[21]-Feria
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Capítulo XXI: Feria
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- Vamos – Dijo entusiasmada la castaña junto con sus amigas.
Habían llegado a la feria del pueblo, recubierto con adornos coloridos y la música de las bandas de grupos conocidos e independientes. Se dirigieron caminando viendo los enormes juegos mecánicos, que como siempre eran algo inseguros y posiblemente deteriorados. Sí de algo sabia es que el pueblo de Gravity Falls era conocido por invertir poco, en la seguridad de sus invitados y turistas.
Entre los olores fuertes de los alimentos que provenían de cada puesto; se podía percibir el aroma a frito y de embutidos cocinándose en las freidoras, entre maíz tostado, palomitas y panes recién hechos y sumergidos en aceite. Él rubio arrugo la nariz ante el golpe de aromas mezclados, que le hacían recordarle, lo cuanto que odiaba interactuar en estos eventos. Viendo la zona de juegos de azar, donde la gente mostraba su verdadero talento, el gusto por estafar a otros con premios comunes y de origen engañoso.
Bill solo rió ya que aquí se podía ver el verdadero reflejo de las personas, ideal para engañarlas tan fácilmente y crear los innumerables tratos que necesitaba, para crear una simple brecha con su poder. Y tal vez traer de nuevo su apocalipsis en este mundo. Pero... en este momento solo dedicaría estar ha lado de la adolescente castaña, que revoloteaba animadamente junto a las demás chicas. Sin llegar a perder su vista de esa linda y adorable criatura joven, que solo hacia provocarlo con cada paso que daba.
Tenía que admitirlo ya había probado ese cuerpo, y se había hecho adicto a ella. El tan solo verla cerca de alguien, o que fuera tocada. Solo le provocaban cabrearlo y tragarse lentamente sus celos.
- Aww... que recuerdos – Mostrándose contenta al ver a su alrededor. – Hace tiempo que no veníamos. – Refiriéndose a su hermano gemelo.
- Sí, recuerdo que esa vez tuvimos problemas. Tú sabes con tu cerdo y yo con lo mío Jeje – Dijo Dipper.
- Aquí también conocimos a Blendin Blandin.
- Sí, ese día violamos muchas leyes del tiempo. – Riéndose ambos al recordar que ellos tuvieron la culpa de que le quitaran su puesto. – Después lo capturaron y fue a buscar su venganza contra nosotros.
- Pero le devolvimos su puesto. – Dijo Mabel.
Él rubio se mostraba un poco confundido ante lo que decían los gemelos, pero de algo sabia y no le gustaba, que no supiera nada y esto le hacía apretar las manos. El albino solo miro de reojo al demonio como su rostro lucia serio y sereno, aunque sabía muy bien que se moría de celos, algo que no quería admitir. Pero que de seguro se los haría sacar tan fácilmente.
- Mabel te acuerdas que el año pasado deseabas un conegato* - Acercándose a ella para tomarla de los hombros y señalar el puesto de tiros.
- ¡Oh Dios volvieron! – Grito emocionada al ver los peluches. – El año pasado no pude obtener uno porque había llovido.
- ¿Qué estamos esperando terroncito? ¡vamos! – Dijo el albino animándola a correr hacia el puesto antes de ser retenido por el hombro, con el bastón de Bill. Observando los ojos del demonio sueño algo furioso.
- Un paso y estarás sepultado junto a los demás cadáveres. – Dijo con el tono más frío y profundo que pudo generar en el chico.
- Inténtalo y ella te odiara. – Dijo Gideon desafiando al demonio sueño.
- ¡Vamos chicos! ¡Es un conegato! – Dijo gritando alegra mente Mabel desde el puesto. Mientras agitaba sus manos.
Los dos sujetos solo seguían mirándose con odio, mientras que Dipper los ignoraba caminando a un lado de Pacifica, para llegar junto a su hermana.
- Estos dos no piensan moverse. – Dijo la rubia viendo como el demonio y el albino tenían un duelo de miradas a muerte. – Hay una linda chica esperando en el puesto.
- Cuando se trata de mi hermana y esta feria, olvida hasta de quien va acompañada. – Dijo el castaño notando que la rubia veía el premio, pero después desviaba la mirada incomoda con el rostro sonrosado. – ¿Quieres uno? – No hizo falta que le dijera antes de verla asentir la cabeza.
Dipper había pedido una ronda entregándole una pelota, estaba a punto de lanzarla hasta que, se dirigió a Pacifica para pedirle que se agachara y se cubriera su cabeza. Lanzo la pelota dándole en el blanco pero a la vez pegándole al poste para redirigir la pelota de vuelta al castaño, pero el solo se hizo un lado haciendo que golpeara a un señor que iba pasando.
- ¡Auch! – Lanzo un grito antes de gritarle furioso a Dipper. - ¡Hey tu ten más cuidado!
- ¡Lo siento! – Respondió Dipper con una sonrisa, ya que sabía que esto pasaría. Recibiendo el peluche de color rosa. Para entregárselo a su novia. – Ten
- Gracias – Dijo la rubia contenta recompensándolo con un beso en la mejilla.
