[17]-Dulce
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Capítulo XVII: Dulce
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- Ya casi está listo.
- Están doradas.
- Lo sé, pero aquí dice 15 minutos – Señalando la hoja impresa de un tutorial que encontraron por internet.
- No sé, yo creo que debemos sacarlas del horno.
- ¡No, no, no! Solo 2 minutos más. – Suplico.
- Mabel se quemaran. – Replico la rubia antes de tomar los guantes. – Voy a abrir el horno.
- Solo un minuto. – Insistió.
- De acuerdo. Pero ya las veo lo suficientemente doradas. – Esperando a que pasara el minuto. – ¿Listo?
- Bueno, si hay que sacarlas. – Permitiendo abrir la puerta del horno.
Sacando la bandeja de galletas de mantequilla con forma de un círculo color rosa en centro, y a los lados cubierto de chochitos. Las dos chicas pusieron cara de decepción.
- Expectativa – Viendo la imagen impresa de las galletas y después viendo las suyas. – Realidad.
- Termino siendo un circulo – Dijo Pacifica colocando la bandeja en la mesa. – Pienso que olvidamos algo importante.
- Pues refrigeramos la masa e hicimos la forma de corazón en el centro. – Tomando una entre sus dedos para soplarla, y enfriarla. Para después morderla sintiendo el sabor de la azúcar y la mantequilla. – Pero están deliciosos. – Poniendo los ojos como estrellas.
- Claro que saben buenas – Tomando una para comerla. – Pero yo quería que nos saliera de esta forma.
- Bueno podemos intentar la siguiente receta, echando a perder se aprender. – Hablando emocionada, sacando una hoja para hacer un pastel esponjoso de queso. – Esta es sencilla.
- Okey, intentemos esa – Alzando un puño emocional.
Comenzaron a sacar un bol colocando los ingredientes; el queso crema y la mantequilla, Mabel estaba batiendo esos dos ingredientes, mientras que Pacifica iba añadiendo el azúcar, el polvo, las yemas y la leche.
- Iré preparando la otra parte. – Viendo el instructivo de la hoja.
- De acuerdo – Aun batiendo los ingredientes.
- Mabel – Colocando en otro bol la crema para batir, las claras y un poco de azúcar glass. – Dime ¿Por qué estás aquí?
- Vine a visitarte, estaba aburrida. – Terminando de batir para tomar otro molde y cubrirlo con papel encerado. - ¿Qué no puedo visitar a mi amiga?
- Ya veo. – Terminando de batir los ingredientes, para acercarse al molde de la castaña y reincorporar la otra mezcla. – ¿Y la harina en que momento entra?
- Oh lo olvidaba – Trayendo la taza de harina mientras movía los ingredientes, mezclándolos. – Dice que hay que agregar agua debajo del molde.
- ¿Baño maría? – Llenando el molde con agua. Para después colocar el recipiente con la mezcla. – Okey, esperemos que salga como este.
- Dice que 18 minutos – Moviendo la perilla del horno a 200°C
- Se me hace mucho.
- Mmm... que tal si le bajamos en 14 minutos – Mostrando una sonrisa despreocupada, antes de ponerse a jugar con una cuchara. – ¿Vendrás con nosotros a la feria?
- Tú hermano me invito, pero lo note nervioso. – Dando una risa de complicidad. – Así que si iré.
- ¡Qué bien! Nos divertiremos en grande.
- Mabel ya dime enserio. ¿Qué haces aquí? – Preguntándole al fruncir el ceño.
- Bueno es solo que... - Jugando con sus dedos.
Debo admitir que la rubia estaba confundida y un poco molesta al no haberle dicho nada, de ir a visitarla de forma imprevista.
Todo comenzó cuando estaba en el cuarto con Dipper, quien anoche no me dejo dormir por haber tenido la luz prendida, durante toda la noche, y el sonido de su pluma retráctil siendo pulsada numerables veces, mientras buscaba la solución a una estúpida novela de misterios que estaba leyendo. Como venganza sabía que saldría con Pacifica el día de hoy, tomando su teléfono vi la hora en que se encontrarían. Así que aproveche para ir yo en su lugar, exacto, pasar tiempo con mi amiga Pacífica y mi próxima cuñada. Secuestrar su tiempo con pasar con mi hermano, no perjudicara nada en su relación, acabo que lo tendrá más cerca una vez que termine el verano.
[ F ]
- Contestando su celular mientras salía del cuarto de baño, viendo que el remitente era su novia. – Hola, en un momento voy a estar allá, estaba... - Escuchando una risita. – ¿Paz?
- ¡Hey Bro-Bro! No te molesta que pase el día con Pacifica – Dijo su hermana del otro extremo del teléfono.
- Mabel ¿Dónde diablos estas? – Revisando que no estaba en ninguna parte de la habitación.
