[01]-Entre Sueños y Pesadillas

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Capítulo I: Entre sueños y pesadillas

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Otra vez al final del día el sol llega a su final de su jornada, apagándose en colores cálidos entre un rosado suave con el anaranjado del atardecer, y combinándose con el color oscuro en tonos lilas y morados hasta fundirse en un manto de un azul oscuro. Cubierto por una leve capa de manto de estrellas.

La llegada de un firmamento estrellado en la ciudad de Piedmont, atrae a reinar la oscuridad del cielo nocturno. Dejando a los ciudadanos descansar.

Está es una rutina a la cuál he creado, durante cada noche de verano.

Cada noche vigilo su sueño siendo solo un espectador, cada noche la observo removerse en esa cama individual creada para su cuerpo. Pero... ¿Desde cuándo empecé a velar por los sueños de ella? ¿Por qué solamente ella?, siempre será un enigma para mí y algo que jamás entendería aun.

Entre las suaves sabanas de algodón de su cama color rosa pastel, se removía una adolescente de tan solo 16 años de edad. Abrazando su mullida almohada con fuerza como si su vida dependiera de ese objeto. Tirando del cable de su celular, inconscientemente dejo caer el teléfono en un ruido sordo hacia el piso de su habitación; ella se había quedado dormida hace unas dos horas atrás, en medio de una conversación con las chicas que había pasado su verano ante pasado; Candy y Grenda. Sus dos más grandes amigas, seguidas de la pelirroja y de la rubia.

Habían estado hablando de que las clases habían finalizado y que ella estaría muy pronto de regreso al viejo pueblo de Gravity Falls, volviendo a compartir un verano más con ellas.

La chica soltó un quejido mientras se daba media vuelta hacia el otro lado de la cama, tirando más abajo las mantas. Ella era conocida por tener el sueño un poco pesado y activo, a su vez que podría hablar entre dormida; o tener las piernas inquietas por un largo periodo. Esa fue una de las razones por la cual su hermano menor Dipper a la edad de 5 años pidió su propia cama, por la forma en que dormía su hermana gemela.

Apareciendo entre las sombras de la alcoba de la adolescente; descendió una mano luminosa que se formó en una leve ilusión fantasmagórica, colocando un movimiento cafuné sobre el cabello castaño de la chica Pines. Un demonio de los sueños emergió entre las sombra y se posiciono a un lado para observaba con detenimiento, en cada movimiento respiratorio que hacía ella y como su pecho se elevaba de forma calmada, al igual que los sonidos de los murmullos que producía entre sueños.

Le intrigaba aquella figura femenina, tan frágil y delgada, que fácilmente la aplastaría. Sí es que tuviera forma física, pero solo era una ilusión en esa habitación. ¿Qué lo había obligado a venir a presenciarla cada noche? A pesar de que tenía una conexión muy delgada con los gemelos Pines, el demonio de los sueños no comprendía porque siempre llegaba desde muy lejos a visitar el hogar de los Pines.

- Podría molestar a tú hermano en este momento y dejarte en paz – Fijando su ojo más de cerca a la pared de a lado, donde se encontraba la habitación del otro gemelo. Solo para ver a través de la misma pared que los dividía al adolescente Mason Pines dormir completamente rígido como un tronco. Era como si no estuviera respirando, pero el fuerte ronquido del castaño le hizo asegurar al demonio de que estaba vivo. – No, es demasiado aburrido vigilar al chico, es como invadir la mente de Ford nuevamente. Aunque él es muy listo y sospecharía inmediatamente que estuve indagando en su mente. – Recordando que sus últimas visitas habían despertado sospechas en el chico Pines, y estaba muy seguro que él lo delataría fácilmente con su enemigo si sospecharan que la esfinge de piedra donde estaba atrapado, tenía una leve grieta en su interior. Capaz la reforzarían. – No tentemos la suerte, ¿Oh no lo crees, Estrella fugaz?

Viendo a la joven dormitar y colocar una sonrisa boba en su rostro levemente infantil.

Como cada noche invadió los sueños de la chica, abriendo una ventana de su sueño; una especie de espejo en forma de agua en el cuál se sumergió en su mente para explorar sus pensamientos; podía observar entre sus recuerdos que soñaba con su hermano gemelo Dipper y sus tíos abuelos Stanley y Stanford Pines.