Mabel que le importaba solo se concentraba en obtener el peluche, tomo la bola e intento darle al blanco que eran las botellas, pero ninguna lograba tirar. Quedándose un poco extrañada. Hasta que llegaron el rubio y el albino un poco agitados y mirándose con rabia.
- Aun lado Cipher – Dijo el chico.
- Estas ganando un enemigo poderoso, Pentagrama. – Mostrando una sonrisa cínica.
- Mi bombón quiere ese peluche. – Pidiendo la ronda.
- Es Estrella fugaz no bombón, y no es suya. – Hundiendo sus garras recubiertas con el guante en la bola.
- Eso veremos.
- Mabel no deberíamos detenerlos – Dijo Dipper.
- Eso no importa, a ver quién lo consigue. – Dijo su hermana con el rostro serio y algo pensativo. – Eh lanzado la bola unas 3 veces en el mismo punto, y ninguna botella cayó.
- Espera eso quiere decir... - Dijo Pacifica en un leve susurro a su novio.
- Que uno es el correcto y los demás están arreglados. – Fijando su vista en el pegamento que estaba oculto en la esquina. – Ah Bill no le agradara esto jeje – Burlándose un poco junto con su novia.
El primero en lanzar fue Gideon dándole a la pila de botellas pero sin llegar a tirarlas, quedándose el chico un poco confundido, antes de pedir otra bola y no lograr tirarla.
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- Su misma grasa en esos debiluchos brazos le impiden sacar su fuerza. – Dijo el rubio riéndose del chico. – Le doy otra oportunidad de humillarse.
- Silencio Cipher. – Lanzo nuevamente la pelota volviendo a rebotar a otra dirección, encima del telón del puesto de juegos, creando un agujero en la misma carpa para finalizar, rodando, rodando y cayendo sobre su cabeza. – ¡Eso está arreglado, tres veces le di al mismo punto! – Golpeando la tabla de la mesa que los separaba del dueño.
- Oh no tuviste lo suficiente chico. – Dijo el hombre mientras reía. – ¿Quiere intentar usted chico? – Ofreciéndole la pelota al demonio.
Para ese momento Bill no tuvo que leer la mente del sujeto para saber que el juego estaba arreglado, y que dejar ganar a Pino, era una manera fácil de atraer clientes. Pero lo que no sabía el dueño del puesto es que se estaba metiendo con un "demonio sueño", un ser destructor y posiblemente su próximo gobernante tirano de este pueblo.
- ¿Cuál es el objetivo? – Pregunto inocentemente a la castaña.
- ¡ESE! – Grito emocionada al señalar el peluche con forma de conejo y gato a la vez. – Tienes que tumbar las botellas.
- Ya veo. – Dijo con una sonrisa divertida, causándole una cantidad de celos y envidia al albino. Antes de mostrar su hilera de dientes afilados y realizar un movimiento con su mano, lanzando la bola a una velocidad lo bastante fuerte que hizo rebotar en la columna de madera, rompiendo a su paso de forma horizontal, las hileras de botellas que estaban algunas pegadas con pegamento. Observando un espectáculo de cristales reventados y el sonido del cristal desquebrajarse por la tierra. – Que sencillo.
El dueño tuvo que salir del puesto al ver como la columna se partía a la mitad, viendo como su negocio se derrumbaba, poniendo los ojos como platos. Mientras que Gideon estaba con la boca abierta y un poco tembloroso, de ver claramente como ese demonio acabo con un puesto de juegos.
Bill se acercó al hombre para extender su mano para que le diera el premio de forma orgullosa.
- Creo que gane. – El pobre hombre solo le entrego inmediatamente un peluche anaranjado con las orejas y la cola de color amarillo pollito. – Y qué hay de los demás, creo que tire de más. – Señalando la pila de peluches.
- P-puede... llevárselos – Dijo el hombre asustado.
- Buen humano. – Dando una palmada en su hombro. – Oh Estrella fugaz, puede tomarlos.
Pero en cambio la chica solo se acercó al que traía en el brazo tomándolo entre sus manos, antes de brindarle una cálida sonrisa radiante al rubio.
- Con uno me basta, y este es demasiado lindo. – Estrujando el peluche. – Gracias Bill.
- El demonio solo hizo una reverencia antes de tomar su mano y acariciarla. – Lo que usted desee, se lo cumpliré.
Las chicas lanzaron un suspiro de lo encantadas que estaban de ver la escena, casi sacada de una película romántica. Mientras que Dipper aún no podía creer de la actitud de Bill hacia su hermana. Y se preguntaba si era él mismo demonio triangular que los atormento y los persiguió por toda la pirámide, para aniquilarlos y dominar el universo. En cambio Gideon solo rechinaba los dientes de lo furioso, él dueño le entrego también un peluche para evitar rencores.
- ¡Y hasta ahorita me lo da! – Tomando el peluche violeta con azul. – De que sirve. – Se acercó a la chica de lentes a entregárselo. – Ten y no preguntes el porqué.
- Um... gracias – Tomando el peluche.
- Muy a ir por los demás puestos. – Señalo la castaña. - ¡Sí! – Corriendo a los juegos.
- Bill no planeas dejar en bancarrota a todos – Dijo Dipper un preocupado, observando como el demonio tronaba sus dedos.