- Pacífica y yo tendremos un día de chicas, así que no molestes – Colgando el teléfono.
- Mabel, Mabel, ¡MABEL! – Escuchando el sonido de la línea cortada.
[ F ]
Si definitivamente era su venganza por haberla dejado sin ir al centro comercial, y por interrumpir su sueño, sabiendo que tenían un acuerdo.
- ¿Y bien? – Volvió a cuestionar a su amiga.
Pacifica iba bien arreglada el día de hoy; tenía un hermoso vestido rosa palo sencillo con manga corta, unas zapatillas color crema y un collar en forma de ostra color salmón, en una cadena fina; su cabello rubio estaba recogido en un molote sencillo y su flequillo aun lado de su rostro, dejando caer dos mechones a los lados de su cara.
Definitivamente había arruinado una cita perfecta, pero luego se las compensaría dejándolos solos el día de la feria. Ya que ese día se dedicaría a los juegos y a comer, comer mucha comida dulce y frita. Sin que nadie la interrumpa. Siendo la chica que no ha podido conseguir un romance épico de verano.
- Quiero pasar el día contigo – Sacando su mochila. – Una reunión de pijamas sorpresa.
- ¿Qué? – Sonrojando la rubia, con un poco de vergüenza sin poder ocultar una leve sonrisa de emoción en su rostro. Era cierto que hace mucho que no tenía una fiesta de pijamas, y más cuando sus amigas la habían abandonado. Y a pesar que apenas iba incorporándose a su pequeño grupo de amigos de Mabel. Candy y Grenda aún no la consideraban del todo de confianza, para invitarla en sus reuniones. – ¿Segura?
- Descuida mis tíos y la esposa de Soos lo saben. – Lanzando una risa, sabiendo que el único que no sabía era Dipper. Doble venganza.
- E-Entonces... regreso en un momento. – Dijo la rubia algo nerviosa, antes de salir corriendo hacia su habitación.
Mabel saco su celular para tomarse una foto con su mochila y escribir un mensaje de texto, antes de enviárselo a su hermano.
- Un mensaje de Mabel – Abriendo el móvil para después encontrar un texto con una foto adjunta.
[Mabel]: Bro-Bro olvide decirte que pasare la noche en su casa, tendremos pijamada. No molestes.
- Mabel ¿Qué planeas? – Apretando su celular, mientras veía el diario con las hojas sueltas que le había dado Gideon. – No Dipper, no hagas algo impulsivo y estúpido. – Viendo el círculo de invocación de Bill. – ¿Qué tanto se molestara?
•| ⊱★⊰ |•
- Okey regrese – Limpiándose el sudor de la frente. – Y bien sacamos ese pastel.
- Oh ya me olvidaba de el – Colocándose los guantes de cocina, para abrir el horno y sacar el molde con el pastel inflado. – Woow sorprendente, Paz parece que esto es un éxito.
- ¿Y que se le pone encima? – Colocándolo en un plato.
- Dice que azúcar glas encima y pedazos de fresa. – Viendo el pastel de la imagen de la receta. – No tenemos fresas.
- Podríamos ir a comprar. – Mirándose entre las dos.
Saliendo de la casa la rubia sintió una mirada por detrás de la espalda. Haciendo que la castaña volteara a ver por detrás.
- ¿Sucede algo? – Preguntándole al ver que ponía su amiga una mirada de sospecha.
- Me pareció ver... no es nada, creo que las historias de tu hermano me han vuelto un poco paranoica. – Diciendo entre risas.
- Ese Dip, le he dicho que no te cuente sus historias paranormales. – Inflando las mejillas. – Siempre algunas ponen los pelos de punta.
- Oye no es tan malo. Son interesantes aunque algunas me dejan con la piel de gallina. – Dijo Pacifica.
- Pero hoy no hay Dip, y solo es nuestro día – Mostrándose animada. – ¡Así que vamos! – Palmeando la espalda de la rubia. – Oye podemos comprar gomitas regresando.
- Una enorme cantidad. – Emprendiendo su caminata al supermercado.
Mientras tanto ocultos en los arbustos, estaban un castaño y un rubio siguiendo con la mirada a las dos chicas. Sabían que saldrían fuera de la casa.
- Recuérdame ¿Por qué estoy siguiendo a Estrella fugaz? – Observando al chico morderse las uñas.
- Porque Mabel está tramando algo con mi novia. – Mordiendo el borde de su libro. – Ella trama algo siempre que está molesta conmigo. Hace algo en forma de venganza.
- Y por eso me convocaste a esta hora del día, sin permiso de Seis Dedos y Fez. – Refiriéndose a los tíos abuelos de los gemelos. – Que atrevido Pino. Debes estar desesperado al no confiar en tu parte de gemelo. – Con voz burlona.
