6. A couple's first argument

UNA PRIMERA DISCUSIÓN DE PAREJA

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Decir que Emma era un manojo de nervios era relativamente poco. Hace menos de una hora habían oído una conversación bastante ruidosa de la Orden donde se enteró que su novio llegaría esa misma noche.

Y Emma no estaba lista para ver su reacción. Sabía perfectamente que estaría más que furioso con ella aunque Hermione y Ron le dijeran lo contrario.

—Cálmate, ¿de acuerdo? —le dijo Hermione tomándola de los hombros—. Es tu novio y entenderá perfectamente.

—Exacto, es Harry, sabes que nunca se enojaría contigo —añadió Ron—. Realmente nunca lo he visto molesto contigo por más de un día entero.

—Pero esta vez si que está muy… —comenzó Emma, pero su mejor amiga la interrumpió.

—¡A arreglarse! —alzó la voz sin enfado—. Ya verás que estará completamente calmado. Mientras tú te arreglas Ron y yo iremos por tu comida, ¿verdad, Ron?

—Sí, por supuesto—asintió el pelirrojo—. De verdad, Emma, mantén la calma.

—Bien… —suspiró Emma.

Pero en cuanto sus mejores amigos salieron de la habitación entró nuevamente en un colapso nervioso del cual le tomó largo rato salir. Le fue bastante complicado mantenerse serena y calmada ante la espera.

Por más que le asegurarán que Harry no estaría molesto, ella lo conocía más de lo que le gustaría admitir y sabía a la perfección que estaría disgustado, y no solo con ella sino que con todos.

Había pasado alrededor de una hora desde que Emma termino de cambiarse e incluso de comer un par de galletas con los demás. Ahora, movía nerviosamente su pierna mientras intentaba leer lo que se suponía era un libro de aventura y misterio que había encontrado. Estaba sentada en el pequeña silla que tenía en la habitación.

Su mente divaga en algún otra parte menos en el libro que se suponía debía tener que estar leyendo.

Probablemente estaba tan distraída que no escuchó los pasos que se habían acercado a la habitación, ni cuando abrieron la puerta, ni mucho menos de la persona que tenía frente a ella.

—¿Debería de sorprenderme?

Esa voz dejó helada a Emma.

Sin creer que realmente fuera real alejó lentamente la mirada del libro hasta aquella persona que tenía enfrente: Harry Potter. Y cómo lo había supuesto, no se veía nada feliz de verla como solía hacerlo.

—Harry…

—Sabía que te irías —dijo Harry apretando la mandíbula—, pero nunca me imaginé que mi novia se iría sin despedirse como se supone que haría.

Emma, colocando el libro en el escritorio a su lado, respondió—: Te lo puedo explicar.

—¿Sabes? Me sorprende que después de las cosas que te conté ni tú ni tu familia fueran capaces de responder una miserable carta.

—Yo no podía hacer…

—¿Nada? No me digas, Emma. Escribir una maldita respuesta no es tan difícil, al menos me hubiera gustado saber que estabas bien —Harry vio que al parecer Emma quería protestar así que la interrumpió nuevamente—. ¿Qué dirás ahora? ¿Qué tuviste un mal verano? ¿Qué no podías enviar nada porque alguien te lo pidió?

—No lo estoy teniendo.

—¡Ah, claro! ¿Dime qué te ha sucedido para qué sea tan malo? ¿Qué te impidió responderle a tu "novio", Emma? ¡¿Al menos te preguntaste si estaba bien?! Supongo que no. ¿Por qué lo harías si la estás pasando tan bien junto a todo…?

—¡No lo he hecho! —gritó Emma sobre él, poniéndose en pie de una vez por todas obligando a Harry a retroceder—. ¿Crees que no me preocupo por ti, Potter? ¿Acaso crees que no me importas? Si no envié algo fue porque Dumbledore pidió…

—¡Por supuesto! —dijo Harry sarcásticamente—. ¿Dumbledore, Emma? Si lo hubieras querido habrías intentando por todos los modos contactarte. Me parece que estando tan feliz con los demás te has olvidado…

—¡NO ESTOY FELIZ! ¡Y no te he olvidado! ¿Al menos sabes la razón por la que llegue aquí? ¿Crees que me gustó venir sin siquiera decírtelo? ¿De verdad lo crees?

—Pues si te la estás pasando bomba junto a Ron y Hermione…

—¿Bomba? —repitió, incrédula. Toda esa discusión parecía ten irreal—. ¡MIS PADRES MURIERON! ¡Me trajeron sin que yo quisiera! ¡Toda la maldita culpa me ha carcomido todo este tiempo y aún así he estado preocupada por ti! ¿Crees que no intenté contactarte? Pues lo hice, pero absolutamente todos aquí me detuvieron porque era "tú bien". ¿Y adivina qué? ¡Me importas! ¡Por eso no lo hice! ¡Por eso no te respondí!

La culpa entonces cayó sobre Harry  como un balde de agua fría. ¿Qué había hecho? No sólo había tratado a Emma del peor modo sino que acababa de hacerla llorar. Quería golpearse por eso. ¿Cómo lo había permitido? La persona que más amaba en el mundo: su novia, estaba derramando silenciosas lágrimas justo en frente de él y era su culpa.

—No la he estado pasando "bomba" como al parecer has creído —continuó la castaña, tomando con agresividad el libro en el escritorio—. Espero que no trates a tus amigos de la misma manera.

