[20]-¿Qué trataste de decir?
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Capítulo XX: ¿Qué trataste de decir?
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Mabel estaba sentada en el porche de la entrada a la Cabaña del Misterio Shack, jugando con sus dedos con algo de ansiedad. Era conocida por ser una persona hiperactiva al tratar de concentrarse o enfrentar un problema. Escucho el sonido de una campanilla, observando desde lo lejos que llegaba en una bicicleta de montaña la chica pelirroja, algo sudorosa y agitada por el viaje, dejo su bolso corriendo hacia la joven. La adolescente levanto una mano en forma de saludo, antes de ver como la pelirroja se acercaba a bombardearla con la primera pregunta.
- ¡¿Cómo sucedió?! – Sus ojos verdes estaban llenos de dudas, sorpresa y algo exaltada. Quería saber todo con detalle de la primera experiencia sexual de la chica. Antes de ver a la castaña hacer una leve encogimiento de los hombros, como señal de "no lo sé, solo sucedió" por lo que rodo los ojos por lo obvio del ambiente, donde estaban teniendo la plática. – Sabes que debemos ir a la base secreta. – Haciéndole una seña a la castaña para que la siguiera adentro de la cabaña, hasta llegar a las escaleras que conducían a la azotea. Por suerte cuando reconstruyeron la cabaña, se acordaron de hacer este lugar, pero un poco más cómodo y privado para la familia. Asegurándose de que nadie estuviera a su alrededor, antes de cerrar la puertilla. Se dirigió a la adolescente para iniciar con su conversación femenina. – Okey, Okey... solo dime, ¿lo hiciste?
- Sí... - Asintió levemente con las mejillas teñidas levemente de un color rosa.
- ¡Oh Dios! Mabel eres un pillín*, pero muy mal niña, debes usar protección. ¿Qué no te enseñaron eso en la escuela? – Soltó un sonido de burla antes de seguir con la plática. – Bueno yo también hice eso la primera vez. – Menciono. - ¿Ya lo tenías planeado chica del romance? – Dando un pequeño codazo amistoso.
- Vamos Wendy, no sabía que sucedería. – Dije antes de soltar un suspiro y tirarme en el piso y observar el cielo entre los colores del atardecer; un amarillo brillante, un naranja a su alrededor, fundiéndose en el suave azul oscuro con el rosado fucsia. - ¿Qué debo hacer?
- Tomaste la píldora tal como te dije.
Recordando el texto que le envió antes de asentir levemente su cabeza. – ¿12 horas la siguiente?
- Exacto. – Sabiendo que había entendido muy bien su mensaje. – Tendrás cambios muy drásticos hormonales, pero nada que se pueda calmar con un poco de charla y helado. – Aclaro lo terrible que podría ser la píldora. – Bueno oficialmente fuera virginidad, pero no vuelvas a tomártela seguido son solo tres veces al año. – Dijo en medio de amenaza, antes de retomar la plática con una sonrisa. - ¿Y quién fue el chico que hizo tú romance épico de verano? – Estaba ansiosa por saber qué clase de chico, capturo el corazón de la chica aficionada por los suéteres y adicta a los dulces de koala.
- No vayas a entrar en pánico. – Recordando cuando Pacifica había entrado en pánico en su habitación.
- Mabel, vamos no puede ser tan malo. Acaso es un ser mágico vagabundo, drogadicto, psicópata o tal vez un Emo depresivo extremista. – Riendo de este último. – Así que dime ¿Quién es? Espero que no sea vampiro.
- No. – dijo ella. - Bill Cipher. – Solté el nombre en calma y lo suficiente audible para que ella pudiera escuchar.
El rostro de la pelirroja se desencajo, cuando escucho lo que creía a ver escuchado. - ¿Bill Cipher? – Viendo como ella asentía nuevamente. – ¡Woow! esto... es un poco. – Observando nuevamente el rostro de la chica para ver que no fuera una broma, aunque conociéndola lo suficiente, sabía que esto no era una broma. – ¡Vaya! Quién lo diría... ese sujeto, ese demonio... con cuerpo de... – Frunciendo el ceño muy enmarcado en su rostro, antes de sacar un hacha. – Dime que no se aprovechó de ti. – Sus ojos ardían de furia; para ella Mabel era su mejor amiga, una hermana a la cual protegería. Y si llegara a saber que el demonio triangular de un solo ojo se había provechado de su inocencia, ella misma le haría picadillo y se lo daría a comer a los animales del bosque. – Porque si fue así, es demonio muerto.
- ¡No!, no, no, él no se aprovechó de mi - Tratando de calmar a su amiga. – En realidad... yo quise.
