C a t o r c e

La clase dio inicio en cuanto el profesor ingresó al aula con cara de pocos amigos, medio empapado y sosteniendo su portafolio dentro de su gran abrigo. Claro, sin mencionar el potente aroma que destilaba y manifestaba que no había llegado con sus mejores ánimos. 

—Buenas tardes clase, soy el profesor Choi: Chef profesional y licenciado en administración —habló con voz gruesa—. No me gustan los rodeos así que si alguno de ustedes es asquiento a cualquier cosa lo mejor será que abandone esta carrera.

Ninguno de los estudiantes emitió sonido o palabra, Choi resultaba intimidante y resaltaba que era un hombre serio y directo. Ni siquiera HyunJin, quien se rió al principio al verlo llegar empapado, volvió a sonreír luego de que su gruesa voz retumbara en las paredes. 

—Aquí no sólo venimos a cocinar, venimos a aprender de los orígenes y la evolución —vociferó—. Pero como es el protocolo cada quien deberá ponerse de pie y presentarse, simplemente deben decir su nombre y el porqué escogieron la carrera.

SeokJin observó al Alfa junto a él removerse en la silla, notándose inquieto. Volvió a girar en cuanto escuchó al primer estudiante presentarse. Él no debía pensar en qué palabras utilizar puesto que sabía perfectamente qué decir.

Su turno llegó en corto tiempo. Bajo la atenta mirada de todos se puso de pie y carraspeó su garganta.

—Soy SeokJin y, para resumir todo, amo cocinar —habló, con una sonrisa plantada en su rostro.

Choi asintió con la cabeza, indicándole al Omega que tomara asiento y señalando al chico a su lado.

—Mi nombre es HyunJin —tartamudeó—. Y pues... estoy aquí porque quiero cumplir el sueño frustrado de mamá. 

—Esto no es lo tuyo, muchacho —intervino en el segundo en el que el Alfa iba a tomar asiento—. Estudias lo que te gusta, te llame la atención y te apasione. Serás un fracasado sin continúas aquí.

—No es así, profesor.

—Lo es —habló tajante—. He tenido mucho alumnos como tú, jóvenes que llegan hasta aquí por el deseo de sus padres y no por el propio, yo mismo los he visto decaer con el tiempo.

—Disculpe, maestro Choi, pero ese no será mi caso —el tono en la voz de HyunJin era firme y convincente.

—Estas a tiempo, HyunJin. Renuncia ahora y ve a perseguir tu camino —continuó insistiendo. 

—Este es mi camino, estoy de pie en él y pienso recorrerlo hasta el final.

La clase fue embargada por un incomodo silencio en el instante en el que el Alfa declaró aquello último y se sentó tajantemente, dando a entender que no quería continuar con aquella discusión. Por su lado, Choi lo fulminó con la mirada, detallandolo sin pudor para luego señalar al alumno que seguía. 

SeokJin arrancó un pedacito de su libreta y con tinta negra escribió unas cuantas palabras para después golpearle suavemente el brazo al Alfa y tenderle el papelito. 

«Lo hiciste bien ;)»

HyunJin sonrió disimuladamente y gesticuló un 'gracias' con los labios.

El Omega no conocía al maestro Choi de antes, pero pudo percibir que sus duras palabras no eran más que una prueba. Una indagación silenciosa a tus inseguridades, poniéndote al borde con palabras duras que te llevarían a dudar o elegir el camino correcto. 

. . . 

—¡Entonces todos intentamos tocarnos la 'cosita' con la lengua! —exclamaba el Alfa, sumido en carcajadas.

—¡Eso es asqueroso! 

—Lo sé, eramos unos críos y la curiosidad comenzaba a picarnos el cuerpo.

SeokJin no paraba de reír por la anécdota que HyunJin le contaba de niño, presionando con ambas manos su estómago por el repentino dolor que le causó el tanto reír.  Ambos yacían en unas bancas bajo un gran árbol con sus libretas en mano haciendo la tarea que Choi les había dejado. 

El clima no dio indicios de cambio, aún manteniéndose oscuro y amenazante. 

—Yo nunca hice algo así a pesar de que la curiosidad quisiera matarme.

—Te falta mundo, SeokJin —le sonrió coquetamente.

—Lo que me falta es terminar esto para marcharme a casa —contestó el azabache, anotando unas cuantas palabras en el papel.

HyunJin le miró con curiosidad, admirando el perfil del Omega. SeokJin no era como el típico estereotipo sonriente y dulzón, él era directo y atrevido, lindo y regañón. De seguro si continuaban así llegarían a ser muy buenos amigos. 