- Cállate Bill – Dijo molesto. – Se están yendo, movámonos. – Levantándose para hacerle una seña al demonio.
- Esto se va poner bueno, un Pines rompiendo reglas. – Aunque también tenía que admitir que tenía curiosidad, por ver que estaba haciendo la chica fanática de los suéteres. – Entonces ¿has avanzado Pino? La has reclamado a tu hembra.
Dipper sonrojo furiosamente al no olvidar completamente, que él le había ayudado anteriormente en su cita. Por lo que le lanzo una mirada avergonzada.
- Si, tal vez. – No quería que estuviera molestando con ese tema durante su espionaje. - Solo quiero evitar que Mabel habrá grandísimo la boca, y mencione algo que no debe.
- Tus problemas hormonales, tu horrible estatura, esa apariencia que es diferente del otro chico, y tu voz de niña chillona cuando te asustas. – Enumero el demonio. – Si son los principales, aunque podría continuar. Tengo bastante, una lista entera para humillarte.
- Eres irritante, horriblemente imprudente – Acercándose a un contenedor de basura para agacharse y tomar del brazo al rubio. – No puedes transformarte en tu antigua forma de triángulo.
- Podría, pero te recuerdo. – Alzando un dedo. - ¿Cuántos miserables insectos gritaran al verme? En plena luz del día.
- Bueno viste algo menos llamativo. – Refiriéndose al traje elegante que llevaba.
- No es mi culpa que tengas celos de mí, por no atraer ninguna mujer. – Puliendo sus uñas con su chaqueta. – Aparte yo soy alguien perfecto, y atractivo para la vista de cualquier dama. No me sorprendería la cantidad de hembras que quieran acostarse conmigo.
- Solo hazlo – Tratando de aguantar la actitud ególatra del demonio. – Oh terminaras arruinando toda esta misión.
- Bien – Diciendo de mala gana, y tronando los dedos antes de aparecer en ropa de civil; un playera de tira huesos color oscuro, mostrando sus tatuajes; unos jeans azul oscuros y unos tenis. Sin llegar a portar su típico sombrero de copa. Y solo portar su parche. – Listo. – Levantándose de donde estaban escondidos.
Ahora si era más llamativo que antes, incluso llamaron la atención de las mujeres que pasaban corriendo por la acera. Deteniéndose un momento embobadas al ver al rubio.
- Mira ese hombre atractivo – Entre risitas una chica de cabello castaño y ojos miel. – Y tiene excelente condición.
- Hola guapo – Diciendo una de cabellos negro con trenzas – Vengan con nosotras.
- Nos les interesaría correr – Dijo una de cabello cobrizo.
- Denos sus números, también eres lindo. – Dijo una chica de cabello oscuro con puntas rosadas, jalando un cachete del castaño. – Que monada.
Bill solo lanzaba una mirada coqueta y seductora al grupo de mujeres que corría. Mientras con su dedo hacia un "Bang" haciendo que gritaran de la emoción.
- Disculpen ya tengo alguien. – Alejando la mano de la chica. – Y tú vámonos. - Dipper solo lo golpeo con el libro antes de decirle que se moviera. Estaba llamando mucho la atención.
- Llámanos – Dijo la chica de las trenzas entregando un papel con varios números. Y despidiéndolo.
- Traviesa – Tronando los dedos.
Dipper se lo llevo arrastrando antes de alcanzar a ver que las chicas habían entrado al supermercado. Acercándose a la fila de carritos de la tienda.
- Bill dije discreción, no que ligaras. – Temiendo que si hubiera estado ahí Pacifica y su hermana, lo hubieran linchado.
- Te dije que era irresistible. – Mirando el papelito. – Pero ninguna me interesa. – Quemando el papel en su mano con unas llamas azules. – Serian diversión en pocos minutos, pero nadie que ocupe un lugar. Deben ganárselo.
- Pon atención – Haciendo otra señal para entrar al supermercado. – Trataremos de no llamar la atención.
•| ⊱★⊰ |•
- ¿Qué te parecen estas? – Dijo Mabel tomando una caja de fresas.
- Están enormes – Tomando el paquete. – Deben estar deliciosas.
- Yo amo las fresas, y estas se ven que están en su punto. – Sintiendo la enorme necesidad de tomar una y comerla.
Un chico que estaba ofreciendo muestras se acercó a ellas, ofreciéndoles un vasito con yogurt.
- Chicas desean un poco de yogurt. – Alzando las cejas un chico de cabello oscuro brillante y ojos grises. – Es nuestro nuevo producto, les aseguro que les quedara bien con esas fresas.
- Umm... Gracias – Dijo Mabel tomando un vaso.
- Gracias – Tomando el vaso Pacifica.
Debían admitir que era guapo el promotor del yogurt. Probando el producto Mabel puso una cara de felicidad al saborear el dulce y acido. Al igual que la rubia.