- Oh, entonces... - Tirando el hacha. – Fue consensuado. – Soltando risita sin poder creerlo. – Y fue... - Carraspeando su voz. – ¿Amable o rudo?
- Las dos... - Diciendo en voz tímida. – La primera creo que amable, pero creo... que la segunda.
- ¡Espera!, ¿no fue una única vez? – Poniendo los ojos como platos. Antes de mostrar una sonrisa sin llegar a creer lo que decía, aunque todo fuera verdad. – Oye, y ¿estás bien? Sé que la primera vez no es nada agradable. – Pasándose una mano por su pelo.
- Pues, un poco de dolor y calor por usar este suéter. – Abriendo la parte de su cuello y apartando su cabello, para que viera las marcas de los chupetones. – Espero que se quiten pronto.
La pelirroja solo se sorprendió más de lo que podía llegar a ser ese demonio, y se maldijo por un momento como su novio no podía llegar a ser tan salvaje. – Pues Mabel ahora si me sorprendiste, tú y él. Je-je – Antes de levantar un pulgar en forma de aprobación. – Solo que tus tíos te colgaran si se enteran, tendrás que aguantar los suéteres un verano.
- ¿No te imaginabas que iba ser él? - Viendo como la pelirroja no salía del asombro.
- Bueno si, cruzo esa idea por mi cabeza. Pero diablos señorita, todo era muy obvio como te miraba y luego lo atractivo que era. – Recostándose al igual que la castaña antes de lanzar un pequeño suspiro. – Creo que eran señales suficientes para darme cuenta que iba tras de ti.
- ¿Por qué tú y Pacifica pensaban lo mismo? – Dijo Mabel antes de cubrirse la cara de la vergüenza. – Era tan obvio, que ni me di cuenta ¿verdad?
- Niña creo que era cuestión de tiempo. – Dijo Wendy. – Solo que no queríamos aceptar que tarde o temprano empezarías a sentir algo por... el rubio sádico y malicioso. Y creo que no soy la única que piensa eso.
- Espera ¿te enteraste? – Temiendo que la pelirroja se hubiese enterado el incidente en el concierto.
- Tú hermano me lo conto. Y creo que la rubia... de su novia.
- Lo siento, sé que esa noche iba pasarla bien con mis amigos. Pero luego esos sujetos. – Dije furiosa al recordar todas las horribles cosas que le habían hecho pasar.
- Oye, oye calmada. El punto es que estas bien. – Colocando una mano en su hombro para consolarla. – Pero sabes que fue lo que me impresiono después de lo que me conto Dipper y Pacifica.
Miro con curiosidad. – ¿Qué fue?
- Que ese demonio egoísta te rescato y no solo eso, no dejo nadie que se acercara a ti. Dijo Dipper que te cuido toda la noche. – Mostrando una sonrisa. – Creo que fue ahí cuando empecé a ser mis teorías, y vaya que no estaba equivocada. Habrá pasado algo entre ustedes esa vez. No sé, algo que desato esto...
- ¡Wendy! – Exclamo apenada la castaña con el rostro enrojecido. – Solo me cuido eso es todo.
- Está bien, está bien te creo. – Levantando las manos como forma de rendición. – Pero debo decir que te tengo envidia, tan solo mira su cuerpo. Si fuera tú me lo tiro unas cinco veces al día. Creo que ese sería mi límite, bueno hablando de cómo es en la cama... – Soltando una risa. – Puede ser de esos que ni dan respiro.
- Wendy – Interrumpiendo a la pelirroja. – No creo que sea buen momento para hablar como es en la cama. – Indicándole con la mirada hacia la puertecilla debajo de la cabaña.
- Oh cierto, se me olvidaba. Madera sensible. – Sacando la lengua por su torpeza. Antes de continuar con su conversación. – Y que son... ¿novios? ¿amantes? ¿amigos?
- Ehm... no sabría. – Aun no sabía cómo definir su relación con Bill, ya que ella había confesado en el momento que le gustaba, pero en ese momento estaba envuelta en un lio de emociones. Y creo que al momento de tener relaciones solo complico las cosas. Haciendo que él le correspondiera con sus sentimientos. Sin llegar a decirle la verdad de lo que trataba decir. Y permanecer cerca de él en ese momento solo complicaría más su explicación, necesitaba pensar y estar un momento ella sola para aclarar todo esto. – Y si te digo que lo dije por accidente.
- ¿De qué hablas Mabel? – Dijo la pelirroja sin llegar a entender. – ¿Qué fue accidente?