Iban en busca de una aventura por el extraño bosque de Gravity Falls. En las zonas más apartadas y desoladas, las cuales nadie había puesto un pie, excepto él o los estúpidos gnomos que habitaban en aquel lugar. Poniendo atención a los detalles de su sueño, miraba cada acción y momento que realizaban, podría decir que esta vez se trataba de una aventura en busca de las Hadas. Seres elegantes y mitológicos, celosos de los poseedores de magia y enamoradizas de los hombres, más las de la clase Sílfides.

El demonio veía con atención alguna zonas del lugar que estaban bien detallas a la perfección entre unas áreas borrosas, que de lo más seguro eran cosas de menos importancia para la chica.

- ¡Dipper mira! – Señalando la de los orbes avellanados, mientras tiraba del chaleco de su hermano hacía la corteza de un roble de un árbol frondoso de flores de azahar. – No son tan lindas, se ven preciosas con esos vestidos. – Riendo al ver que se acercaban a su alrededor y colocaban flores en su cabello.

- Increíble esos seres son algo inofensivos y muy gráciles, deben de ser Meliades – Dijo Stanford tomando nota de los pequeños seres alados que flotaban alrededor. – Con esto a completaría mi información de la categoría de Hadas de Gravity Falls.

- Lo bueno que Soos se quedó en la cabaña o las mataría nuevamente. – Dijo Dipper dándole un codazo amigable a su hermana, quien esta solo se limitó a reír cuando recordó la vez pasada en el desván de la cabaña, cuando su amigo Soos mato a una por error con el matamoscas.

El demonio soltó una carcajada fuerte al recordar las múltiples veces que veía morir a esas inútiles criaturas aladas, a manos de los estúpidos e inmundos humanos. Había una variedad infinita de Hadas y no negara que podrían reproducirse en docenas, como si de mariposas se tratasen, pero a la vez que tenían un corto tiempo de vida, sí es que no llegaban a cuidarse entre ellas.

Morían en un instante; ya sean aplastadas, quemadas, congeladas, comidas por depredadores, cazadas para colección de mariposas, rociadas con mata insectos, golpeadas con un matamoscas, y su favorita la cual era mencionando por muchos adultos que arruinaron la infancia a sus predecesores; que es: "No creer en las Hadas" o negando su existencia por completo. Cuando ellos podrían tener una ayuda de esos alados que generaban salud y riquezas, entre ayuda en el jardín y cosecha.

Siguiendo en la observación del sueño de la menor, observo que cambiaba completamente el panorama de su paisaje en su sueño, tornándose a uno más oscuro y tenebroso. Y eso le agradaba bastante al demonio de los sueños, era como un manjar la pesadilla que iba presenciar.

El cielo había pasado de un azul brillante a un atardecer de color anaranjado con destellos amarillos y un tono carmín que se fundía en el negro oscuro del abismo. Muchas de las criaturas que se encontraban en ese prado o aquella zona rondando por los pastizales del bosque, desparecieron al ver que se abría la tierra por en medio para tragárselos, y salir entre los huecos borbotones de sangre roja y vivaz como si de una fuente agua se tratara. Entre chillidos y alaridos de dolor y agonía. Miro curioso uno de los huecos viendo adentro que se encontraban unas ruedas en forma de sierras de cortar con múltiples dientes afilados.

- Esto se me hace familiar, pero ¿en dónde lo he visto? – Dijo el demonio al expresar una sonrisa a través de su ojo curvado. – ¡Oh ya recuerdo! Esto me recuerda a mi adorable dimensión en el reino de las pesadillas.

- Qué tiempos aquellos en los que gobernaba e infligía terror y desesperación en aquellas criaturas de baja inteligencia. – Se acercó sigilosamente viendo de cerca el panorama del sueño.

Noto que se había recargado accidentalmente en el tronco de un árbol causando la contaminación del mismo sueño. Provocando que la pesadilla fuera más temible en la adolescente. Al punto de tornarse escalofriante y con una temperatura baja.

- Fue un accidente, Estrella fugaz –Tarareando una risa siniestra y sin pizca de culpa por lo que hizo.