- Esto está bueno, deberías llevar – Dijo la castaña. Tomando un bote. – Era tu intención verdad, hacernos comprarlo.
- Me atrapaste – Sonriendo coquetamente. – Es que no podía dejar a estas dos hermosas chicas, irse así nada más, sin probar algo dulce.
- Para ya... nos halagas. – Riendo tontamente la castaña.
- Pues esta bueno el producto. – Sonriendo al chico.
- No las había visto por aquí, son del pueblo. – Recargándose en un estante.
- Yo no pero, ella si – Señalando a su amiga.
- ¿Y tú de dónde eres? Eres tan alegre. – Interesándose en la castaña. – Eres tan hermosa como el sol.
A Pacifica no le gusto que estuviera muy encimado, a pesar de ser atractivo, aun no podía confiar en que él tenía intenciones no muy buenas con su amiga.
- Oye, tenemos que irnos – Tomando de la mano a la castaña. – Tenemos el tiempo encima. Vamos Mabel.
- Mabel que bonito nombre – Acercándose a la chica. – Oye no quería ofenderlas.
- Lo está haciendo. – Hablo con dureza la rubia.
- Mejor dejemos así. – Tratando de calmar a su amiga. – Umm... gracias por la muestra. – Depositando el vasito en el cesto.
- No hay de que dulzura... - Pero sintió un carrito ir directo hacia él, golpeando su talón y parte de su espalda. - ¡Agh!
- ¿Está bien? – Dijo preocupada la castaña. Antes de ver que le caía al hombre las latas del estante donde estaba recargado.
- ¡Ay! ¡Ouch! – Cubriéndose de las latas.
Pacifica aprovecho para tomar del brazo a la castaña y sacarla de ahí, ya que no sabía lo que realmente sucedía. Mabel solo la siguió mientras se disculpaba para retirarse.
Mientras tanto Dipper había visto todo lo que hizo Bill, estando escondido con él, en un estante de cereales.
- Nadie toca a Estrella fugaz. – Había utilizado telequinesis para mover los objetos sobre el promotor. – Sucio humano.
- Gracias otra vez por protegerla. – Mirando extrañado al rubio, a pesar de que no le había pedido acerca de atacar al promotor. - ¿Bill?
- Y si lo incinero. – Dijo de mala gana tornándose su ojo de color carmín. – No me gustaba lo que pensaba hacerle, ese sucio mal nacido.
- ¡Woow, woow! Espera recuerda que estamos encubiertos – Tratando de calmar al demonio.
- Pino, no sabe la clase de pensamientos que tenía, cuando miro descaradamente a Estrella fugaz. – Tronando sus puños. – Hoy tendrá ese sujeto pesadillas toda la jodida noche.
- Si yo también lo odiaba por mirar a Pacifica – Diciendo molesto Dipper. Medito un momento en lo que había dicho Bill antes de responderle, igual con un rostro enfurecido. Viendo al promotor de ventas. – Unas cuantas pesadillas no le harán mal. – Extendiendo una mano, para cerrar un trato.
- ¡Jum! Al fin entiendes Pino. – Estrechando su mano envuelta en llamas, antes de enfocar la vista en el sujeto. Invadiendo la mente del promotor para depositarle un hechizo para cuando descansara, soñara con sus peores pesadillas a tal punto de dejarlo sin dormir varios meses. – Con eso es suficiente.
•| ⊱★⊰ |•
Saliendo del supermercado con sus compras, Mabel estaba un poco apenada por el problema del promotor. Entendía que su amiga estuviera molesta, pero tampoco podía vivir con miedo de los chicos. Pero debía agradecerle por tratar de sacarla de la conversación incomoda.
- Perdón – Dije mirando a Pacifica quien se detuvo a mitad del camino. – No me di cuenta que estaba muy molesto.
- Has de estar ciega Mabel Pines – Colocando sus manos alrededor en sus caderas. – Tonta. – Sacándole la lengua.
- ¿Eh? – Poniendo ojos como platos y una sonrisa desencajada.
- Aparte no era guapo, no quedaba para ti. – Golpeando su cabeza. – Mabel eres bonita, no te dejes coquetear por un simple promotor de lácteos.
- Tienes razón – Riendo. – Oye ¿quieres pasar por un jugo?, ahí hay un puesto cerca.
- Suena bien – Concordando con la chica. – Muero de Sed.
Mientras que Dipper y Bill las seguían desde cinco metros atrás, a paso lento deteniéndose en momentos para ocultarse.
- Demonios hace calor – Abanicándose con su diario. – Irán a ese puesto de jugos. – Viendo la cantidad de chicos en las mesas. – Maldición Mabel ¿a dónde la llevaste?
- Ella no aprende la lección. – Diciendo en un tono serio. Apretando con su mano la esquina de la pared, para terminar rompiendo un pedazo.
