para ver lo que había hecho ella. Desde atrás de su espalda, esto hizo ruborizar a la castaña por su repentino contacto.

- Debo admitir que sabe cocinar. – Posando su barbilla arriba de su cabeza.

- ¿Lo comerás?

- Soy sujeto de experimentación, humana. – Colocando sus brazos en su cintura. – Aunque tiene un aroma agradable.

- Prueba. – Acercando la cuchara con la poca salsa a sus labios.

Pero Bill quiso aprovechar el momento para molestar a la chica. Por lo que paso su lengua sobre su mano antes de probar la cuchara. Relamiéndose los labios antes de mostrar una sonrisa atractiva y seductora a la castaña, que tenía el rostro como un tomate.

- Está bien, quiero probar. – Mabel espero a que volviera a tomar de la cuchara, pero sintió unos labios sobre los suyos, sorprendiéndola.

- Oye no me diste nada. – Reprocho girando su rostro.

- ¿Entonces quieres algo? – Acercándose a su oído. – Que humana tan exigente. – Besando su mejilla. – Ellos dos aun no regresan, por lo que puedo tenerla un poco más de tiempo.

- Bill – Sintiendo sus labios sobre su cuello.

- Solo un momento, quiero sentirte.

Bill se posiciono de la parte de atrás de su espalda mientras tomaba sus manos entre las suyas, entrelazando los dedos haciendo que abandonara la cuchara de su mano, la guio hasta su rostro para besar sus nudillos con cierta ternura. Mientras con la otra mano la tomo de la cintura acercándola en un abrazo cálido hacia su cuerpo, con la misma mano fue descendiéndola poco a poco por debajo de su cadera hasta llegar a la falda, para levantar un poco el dobladillo de la tela, la mano de la chica trataba de impedir que siguiera, pero sintió que junto su pelvis hacia su trasero poniéndola contra la mesilla del mostrador.

Lanzo un gemido de sorpresa por el repentino movimiento y la posición. Haciendo pequeños movimientos con su cadera sintiendo la dureza de su miembro contra su trasero. Se sonrojo completamente ante su acción repentina, trato de alejarlo pero Bill aplico más fuerza colocando su mano junto al mostrador para retenerla; mientras que la mano que estaba en su falda se adentró para llegar a tocar su pubis sobre la tela de su ropa interior. Mabel solo lanzaba entre gemidos sintiendo su toque suave, aunque se recordaba mentalmente que debía detenerlo. Por el simple hecho de que están en la cocina.

Soltó un quejido seguido de un jadeo fuerte cuando sintió que molía contra su trasero con insistencia con movimientos lentos, y su mano la tocaba por encima de la tela frotando con pequeños círculos con su pulgar contra la perla; se sentía humedecer ante su toque quemante, soltando pequeños suspiros mientras su rostro se enrojecía adquiriendo un color a la granada, se sentía avergonzada, caliente en sus mejillas y a la vez excitada, que empezaba a humedecer poco a poco su braga.

Mabel trato de mover su mano de la suya. Pero la tenía bien sujetada contra el mostrador de la cocina; ladeo su rostro para observar una mirada ámbar oscura penetrante contra su mirada avellana. Él se acercó a su oído suspirando y jadeando mientras seguía moliendo su dureza contra su trasero, Bill deseaba en ese mismo momento cogerla tan mal, valiéndole en ese mismo instante en que lugar se encontraban. Pensando que si hubieran estado en su dimensión en ese instante, le habría arrancado la ropa.

La castaña solo se limitó a gemir suavemente hasta que sintió como sus dedos se adentraban al interior de sus bragas para llegar a tocarla por completo en su entrada y en sus labios, brindando movimientos suaves y rítmicos. Gimió un poco más fuerte sintiendo sus dedos recorrerla húmeda y frotar entre su clítoris, y sus labios menores dulcemente, escuchando el chapoteo de su líquidos salir por su entrada. Sentía venirse pronto ante sus movimientos, llamando su nombre.

- Bill...Bill...Bill... – Repitiendo su nombre como un mantra, incitándolo a continuar.

Soltó un pequeño grito que tuvo que reprimir mordiéndose un poco su labio mientras que unas cuantas lágrimas escapaban de su rostro. Había introducido completamente sus dedos dándole la sensación de penetración que deseaba moviendo de adentro hacia fuera. Sus dedos trabajaban rápido saliendo de su entrada e introduciéndose nuevamente. Bill gruñía al seguir frotándose contra ella.