- Creo que en ese momento no estaba pensando bien. – Dijo la castaña un poco confundida. Había admitido que le gustaba, pero fue solo el momento de la emoción cuando había regresado, se sentía feliz por tener éxito en su primera relación. Pero en este momento estando con su amiga Wendy y ya un poco más calmada, y con la pregunta de la pelirroja en el aire. Fue cuando se volvió a cuestionar ¿le gustaba Bill Cipher? No había dicho esas palabras solo por el momento. – Estaba molesta y dolida, pero cuando me beso e hicimos lo que hicimos, lo dije que me gusta. Incluso cuando estuve con Pacifica estaba feliz de decir que me gusta, y que lo había invitado a salir. Pero qué tal si fue solo un sentimiento momentáneo. Como lo fue con Gideon.
- Espera entonces lo dijiste tú – Mirando con asombro a la castaña. – Dices que lo soltaste en el momento y solo fue una aventura de una noche. Mabel no fuiste honesta.
- Si me gusta, pero... no sabría cómo entender este sentimiento. – Respirando profundamente antes de hablar decidida. – Por eso invite a Bill, para aclarar todo.
- Mabel tú... - Soltando una carcajada antes de volver hablar. – Diría que te aprovechaste de ese tonto triangulo. Te diré que solo confesaste que "te gusto" lo que hicieron, pero no dijiste tus sentimientos. Chica eso se llama empatía y creo que los adolescentes utilizan el "Me gustas" y el "te quiero" solo para calmar el momento y no sentirse culpables a la mañana siguiente. Antes de desaparecer, ¡uh! – Haciendo un movimientos de sus manos en señal de salida. – Ni te imaginas cuántos de esos "Me gustas" he soltado en mis relaciones pasadas, antes de llegar con Robbie y decir el "Te amo" que es diferente del "Me gustas".
Fue entonces cuando Mabel recordó como Bill le había confesado amorosamente que estaba enamorado de ella. Ahora se sentía culpable.
- Ahora comprendo. – Antes de lanzar un gemido agotador. – Creo que necesitaba hablar de esto con alguien.
- Si hubieras venido conmigo un poco antes de echártelo.
- No tenía idea que sucedería, todo fue rápido y sin pensarlo.
- Mabel nadie va a la cueva del lobo a beber té. – Dijo Wendy. – ¿Algo debiste hacer para provocarlo?
- Vestirme elegante.
- Tal vez
- Aunque se ensucio la ropa y tuve que utilizar ropa suya. – Aclarando lo que había dicho. – Pero no tenia de mi tamaño, me quedaba larga y un poco holgada.
- Entonces ahí está el motivo. – Asintiendo con la cabeza antes de darle un golpe en la frente a la chica. – ¿Cómo no vas a provocarlo? Si te comportas de esa manera.
- Eso dolió. – Frotándose el golpe en la frente. - ¿Y ahora qué hago?
- ¿Qué haces? – Lanzo un bufido mientras hacía un gesto de compresión, después de acariciar la cabeza de la castaña. – Di lo que sientes, impresiónalo. Claro que su relación es extraña y por supuesto que Sr. Pines no lo tomara bien. Pero si de algo sirve, yo te apoyo con la decisión que tomes. Solo te pido que no condenes el pueblo, si llegaran a cortar.
- Okey, lo tendré en cuenta. – Mostrando una sonrisa. – Solo espero que mañana no tengamos problemas. Podría decir ¿primera cita? – Diciéndolo con más confianza, sin llegar a sentirse confundida.
- Sí, primera cita. – Dando una palmadita en la espalda. – Aunque como lo van haciendo todo al revés ustedes dos.
- Wendy – Protesto de nuevo la castaña antes de hacer un leve puchero. – Solo iremos a la feria.
- Saldrá bien. – Riendo.
- Gracias por conversar conmigo.
- Mabel, somos chicas no nos tenemos secretos. – Dijo Wendy. - Amigas Sis-Sis* - Encarando un puño para que chocara con el de ella.
- Amigas Sis-Sis. – Chocando su puño con el de la pelirroja.
Se dirigieron a bajar de la azotea encontrándose con Melody quien estaba terminando de acomodar la tienda antes de cerrar.
- ¡Hey hola Wendy! – Saludo la castaña clara. – ¿Te quedas a cenar?
- Me gustaría señora de Ramirez, pero debo regresar, dicen los policías que ha habido "supuestos ataques de animales salvajes." – Haciendo entre comillas su frase, sabiendo que no era verdad.
- Bueno ya sabes los rumores, entonces no te detengo. – Dijo antes guardar las llaves de la tienda y entrar a la cocina.
- Sabes que no hay animales salvajes. – Dijo Mabel viendo a la pelirroja soltar una risita.