- Bill, más cuidado o nos meterás en problemas – Regañándolo, desconocía porque el demonio actuaba de esa forma.
Se acercaron para ocultarse detrás de un letrero y otro contenedor de basura, el castaño había jalado al demonio para que se agachara por su estatura, observando a las dos chicas que estaban formadas en la fila.
Mabel y Pacifica se habían acercado, siendo su turno para pedir sus bebidas. Una chica de cabello rosado y ojos color verde se había acercado a tomar su orden.
- Hola chicas, ¿Qué desean para apaciguar su sed? Tenemos de todo. – Mostrando el menú.
- Quiero un smoothie de mango y blueberry. – Dijo la rubia.
- Mmm... yo quiero smoothie Rainbow – Observando la imagen de la bebida.
- ¿Quieren de leche o agua? – Apuntando la orden.
- Agua – Asintiendo las dos.
- Okey mi compañero se lo llevaran en un momento.
Sentándose en una mesa Pacifica, se dio cuenta lanzo una mirada rápida y discreta, hacia la dirección en donde estaban hace un momento pidiendo su orden. Observando un mechón de pelo rubio tan brillante y uno castaño, entre el letrero y el contenedor de basura. Regreso su dirección hacia Mabel quien había empezado a sacar un tema acerca de los tintes para cabello.
- ¿Crees que si me pinto la mitad de colores pastel se verá bien? – Tomando los mechones castaños entre sus dedos. – Aunque sería complicado mantenerlo, más en la escuela.
- Oye Mabel cambiando de tema... - Dijo Pacifica. – Has podido arreglar tus problemas con tu tío.
- Más o menos, yo entiendo que el tío Ford ha estado molesto por muchas cosas, que he hecho desde mi llegada al pueblo. – Agachando la mirada. – Sé que está preocupado y que esta vez no podre impedir, la pregunta que le hará a mi hermano.
- Bueno, nadie entiende al Sr. Pines apenas el viejo raro y su hermano. – Cruzando los brazos. – Pero no te desanimes, lo que ha ocurrido. No ha sido toda culpa tuya. – Colocando una mano sobre la suya. – Bueno al menos es mi primera vez que pasare un día de pijamas contigo.
- Gracias. – Mostrando una sonrisa.
Llegando la joven con los Smoothies se los entrego mientras se marchaba, las chicas le dieron un sorbo antes de levantarse y seguir su camino, pasando por un grupo de chicos que estaban sentados en una mesa. Uno de ellos empujo intencionalmente a Pacifica por el hombro, al hacerse para atrás de la silla, mientras se disculpaba el sujeto con ella.
- Lo siento mucho, no la vi hermosa señorita. – Ofreciéndole una servilleta, espero no haber arruinado su ropa.
- No, está bien. Fue un accidente. – Dijo la rubia, recibiendo la servilleta.
Dipper estaba enfurecido sabía que ese sujeto lo hizo a propósito.
- Bill – Susurrando al demonio. – Haz visto eso, de eso me refería.
- Tu novia tropezó con ese sujeto. – Sin importarle lo que le sucediera a la rubia, no quitaba la vista de encima a la castaña. Mientras no la tocaran o la molestaran, todo estaba bien.
- Oye se trata de Pacifica, la empujaron. – Apuntando la dirección donde se encontraban. – Esos imbéciles la empujaron.
- Harás un trato por una acción sin sentido. – Lanzando una risita. – Podríamos hacerlo, pero ya sabes lo que pido.
- Eres un estúpido – Mordiéndose una uña y evitando el impulso de salir de su escondite.
Mabel ayudo a su amiga sosteniendo su Smoothie, mientras que Pacifica terminaba de limpiarse la mancha que había caído sobre su brazo.
- Si quiere le invito un postre como disculpa – Dijo el sujeto poniendo las manos como suplica.
- No, así está bien. – Alejándose la rubia. – Tenemos que irnos.
- Oh vamos solo como una disculpa.
- Es cierto hermosa un pastelito lo resuelve todo, verdad cielito. – Palmeado a Mabel por la espalda y sorprendiéndola por el abrazo repentino sobre su hombro. – ¿Que dices tú y tu amiga no quiere un postre?, nosotros invitamos.
- No gracias. – Temblando la castaña mientras trataba de mantener la sonrisa, que se empezaba tornar nerviosa.
- Lo siento pero no. – Dijo la rubia en tono rudo. – Tenemos otros asuntos, y por favor evite poner las manos en mi amiga.
- De acuerdo – Apartando sus manos, para después pasarlo rápidamente por sus pantalones y alzarlas. – ¡Manos fuera!
Un crujido se escuchaba abollando el contenedor de basura, mientras que Dipper veía con ojos de sorpresa con un rostro nervioso y sudoroso, al rubio quien asomaba los dientes y su ojo se iba tornando de un color escarlata.