La chica lanzo un grito agónico y agudo al ver como su familia había desaparecido de su lado. Ella temblaba de pies a cabeza y sus ojos se tornaron apagados; las hadas caían muertas a su alrededor y ella se arrodillo mientras se cubría los oídos para evitar los sonidos de las criaturas del bosque sufrir, mientras eran despedazadas por las cuchillas. Su mundo de sueño se tornaba como el recuerdo del Raromagedón, cuando en ese momento Bill Cipher había tomado y gobernado sobre Gravity Falls. Otra vez era torturada a presenciar los desastres del monstruo Isósceles dentro de su prisión burbuja.

- Por favor... déjame salir. – Suplicaba la castaña dentro de la burbuja cubierta por la cadena. - ¡Déjame salir! – Grito golpeando la capa protectora de su prisión.

Bill observaba fascinado por el acontecimiento y como ella era llevada al puente. – Esto es fantástico, que ella recuerde con claridad mi preciado mundo ideal – Dijo admirado por la joven adolescente que recordaba todo del Raromagedón. Sin olvidar ningún detalle de su dimensión. – A qué días, cuando yo era el único soberano y gobernante justo, más querido del multiverso – Dijo con leve sarcasmo a lo último de su oración.

La adolescente se retorcía entre las sabanas con una respiración dificultosa, entre cortada que iba exageradamente acelerada. Quería despertar de esa horrible pesadilla, pero el demonio del sueño siempre se lo impedía. La sometía a tener esos sueños, y experimentar sus mayores miedos. Gustaba de alimentarse de sus temores y divertiste con la menor, ella tenía una gran fuente imaginativa para crear excelentes pesadillas.

Había ocasiones en que si la dejaba libre de su pesadilla, siempre y cuando estuviera satisfecho. Pero esta noche quería disfrutar hasta el último momento de su sueño. De todas las bolsas de carne que podría atormentar dentro de la familia Pines, su preferida era la Estrella Fugaz o mejor dicho Mabel Pines. Anteriormente era Stanford, pero el viejo senil como le encantaba decirle, estaba más alerta de sus acciones y podría defenderse fácilmente con la pistola de memoria. Sin olvidar la odiosa placa de metal que le impedía adentrarse a su mente. Ya no tenía invitación, solo causaría que se delatase demasiado temprano de que escapo de la mente de su gemelo.

Amaba la desesperación de la chica por tratar de escapar, y como trataba de luchar entre sus pesadillas, pero siempre iba llegar a cierto punto en que su determinación se llegaría a romper.

Mirando con detenimiento la ventana de su sueño observaba a la chica sollozando, con sus manos sobre su rostro humedecido con las lágrimas saladas. Ropa roída, sucia de su piel y el cabello enmarañado. Mientras miraba la destrucción del pueblo de Gravity Falls.

- Oh vamos, Estrella Fugaz. – Chasqueando su voz al desaprobar la vestimenta de la menor. – No te trataba así, tenías la ropa intacta. Pero te falto más... magulladuras en el rostro, se más deplorable. – Tocando el cuerpo de la chica y tornando su apariencia más descuidada. – Perfecto, continúa.

Entrando en su burbuja prisión uno de sus aliados Kryptos, la tomo sacándola de la zona de seguridad de su burbuja y la llevo en una cadena atada a sus muñecas, mientras tiraba para llevarla hacia su castillo flotante Fearamid.

Llegando a la sala del trono donde estaba sentado Bill Cipher en su forma triangular sobre su trono hecho de humanos petrificados. Miro con arrogancia y desprecio a la Pines.

- Amo ese trono de "Agonía humana congelada" – Recordando al pueblo que tenía bajo su poder. como un recordatorio del mandatario que ejerció sobre ellos. – Eso si es una pieza de mobiliario perfecto.

A su alrededor se encontraban sus aliados riéndose a carcajadas grotescas, ante la presencia de Mabel, atrás de él se encontraba los tapices de los símbolos del Zodiaco. Todos capturados y con la última expresión que tuvieron.

- Vaya, vaya, vaya – Dijo Bill al acercarse flotando en frente de la adolescente, dando vueltas a su alrededor. – Pero si es la Estrella fugaz, gracias a ti. – Acercándose frente a la menor. – Esto no podría haber sido posible, Mabel Pines. – Haciendo un movimiento de reverencia al cual la chica lo miro con tristeza en sus ojos avellanados.

