[08]-Enserio es una cita
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Capítulo VIII: Enserio es una cita
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- Me siento estúpido – Admirándose nuevamente en el espejo. – Chicos, esto es estúpido.
- No lo es – Quitándole la gorra con el símbolo de pino – No necesitaras esto.
- ¡Mabel! lo necesito – Tomando nuevamente la gorra. – Me cubre esta marca y aparte mi pelo trae ese horrible corte. – Acomodándose los pantalones para después voltearse a su hermana y al demonio. – ¿Y bien?
- Quítate la gorra – Dijeron al mismo tiempo Mabel y Bill.
- Está bien – Retirándose la gorra para después sentir su pelo siendo alisado por la mano del demonio - ¡Hey! Quita esa mano de mi cabeza, de seguro me embrujas o me echas una maldición.
- Me lo agradecerás Pino – Obteniendo un poco de visibilidad en su marca de nacimiento. – Ya sé que falta – Chasqueando los dedos apareció un chaleco formal de color oscuro. – Ponte esto saco de carne.
- Mabel... - Musito Dipper de la furia que contenía.
- Solo hazlo Dipper – Dijo la castaña admirada de como quedaba su gemelo.
Una vez colocado el chaleco oscuro, los dos fijaron su mirada en el gemelo Pines; su pelo estaba arreglado de un lado dejando entre ver su marca de nacimiento; llevaba una camisa de tono azul cielo, haciendo juego con el chaleco oscuro; un pantalón negro de vestir y unos mocasines oscuros. Toda la ropa era cortesía del demonio Bill Cipher.
- ¿Qué te traes entre manos Bill?, tú no eres así – Dirigiéndole una mirada sospechosa al sujeto.
- Que hay de malo en ayudar a un amigo – Agachando la mirada para verlo al rostro. – Si quieres te ayudo con la estatura, hacer crecer los huesos es mi especialidad, aunque te advierto que te dolerá.
- Deja de burlarte de mí estatura. – Recordando que la primera vez que vio la apariencia de Bill era más alto que el, por quince miserables centímetros.
- No lo hago Pino.
- ¡Mabel di algo! – Exclamo enojado el castaño.
- Eres atractivo – Dijo sin vergüenza con las mejillas teñidas de un rojo escarlata.
- Lástima que este chico no tenga los ojos color cian – Haciendo girar su bastón.
- ¿De qué hablas? Teñido. – Interrogo.
- Muy bien repasemos el plan – Sacando una libreta Mabel. – ¿Qué harás primero Dipper?
- Decir hola.
- ¡NO! – Dijo Mabel – De esa forma no, llegaras y dirás hola de un tanto enigmática, y entregaras las flores.
- Mabel esto es absurdo.
- Tiene razón el chico. – Dijo Bill de forma seria. Tomando la libreta de la chica y quemándola con sus llamas. – Esto ardera en el infierno, como todos tus planes fallidos. – Comento el demonio. – Tú ven conmigo Pino.
- ¡Oye mis ideas! – Hablo Mabel antes de ser sujetada por unos brazos oscuros. – ¡Oye no!, ¡suéltame! ¡Bill! ¡Bill!
- ¡Mabel! – Dijo Dipper.
- Quédate tú ahí. – Dedicándole una mirada rápida – Ya hiciste mucho para arruinar el trabajo, aparte las mujeres como usted, no deben escuchar esta conversación. – Volviendo con Dipper para sacarlo fuera de la habitación.
- ¡Bill vuelve aquí torpe triangulo! – Tratando de zafarse de su agarre mordiendo los brazos oscuros.
Mientras caminaban bajando las escaleras, el demonio sintió un escalofrió recorrer por su columna semi humana. Hasta que llegaron a la estancia de la cabaña indicándole que se sentara.
Otro escalofrió sintió el demonio al ocultar un leve rubor. – Eso se sintió bien. – Eso hizo que el castaño lanzara una mirada de extrañes y confusión a lo que dijo el demonio, haciendo que este se aclarada la garganta. – Es algo que no entenderías, ejehm... - Calmando las sensaciones que la castaña le estaba haciendo a sus extensiones. – Pino olvida todo lo que aprendiste estos dos días, no servirá de nada, lo he visto todo.
- Y sigo sin entender ¿por qué me estas ayudando?