- Oh no, claro que no Pino. Solo son juegos y yo sigo las reglas. – Declarando con algo de culpa y sin remordimientos. – Un poco de diversión Pino.
Dipper solo observaba el puesto destruido y el cómo demonio de sueño se acercaba a sus próximos objetivos, o lo que señalara su hermana.
- Bien dicen que si invocas al diablo te cumple tus deseos. – Dijo el castaño.
- Dipper solo mira que contenta esta. – Señalando a la pareja.
- Yo creo que está bien... si confió solo esta vez.
- ¿Solo esta vez? – Dijo con una sonrisita la rubia.
- Aún es muy pronto para una oportunidad de ser alguien para Mabel. – Dijo con leve molestia.
- Eso veremos Dipper Pines – Soltando una risita mientras se aferraba al brazo del castaño. – Solo mantengamos la distancia un poco de ellos.
- De acuerdo, pero al primer movimiento sospechoso que vea de él incomodando a mi hermana. No dudare en apartarlo de ella
- Está bien.
La castaña estaba tirando dardos hacia los globos con agua junto a sus amigas. Hasta que llego el rubio queriendo participar, pero como siempre con su fuerza bruta y su engreído orgullo hizo estallar los globos con los dardos. Tanto que tuvo que ser sacado a la fuerza por Grenda y Candy, mientras que el albino solo se disculpaba.
- Bill deja algo para los demás – Dijo el albino. – No puedes actuar un poco más humano. Y evitar exagerar.
- El hecho de que haya fracasado en los dos anteriores juegos, no significa que quiera justificar sus errores con mi destreza.
- Usted está haciendo trampa – Dijo molesto.
- Ellos también. De eso trata estos juegos.
- ¡Bill! ¡Gideon! Vengan – Los llamo la castaña desde otro puesto.
Llegaron caminando a un puesto de pistolas de agua, colocándose en posición a un lado de la castaña, mientras se miraban con furia.
- Estorbas Cipher – Dijo Gideon apretando el botón para tirar un chorro de agua hacia el globo del payaso. – No dejas preciar a bomboncito.
- Es porque algo tan precioso no merece ser admirada por un despreciable pecoso. – Dijo Bill.
- Retira lo dicho estúpido rubio oxigenado. – Tirando un chorro de agua a la cara de Bill.
- Usted en verdad irse a la casa con el rostro desfigurado. – Apuntando al albino para lanzar el chorro de agua.
- ¡Basta Cipher! – Sintiendo algo extraño en la temperatura del agua. – Demonios esta helada.
- Oh yo también quiero jugar. – Dijo la castaña animada mojando el rostro del rubio. – Tenías calor. - Riéndose al verlo completamente empapado antes de sacarle inocentemente la lengua.
- Estrella... - Gruño antes de mojarla también. – Querida necesitaba refrescarse.
- Oigan chicos dejen de utilizar esas pistolas para eso – Regaño el dueño.
- Cállese – Dijeron los tres al mismo tiempo apuntando al dueño antes de mojarlo.
10 minutos después estaban siendo expulsados de ese puesto.
- Bueno no podremos regresar ahí nuevamente. – Dijo Mabel de forma optimista, mientras terminaba de secarse con una toalla, que le había dado el rubio.
- Los humanos se enfadan tan fácilmente.
- Tal vez si dejaras de convocar magia. – Dijo el albino.
- No he utilizado mis poderes. – Mintiendo.
- Como sea – Acercándose a Mabel. – Quieres ir a otro juego.
- En realidad. – Tomando la mano del rubio – Iré con él.
- ¿Qué? – Quedándose sorprendido. - ¿Él?
- Adiós saco de carne – Sacándole la lengua en forma de burla.
- ¿Qué alguien me explique qué rayos está pasando aquí? – Dijo el chico cayendo de rodillas.
- ¿Creo que nosotras podemos decirte? – Dijo Candy junto con Grenda.
El chico albino escucho atentamente todo lo que dijeron las amigas de Mabel, todo lo que había ocurrido y hasta momento en que ellos estaban teniendo una supuesta cita.
- Ellos en una cita. – Quedando con el rostro blanco.
- Y tú eres el mal tercio – Dijo Grenda.
- Mi pastelito ha querido irse a lado oscuro. – Observando a la pareja desde lo lejos.
- Técnicamente no sería tu pastelito – Dijo Candy. – Y será mejor que dejes esos apodos cuando él está presente.
- Si sus celos se sienten desde esta distancia. – Dijo Grenda.
- Entiendo. – Lanzando un pequeño suspiro. – No puedo creer que un triángulo infernal me haya ganado, obteniendo el corazón puro de Mabel.
Mabel se había acercado a un juego de tiro al blanco junto con Bill, quien él veía atento como la chica toma la escopeta de juguete y apuntaba a las figuras en movimiento. Llegando a darle 1/3 de las figuras ganando lo que parecía ser dulces.
- Inténtalo Bill – Señalando el arma de juguete. – Es divertido y puedes ganar dulces.
El rubio tomo el arma observando que solo tenía como munición tapones de corcho, soltó un bufido de burla antes de incinerar el arma con sus llamas y sacara un arma real colocando 3 balas y apuntara a los blancos, llegando a disparar. - Ajaja esto realmente es entretenido. – Terminando de disparar observo como había dejado agujeros en los blancos, casi destruyéndolos. Mabel solo estaba con el rostro rojo de vergüenza mientras veía todo el escándalo que armo, viendo a la gente aterrada. – Oye Estrella, ¿hay más blancos?