- Mátame – Suplico la castaña al aferrarse más a su suéter de color rosa con la imagen de su viejo suéter. Como una forma de detener el temblor en su cuerpo. – Lo tienes todo.

- No, no puedo hacer eso, arruinarías mi diversión – Chasqueando los dedos hizo aparecer un Martini de líquido purpura en sus manos y beberlo a través de su ojo. – Eres la estrella del show, ¿entiendes? – Empezó a cacarear mientras tiraba la copa hacia la pared haciéndola añicos. – Y las estrellas deben de brillar en el escenario. – Frunció el ceño el demonio.

- Esto no es real – Musito la chica en un leve susurro. – Usted está muerto, ¿Verdad?

- ¿Qué? No escuche nada – Acercándose a ella para tomarla del mentón. – Habla más fuerte, Estrella fugaz.

El escenario de sus sueños empezó a quebrarse y derrumbarse haciendo desaparecer al ejército que tenía Bill, y los tapetes del zodiaco. Quedando ellos dos solos. Lo cual lo sorprendió bastante.

- Esta pesadilla está dando un nuevo giro inesperado. – Dijo Bill al tener curiosidad en cómo iba terminar.

Solo quedaban en el castillo ellos dos, Mabel rompió las cadenas que tenía en sus manos y se abalanzo sobre el triángulo, empujándolo contra el suelo de la habitación blanca, tomándolo entre sus manos y apretándolo con sumo odio. Como intentando romperlo por completo.

- ¡Usted está muerto, maldito monstruo Isósceles! – Consiguiendo una grieta en uno de los bordes de su cuerpo triangular. – ¡No existes! ¡No eres real! – Destruyéndolo por completo.

Bill se alejó de inmediato de la chica al dar por terminado su pesadilla, viendo que se levantaba soltando un grito corto alto y jadeoso con el rostro sudoroso. Desapareció por su ventana como el ente que era, mientras emprendía su camino de regreso al pueblo de Gravity Falls.

- Esto es un nuevo avance, ahora me sorprendiste Mabel. – Dijo Bill riéndose por todo el camino.

Mabel observo a su alrededor para comprobar que se encontraba sola nuevamente en la habitación, había tenido estas pesadillas por más de estos 4 meses, no tan frecuentes como hace unos años, pero pensó que habían parado de una vez. Pero lo curioso es que todos los malos sueños eran relacionados con el Raromagedón, y hasta ahora en ninguna habían luchado, hasta entonces cuando se enfrentó a Bill Cipher.

- ¿Yo lo derrote? – Se preguntó mirándose las manos y embozando una leve sonrisa. – ¿Al fin acabo? – Aunque tenía la sensación de escalofrió y la ansiedad creciendo en su cuerpo.

Se pasó el dorso de su mano por su frente sudorosa, y noto algo en el suelo. Comprobó que su celular se encontraba tirado en el piso de su habitación con la pantalla quebrada. Bufo al saber que su primer celular que había batallado para comprar en sus minis trabajos que tuvo antes de salir de vacaciones, se había ido a la mierda. Ya que el celular se encontraba roto por completo de la pantalla, tal vez la sensación de que apretaba algo venia en su pequeño aparato de comunicación social. Soltando un suspiro de desánimo y se recostó mirando el techo.

- Mis padres no me darán uno nuevo hasta mi cumpleaños, y Dipper no me prestara el suyo – Dijo molesta al no recordarse que no debe dormir con el celular en la mano. – Mañana comienza el verano, y nosotros iremos por fin a Gravity Falls.

Una pequeña sonrisa se dibujó al recordar que vera nuevamente a sus mejores amigas; Candy y Grenda, entre las demás personas y amigos del pueblo. También era la primera vez que conocerá al hijo de Soos y Melody, estaba tan emocionada con la idea de pasar nuevamente sus vacaciones en la Cabaña del Misterio Shark.

- Ya ansió que llegue mañana – Dijo contenta olvidándose de la pesadilla que había tenido recientemente. – Todo saldrá bien.

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Continua

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Glosario de palabras

Sílfides: hadas de los vientos; Paracelso es el primero en citarlas, y son, según él, los seres elementales del aire.

Meliade: En la mitología griega, las melias o melíades eran las ninfas de los fresnos. El fresno que se da en las montañas de Grecia es el fresno de flor.

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