- Estaba fastidiado de ver los intentos de Estrella fugaz, en tratar de convertirte en un conquistador de hembras, cuando no eres uno. – Sacando un libro de tapa color azul oscuro. – Pero eso no servirá, así que escucha y presta atención Pino, todo lo que diga lo diré una vez.
Dipper solo prestaba atención y observaba el demonio con una mirada escéptica de todo lo que decía. Mientras hacia un recordatorio de como se había metido en este pequeño lío.
[ F ]
Se encontraban atrás de la cabaña Mabel y Dipper con un pizarrón, que se había traído la castaña del sótano de su tío Ford. Entre algunos libros de novelas románticas y mangas Shojo; cortesía de Candy Chiau.
Dipper quería darse un tiro o que lo enterraran hasta el fondo de una tumba, esto era peor como cuando intento salir con Wendy, y Mabel le había ayudado accidentalmente, cambiado los sentimientos del novio de la pelirroja, hacia otra persona. El resultado fue una Wendy celosa de su antiguo novio y una pelea con su mejor amiga.
Ese día tuvieron que reparar la relación terminando con un Dipper solo y estado de zona de amigos.
Mabel golpeo con la regla la pizarra para obtener la atención de su gemelo.
- Dipper estas escuchando – Mostrando el dibujo de unas flores y la carita sonriente. – Debes dar flores, a ella le gustara.
- Mabel... dudo mucho que quiera un puñado de flores, tenemos 16 años – Dijo con molestia el chico – Si a Wendy no le di flores, que te hace pensar que le daré flores a Pacifica.
- Porque ella es diferente – Dijo la castaña antes de voltear el pizarrón y escribir una lista. – Ves esto, primero iras a comprar flores.
- De acuerdo.
- Y después iras a su casa.
- Olvidas que su padre me odia – Menciono con pereza. – Aparte le dije que espere en el lugar de siempre.
- Eso es romántico – Dijo Mabel alzando un pulgar – Ya tienes iniciativa hermano. – Soltando un suspiro. – Me recuerda a mi primera cita con Marmando.
- El hecho de que él era un tritón y no podía salir del agua, Mabel.
- No arruines el momento.
El chico giro los ojos mientras fijaba su mirada en otra distracción de la cabaña, percatándose de un triángulo flotando en la ventana de la habitación, fijando su mirada en ellos.
- Este podría ser el acosador número uno, en Gravity Falls – Dijo Dipper lanzando una mirada de molestia.
- ¿Qué miras? – Fijando la vista en el triángulo que saludaba a los gemelos. – ¡Oh! es Bill
- Lo bueno que no puede salir de ahí.
- Está haciendo una seña. – Dijo Mabel.
- Es lenguaje de señas – Menciono el chico, poniendo atención en su mensaje.
- ¿Y qué dice? – Pregunto curiosa.
- Dice: ¿Por qué a tu hermana no le enseñaron lenguaje de señas? – Riendo un poco ante el mensaje que decía Bill era verdad. – Yo que voy a saber.
- Esa torpe figura estúpida. – Inflando sus cachetes mientras golpeaba con la punta de sus pies.
- Dice: que dejes de insultarlo, puede leer tus labios. – Riéndose Dipper. – Debes entender que es inteligente.
- Está haciendo más señas. – Fijando una mirada sin expresión.
- Dice: Claro que soy inteligente bolsa de carne, tengo una mente más avanzada que usted, humano idio... - Dipper no termino la frase porque se levantó molesto del pasto. – Así estúpido monstruo, tan siquiera no estoy encerrado como tú. – Ignorando al demonio – Continuemos Mabel, deja que siga.
- Está haciendo más señas – Dijo Mabel.
- Deja que siga, solo ignóralo.
Los dos días habían pasado rápido, sin llegar a tener más molestias del demonio, más allá de solo lenguaje de señas, que hacía frente a la ventana de la habitación de los gemelos.
Cuando fijaron nuevamente su vista al demonio del sueño con forma triangular, que seguía flotando.
- ¿Qué quiere? – Dijo Mabel.
- Quiere que vayamos a arriba y dejemos de dormir al aire libre. – Dijo Dipper bostezando – Está loco si quiere que regresemos.
- Deberíamos – Hablo Mabel. – Me han estado picando los moscos estos dos días que llevamos afuera de la cabaña.