- Bueno "ese" sé que es un salvaje contigo, por cómo te dejo. – Lanzando un guiño a la castaña, haciendo que se ruborizada al comprender el mensaje.
Dipper entro al recibidor donde estaban su hermana con Wendy, pasando a saludarla. Tenía tiempo sin verla sabiendo que ella estaba trabajando en una tienda ropa, y estaba ocupada con algunos exámenes de ingreso a la universidad.
- Hola Wendy – Saludando a la pelirroja chocando los puños.
- ¡Hey Dip! Veo que sigues con tu investigación, no te quedes atrapado mucho tiempo en ese diario. – Diciendo en tono de broma.
- No, no lo hago. Ya Mabel me dijo que no me metiera demasiado y no desperdiciara el verano.
- Más cuando sales con tu novia. – Picando a su hermano.
- ¡Mabel! – Exclamo avergonzado ocultando un leve sonrojo.
- Woop, Dipper tienes que prestar más atención a tu novia – Dijo Wendy.
- Eso lo sé. Pero resulta que ayer alguien se robó a cierta persona. – Mirando molesto a su hermana.
- La tendrás todo el tiempo. - Dijo la gemela antes de soltar una risita.
- Cierto Dipper, Mabel puede que este ocupada este verano, conociendo más a su romance épico de verano. – Dijo con una sonrisita.
- Dime que no es el repartidor de pizzas – Sabiendo que su hermana es fácil de enamorarse del primer chico atractivo que vea. – Okey, pero luego no vengas llorando como fue con lo de Marmando.
- Eso lo supere.
- Bueno chicos me encantaría quedarme, pero debo regresar y Robbie iba pedir comida. Adiós, nos vemos – Despidiéndose de los gemelos.
- Nos vemos – Diciendo al mismo tiempo ambos.
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- ¡No es agradable estar todos reunidos aquí, como familia! – Exclamo la castaña de ojos color cian sentada en el extremo opuesto de la mesa larga del comedor. – ¿Tú que piensas Will?
- Ama Gleeful, me es grato saber que está contenta de ver que estemos todos reunidos. Pero le recuerdo que el Sr. Cipher no está de buen humor. – Observando a su contraparte como clavaba el tenedor, en lo que parecía a ver preparado el ente demoniaco, un asado de pato.
- Sabes que yo no como, ni lo necesito. – Tirando un cuchillo al demonio triangular azul, antes que él lo detuviera con su magia.
- Por favor limítese evitar atacarme enfrente de los amos Gleeful. – Suspiro el demonio antes de seguir en la misma posición aun lado de los gemelos, portando su delantal de volantes rosados.
- Eres una vergüenza para los de nuestra especie. – Recalco el rubio antes de tomar su copa y beber de ella.
- Por cierto, Cipher he dicho que odio verte en esa apariencia. – Dijo la castaña con una mirada de disgusto. – ¿Acaso estás jugando a ser humano? – Tomando su copa para sorber un poco del vino. – La última vez que recuerdo, estabas gritando como loco que tu portal se había conectado con la dimensión, y habías creado el Raromagedón en ese pueblo ¿Cómo se llamaba? – Dirigiéndose a su hermano.
- Gravity Falls – Dijo el otro castaño con una sonrisa de burla al demonio rubio. – Su reino duro una patética semana, a causa de unos gemelos idénticos a nosotros.
- Solo que más ingenuos y sin poderes. – Dijo la chica en tono de burla. – Cuéntanos Billy como estuvo tu exilio. Veo que la decoración de este lugar ha cambiado demasiado, no recuerdo que fuera tan acogedor. – Mostrando una sonrisa de sarcástica. – Me gustaba la anterior decoración tan... lúgubre de Fearamid*
- Pensábamos que seguirías encerrado en su humilde estatua, siendo el retrete de aquellos animales. – Comiendo de su tenedor una porción del pato.
- En serio estoy esperando a que hayan recogido sus maletas, y se larguen pequeñas sabandijas. – Diciendo con un tono de desprecio en su voz. – Su sola presencia daña el lugar.
- Cálmate Bill – Hablo el chico. – Unos días solo hasta que se calmen las cosas en nuestra dimensión.
- Su estúpida e indiscreta hermana menciono que preño a la chica Llama.
- En realidad es la Srta. Southeast... - Hablo Will antes de recibir el ataque de un cuchillo dirigido hacia él, pero tuvo tiempo para retenerlo. – Amo Gleeful, le pido que deje de lanzarme objetos punzo cortante.
- Estas poco tolerable hermanito. – Dijo la castaña entre una media sonrisa. – Solo estamos teniendo una conversación normal, y actualizando unos cuantos detalles, de nuestras vidas.