- Bueno angelitas las dejamos seguir. – Palmeándolas por detrás de su trasero antes de lanzar una sonrisa. – ¡Pero anímense!
- ¡Idiota! – Dijo Pacifica Lanzándole la bebida de Mabel y ella al sujeto, antes de marcharse molesta.
Pacifica se llevó a Mabel mientras se iban molestas del lugar, aumentando el paso, para perderlos.
- ¡Uh! – Haciéndole burla sus compañeros. – Te la regresaron.
- Pero tenemos esto. – Mostrando una billetera. – Esa chica tonta no se dio cuenta. – Carcajeándose.
Observaron como un sujeto rubio se les acercaba mientras tronaba los puños, y mostraba una sonrisa, asomando sus colmillos. Mientras que Dipper estaba solo viendo, lo estaba a punto de suceder. En si una masacre.
- Ustedes bastardos tocaron algo que no les pertenece. – Escupió molesto. – No, la tocaron descaradamente. Y le dijeron "cielito" – Tomando el sujeto por el cuello y alzándolo. - Eso no me gusto, ni ese asqueroso y repugnante pensamiento tuyo. Debería arrancarte la lengua. – Volteándose a Dipper. – ¡No me detengas Pino!
- Yo no iba hacer nada – Volteando para mirar a otro lado.
- ¡¿Quiénes son ustedes?! – Grito el hombre. – ¡Chicos ayúdenme! – Viendo que ninguno se movía y estaban petrificados del miedo.
- Por cierto, esto no te pertenece insecto. – Quitándole la cartera y arrojándosela al castaño. – Me asegurare de dejarte medio muerto. – Tronando su cuello. – Hace bastante tiempo que no disfrutaba golpeando un par de sacos de boxeo.
- ¡Espera...! – Un golpe paro en su estómago, haciendo que expulsara sangre y sus ojos se pusieran blancos, cayendo en el suelo y realizando movimientos espasmódicos.
- Olvide decir que siempre terminaba rompiendo los sacos. – Pateando su cuerpo con su pie. – Bien ¿quién sigue? – Llamo el rubio con una voz cantarina.
•| ⊱★⊰ |•
- No podemos disfrutar un momento este día, sin que se nos cruce un patán. – Bramó furiosa la rubia por los sujetos que las habían molestado. Miro a Mabel que estaba sobándose su brazo, intentando calmar la temblares. – Oye, ¿estás bien? – Pregunto preocupada sabiendo que esas acciones que hicieron, esos sujetos, le hubieran hecho recordad el incidente en el concierto. – Podríamos llamarle a tú hermano.
- No – Dijo Mabel un poco alterada. – Perdón, es solo que... a veces es difícil, no poder olvidar esa sensación, el sentir el agarre y tener el temor de que te lastimen o de tomar cosas que no quieres. – Calmando su temblor y respirando profundamente. – Es difícil, por culpa de esos recuerdos. He desconfiado mucho en los chicos. – Soltando un suspiro. – Pero sabes a veces me digo a mi misma "Estoy a salvo, yo estoy bien" y que cada chico que conozca no será igual, que ellos.
- Eres muy fuerte. – Abrazando a su amiga. – Oye puede que nos hayamos topado con imbéciles el día de hoy, pero sé que el karma se encargara de ellos.
- Aventaste nuestras bebidas – Riendo la castaña.
- Necesitaban enfriar esas podridas mentes – Sonriendo la rubia. – Okey, regresemos a la casa.
- Cierto, continuemos con nuestro día. – Animándose mientras caminaba de regreso.
•| ⊱★⊰ |•
Llegando la policía al lugar y observando el grupo de chicos golpeados brutalmente, y tendidos por el suelo. Se acercaron a los empleados del lugar para preguntar lo sucedido.
- Se agarraron a golpes ellos mismos, fue una discusión entre ellos. – Dijo la peli rosada, con las mejillas rojas. – Estaban locos. Daban mucho miedo.
- ¡Guau! Pues entonces se agarraron a pelea entre ellos. – Observando el estado inconsciente de los chicos. – Estos jóvenes de hoy, las drogas y las pandillas. – Dijo el Sheriff.
- Necesitaremos algunas ambulancias. – Dijo el otro oficial viendo al parecer fracturas en brazos y piernas, algo expuestas. – Definitivamente estos jóvenes y sus drogas.
Mientras que Dipper y Bill caminaban por las calles, el rubio llevaba lanzando y atrapando con su mano un puño de dientes, mientras reía escandalosamente. El castaño solo revisaba el celular para ver la hora. Eran alrededor de la 6 de la tarde. Cerrando su móvil observo que el rubio abría un portal para hacer desaparecer la cantidad de dientes.
- Con esto cubre el pago. – Eliminando el portal.