El Alfa imitó la acción de su mayor, reanudando con su tarea. No supieron exactamente cuántos minutos pasaron, ni sintieron las primeras gotas de lluvia caer, no hasta cuando percibieron cientos y cientos de ellas chocar con sus pieles y mojar sus trazos.

—¡Mierda! 

—¡Date prisa! —le gritó SeokJin al Alfa, recogiendo con celeridad sus pertenencias.

Ambos corrieron con rumbo hacia el primer refugio ante sus ojos. Por suerte la cafetería no quedaba lejos, pero para su infortunio ellos no eran los únicos buscando resguardo.

Decenas de personas, de pie en los espacios libres de mesas, intentando buscar un espacio a salvo y no incomodo, entre ellos el par de chicos, cuyos cuales se apretujaban los unos con los otros en busca de espacio.

—¡HyunJin-ssi! —le llamaron.

El Alfa levantó su rostro captando la silueta de quien le llamaba y sin emitir palabra tomó a SeokJin de la muñeca, conduciéndolo en aquella dirección. 

—¡Hyung! —exclamó jovial.

HyunJin envolvió entre sus brazos a un bajito chico de labios gruesos, cabello rubio y ojos llamativos, cuyo cual se había apoderado de una mesa completamente vacía. 

—Ayer estuve todo el día buscándote —le sonrió el contrario, despeinando sus cabellos.

—No pude venir, falté a mi primer día.

—Como siempre tan desobediente.

El Omega se mantuvo allí de pie en completo silencio, viendo cómo el par de amigos compartían sonrisas y palabras. De momento comenzó a sentir incomodidad, no quería interrumpir así que intentó retroceder muy lentamente pero el amigo del Alfa lo notó.

—Toma asiento —le indicó con un gesto de mano.

—Lo siento, SeokJin —el Alfa se giró para disculparse—. Es que hace unos días no nos veíamos y se suponía que era lo primero que haríamos al entrar a estudiar —comentó a modo de reproche e indirecta.

—Capté el mensaje, Hyunnie.

SeokJin le sonrió por cortesía una vez que tomó asiento. Ciertamente no quería quedarse por mucho tiempo, puesto que sentía que estorbaba entre su charla amena. 

—Hyung, él es SeokJin, mi compañero de clases.

—Mucho gusto —el Omega le tendió la diestra.

—Oh, el gusto es mío, soy JiMin —el rubio le sonrió ampliamente, estrechando su mano.

El azabache no era ciego y por ello podía afirmar los bonitos rasgos que poseía JiMin. Su rostro era completamente simétrico y adorable, su cabello era abundante y manipulable, y ni hablar de su baja estatura que le hacía lucir sumamente tierno. No pudo identificar si el chico era un Alfa o un Omega, puesto que su aroma era nulo, imperceptible, lo cual lo llevó a deducir que se trataba de un Beta. 

Un torrencial aguacero comenzó a caer sobre aquel lugar, impidiéndole completamente la salida a cualquier persona que quisiese hacerlo. De la nada la cafetería comenzó a llenarse de más y más personas, todas tras el mismo objetivo. 

Aromas mezclados en el ambiente, dulzones, amargos y pasables, todos ajenos a provocar una reacción en SeokJin y eso le llevó a preocuparse. No sentir a su lobo inquieto, revoloteando y exigiéndole sucumbir a algún deseo, le causó la mayor de las extrañezas, puesto que su celo había hecho presencia el día de ayer.

Él no supo en qué momento, en qué instante, la temperatura de su cuerpo comenzó a incrementar. De pronto un calor sofocante calaba cada uno de sus huesos, mezclándose con su esencia y haciéndole despertar cada célula dormida. 

—Hace calor.

—¿Tienes calor? ¡Estoy por congelarme! —contestó HyunJin, riendo ante el comentario.

Una mueca en forma de sonrisa apareció en sus labios. ¿Por qué sólo él lo sentía? El Omega tuvo que levantar unos centímetros su camisa desde la parte de abajo para dejar que la brisa fresca se internara en su cuerpo, hasta metió la zurda dentro para comprobar su piel ardiendo. 

—¿Te sientes bien? —inquirió JiMin, al observar pequeñas gotas de sudor caer por su frente. 

—No —respondió en un jadeo. 

Vamos avanzando, yeih :D

¿Qué creen que le ocurre a SeokJinnie? 

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