- Cambiando de tema – El castaño se dirigió al rubio con una mirada de intriga. – Tenemos un inquilino más en este lugar ¿alguien que nos ocultes Bill?
- Espera ¿hay alguien más aquí? – Dijo la chica. - ¿Quién? Esperen, esperen... no me digas Billy. Tienes necesidades, lo sabía. Por eso estaba esa súcubo rosado, ya veo.
- Ella es solo una de mis amigas. – Encajando las garras en la mesa. – Así que deje de sacar deducciones innecesarias.
- De acuerdo. – Cruzando los brazos.
- Pero "esa" cosa no se acercaría a las flores, ni mucho menos a la cómoda de ropa interior. – Dijo el castaño. – Incluso algunos cuartos fueron visitados, y sin olvidar que el baño fue utilizado. – Observando como el rubio solo lanzaba una pequeña maldición por lo bajo, y como sus dedos golpeaban la tabla de roble oscuro de la mesa fina. – Cipher porque todavía sigues en esa apariencia. ¿Y dónde está el huésped?
- Entonces si hubo alguien. – Dijo la chica levantándose de su asiento y dirigiéndose hacia al rubio, para abrazarlo cariñosamente del cuello. – Oh Billy~ solo tenías que decir que trajiste una mujer de la noche. – Diciendo con ternura y burla en su tono de voz, mientras pasaba sus manos por el cabello del rubio, revolviendo su pelo. – Después de todo tiene necesidades, y un poco de diversión alivia el estrés de estar encerrado.
- Retira sus manos querida. – Tronando sus dedos para hacer aparecer unas cadenas azules apresándola del cuerpo. – No olvide que está en mis dominios, y quien te dio esos poderes que tanto presumes con orgullo. Y lo fácil que puedo destruir su inútil gema en cuestión de segundos. – Tocando su gema color turquesa que resplandecía sobre su diadema oscura. – Tan frágil solo es necesaria una pequeña presión.
- ¡Cipher! – Llamo el castaño tratando de obtener su atención. – Libérala.
En cambio Will se acercó inmediato a retirar su mano de la gema, apartándolo en un movimiento brusco, consiguiendo lacerar la palma del rubio. Mostrando una mirada oscura y helada en sus ojos color azul Prusia, su pupila afilada. Inhalando y exhalando bruscamente al ver como su dueña lo miraba con los ojos entrecerrados al sentir el peso de las cadenas envolverla completamente, siendo arrastrada al suelo.
- No vuelva a tocar su gema. – Tratando de sonar lo más calmado. – Y le pido que la suelte a la Sra. Gleeful.
- Vaya su perro es muy educado, ladra tan bien. – Observando la herida en su mano cómo se regeneraba poco a poco. – Antes de soltarla quiero que pase su lengua por la suela de mis zapatos como forma de disculpa.
- ¡Eso jamás! – Soltando una pequeña liberación de energía en la habitación tornando el ambiente frío, y asiendo que los presentes sintieran sus cuerpos helados. – Libera tus cadenas.
- Siempre tan emocional que ni llegas a controlar tus poderes. – Haciendo desaparecer sus cadenas del cuerpo de la chica, escuchando los repentinos tosidos y la inhalación acorta y brusca de aire. – No exageres. – Dirigiéndose a salir de la habitación.
- No aguantas... una simple broma. – Soltando una pequeña risita.
- No molesten, y tal vez reconsidere darle alojo por más de unos días.
La chica solo chasqueo la lengua por desaprobación por lo que dijo. Recobrando la compostura y alisando sus ropas, antes de recibir la mano del demonio peliazul, ayudándola a levantarse del piso. Y ocultando un leve sonrojo antes de retirar su mano de su contacto. – Y tú... te he dicho que odio esa apariencia, la detesto.
- Enseguida ama Gleeful. – Cambiando a su apariencia de un simple triangulo. – Lamento el pequeño problema – Observando a su alrededor con su único ojo, la habitación que ahora era más oscura con una leve capa de hielo en el tapiz y la mesa, y con un ambiente más frío.
- Pequeño – Dijo el chico. – Estamos a menos 12°C Will.
- Lo lamento mucho – Brotando lágrimas de su ojo. – No era mi intención, estaba en rabia. Y él no la soltaba, e iba a destruir su gema.
- Porque mi hermana se lo busco.
- ¿Yo me lo busque?, tú saliste con lo del inquilino. – Tratando de defenderse.
- Pero yo no hice contacto físico.
- De todos modos esta raro, él si se dejaba. – Tomando la copa de donde antes estaba sentado el rubio, para después lanzarla contra la pared. Haciéndola añicos y soltando un pequeño gruñido de frustración. – Está muy raro, no es nuestro Billy.