- Está bien, no te provocare para una pelea. – Sabiendo lo fuerte que era.
- Apenas calentaba – Diciendo con voz presumida.
- Creo que mi hermana ha regresado a casa de Pacifica. – Dirigiéndole una mirada de complicidad al demonio. – Hipnotizaste a los empleados.
- Se llama carisma y dar 100 dólares, Pino.
- ¿El dinero es real?
- ¿Quién sabe? ¿Las heridas son reales? – Dijo con una sonrisa llena de malicia. – Pero esos cadáveres, empezaran a tomar sus alimentos grotescos en un popote.
- Bueno – Riendo nervioso. – Gracias por proteger nuevamente a Mabel. Cuando te pedí también que ayudaras a Pacifica.
- Ah sí Llama, la mujer ex riquilla de la familia Noroeste. – Sin prestarle mucha importancia. –Y el ataque de la mancha en su brazo.
- Ja-ja muy gracioso – Fingió una risa. - Diría que todo lo que hiciste hoy, no fue para proteger a mi novia sino a mi hermana.
Un silencio se dio hasta que Dipper se quedó mirando extrañado al demonio del sueño, y después analizo un poco más, en cada palabra que había dicho el rubio. Las piezas iban encajando una a una. Pero había otra pieza que faltaba.
- Bill... - Dijo con voz dudosa. – ¿No estas detrás de mi hermana? ¿Para manipularla?
- No es tan estúpida como tú, Pino. – Mostrando una sonrisa sarcástica. – Solo puedo decir que es interesante.
- ¿La sigues viendo? – Frunciendo el ceño esperando la respuesta del rubio.
- ¿Quién sabe? – Transformándose en su forma de triángulo. – Veo que no me necesita, hemos cumplido con el trato. – Extendiendo su brazo para que le diera la foto del Pterodactyl.
- Bien – Entregando la foto de mala gana, solo para ver que él la desaparecía con un "Poof" – Oye sabes que me costó mucho trabajo tomarle foto, casi fue mi vida. Así que cuídala monstruo triangular.
- Yo siempre cuido mis cosas – Dijo antes de desaparecer.
Un mensaje se escuchó en su móvil antes de leerlo y ver de quien se trataba. Soltando un suspiro cansado.
- Somos un asco para el espionaje. – viendo que el mensaje era de Pacifica.
•| ⊱★⊰ |•
Pacifica guardaba su celular antes de dirigirse con su amiga quien empezaba colocar la azúcar glas sobre el pastel y las rebanadas de fresa, adornándolo.
- Quedo perfecto – Levantando el pulgar.
- Increíble – Tomando una foto, antes de mirar el montón de galletas apiladas en un bol, y en el plato. – Aunque hicimos muchas galletas y esto.
- De eso yo me encargo después, tengo a alguien para comerse eso. – Tomando los platos mientras los llevaban arriba a la habitación de la rubia.
Llegando al cuarto dejo los platos en una mesa de café que tenía, su cuarto era grande. Pocas veces había entrado a su habitación, pero ahora sería la primera vez que pasara la noche. Sentándose las dos en la mesa, continuaron con su conversación.
- Tú hermano – dijo Pacifica entre risas, tratando de adivinar.
- No.
- Gideon – Diciendo en broma. Sabiendo que no tenía sentimientos románticos al albino.
- No.
- ¿Candy o Grenda? – Esperando que fueran ellas.
- No – Riendo mientras cortaba un trozo de la torta y la comía.
- Tus tíos, Soos, Melody... - Inquiriendo con una ceja levantada.
- No – Mostrando una sonrisita, al ver que no conseguía atinarle ningún nombre. – Le prometí que si hacia algo, se lo daría. Y quiero ver qué cara pone.
- Pues debe ser un suertudo. – Comiendo un pedazo. – ¿Quién es? Ya dime.
- Bill – Soltando su nombre, mientras comía otro pedazo.
Pacifica se atraganto antes de golpearse el pecho mientras tomaba el vaso de agua, que Mabel le había acercado, bebiéndolo con prisa para pasarse el trozo por la garganta. Soltando un jadeo y respirando con necesidad. Mientras que la castaña le daba pequeños golpecitos en la espalda. Ladeo una mirada un poco sorprendida antes de volver a preguntarle.
- ¿Dijiste lo que creo que escuche?
- Si
- Esa pirámide demoniaca.
- Si
- ¿Cómo? – Sin llegar a creerlo.
- Tengo una llave, no le digas a Dipper. – Le había dicho, sabiendo que confiaría en ella.
- No mames – Soltó el insulto.
- No le mencionaras – Esperando la respuesta de su amiga.
Pacifica dio un sorbo del agua restante de su vaso, antes de pasarse una mano por el rostro, y soltar un leve suspiro. - ¿Un trato? – Pensó que tal vez estaría involucrada en un engaño por parte del demonio.