- Tú rompiste el sello de protección, el único que quedaba, ya que tu amigo el unicornio dude entregarte más de su cabello.
- Estoy segura que no, nos hará daño – Levantando su saco de dormir.
- Mabel, ¿Qué haces? No hablaras enserio. – Dijo exaltado.
- Vamos no creo que nos manipule mientras dormimos.
- Tienes razón, conoce las reglas no puede invadir nuestro cuerpo hasta que le demos permiso, estrechándonos las manos. - Dijo Dipper.
Regresando a su habitación encontraron a Bill sentado en una mini silla bebiendo lo que parecía ser té y jugando cartas.
- Pensé que no volverían – Tomando una carta y colocándolo en orden en la siguiente fila. – ¿Qué tal el clima?
- Caliente e irritante
- Como tus sueños de adolescente frustrado – Dijo en forma de broma.
- Silencio, solo quiero dormir así que fuera – Respondió molesto mientras se metía adentro de la cama, para tratar de conciliar su sueño.
- Solo sigue jugando en silencio – Dijo Mabel también metiéndose dentro de su cama.
- ¿Acaso el chico Pino está nervioso por su cita de mañana?
Dipper abrió los ojos de sorpresa levantándose abruptamente de la cama.
- Tú...
- Eres fácil de adivinar, luego pides a la persona equivocada. – Dirigiéndose a salir de la habitación – Duerme Pino, te echare una mano mañana.
[ FF ]
- Entendiste lo que vas a hacer.
- Sí, eso creo. – Viendo como Bill quemaba el libro. - ¿Qué era eso?
- Un diario de cualquier desconocido casanova – Deshaciéndose de la evidencia. – Ahora que tienes lo necesario.
- Espera, como sabes que funcionara – Dijo Dipper antes de lanzarle una mirada de sospecha al rubio.
- Ya lo dije tengo más experiencia que todos los que habitan en este pueblo.
- Aja, supongamos que tienes la razón – Admirándose nuevamente la ropa – Y este traje, se ve algo elegante y caro, ¿De dónde lo sacaste?
- Es de un simple conocido, tiene un guardarropa lleno del mismo estilo. – Golpeando con su bastón dos veces en suelo. – Es tiempo de liberar a Estrella fugaz.
- ¡Mabel! lo había olvidado.
Unas pisadas se escucharon fuertemente, y el sonido de una puerta abriéndose y cerrándose de golpe. Mabel había llegado corriendo por las escaleras, mientras se lanzaba sobre Bill para proporcionarle dos golpes directamente en el rostro.
- ¡Hey! – Exclamo el demonio al sentir los dos golpes sobre su rostro, logrando partirle el labio, quien gustosamente saboreo su propia sangre y le dedicaba una sonrisa coqueta a la chica. – Si me vas a recibir de esta manera, cada vez que me veas. Pues con gusto estaría muy feliz Estrella fugaz, pero te advierto que tengo un límite en esto.
- ¿De que estuvieron hablando? – Volteando a ver a su gemelo. – Dipper
- No hay nada de qué hablar Estrella fugaz.
- Mientes – Quitándose encima del rubio.
- Yo debo irme, Bill te lo advierto no le hagas nada a Mabel – Se marchó dejando solos a la pareja.
- Dipper espera... - Pero fue retenida por una mano.
- No, no tú te quedas. - Dirigiéndole una mirada seria – Tú debes cumplir con parte del trato, lo recuerdas. – Señalando las marcas donde estaban los sellos. – A él le ira bien. Tú trata de liberarme de esta horrible prisión.
- Me llevara un buen rato. – Tomando el cuchillo para empezar a raspar.
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- Esto es una estupidez, una verdadera estupidez. – Caminaba rumbo al parque de Gravity Falls, con las manos metidas al bolsillo. – Estúpido triangulo iluminati. – Tomando aire para después sacarlo lentamente. – Maldición Mabel, Mabel ¿Por qué tengo que escucharte?
Pasaron unos minutos antes de que apareciera ella, escuchando resonar en el pavimento unos zapatos de tacón rojo, anunciando su llegada. La vio ahí con su vestido azul oscuro con patrón de flores de camelia y un cinturón rojo delgado; su cabello iba recogido con dos mechones a los lados y su fleco cubriendo su frente. Llegando a donde se encontraba el joven Pines, le dedico una leve sonrisa antes de lanzar una mirada de asombro. Dipper trago su orgullo he hizo lo que había dicho Bill anteriormente, antes de salir de la cabaña.