- ¡Bill! – Sacándolo del lugar antes de que llegaran los policías y empezaran a interrogarlos.
- ¿Y ahora que hice? – Dejándose ser jalado por la castaña.
Se habían escondido un momento atrás del puesto de espejos. El lugar estaba estrecho pero era lo bastante cubierto para ocultarlos un momento.
- Si quería estar a solas conmigo, no tendría que haberme arrastrado hasta aquí. – Abrazando atrás de su espalda mientras apoyaba su barbilla arriba de su cabeza.
- Bill, no puedes utilizar armas de fuego, ni mucho menos destruir cada puesto que visitemos. – Podría quedarme junto a sus brazos, como la vez que se interpuso entre la discusión de mi hermano y yo. Pero tuve un pequeño rugido de mi estómago interrumpió el momento, escuchando la leve carcajada del rubio.
- ¿Hambrienta? – Viendo como asentía la cabeza con las mejillas rojas idénticas a las manzanas.
Tome su brazo arrastrándolo a un puesto de banderillas, pidiendo dos antes de entregarle una a Bill.
- Ten te gustara – Dando el mordisco a la banderilla sintiendo el sabor de la salchicha y el pan frito, con la cátsup encima. – Es delicioso.
- Otro alimento que no necesito. – Moviendo el palito de un lado a otro. – Los humanos inventan muchos productos extraños los cuales puedan digerir.
- No juegues con el solo cómelo. – Quitándole la banderilla de las manos, para acercárselo a la boca. – Di ¡ah! – Haciendo ella el gesto con la boca, abriendo intencionalmente la suya. Por lo cual el demonio solo podía notar lo adorable que se veía, en vez de darle el mordico al palito de pan; lo aparto y con su mano tomo su rostro para dar una lamida en su mejilla, casi tocando la comisura de sus labios, eliminando un poco de la salsa de tomate.
- Está bueno. – Pasándose la lengua seductoramente por sus propios labios, antes de arrebatarle nuevamente la banderilla. – Tiene razón esta delicioso. – Dando un mordico al palito de pan.
Mabel solo estaba ida, su mente en blanco y el rostro colorado. Acababa el demonio de tomarle el pelo.
- Estrella fugaz que le he dicho de quedarse como boba con la boca abierta. – Lanzando una risita.
La castaña se despertó de su trance antes de dirigirle una mirada molesta y seguirlo. Mientras que Dipper había admirado la escena con la cara aun asombrado de lo que había visto.
- Ese estúpido triangulo acaba de lamer el rostro de mi hermana. – Sacudiendo a su novia. – ¡Lo viste! – Dijo algo alterado.
- Calmado Dipper, solo fue una lamida ni que le hubiera mordido el rostro. – Respondí viendo como mi novio se comportaba como el hermano sobreprotector.
- Tienes razón hay que seguirlos. – Dije de forma determinante.
- Tienes... espera, no Dipper – Tratando de detenerlo, pero era arrastrada.
Los dos habían llegado a la pareja sorprendiendo el castaño al rubio empujándolo por la espalda con una patada.
- Los veo muy aburridos. – Mostrando un semblante serio y oscuro.
- Pino... que oportuno - Dijo con sarcasmo devolviéndole la misma mirada oscura. – Me imagine que pasaría tiempo con Llama.
- Dip-Dip – Abrazando a su hermano mientras señalaba una rueda giratoria. – Trajeron nuevas atracciones como hay en California.
- Mabel tienes el rostro cubierto de salsa – Sacando un pañuelo para limpiarle el rostro con ternura y causarle celos al rubio.
- Yo podía a habérmelo quitado. – Haciendo un leve puchero.
- Lo sé - Dando una sonrisa. Antes de sentir aterrizar sobre su rostro el golpe de una banderilla.
- Upss... pensé que tenía hambre Pino. – Dijo el demonio sin indiferencia.
- Bill – Sintiendo la ira correr por sus venas.
- Déjame limpiarle – Invocando un pañuelo antes de agarrar sus cachetes y restregar el pañuelo por el rostro y acercarse un poco, cerca de su oído. – ¿Qué intentas hacer Pino?
- Lo mismo te digo estúpido triangulo isósceles- Susurrando al mismo tono.
Si un grupo de chicas hubiera pasado por ese lugar y hubieran visto la escena, estarían armando un escándalo de ver a dos hombres atractivos lo bastante cerca. Pero en este caso Mabel solo tomo una foto.
- Servirá como extorsión – Guardando el celular.
- Te daré cinco dólares por la copia. – Dijo la rubia.
- Hecho. – Pasando la foto en un mensaje.
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Desde hace un rato veía el pequeño triangulo moverse de un lado para otro. Estaba aburrida desde que llegue al castillo, mi odioso hermano me ignoraba y me había amenazado de no molestarlo mientras leía dentro de la habitación. Por lo que me encuentro aquí. Observando a mi lindo sirviente hacer lo que parecía un poco de repostería.