- Mabel... - Besando su cuello con fervor entre dando leves mordiscos y chupando su piel.

Mabel empezó a sentir una punzada por su columna mientras se contraía entre sus manos y gemía alto al sentir su orgasmo venirse. Convulsionaba de placer entre sus brazos sentía sus piernas flaquear tratando de recuperar el aliento.

- Bill... - Lanzando una mirada cristalina en sus ojos cafés y sus mejillas rojas. – Espera la estufa.

- El infierno mi querida Estrella fugaz. – Invocando un brazo oscuro para solo girar la manija de la estufa y apagarla. No querían tener accidentes o morir incendiarios.

Bill la volteo para encararla y tomar su rostro, y besarla uniendo sus labios con los suyos, sintiendo la necesidad de ella. Mordió su labio inferior para que soltara una pequeña exclamación de dolor y abriera un poco su boca, para luego introducir su lengua y empezar a jugar con la suya.

Él la tomo del muslo para envolver su pierna hacia su cadera y con la otra levantarla, tirando de la mesa del mostrador los utensilios de cocina que estaban ocupando, para llegar a sentarla y cerrar la brecha entre los dos.

El demonio dejo de besarla para llevar sus labios hacia su cuello donde empezó a plantar más besos y pequeños mordiscos con pasión, en cambio Mabel se sujetó de su camisa y jadeaba con cada caricia proporcionada del rubio. Bill trabajaba rápido deshaciendo de su ropa interior con suma diversión retirándola por debajo de su falda, siguió moviendo su mano con gracia en aquella zona.

- Está muy húmeda pequeña.

- Es injusto... mmh – Ocultando su rostro en su pecho. – Bill... ahh

- ¿Por qué lo dices? – Besando su mejilla. – Estoy esperando el momento en que usted, suplique por más.

Bill continúo deleitándose de los sonidos de la joven en cada movimiento de su mano, yendo un poco más profundo con sus dedos, solo se detenía cuando retiraba un poco su mano evitando que la chica llegara a su siguiente orgasmo. Mabel quería que continuara pero sus manos fueron retenidas por dos brazos oscuros, sujetándola.

- No... - Gimió como protesta al no llegar a lo alto de su punto. – Bill...

- Suplica. – Mostrando una sonrisa de burla. – Y lo tendrá.

- Por... favor....Bill

Mabel intento zafarse de su agarre, cuando era inútil detenerlo hasta que escucho el sonido del motor de la camioneta de su tío anunciando que había llegado, y que no tardaría en entrar por esa puerta junto con su hermano gemelo. Bill también lo escucho por lo que hizo desaparecer sus sujeciones. La tomo del brazo bajándola del mostrador y besándola una última vez en sus labios. Mientras se acerca a su oído y susurraba en tono bajo y seductor.

- Continuaremos este asunto en otro momento, Estrella fugaz. – Alejándose de ella mientras se llevaba sus bragas como si de una bandera se tratase. – Secuestrare esto.

- ¡Pero...! – Poniéndose sus manos sobre su falda. – Bill vuelve con eso. – Observando como el demonio las guardaba en su bolsillo. – Maldita sea...

Iba seguirlo pero escucho la puerta abrirse revelando a su hermano Dipper y su tío Ford. Quienes dejaban sus cosas.

- Mabel volvimos – Dijo Dipper.

- ¡Pino, Seis Dedos! No quiero sus inútiles bolsas en la puerta, ni pisadas. – Regaño el demonio. – Pasamos la mañana limpiando para que vengan arruinarlo.

- Él limpio. – Dijo el castaño sin creerlo. Pero viendo su gemelo solo asintió con su cabeza. – Está bien les creo.

- Huele bien, que preparaste querida. – Dijo Ford antes de ser retenido por el demonio. – ¿Qué demonios...?

- Sus cosas Ford, no comerá nada de Estrella fugaz.

- Bill estamos muy cansados.

- A la mierda sus cosas, recójalas.

- Bill no empieces

Y así comenzaron a discutir de nuevo como una pareja de casados, mientras que Dipper aprovecho para entrar en la cocina y ver a su hermana con las mejillas coloradas.

- Mabel ¿sucede algo?

- Nada solo que... mm... voy al baño un momento. – Excusándose para ir a su habitación.

- De acuerdo.

Mabel aprovecho mientras estaban distraídos para buscar unas bragas, colocándoselas antes de lanzar un suspiro.

- Dios... por poco. – Pensando un poco en cómo se vengaría del demonio.

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Continua

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