- Dipper – Musito la rubia tímidamente al ver al chico, levemente sus mejillas se tornaron de un color rojo. Era la primera vez que lo veía en esa apariencia, sin los pantalones cortos o esa chamarra de explorador; pero lo que más le sorprendió fue verlo sin su gorra. – Yo... es la primera vez, te veo muy diferente.
- Lo sé, es extraño – Riendo nerviosamente. – Quería intentar un look diferente. ¿Te gusta?
- Te ves muy bien – Dijo Pacifica sintiendo su cara caliente. – Demasiado atractivo – Murmuro bajo.
- Oye, tú te ves hermosa – Tomando su rostro para ver sus ojos - ¿Podemos considerar esto primera cita?
- S-sí – Con el rostro ruborizado como una cereza, sintiendo el contacto de sus dedos irse de su rostro, para después darle el brazo para que se aferrada a él. – Dipper...
- Vamos al cine.
- Sí.
Caminando por las calles de Gravity Falls muchas personas entre conocidas nos observaban y murmuraban frases aleatorias entre comentarios, que de seguro nos podrían en vergüenza a Dipper y a mí. Pero esto era diferente me guiaba con facilidad emprendiendo nuestro camino hacia el cinema, a pesar de ser un lugar con películas atrasadas de hace 2 meses. Comprando las entradas y un poco de golosinas, no dejaba de escuchar a la gente hablar detrás de nuestras espaldas.
Llegando a nuestros asientos aun podía percibir esa aura entre seriedad pero misteriosa a la vez, era normal, o ¿no? Siempre había sido así. No podía dejar estar nerviosa, me di cuenta que seguía aferrada a su brazo como si fuera un mosquito. Soltándolo un poco empecé a jugar con mis mechones, mientras que él me deba esa sonrisa tan serena y despreocupada. Coloque mi brazo en el reposa brazo llegando a sentir el contacto de su mano con la mía, su piel era cálida entre pequeños cortes, posiblemente de su diario.
- ¿Te sientes bien? – Pregunto el castaño acercándose a ver entre la oscuridad el rostro enrojecido de Pacifica. – Estas muy roja.
- E-estoy... bien – Tartamudeando mientras extendía una mano – Dulces...
- Como usted desee – Tomando su mano para depositar unos caramelos.
Si Pacifica no podía superar la escala de los colores rojizos, diría que se encontraba entre la granada y la cereza.
- Sabes esta película fui a verla esa vez con Mabel – Menciono Dipper mientras comía golosinas.
- Tú y tú hermana la habían visto – Dijo un poco desanimada.
- Pero nunca pude entenderle, porque ella no paraba de hablar. – Aclarando antes de fijar su mirada nuevamente en la rubia. – Por lo que verla contigo sería mi primera vez.
- Mentiroso – Riendo silenciosamente.
- Vamos – También riendo junto con ella – Me atrapaste, pero debo decirte que contigo todo puede ser primera vez.
- Dipper... - Mostrando una sonrisa mientras le daba un codazo.
- Vamos mi cómplice se más lista – Acercando una mano para tomar su rostro y besar sus labios suavemente antes de dejarla. – Puede ser primera vez.
- N-no – Dijo la rubia mientras reía ante ese acto cariñoso de su novio. – Usted sabe que esto es una reconciliación.
- ¿Entonces que hacemos aquí? – Dijo hablando suavemente antes de tomar la mano de Pacifica y llevarla fuera del cinema.
Corriendo entre las calles como si fuéramos dos fugitivos, riendo mientras avanzamos. Nos detuvimos en una heladería, sin importar lo que la gente pensara.
- ¿Por qué nos fuimos corriendo? – Dije cansada pero sin quitar mi sonrisa.
- Hay que sentir un poco la adrenalina, ¿no crees? – Pidiendo dos nieves. – ¿De qué sabor?
- Vainilla.
Saliendo del lugar caminamos despacio comiendo los helados, era de extrañarse que él estuviera interesado en realizar este tipo de actividades o mostrar su afecto en lugares públicos.