- ¡Will! – Llamo la castaña asustando el ente azul en forma de triángulo. - ¿Qué haces?
- Ama Gleeful por favor no lo vuelva hacer, bueno le suplico que no lo haga de nuevo. Si se puede. – Colocando la bandeja de galletas recién horneadas encima del mostrador de la cocina. – El amo Gleeful quería algo dulce mientras esta en la biblioteca. Y me mando hacer galletas caseras.
- Ah ese idiota. – Tomando una entre sus dedos.
- Señorita está caliente – Dijo preocupado.
En cambio la castaña paso la lengua sintiendo el calor y dolor de la quemadura un poco, antes de lanzar un sonido de satisfacción saboreando el dulce de la galleta. – Eso lo sé. – Respondiéndole antes de terminarse la pieza - ¿Puedo tomar otra? – No espero a que respondiera antes de robar otra pieza. De la misma manera.
- Al menos espere a que se enfríen – Suspiro el demonio antes de sacarse los guantes. – De todos modos a que se debe su presencia.
- Estoy muy aburrida. – Lanzando una pequeña sonrisa. – Decidí venir a ver qué hacías. Y viéndote muy animado cocinando, me gustaría una tarta de chocolate pero no de un chocolate común, sino italiano, con relleno de crema de licor de arándanos y avellana, ya sabes que gusto de lo amargo. Y con fresas encima no lo olvides ¿Si?
- Es una golosa en dulces.
- ¿Qué dijiste? – Fulminando con su mirada cian de forma amenazante.
- ¿Quiere cocoa encima? – Dijo el demonio.
- No, tienes razón es demasiado. – Dijo la castaña robando otra galleta. – Perdería mi figura por tu culpa.
- Usted se ve bien – Dijo Will. – Es atractiva a la vista de cualquier caballero.
- Will... - Acercándose al demonio de sueño para tomarlo por los bordes y acercarlo a su pecho, sintiendo como temblaba. – Me siento sola.
- A-ama... Gleeful – Tartamudeando por la cercanía de la chica, siendo esta acción un poco extraña para él, ya que siempre el contacto lo tomo como algo para recibir un castigo o conseguir herirlo hasta tal punto que llegara calmarse, ella y su hermano. - Es normal que se sienta aburrida, puede ir junto a su hermano a la biblioteca. En un momento llevo esto.
- Tsk... - Chasqueo ante la desaprobación de ir a ver a su hermano. Envolvió sus brazos en la figura triangular. – ¿Qué hay de malo en darte un poco de cariño? Te molesta Will.
- Mucho... - Respondió el demonio un poco molesto. – Evite brindarme ese tipo de afectos. – Desapareciendo de sus brazos, para volver aparecer del otro lado del mostrador. – No le conviene. Usted lo ha dicho.
- Bill se dejaba. – Cruzo los brazos un poco molesta. – Él no protestaba.
- No soy Bill. – Dijo en tono serio. – Tal vez un poco de compañía de su misma especie le haría sentirse mejor. ¿Qué hay de Gideon Pines? o esos chicos que esperan afuera de la mansión, por tener un poco de su cariño o atención. La harían sentirse amada.
- Ellos no lo merecen. – Proteste un poco irritada. – No requieren mi afecto.
- Entonces no merece ser amada. – Otra vez acababa de herir sus sentimientos, era un círculo vicioso que siempre se repetía cuando estaban solos. Y algo que odiaba el demonio hacer. Pero era la única manera de detenerla. – Solo entiéndalo.
- Entonces prefiero no ser amada por ellos. – Dije molesta. – En especial usted.
- Descuide usted no recibirá afecto mío, más el de ser su sirviente. – Hizo una reverencia.
Salió de la habitación dejando a la chica sola, antes de que ella tirada la bandeja al suelo. Estaba molesta, tenía ganas de llorar. Pero ella era conocida por no mostrar debilidad ante pequeñeces, por lo que solo se sentó en el suelo de la cocina. A cubrir su rostro entre sus rodillas.
•| ⊱★⊰ |•
- Digan me ¿Por qué estoy haciendo esto? – Observando como el señor le ponía las sujeciones de seguridad, mientras veía a la chica animada y su hermano colocando una sonrisa siniestra, mientras a la rubia fuera del juego. - ¿Qué es esto?
- Oh Bill, disfrutare ver esto. – Dijo Dipper. – Solo un pequeño juego que se llama "El vals de las sillas locas".
- Sera divertido. – Dijo Mabel dándole una sonrisa.
El demonio solo sintió un dolor fuerte en los oídos al escuchar la música electrónica, era un sonido peor que la muerte, una de sus mayores debilidades; quería liberarse de las ataduras pero sintió como empezó a moverse el aparato dando vueltas alrededor de arriba a abajo, un poco lento e inesperadamente rápido. El rubio solo deseaba que esto se detuviera mientras sudaba frio y jadeaba ante los movimientos bruscos y el sonido que era una tortura para él. Dipper estaba disfrutando ver al demonio sufrir y tener su venganza.
- Vamos levanta las manos Bill. – Dijo el castaño riendo al ver la expresión del otro.
- Dipper creo que no se siente bien. – Dijo la castaña notando como el demonio estaba con el rostro inexpresivo y de una manera ida.