- Solo déjalo. – Dijo su hermano antes de salir de la habitación.
- Ama Gleeful...
- Vete. – Diciendo secamente la palabra. Haciendo que el demonio se fuera de la habitación. Dejándola sola.
Mabel se encontraba dando vueltas en su cama, no podía conciliar el sueño por más que intentaba cerrar los ojos, aquellos pensamientos le invadían nuevamente.
Estaba feliz pero a la vez confundida, se repetía una y otra vez la misma pregunta. ¿Lo amaba? O ¿Fue solo un capricho egoísta?
Su hermano se despertó al verla removerse entre su cama, se levantó quedándose sentado, antes de lanzar un bostezo y preguntar.
- ¿Otra vez las pesadillas? – Pensando que su hermana tendría problemas nuevamente, y que posiblemente el demonio haya roto su trato.
- No... eso ya no es un problema. – Fijando mi mirada en mi gemelo. – Oye, Dipp.
- ¿Qué pasa? – Mostrando una sonrisa calmada.
- ¿Eres feliz con Pacifica siendo tu novia?
- ¿Qué?... porque lo dices tan... de repente - Tornándose sus mejillas rojas.
- Solo quiero saber.
- B- Bueno soy... muy feliz, espera ¿algo dijo ella? Te menciono algo que no le gustara.
- No, es solo que... - Dudando si decirle o no su situación. - ¿Qué tanto has avanzado con Pacifica? Se han ¿besado? ¿algún contacto más allá que un apretón de manos o un simple abrazo?
- Mabel no te diré nada de eso. – Ignorando lo que dijo anteriormente su hermana. – Es privado, y si llegara ir lejos con ella. Sí, utilizaría protección. – Tapándose con la manta.
- Pero la amas
- ¡SI LA AMO! – Dijo las palabras un poco precipitado. – Mira no iría tan lejos si no es con la persona que amo. Ella debe estar de acuerdo y saber mis sentimientos al igual que los suyos.
- Ya veo.
- Mabel ¿segura que no tienes algo que decirme? – Sabia que su gemelo le ocultaba algo, pero cuando se trataba de ella se lo hacía saber tarde. – Has estado muy rara estos días y dudo mucho que Wendy ni mucho menos Pacifica me lo digan.
- Es un problema... tal vez de amor. – Dije sabiendo el sermón que recibiría de mi gemelo.
- ¿Estas enamorada de alguien? – Viendo como la castaña asentía levemente con la cabeza. – ¿Alguien que conozco?
- Sí.
- ¿Amigo de nosotros?, ¿alguien del grupo de Wendy?, ¿El repartidor de pizzas? – tratando de pensar que sujeto robo el corazón de su hermana.
- Ninguno.
- Espera podría ser que conociste alguien antes de salir de vacaciones. – Sabia que su hermana anteriormente tenia a varios admiradores en la escuela, pero ninguno tenía buenas intenciones con ella, excepto el chico del taller de música. - ¿Alguien de la escuela?
- ¡No! – Soltando un suspiro antes de decirle la verdad. – No es ninguno de aquí, ni mucho menos es nuestro amigo. Mas bien es alguien odiado.
- Alguien odiado... - El único ser despreciable que se le venía a la cabeza y que casi llevo al pueblo a un infierno, le hizo ver a su hermana con el rostro lleno de sorpresa y horror. – No me digas que...
- Sí.
- Estas demente, estamos hablando de Bill Cipher. – Estaba sudando frío y su piel se había puesto pálida. Un escalofrío viajo por su espalda. – Es broma ¿verdad?
- No.
- Mabel no puedes estar hablando enserio, ese sujeto no le veo una pizca de bondad. – Recordando cuando llego a la cabaña y su apego a molestar a su hermana y a él. – Definitivamente debe ser un error.
- Y si te digo que yo le gusto.
- Estaría tratando de engañarte como las otras veces. Busca algo de nosotros para vengarse.
- Lo dudo mucho. – Dije todavía calmada.
- ¡Ahg! – Jalándose los cabellos – ¿Cómo puedes confiar en él? Durante la mitad del verano has confiado en él, ¿acaso lo perdonaste por todo lo que nos hizo pasar? – No quería aceptar que su enemigo en algunas ocasiones les había ayudado. – ¿Es porque te pudo proteger? – Agachando la mirada. – Te sientes más segura... que incluso acudes primero con él. Mabel yo...
Mabel se levantó de su cama para acercarse a su hermano y colocar una mano sobre las suyas, haciendo que levantase la mirada para brindarle una sonrisa.
- Tontito – Jalando su cachete. – Tú siempre serás mi héroe.
