18 | Future plans

.:. CHAPTER EIGHTEEN .:.
( PLANES DEL FUTURO )

Harry regresó a las clases el lunes, y por supuesto que Malfoy aprovechoycada oportunidad que tenía para burlarse. La mayor parte de la siguiente clase de Pociones la pasó Malfoy imitando por toda la mazmorra a los dementores. Llegó un momento en que Ron no pudo soportarlo más y le arrojó un corazón de cocodrilo grande y viscoso. Le dió en la cara y consiguió que Snape le quitará cincuenta puntos a Gryffindor.

—Si Snape vuelve a dar la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, me pondré enfermo —explicó Ron, mientras se dirigían al aula de Lupin, tras el almuerzo—. Mira a ver quién está, Hermione.

Hermione se asomó al aula.

—¡Estupendo!

El profesor Lupin había vuelto al aula. Ciertamente, tenía aspecto de convaleciente. Las togas de siempre le quedaban grandes y tenía ojeras. Sin embargo, sonrió a los alumnos mientras se sentaban, y ellos prorrumpieron inmediatamente en quejas sobre el comportamiento de Snape durante la enfermedad de Lupin.

—No es justo. Sólo estaba haciendo una sustitución. ¿Por qué tenía que mandarnos trabajo?

—No sabemos nada sobre los hombre lobo…

—¡… dos pergaminos!

—¿Le dijeron al profesor Snape que todavía no habíamos llegado ahí? —preguntó el profesor Lupin, frunciendo un poco el entrecejo.

Volvió a producirse un barullo.

—Si, pero dijo que íbamos muy atrasados…

—… no nos escuchó…

—¡… dos pergaminos!

El profesor Lupin sonrió ante la indignación que se dibujaba en todas las caras.

—No se preocupen. Hablaré con el profesor Snape. No tendrán que hacer el trabajo.

—¡Oh, no! —exclamó Hermione, decepcionada—. ¡Yo ya lo he terminado!

Emma sonrió para sí misma. Le había dicho a Hermione que no hiciera el trabajo de Snape.

Tuvieron una clase muy agradable. El profesor Lupin había llevado una caja de cristal que contenía un hinkypunk, una criatura de una sola pata que parecía hecha de humo, enclenque y aparentemente inofensiva.

—Atrae a los viajeros a las ciénagas —dijo el profesor Lupin mientras los alumnos tomaban apuntes—. ¿Ven el farol que le cuelga de la mano? Le sale al paso, el viajero sigue la luz y entonces…

El hinkypunk produjo un chirrido horrible contra el cristal.

Al sonar el timbre, todos recogieron sus cosas y se dirigieron a la puerta, pero…

—Espera un momento, Harry —le dijo Lupin—, me gustaría hablar un momento contigo.

—Te espero fuera —le dijo Emma, para luego salir junto a Ron y Hermione.

Éstos último tuvieron que irse, Ron a terminar un trabajo, y Hermione a una de sus tantas clases.

Al salir del aula, Harry le contó a su novia sobre las clases antidementores que tendría con el profesor Lupin, lo cual alegró mucho a Emma.

ESE DÍA ERA SÁBADO, Y PARA EMMA fue algo nuevo despertar sin los gritos de su mejor amiga.

—¡Te gané! —le gritó Emma a Hermione, abriendo las cortinas de su cama.

—Me alegro —dijo Hermione con diversión—. Pero eso no importa, tienes que arreglarte.

—¿Por qué? —preguntó Emma—. ¡Es sábado! No tenemos clases, además hoy planeaba quedarme recostada junto a Félix mientras escuchaba a Michael Jackson. ¿Qué es mejor que eso?

—Pasar el día con tu NOVIO —le dijo Hermione, recalcando la palabra "novio"—. Harry me pidió que te avisará que estará en el lago negro. Así que ve.

—¿Por qué no me dijo a mí? —preguntó Emma haciendo un puchero mientras abrazaba a su gato—. ¿Ves como es Harry conmigo, Felix? Le cuenta todo a ella y no a mi…

Hermione rodó los ojos con diversión.