Recordó el beso que compartieron cuando había regresado ese día a Gravity Falls, siempre era lo mismo cada año. Él regresaba y los dos compartían su momento íntimo alejado de los demás, entre otras actividades que implicaban explorar el bosque y estar con sus amigos. Debía ser la culpable de que ya no pasara tiempo con su hermana, a pesar de que ya no hablaban mucho.
Pero desde que retorno Bill Cipher al pueblo, y con la ayuda de su hermana gemela. Se debatía entre ayudar a la gemela Pines, seguía molesta por todos los actos que había cometido el demonio a su familia, durante el Raromagedón. Pero lo que más le molestaba era que Mabel Pines lo había traído de vuelta. No la podía culpar porque una parte era que ella fue manipulada, durante su invocación y otra era que ella había decidido hacer un trato con él conscientemente. Por eso decidió apoyarla al punto de que ella y Dipper pelearan, sin importar las consecuencias.
La rubia sintió un pequeño tirón de su mano por parte del muchacho, la había guiado a un lugar desolado, observando el establecimiento poco iluminado, con el letrero de Dusk 2 Dawn.
- Dipper ¿Qué es este lugar? – Observando a su alrededor.
- Te acuerdas que te conté una vez, de que aquí había fantasmas y tuve que utilizar un traje de borrego para calmarlos. - Tomando su mano para guiarla dentro de la tienda. – Bueno aquí es.
- Wow... debo decir tengo temor de encontrar uno – Mirando dentro del establecimiento. – Tú sabes la mansión y eso.
- Una prueba de valor Pacifica – Dijo sonriéndole antes de acercarse a un mostrador y pasar su dedo por el aparato del intercomunicador. – ¿Miedo?
- Mmm... no lo creo – Ladeando el labio mientras se acercaba a donde se encontraba Dipper. – ¿Cuál es tu reto?
- Permanecer 30 minutos aquí – Dijo en un tono desafiante – Sin gritar.
- Fácil – Musito la joven rubia antes de escuchar un sonido procedente de los estantes.
- Todavía dices fácil, Noroeste – Mostrando una actitud engreída sin llegar a perder su porte serio.
- Sí – Escuchando el rechinido de las puertas. – Tal vez.
- No sé si descanse bien a ese par de fantasmas – Mostrándole una mirada de burla a la chica. - Lo averiguaremos, cuando estén molestos por haber interrumpido nuevamente en su negocio.
Solo bastaron de 2 minutos antes de que apareciera una rata y tumbara uno de los estantes podridos por la humedad y el óxido, haciendo que la chica lanzara un pequeño grito y saltando antes de dirigir sus pasos fuera del establecimiento.
- Ni loca me quedo un segundo más aquí – Mostrando temor cuando sintió el apretón de una mano sobre su brazo, seguido de la carcajada del castaño. - ¿Cuál es la risa? Tonto.
- Lo siento, Pacifica – Dijo entre risas mientras se pasaba una mano sobre el cabello. – No puedo seguir con esto.
- ¿De qué hablas? – Mostrándose confundida por la actitud del joven Pines. – Dipper ¿Qué está sucediendo?
- Perdón pensé que si cambiaba mi actitud y mi look por un rato, llamaría tu atención - Admitió, desabrochándose un poco la camisa y remangándose las mangas azules, mientras soltaba un suspiro de cansancio. – Bill me enseño como conquistar una dama.
- Pues Bill es un idiota – Dijo entre lágrimas la rubia.
- Lo sé, ni se si ese triángulo alguna vez cortejo a una chica – Ambos se miraron a los ojos un momento antes de que empezaran a estallar entre risas y carcajadas.
- Tienes razón ese Dorito Iluminati, dudo que corteje alguien de esa manera.
- Te imaginas a él saliendo con alguien – Aferrándose al mostrador mientras trataba de calmar su risa. – Por eso creo esa estúpida guía de cortejar.
- Hizo una guía – Riendo olvidándose un momento de lo molesta que estaba. – Oye pero debo agradecer que tu vestimenta te hace ver atractivo.
- Tú crees – Sonrojándose levemente.
- Pero... - Acercándose al joven para depositar un suave beso en sus labios. – Me gustas más con tu gorra. Te hace ver lindo.
- Pacifica – Mostrando un leve gruñido. Si algo no le gustaba es que le dijeran adorable o lindo. – Ven acá.
- No – Sacando la lengua levemente – Atrápame Pines.