- Entonces ¿Por qué sientes que te gusta?
- Porque no sabría cómo decirlo, también siento algo por él. – Mostrándose feliz. – Y siento que no fui lo suficiente sincera con mis sentimientos, hacia él.
- ¿No lo sabes? Y él te lo dijo primero.
- Fue un impulso, estaba demasiado confundida con el beso que incluso solté el "me gustas" haciendo que el dijera todo lo que sentía por mí y se me confesara. – Tirándose al colchón antes de tomar la almohada y ahogar un grito. – Soy terrible verdad.
- Él te beso – Con el rostro en blanco. – Él te beso...
- Por eso quiero decirle lo que en verdad siento, no me importa si se burla. Yo se lo haré saber. – Diciendo de forma decidida. – Gracias Dipper creo que ya me siento mejor. – Abrazando a su hermano. – Ahora sé lo que tengo que decir.
- Ahora yo soy el confundido. Mi hermana enamorada de un ser maligno.
- Okey, buenas noches Bro-Bro.
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- Debes tener agallas para invadir esta habitación. – Dijo Bill. Hacia la figura masculina del castaño que estaba oculto entre la penumbra oscura de la esquina de la habitación. – Si no mal recuerdo tienen prohibido subir a esta parte del castillo.
- ¿Galletas? Enserio comes – Observando la bolsa que estaba enseguida de la mesita decorativa. - ¿De dónde sacaste esto?
- No lo sé – Ignorando las preguntas del castaño.
- ¿Y qué clase de figura es? – Tomando una de la bolsa y darle un mordisco. – Aunque tiene buen sabor.
- Aleja tus sucias manos de lo que no le pertenece. – Dirigiéndole una mirada llena de odio hacia el chico.
- ¿A quién escondes? Y ¿Dónde está la bella dama? – Caminando por los alrededores de la habitación. – ¿Vendrá esta noche? O ¿traes una diferente?
- Ocúpese de sus asuntos y deje de indagar en los problemas de otros. – Sentándose en el sillón.
- Vamos Bill, mi hermana y yo hemos leído e investigado lo suficiente de ti y de Will, para saber más de ustedes. – Mostrando una sonrisa divertida. – Y estoy seguro que usted está pasando mucho tiempo con alguien de esa dimensión, y tenga presente que me enterare de su presencia tarde o temprano.
- Pues disfrute su búsqueda. – Dijo el rubio. – Solo no se demore.
A la mañana siguiente Pacífica y Wendy habían llegado a la cabaña junto con las amigas de Mabel, sacando a Dipper fuera de la habitación. Excusándose las chicas que debían arreglar a su hermana, para la supuesta cita. En cambio el castaño no había dormido nada tras la pequeña conversación que tuvieron anoche en el dormitorio, seguía con el rostro desencajado y un rostro preocupado. Se debatía entre decirle a su tío Ford, pero solo conseguiría hacerla enojar. Si le dijo todo esto es porque confiaba en él como su hermano. Y porque apoyaba su decisión ¿o no?
Se sentó un momento en la sala hundiéndose en el sillón antes de encontrarse que tocaban la puerta, se dirigió abrirla para ver parado a Gideon con un parche color blanco y su conjunto de ropa casual como así decirlo de jeans azul oscuro y una camiseta blanca en "V", sobre una camisa color azul celeste.
- ¿Gideon? – Dejando pasar al albino. – También estas del plan de las chicas. – Cruzándose de brazos. - ¿Cuántos más lo saben? – Diciendo molesto.
- De que hablas yo vine porque me invitaron. – Sacando un calendario. – Hemos planeado esta salida hace tiempo, las chicas y yo. Después del horrible incidente en la que se vio involucrada mi malvavisco.
- ¡Woow! espera ¿tú no lo sabes tampoco? – Sorprendiéndose aún más que le llamara a su hermana con apodos tiernos.
- ¿Saber qué? – Dijo el albino.
- La cita
- ¿Qué cita?
Pero fueron interrumpidos cuando entro su Tío Ford para ver a los dos chicos.
- ¡Oh! Ya están en la etapa – Viendo que estaban aquí su sobrino y su amigo. Escuchando que había tanto alboroto arriba. – Irán a la feria del pueblo.
- Así es Sr. Pines – Dijo Gideon.
- Ya veo tiempo de relajarse y divertirse. – Dijo un poco emocionado. – Saben yo casi no fui bueno con las mujeres, más bien era hombre de ciencia. Pero mi hermano Stan, tuvo algunas citas en la adolescencia. Tal vez podrían tener algunos consejos.
- No gracias, no quiero pasar de nuevo por esa incomoda platica. – Se excusó Dipper.