—Estás sensi… ¡Oh! Ahora lo entiendo —sonrió Hermione.

—¡Jean Granger, guarda silencio! —amenazó Emma, poniéndose en pie y entrando al baño.

—Lo que quieras —contestó Hermione, divertida.

Cuando estuvo lista, Emma bajó hasta la sala común, para luego continuar su camino hasta el lago negro. Emma tardó unos cinco minutos más hasta llegar a donde Hermione le había dicho que estaba Harry. Y por supuesto que estaba ahí.

Por un segundo el azabache se quedó embobada mirando a su novia de arriba a abajo.

—Tengo a la novia más linda del universo —le dijo Harry mientras la ayudaba a sentarse.

Emma le sonrió a Harry. Era increíble lo dulce que podía llegar a ser.

Comenzaron a hablar de cosas que se les venían a la cabeza en el momento, como anécdotas de cuando eran pequeños, o como se sintieron cuando se conocieron. No sabían muy bien como, pero terminaron hablando de nombres.

Y Emma supone que saben a lo que se refiere con nombres.

En aquel momento ambos estaban sentados en el césped. Emma tenía su cabeza en el hombro de Harry, mientras éste la abrazaba por la cintura.

—Demasiado rápido, James —le dijo Emma cuando Harry preguntó como le gustaría llamar a sus hijos–. Nada está escrit…

—Un mes, un día o incluso un segundo me es suficiente para saber que con quien deseo pasar el resto de mi vida es contigo —le aseguró Harry a su novia.

—Eres muy dulce —dijo Emma entre una débil risa—. Ahora, respondiendo a tu pregunta: Aurelle.

—Lindo nombre —sonrió Harry—. Potter… Aurelle Potter Williams… —murmuró.

—Ni siquiera sabemos si algún día existirá.

—Algo me dice que algún día lo hará.

—Estas loco —susurró la castaña—. Dios nos salvé si eso pasa.

—¿No crees que sería lindo tener a una mini copia de ti corriendo por nuestra casa?

Emma se quedó congelado. ¿Su casa?

—Pensaremos eso en un futuro —le dijo—. Por ahora, lo principal son nuestros estudios.

—Suenas como Hermione —dijo Harry con diversión.

—Paso con ella todos los días ¿qué esperabas?

Harry se encogió de hombros.

Las siguientes horas pasaron con normalidad entre conversaciones que Ron odiaría escuchar.

—Gracias por llegar a mi vida —susurró Harry, gracias a la cercanía entre él y Emma.

—Tendríamos que agradecer que chocaste conmigo —dijo Emma, recordando ese momento.

—¿Yo choqué? —cuestionó Harry—. ¿Estás segura? —Emma asintió—. A mí parecer, fue alguien más quién chocó.

Emma sonrió, ocultando su rostro en el cuello de su novio.

—¿Ah sí? —dijo Emma—. ¿Cómo pasó entonces?

—Una hermosa niña estaba tan distraída observando a su alrededor, no se fijó adelante y… chocó —relató Harry, recordando eso como si hubiera pasado ayer.

—No lo recuerdo, Harry —dijo Emma, fingiendo confusión mientras ocultaba su sonrisa que amenazaba por aparecer—. Debería recordarlo…

Harry sonrió, captando las intenciones de su novia. Rápidamente la atrajo por la cintura para tenerla completamente cerca y la besó, chocando sus labios con los de ella. Emma sonrió entre el beso, admirando la capacidad de Harry por captar a lo que refería.

Una pequeña electricidad recorría el cuerpo de ambos. Se sentían en las nubes, en el paraíso. En esos contados momento que tenían solo eran ellos y nadie más existía.

Harry se sentía la persona más afortunada por tener a Emma como su novia. Ella era alguien que el quería mucho, por muchas cosas. Pero una de las más importantes era que ella le brindó el amor y cariño que nunca recibió por parte de los Dursley. Él sabía que quería compartir el resto de su vida con ella, y aunque faltara demasiado para eso, él estaba seguro de que nunca la dejaría.

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