Asunto: ¡Necesito tu ayuda!

Ya que conocen a Karen, déjenme contarles sobre otra persona que aunque no es tan odiosa como ella, si que cae mal. Déjenme presentarles a mi jefe que es también supervisor y gerente del segundo piso, el licenciado José Alfonso Montaño Barragán, o Tú-Ya-Sabes-Quién para los trabajadores.

Recuerdo que un par de minutos después de las nueve de la mañana las puertas del elevador se abrieron e inmediatamente pude oler su colonia. Sí, amigos, José también tiene la costumbre de vaciarse su perfume cada día, sin embargo, debo decir que en huele bien en pequeñas cantidades, pero es que este hombre exagera. ¿Cómo describir a alguien como él?, para empezar es un hombre muy vanidoso, lo verás siempre con un peinado hecho con puños enteros de gel, con traje y con unos zapatos con tacón corto que parecen sacados de Palacio de Hierro, apuesto que sí son de Palacio de Hierro, con lo que ha de ganar seguro que ni le pesa. El licenciado es presumido a más no poder lo que lo hace ser a veces tan mamón que te dan ganas de sacar el lado barrio. Corre el rumor de que es gay y aunque tiene novia, su modo de andar y su modo de actuar algo afeminado le ha dado esa fama. Pienso que un nombre no necesariamente es gay si es afeminado y tampoco una mujer no es lesbiana si actúan masculinamente, pero en fin, nuestra sociedad está llena de estereotipos y prejuicios.

Esa mañana, hasta raro se me hizo ver que se fue directamente a su oficina de paredes de vidrio sin saludar a nadie y se encerró. Nótese la ironía. Dudo que haya alguien que lo aguante realmente. Todos en este piso nos cae muy mal y el sentimiento es mutuo porque si tienes que tratarlo por alguna situación te mira y te trata como si fueras la peste, como si le pesara firmarnos un mugre documento. Típico comportamiento clasista. Ahora que lo recuerdo, empleados de otros pisos han tenido la mala suerte de tratar con él y sus opiniones no varían en lo absoluto con las de los del segundo piso.

Si se preguntan cómo es que Karen es peor que José es porque cuando conoces al licenciado, su actitud te llega a parecer chistosa, como el personaje Marco López Pérez de la serie de Televisa "Vecinos". Pero en el caso de Karen, ella simplemente no es ni chistosa ni tolerable, es irritable.

Dejando de lado mi jefe y a Karen, creo que estamos en un punto en el que podemos entrar en confianza, ¿no?, porque lo siguiente que le voy a contar me da vergüenza. Conforme seguí con mi jornada laboral veo una notificación de un correo.

1 e-mail nuevo
[email protected]

El remitente era Samuel Ignacio Portillo Barajas. Confieso aquí y ahora que ese hombre logró conquistar mi corazón de mujer lobo, me trae cacheteando la banqueta como no tienen una idea. Casi instintivamente abrí su correo que decía algo así:

Asunto: ¡Necesito tu ayuda!

Emma, disculpa, ¿me haces el favor de checar el estado del seguro "PJMTRK2D0LF9V7"?Lo haría yo pero no sé si supiste que el de informática me formateó la computadora los días que me enfermé y se me borró mi base de datos 😭😭 .

Si me ayudas te deberé unos tacos.

¿Cómo le digo no a Samuel?, es decir, su cara de niño bueno, su oscuro cabello rizado tipo afro, sus manos y su sonrisa me llevan a otra dimensión. Al terminar de leer su mensaje lo busqué con la mirada y en la distancia lo encontré observándome desde su lugar mientras lo vi diciendo algo. Leí sus labios y me dijo: por favor. Yo asentí con la cabeza y busqué el estado del seguro que me pedía y cuando lo averigüé, le respondí su correo.

Qué mal que hayas perdido tus archivos, Samuel 😭😭. Sí vi que el de informática le anduvo moviendo a tu computadora la semana pasada. Apuesto a que si no hubieras faltado en esos días, el de informática ni sus luces ibas a ver, como que quería esperarse a que no estuvieras. En lo que logras recuperarlos el seguro que me dijiste está en estado "PENDIENTE" desde el 15 de octubre.

PD: Me debes unos tacos y si te retractas ya no te vuelvo a ayudar😈😈.

Envié el correo pensando en que si Samuel no me daba tacos lo seguiría ayudando de todos modos. Él es tan noble, atento, gracioso y trabajador que no me podría enojar con él aunque quisiera. Samuel es un año menor que yo, usa lentes y tiene la sombra de una barba sin rasurar por unos días. Está chaparro, más bien yo estoy muy alta porque le gano por una cabeza.

-Deberías decirle -dijo Carlos de repente.

Miré con confusión a mi compañero de enfrente.

-¿De qué estás hablando, Carlos?

-Hablo de que deberías decirle a Samuel lo que sientes por él.

-¿D-de qué estás hablando? -fingí demencia-, no tengo la menor idea de lo que estás hablando.

-Creo que sí la tienes, la manera en la que lo miras te delata y esa gran sonrisa que se forma en tu cara sólo aparece cuando tratas con él -explicó.

-¿En serio soy así de obvia?

Carlos asintió.

-¿Crees que él ya se haya dado cuenta? -pregunté con ganas de que me dijera que no.

-No lo creo, los huma... digo, las personas no suelen notar esas señales, pues las confunden con amabilidad -afirmó mi compañero-. Pero, mi consejo es que le digas, la vida es demasiado corta y podrías arrepentirte de no hacerlo cuando ya sea demasiado tarde -su consejo estaba acompañado con un deje de tristeza.

-No lo sé, Carlos, las cosas entre nosotros podrían ponerse bastante incómodas dado que nos vemos en el trabajo -argumenté en un intento de convencerme a mí misma que él y yo éramos una terrible idea.

Una mujer lobo y un humano sí pueden convivir en armonía, sí pueden enamorarse y sí pueden tener una familia, no seríamos los primeros. Podría ocultarle lo que soy, pero si un día queremos tener hijos y ellos sacan los genes de lobo, no sé si podrá aceptarlo. Es muy raro el caso en que los hijos de hombre o mujer lobo con un humano resulten en hijos con genes de lobo, pero las probabilidades nunca han sido nulas.

-Sea cual sea tu decisión, espero que no te arrepientas -dijo mi compañero-. Por cierto, tu secreto está a salvo conmigo.

-Gracias, Carlos.

Y la conversación terminó regresándonos de nuevo a trabajar.

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