- Él está bien, lo anda disfrutando.
- ¡No, no lo estoy Pino! – Encajando las garras en la sujeciones. – ¿Qué clase de tortura es esta? En qué momento se volvieron como esos engendros.
- Dipper. – Dijo Mabel algo preocupada.
Su hermano seguía ignorando la petición de su hermana, él disfrutaba de su venganza hacia el rubio. En cambio Bill solo sentía que el dolor no paraba, no era la clase de dolor que él solía disfrutar. De repente sintió como una mano tiraba de la manga de su camisa observando de reojo a la castaña, viéndolo con sus ojos color avellana de forma preocupada por él. Su mano acaricio su mano enguantada haciendo que él se aferrada a la suya, como un bote salvavidas, sujetándola y entrelazando sus dedos.
- Solo mírame. – Dijo la castaña suavemente para que volteara a verla directo a su rostro. – Es un poco extraño, lo sé. – Sonrojándose al sentir su mirada ámbar sobre la suya.
- No, es reconfortante. – Si pudiera le hubiese dado un beso en la frente o cualquier parte de su rostro, pero solo se conformaba en ver su cara. De repente el sonido que escuchaba ya no le presto importancia, ni la sensación de las vueltas que eran un poco violentas. Él solo tener un poco de contacto de ella, aminoro el dolor.
- Oh no – Dijo Dipper algo molesto, al ver que su plan fallo.
Bajando del juego mecánico Pacifica se acercó a su novio para mostrarle el video que tomo. Pero ambos vieron como la pareja bajaban del juego muy contentos. Oh si el plan de Dipper Pines para molestar a su ex enemigo fallo. En cambio noto que el demonio seguía sujetando la mano de su hermana sin llegar a soltarla.
- Bill el juego termino – Señalando las manos unidas de él y su hermana.
- Eso lo sé Pino. – Aun sin soltar la mano de la castaña.
Mabel solo acerco un pañuelo a su rostro para limpiarle el sudor haciendo que él se inclinara para recibir su atención. Observando con descaro como su hermano solo se tragaba sus celos de hermano sobreprotector.
- Debiste pasarla mal. – Terminando de limpiar su rostro. –Ehm... tú parche ¿Puedo? – Dijo tímidamente.
- Descuide puede quitarlo sin miedo. – Sintiendo sus dedos retirarlo con delicadeza, para terminar de limpiar la zona. – Despacio Estrella fugaz, hágalo suavemente~
- Sí. – Pasando el pañuelo por encima de su parpado hasta su mejilla.
- Así. – Lanzando un leve gemido de satisfacción. – Mmm...
- Bill...
- No seas tímida.
- No, lo soy... - Limpiando con cuidado. - ¿Se siente bien?
- Sí.
Pacifica solo miro al otro lado con un sonrojo en su rostro y una sonrisa tonta, mientras que Dipper aún no podía creer la actitud que tenían estos dos.
- Dipper esto parece la escena más caliente y pornográfica que he visto en mi vida. – Susurro entre risas.
- Paz deja de decir esas cosas – Dijo el castaño entre la vergüenza.
Llego Wendy con Robbie a donde se encontraban las otras dos parejas, observando la escena que le parecía muy tierna.
- Escucho la palabra cuñado muy pronto. – Dijo la pelirroja al oído del castaño.
- No, Dios eso no. – Dijo Dipper negando con las manos.
- Es broma.
- Eso quiero creer. – Viendo a su hermana pegada a él.
- Oigan creo que ya es momento de que ustedes dos entren ahí – Señalando el túnel del amor y banderillas. – Robbie y yo acabamos de ir, así que Dipper y Pacifica... - Tomando a la pareja para empujarlos al lugar. – Vayan o revelare el video embarazoso Dipper. – Amenazando al castaño.
- Eso es trampa. – Dijo el castaño resignado antes de ir con su novia a tomar el bote.
En cambio Wendy y Robbie intercambiaron una mirada antes de tomar a Mabel y al demonio de los hombros.
- Sí es el símbolo del Corazón emendado, será mejor que tengas una buena excusa para tal atrevimiento. – Amenazo al chico gótico sintiendo la presión en sus manos.
- Oh cállate un día me lo agradecerás. Aunque no esté de acuerdo con esto. – Empujándolo dentro del bote.
- Cierto – Empujando a la castaña dentro del bote y lanzándole una bolsa de algodón de azúcar. – Ahora no quiero que salgan de ahí hasta que termine la vuelta. – Empujando el bote para que empezara andar.
- ¡Esperen! – Dijo la castaña antes de ver que había empezado a moverse el bote y habían entrado al túnel.
Si alguien le hubiera dicho que se iba quedar atrapada en un bote con destino al túnel del amor, con un demonio que justamente odia lo colorido y lo adorable en ver osos, y corazones colgados arriba del techo, sin olvidar la simulación de estrellas falsas que se caían de lo mal pegadas. Lo hubiera pensado dos veces. Pues justamente lo veía irritado de escuchar la misma música repetitiva del lago de los cines, con una bolsa de algodón de azúcar colorido de por medio.
- Esto es horrible. – Susurro para sí misma, mientras arrancaba de la bolsa un pedazo de algodón de azúcar.