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Entonces podemos concluir esta insignificante cita. Felicidades ¿por tú primera cita?
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- Por un momento pensé que Pino echaría perder esto – Murmuro bajo para no lo escuchara la castaña, mientras deshacía la imagen de la pareja que estaba vigilando hace un momento; fijo su mirada en ella quien inútilmente trataba de retirar los sellos con el mismo cuchillo. - Sigue así ya casi lo retiras.
- Aun no sé qué decirle al tío Ford – Raspando la madera. - ¿Qué harás una vez libre?
- Tal vez causar un poco de maldad y un poco de venganza hacia unas criaturas del bosque – Observo como la chica ponía una mirada de sospecha en su ojos cafés. – No te imaginas las clases de cosas que hicieron, mientras estuve encerrado en esa insignificante estatua.
- ¿Te iras? – Pregunto Mabel con un poco de decepción en su voz.
- ¿Me extrañaras? – Contradiciendo su pregunta y acercándose a retirar el cuchillo de sus manos. – Eres una humana extraña, no eres como tu hermano o Stanford. Pero tienes algo interesante.
- Interesante... –Sus mejillas se sentían calientes ante su cercanía, no podía apartar la vista de su ojo dorado. Hasta que un vago recuerdo del Raromagedón le recordó lo que era en realidad. – Solo estás jugando. – Evadiendo su mirada. – Gracias por lo de hoy, por ayudar a Dipper.
- Es lo que deseabas, tú hermano tuvo éxito. – Mostrando una sonrisa.
Mabel desvió la mirada mostrando un semblante triste, mientras trataba de embozar una leve sonrisa amarga. Saber que todo se iba solucionando con la relación de Dipper y Pacifica, ella ya no pasaría más tiempo con su hermano gemelo.
– Oye chica... una vez que retires el sello de mi confinamiento. – Mabel dirigió una última mirada para ver a Bill sostener una botella y dos copas. – Celebramos mi escape y tú próximo castigo que me imagino que sería todo el verano.
Mabel curvo una media sonrisa antes de asentir levemente con la cabeza. – De acuerdo. – Retirando por completo los pedazos de madera donde alguna vez estuvo las runas de contención, y retirando por completo el sello.
Si la iban castigar sus tíos abuelos durante todo el verano, y condenar Gravity Falls a un demonio genocida. Tan siquiera disfrutaría de una última celebración y la primera vez que probaría alcohol, todo cortesía de Bill Cipher.
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Continua
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*Un Extra*
Un castaño recorría su dormitorio con el ceño fruncido lleno de molestia, el motivo claramente que alguien había robado un par de prendas de su guardarropa y su valioso diario privado, no los diarios de Stanford, si no su diario personal. Había salido de tomar su baño vespertino como cada día, pero el notar que sus cosas habían sido movidas eso le ocasiono una terrible molestia.
- ¡WILL! – Grito el castaño dirigiendo una mirada azul fría hacia la puerta.
- ¿Qué sucede amo? – Estaba temblando cuando juro ver un aura oscura provenir del amo Gleeful.
- ¿Quién entro a mis aposentos? - Tronando los dedos para hacer parecer unas llamas en sus manos. – Lo más importante ¿Dónde está mi diario?
- No lo sé amó, yo solo estaba limpiando el piso de la cocina como usted dijo - Lagrimeando de su ojo.
- ¿De qué sirve que tengas ese estúpido ojo? – Se detuvo un momento al ver a su hermana reírse en el marco de la puerta.
- Es enserio, ¿Qué clase de libro es este? – Mostrando el diario todo quemado de los bordes. – Te has tirado a la pobre Pacifica. - Acercándose para entregárselo y presionar con su dedo en sus labios. – Sucio.
- No tanto como tú mi querida hermana – Tomando su mano para embozar una sonrisa con orgullo mientras depositaba un beso. – Debes admitir que mujeres hermosas, no hay nadie que compare tu belleza.
- Me halagas – Retirando su mano para después pasara una mirada rápida a su cuerpo y morderse el labio. – Otra noche. – Dedicándole un guiño antes de retirarse de la habitación.
- Amo Gleeful, todo resuelto... – Menciono temeroso Will antes de recibir un pequeño castigo por su presencia, siendo aprisionado por un campo de gravedad.
- Sí, todo resuelto.
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