Sin más la castaña salió de la habitación. Estaba dolida. ¿De verdad Harry acababa de decir todo eso? ¿En verdad fue capaz de creer que ella lo había olvidado o que no había intentando responderle?

Harry se quedó en silencio en la habitación un segundo antes de golpear el escritorio con su puño, así asustando a Beauty, que ululó alarmada. Se sentía furioso consigo mismo. Se había dejado cegar por el enojo que no fue capaz de medir sus palabras ni por un segundo. Y ahora su novia estaba mucho más que molesta, y cómo había aprendido tiempo atrás, Emma no era alguien que se enojaba seguido, pero cuando lo hacía era mejor alejarse. Pero Harry no haría eso, hablaría con ella lo más rápido posible.

Emma entró a la habitación más cercana que encontró sin tomar demasiado importancia a quien estaba dentro. Al entrar tiró el libro fuertemente lejos y se sentó en la primera cama a su vista.

—¿Emma?

Ginny la veía bastante extrañada. Emma estaba molesta, demasiado para ser sincera, y era bastante preocupante.

—Hola, Ginny —saludó secamente.

—Harry llegó, ¿no es así? —cuestionó tímidamente.

Emma asintió—. Supongo que lo has escuchado, ¿no?

—Un poco —admitió, encogiéndose de hombros—. Te dejare sola si eso quieres.

—Da igual —le restó importancia la castaña, soltando completamente su cabello "arreglado" y tirándose en la cama que usaba Hermione.

—Ha sido bastante fuerte —comentó Ginny desde su lugar.

—Oh, ya lo creo —respondió Emma cubriéndose el rostro con una almohada—. Me hubiera gustado no hacerlo pero…

—Como haya sido, sabemos que tuviste una razón —intentó tranquilizarla la pelirroja—. Después de todo, no es normal ver a Emma enojada.

Emma sonrió contra la almohada.

—¿Bajarás a cenar? —cuestionó Ginny.

—Realmente no tengo hambre, pero gracias —dijo Emma—. Por si preguntan: estoy bien.

La pelirroja asintió antes de salir de la habitación. Para sus oídos la discusión no había sido muy clara y al parecer también era el caso de todos los demás.

Por supuesto que Ginny no había sido la única que escuchó la discusión entre la pareja. De hecho, toda la casa la había oído, incluyendo a Kreacher. Remus estaba bastante preocupado por Emma y los demás se preguntaban qué había llevado acabó la discusión.

Emma no había salido de la habitación en lo que resto de la noche, incluyendo la cena. Realmente no era por capricho, pero no quería ver a nadie y mucho menos tenía demasiada hambre para ser sincera.

Pasadas las once de la noche volvió a su habitación acompañada por Hermione, que parecía querer hablar. En cuanto estuvieron sentadas, Hermione tomó la palabra:

—¿Qué fue lo qué pasó?

—Esta molestado, se los dije.

—Si fuera sólo eso no te habrías alterado de esa manera —repuso Hermione con delicadeza.

Emma estaba realmente sorprendida de lo bien que todos parecían conocerla.

—No fue nada —dijo. Hermione la miró con incredulidad—. Mira, yo no estoy molesta con él, ¿bien? Pero me lastimó que pensara que no me importa cómo está. Creyó que lo había abandonado porque se me dió la gana de hacerlo cuando sabes perfectamente que no es así. Yo no quería irme así…

—Harry tampoco está molesto contigo —le aseguró Hermione, acariciando la mano izquierda de su mejor amiga—. Se siente mal por haber dicho todo eso. No estaba pensando lo que dijo…

—Her, ¿sabes que me ensañaron mis padres? —susurró Emma con los ojos brillando en lágrimas—: cuando estás enojado dejas salir todo lo que sientes aunque luego lo nieges. Harry en verdad creyó eso, y sé que probablemente no lo quiso decir y fue el momento pero… esa idea cruzó en su cabeza por un momento. Si te soy sincera yo también dije lo que pensaba aunque no quisiera.

Se hizo el silencio en la habitación el cual solo fue roto con los ronroneos de Crookshansk y Félix que estaban jugando juntos.

—Nunca los había oído discutir así —murmuró Hermione varias minutos después.

—Nunca lo habíamos hecho —corroboró Emma sintiendo un nudo en su garganta el cual ya dolía—. Nunca.

Pasaría varios minutos en silencio en medio de la oscuridad en los cuales Hermione se encargó de consolar a Emma como ella había hecho años atrás. Realmente dolía verla así, pero haría cualquier cosa por mejorar su estado.

—Se van a arreglar en cuanto el amanecer salga —aseguró Hermione poniéndose en pie dado que ya era bastante tarde y Emma ya estaba mucho más calmada—. Te lo prometo.

La castaña asintió y observó cerrarse la puerta y desparecer a su amiga. Emma intentó pegar ojo pero le fue prácticamente imposible. Todo la tenía tan agobiada y no sabía que hacer la mañana siguiente. Salir de la habitación se estaba volviendo una opción bastante tentadora para el desayuno.

Por el lado de Harry tampoco podía dormir. No sólo por la conversación con la Orden que acababa de tener sino por su novia. Seguía tan molesto consigo mismo que sentía la necesidad de ir y pedirle disculpas en ese momento. Pero no la despertaría. A la mañana siguiente hablaría con ella aunque Emma lo ignorara: no se podía permitir estar enojado con ella. Y mucho menos por su culpa.


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