- Salgo de una tortura para entrar a otra. – Dijo el rubio observando la decoración del lugar. – ¿Qué Pino y Hielo se aliaron para torturarme este día?
- No creo que dure demasiado. – Dije entre risas mientras arrancaba otro pedazo y me lo llevaba a la boca de lo nerviosa que estaba, el estar a solas con él.
- Ya que estamos aquí, debo decirte algo. – Dijo Bill. – No podrás utilizar la llave por un buen tiempo.
- ¿Sucede algo? – Pensando que lo había llegado a molestar lo suficiente, para incomodarlo o ya no querer verme. – Lo siento – Lo dije sin pensar mientras tomaba otro trozo y lo comía.
- No estoy molesto ni mucho menos es que desea verte. – Recordando que tenía que soportar a un par de gemelos y un demonio sumiso. – En realidad iba pedirte que me dejes estar aquí. – Dije ocultando el leve sonrojo que trataba de disimular.
- ¿Tú quieres estar aquí? – Estaba tan feliz que de la emoción tome un puñado del algodón comiéndolo tan de prisa. Que no sabía que pensar. Hasta que sentí una mano acariciar mi cabeza con tanta ternura.
- Estrella, deja de comer pareces roedor. – Riéndose al compararla con un hámster por las mejillas retacadas de algodón que tardaban en disolverse. – Demasiada azúcar en usted es imposible pararla.
- Te...quie...lo – Pronuncie la palabras un poco ahogada del dulce y con la mente en blanco, tenía mi corazón latiendo. Quería decirle lo que sentía, confesarle. A pesar de ser un ambiente poco romántico o favorable en esta situación.
Bill en cambio lo que escucho de la castaña no le entendió nada en absoluto, ni mucho menos leyendo sus pensamientos. - ¿Tequila? – Dijo aun confundido. - Usted no toma bebida alcohólica Estrella fugaz. – Riéndose un poco. – Pero no es algo que pueda concederle.
- No... se equivoca. – Pasándose el bolo de azúcar sintiéndose asqueada. – Yo quería decirle...
- Termino el viaje. – Dijo el señor interrumpiendo a la castaña mientras detenía el bote. – Bajen muchachos o quisieran otra vuelta.
- No lo creo – Dijo el rubio levantándose del bote, extendiéndole la mano a la chica. – Salgamos de este viaje infernal.
Llegando a estar un poco reunidos con sus amigos y su hermano, antes de que el demonio la detuviera y le entregara la botella.
- Tome su tequila. - Mabel tomo la botella soltando un suspiro y con las mejillas rojas, antes de dirigirse a sus amigas.
Wendy se acercó a ella para darle un codazo y preguntarle.
- Pudiste decirle, mantener a tu hermano alejado es difícil.- Dijo la pelirroja viendo la botella en las manos de la castaña – Woow chica eso es fuerte te lo tomaras.
- Creo que me entendió mal. – Entregándole la botella. – Me puse nerviosa y comí mucho algodón de azúcar, demasiado que se me quedo pegado en el paladar.
- Bueno no imagine que sucedería esto. – Observando la botella.
- No, esto no puede quedarse así. – Dijo Candy antes de observar que el día había pasado rápido y ya estaba metiéndose el sol. – Es enserio. – Exclamo la chica de lentas mientras veía más atracciones.
- Ya se más puestos de juegos. – Señalo Grenda.
- No ya no tienen vetados. – Dije pateando una roca.
- Que me dices de esos juegos mecánicos. – Dijo Wendy.
- No le agrada ser torturado con música pop electrónica ni mucho menos las velocidades.
Las chicas pensaron un buen rato, se suponía que querían ayudar a la castaña en su cita. Pero entre los celos de Gideon y Dipper siendo el hermano sobreprotector, solo hacían arruinar su plan. Fue hasta que Grenda y Candy observaron la rueda de la fortuna; cuantas películas románticas habían visto para ver una escena perfecta de dos jóvenes enamorados, dentro de la rueda de la fortuna en una tarde-noche con las luces de la feria, dando todo su esplendor en el pueblo.
- Lo tenemos – Dijeron amabas chicas tomando a la castaña de la mano.
- Súbete a la rueda. – Dijo Candy. – Es perfecto.
- Si como la película de The Notebook – Dijo Grenda. – Cuando Noah se busca subir a la rueda para declarar su amor a Allie.
- Claro que no la harás de esa forma, sino sentada. – Recordando esa escena en que el joven escalaba la rueda de la fortuna y se colgaba. – Vamos ve.
- En este momento. – Dije un poco nerviosa al verlo junto con mi hermano y su novia.
- Descuida detendremos a Dipper.
- Oh a Gideon. – Dijo Candy.
- De acuerdo. – Respirando hondo antes de dar el primer paso.
Mabel se acercó un poco temblorosa al demonio sueño, antes de sujetarse de la manga de su camisa y lanzar una mirada determinada.
- Usted ha estado actuando extraño. – Mostrando una sonrisa. – Me explicaras el ¿por qué?
- Ven... - Dije con mi voz ronca, antes de tirar suavemente de su manga y guiarlo hacia la dirección de la siguiente atracción.
- Esperen ¿A dónde van? – Dijo Dipper siendo retenido por su novia.