- Yo paso.
- Bien.
- Me da igual, como si no supieran los humanos que hacen en una relación.
Los tres se giraron a ver al rubio que estaba recargado en el marco de la puerta con una sonrisa socarrona en su rostro, cruzando los brazos.
- Well meet again, don't know where, don't know when~ - Entonando una canción que conocía Stanford y despreciaba mucho. – But i'm sure we'll meet again some sunny day~.
- ¡Bill! ¿qué diablos haces aquí? – Dijo Ford molesto.
- Relájate Seis Dedos, vengo aquí a divertirme y pasar un rato agradable en esta dimensión.
- Y vienes al lugar equivocado. – Señalándole la puerta. – Así que evita involucrarte con esta familia, te estoy dando la oportunidad de retirarte sin que mi sobrina deba defenderte otra vez.
- Muy gracioso Seis Dedos. – Golpeando su hombro. – ¿Pero qué crees?, Estrella fugaz me llamo a mí.
- ¿Qué estas tramando? – Frunciendo el ceño. – Esto no me agrada.
- Cipher que planeas hacerle a mi malvavisco. - Dijo el albino. – No fue suficiente con los pagos.
- Escucho mucho parloteo de una bolsa mantecosa.
- Me dijiste mantecoso. – Enfureciéndose. – Para tú mayor información, no soy mantecoso tengo un buen físico ahora.
- Basta ustedes dos. – Volteando a ver al rubio. – No hablas enserio. – Dijo Dipper un poco preocupado.
- Promesas y tratos, Pino. – Dijo Bill. – Yo siempre cumplo.
Una de las chicas bajo siendo Candy quien miro tímidamente por las escaleras a los chicos, tratando de contener una risita antes de echar una última mirada. Subiendo inmediatamente a la habitación, dejando a los presentes con el rostro extrañado.
- Sea lo que sea, no sé cómo pude permitir esto. – Dijo Dipper.
- Dipper ¿Qué sucede aquí? – Pregunto Ford.
- Tío Ford lo que sucede es...
Pero escucharon los pasos de las jóvenes bajar por las escaleras, hasta llegar a donde se encontraban.
- Okey estamos listas para ir a divertirnos un rato. ¡Wuju! Hora de jugar unos juegos y comer comida. – Dijo Wendy pasando un lado de ellos junto con Candy y Grenda.
- Démonos prisa – Aviso Grenda. – Quiero ganar unos premios.
- Cierto, y yo quiero comer algodón de azúcar. – Dijo Candy.
Pero en este caso los tres hombres se quedaron con el rostro sorprendido, al ver a la castaña.
Mabel llevaba un vestido casual azul marino con patrón de bolitas blancas; el cuello era cerrado y sin mangas, con un falda tipo volante. Llevaba unas calzas rojizas y una diadema a juego; su cabello estaba suelto con unos rulos que caían por su espalda y su flequillo aun lado de su rostro. Un suave tinte cereza adornaba sus labios.
Pacifica solo atino a mostrar una mirada de orgullo, al ver como estos hombres caían rendidos ante sus pies de ver tal belleza, que mostraba la chica Pines.
- Vaya Mabel estás linda. – Dijo Ford con el rostro enrojecido al ver a su sobrina arreglada.
- Hermana estás bonita. – Dijo con un leve rosado en sus mejillas el castaño. – Te queda bien ese vestido.
- Digna de una belleza irresistible bombón – Dijo el albino a punto de dar un paso. Pero sintió ser retenido por una mano. - ¡Hey! Pero que...
- Muy bien yo vengo con ella. – Apartando al albino y a Ford, para acercarse a la castaña y tomar su mano con delicadeza. – El día es de nosotros.
- Un momento Bill – Dijo Ford furioso. – ¿Dónde te la llevas?
- Oye eso no es justo. – Dijo el albino. - ¿Quién dijo que podías tocarla?
- ¿Qué? ella es perfecta y yo soy perfecto.
Mabel solo se sonrojo al sentir su contacto, aferrándose a su brazo mientras caminaba, dejándose guiar por el rubio hasta la salida de la cabaña dejando a Ford y Gideon protestar.
- Chico exijo explicaciones – Dijo Ford.
- No las ahí, y se nos hace tarde. – Dijo Pacifica tomando a Dipper por el brazo.
- ¡Oigan! espérenme, yo también merezco una explicación. – Siguiendo a la pareja.
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.
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Continua
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Glosario de palabras y modismos
Pillin: Es como decir astuto o pícaro a los niños o jóvenes adolescentes, es un modismo que usamos aquí en Sonora o parte del norte de México. Tiene muchos significados en la lengua español.
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