- No pidió nada, yo también pregunte esa vez. Pensé que había una trampa de por medio. – Recordando que la había usado para su pequeña emergencia. – Pero no la había.
- Fuiste – Cuestiono antes de mirar el rostro calmado de la castaña.
- Tuve un problema y necesitaba ocultarme. – Mostrando un leve rubor. – Pensé que se molestaría por invadir su dimensión, sin avisarle.
- ¿Y se molestó?
- No – Tomando su plato y comiendo un trozo. – Me dijo que podía regresar, cuando quisiera esconderme nuevamente.
- Mabel, respóndeme algo. – Tomando una gran inhalación y exhalación antes de soltarlo. – ¿Por qué te dio esa llave? – Ella sabía que una llave tenía un significado en una relación. Lo había leído en revistas y cosas de internet, para las parejas que querían llevar su relación a algo más serio; esa persona entrega como una forma de seguridad y confianza, a la persona que ama, un acceso a su propiedad.
- Es por lo del incidente en el concierto, cuando me habían atacado aquellos sujetos. Ese día estaba asustada, no quería ver a nadie estaba herida física y emocionalmente. Pero no tenía a donde ir. – Mirando con tristeza a la rubia. – Tenía miedo de que mi familia me viera de esa forma.
- Entonces él te dio eso...
- Me propuso un trato me dio esta llave para ir a visitar su dimensión, cada vez que quería ocultarme de mi familia. – Buscando en su bolsillo de su falda la llave, mostrándosela a la rubia. – Al principio no confiaba en él, pensando que era para desatar un apocalipsis, como la vez pasada. – Inflando las mejillas. – Pero... - Recordando como su mano apretaba la suya y como la cuido. – Él no pidió nada a cambio, ¿extraño no? – Soltando una risita.
- Bueno, eso si es raro. – Mostrando una leve sonrisa.
- Si – Respondió sin dudar. – Aunque a veces su actitud es odiosa, raras veces no lo entiendo. Se burla de mí, me dice infantil y me insulta. Claro después de que me besa sin algún motivo, para después volver a insultarme.
- ¿Qué? – Soltando el tenedor. - ¿Beso?
- Si – Quedándose confundida por la actitud de su amiga. Hizo un gesto nervioso para querer expresarse con las manos. – ¿Es extraño verdad?, pero yo sé que lo hace para molestarme.
- Dios... solo se me viene una cosa en la mente. – Encajando las piezas claramente, antes de levantar la mirada. – Ahora todo coincide. – Recordando todo lo que había sucedido desde que comenzaron su verano. El que Mabel encontrara la estatua de Bill y lo haya liberado por "accidente" si se podría decir; cuando la defendió de la discusión de su hermano; la vez que Dipper le comento el día de su cita que ese demonio le había ayudado junto con su hermana; el incidente del concierto cuando la secuestraron y Gideon había dicho que estaba molesto; cuando la traía cargando en su brazos y no permitió que nadie se le acercara. Y ahora el mechón rubio que había visto oculto en los contenedores de basura y el cartel, sin olvidar la horrible sensación que alguien las seguía mientras iban por las compras. Todo encajaba perfectamente y una respuesta se le venía a la mente. Solo tenía que confirmar con la castaña. – Mabel, hace exactamente ¿Cuánto tiempo lleva con esa actitud?
- Desde que paso mi primer castigo, por liberarlo... eso creo. – Sacando su pijama. – Iré a cambiarme.
Yendo a cambiarse a su baño, la rubia solo se quedó mirada perdida mientras la respuesta caía como un balde de agua fría.
- Ese jodido triangulo infernal – Sin llegar a creerlo, pero analizando todo lo que le había dicho su amiga, era la única respuesta que venía a su mente. Y se le hacía una locura. – Está enamorado. – Viendo la llave que estaba en la mesa. – No puedo creer lo que voy hacer. – Viendo la llave mientras se apoyaba en la mesa con el rostro en shock. – Pero es la única forma, tiene que saberlo.
Mabel había entrado al cuarto avisando de forma alegre, antes de ver a su amiga con la llave en la mano y el rostro serio, y levemente enrojecido.
- Puede que lo que diga sea una locura. – Entregándole la llave a la castaña. – Tienes que ir, y le vas a dar esto, diciendo claramente estas palabras "Te la devuelvo" no importa cuánto tardes.
- Espera yo... - Pero fue interrumpida por la rubia.
- Solo dile eso, quiero comprobar algo. – Dijo levantando un dedo. – Si pienso lo que creo que es, entonces. – Suspirando – Te apoyare en la decisión que tomes.
- ¿Eh? – Mostrándose confundida.
- Pero primero necesitamos ropa – Viendo que iba en su pijama. – Te prestare de la mía.
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.
Continua
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