- Tengo hambre déjalos un momento. – Arrastrándolo a un puesto de comida.
- Oigan ¿A dónde cree que va Cipher? Y con malvavisco. – Dijo el albino viendo irritado a la pareja, siendo bloqueado su paso por las dos amigas de Mabel. - No, esperen no los dejen solos.
- Ven con nosotras a los juegos. – Dijo Grenda arrastrado del brazo al chico.
- Nos debes muchos premios. – Dijo Candy.
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El sonido de la maquina trabajar mientras se elevaba el lugar donde estaba sentada la pareja, esta vez no habría comida de por medio, o la venganza de un hermano. La chica miro asombrada como iban subiendo arriba de la rueda, viendo una vista del lugar en diferentes posiciones. Exactamente 2 minutos en cada posición donde iba subiendo el asiento.
El primero en hablar fue el demonio para llamar su atención, viendo los gestos que hacia la adolescente ante la atracción, a la que fue arrastrado obligatoriamente; por lo visto que no era mala ni molesto el juego.
- ¿Le gusta las alturas?
- Me aterran – Dije afirmando mi miedo. – Pero... - Volviendo a ver la vista. – No estoy asustada si estoy aquí con alguien.
- Soy su soporte de seguridad.
- Se podría decir. – Soltando una risita antes de volverme a recordad el objetivo que había planeado antes de venir, confesar mis sentimientos. Moví mis dedos para calmarme un poco antes de girar mi rostro, topándome con su ojo ámbar afilado. Sentí la sangre venir a golpear mi cara, no sabía que decir. Jamás me había sentido así con un chico. Mi corazón latía más rápido a cada minuto, sabía que si no lo decía ahora se acabaría esta oportunidad. Me arme de valor para decir la palabra nuevamente. – Te quiero... - Sin quitar la vista o retroceder espere su respuesta. Pensé un momento que no me había escuchado, hasta que escuche una leve risa.
- Ya me lo había dicho. – Dijo Bill.
- Pero no de esa manera, estaba confundida esa vez. – Dije un poco avergonzada. – Tú me dijiste que me amabas incluso no pude responderte en ninguna vez. Solo decirte tontamente "Me gustas". – Tratando de aclarar mi respuesta. – Lo que quiero decir es que yo... también te amo.
Bill tomo su rostro mientras tarareaba contento antes de darle una sonrisa maliciosa. – Me estás diciendo que jugo Estrella fugaz, mal, mal... no estaba siendo sincera con sus sentimientos. – Pasando un dedo por sus labios. – Merece un castigo. – Acercándose a su odio. – Pero yo determinare el castigo en su momento. Solo téngalo en mente. –Susurro de forma seductora y ronca.
- Bill... - Sintiendo su corazón martillar más fuerte.
- Quieres ver un truco. – Abrazando a la castaña cerca de él. – Solo cierre sus ojos. – Mabel cerró los ojos antes de escuchar el tronido de los dedos.
La vuelta había terminado y en cuanto el dueño abrió la compuesta del vehículo. No había nadie en su interior.
- ¡¿Eh?! – Busco el dueño dentro. – Juraría que había una pareja aquí adentro.
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- Abre los ojos Estrella fugaz.
Notando como la chica se reincorporaba en sus brazos admirando la nueva vista que le brindaba. Un campo lleno de pequeñas flores conocidas como "Baby Breath" notando el lugar un poco desolado. Pero lo que le llamo la atención fue el cielo despejado, viendo las estrellas.
- Es hermoso. – Sus ojos se iluminaban de alegría, antes de dar el primer paso y ver como salía del interior de la hierba y flores, una luciérnaga. – Bill hay luciérnagas. – Corriendo felizmente mientras daba pequeños giros para hacer aparecer los insectos flotando a su alrededor. – Ven te aseguro que esta vez no te tirare. – Extendiendo sus brazos.
En cambio el demonio solo lanzo un resoplido antes de llegar corriendo hacia ella y alzarla entre sus brazos dando pequeñas vueltas, escuchándola reír suavemente. A pesar de la diferencia de estaturas se veía tierna entre sus brazos. No pudo evitar besar su mejilla antes de caer juntos sobre la hierba fresca. Riéndose a carcajadas ambos.
- Estás loco – Colocándose encima de su pecho.
- Oye yo estoy loco querida. – Respondió mientras pasaba su mano por un mechón de su cabello.
- ¿Dónde estamos? – Notando que estaban algo lejos de la feria, pero podía escuchar la música a una cierta distancia.
- ¿Quién sabe? Importa – Abrazándola de la cintura para atraerla nuevamente a su pecho, depositando su cabeza. – Escuchas.
- Eso es...
- Pero he notado que el tuyo no para de golpear fuertemente. – Besando su frente.
- Es porque haces las cosas muy deprisa – Sintiendo su cálido contacto.
- Deseaba estar con usted. – Depositándola suavemente en la hierba para quedar encima de ella. – Puedo hacer un trato con usted. – Besando sus labios amorosamente, antes de separarse de ella.
- ¿Qué es?
- Permítame acceder a su paisaje mental.
- ¿Qué obtengo? – Dije aun sabiendo cuales son las consecuencias.
- Usted pone las reglas. – Esperando su respuesta.
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Continua
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