18. La verdad es que te quiero
Al día siguiente su primera clase era Defensa Contra las Artes Oscuras con Snape, y Harry simplemente parecía haberse pegado a su cama.
—Tarde de nuevo, Potter —dijo friamente Snape, cuando Harry se apresuró a entrar en el salón iluminado por velas—. Diez puntos menos para Gryffindor.
Harry miró molesto a Snape mientras se tiró en un asiento a lado de Emma y Ron. La mitad de la clase aún estaba de pie, sacando libros y ordenando sus cosas, no pudo haber llegado mucho mas tarde que ninguno de ellos.
—Antes de empezar, quiero sus ensayos sobre dementores —dijo Snape agitando
suavemente su varita, y veinticinco pedazos de pergamino volaron por el aire y aterrizaron en una ordenada pila en su escritorio—. Y espero por su bien que sean mejores que la incompetencia que tuve que aguantar sobre cómo resistirse a la maldición Imperius. Ahora,
si abren todos sus libros en la página... ¿Qué pasa señor Finnigan?
—Señor —dijo Seamus—, me he estado preguntando… ¿Podría decirme cual es la diferencia entre un Inferius y un fantasma? Porque había algo en el periódico sobre un Inferius.
—No, no lo habia —dijo Snape con voz de aburrimiento.
—Pero señor, escuché a alguien hablando…
—Si usted ha leído el artículo en cuestión, Señor Finnigan, deberia saber que el llamado Inferius no era más que un apestoso y soplón ladrón de nombre Mundungus Fletcher.
—Pensé que Snape y Mundungus eran del mismo bando —murmuró Harry a sus amigos—. ¿No deberia estar molesto por el arresto de Mundungus...?
—Pero al parecer Potter tiene mucho que decir en la materia —dijo Snape, señalando repentinamente al fondo del salón—. Déjenos preguntarle, Potter, cual es la diferencia entre un Inferius y un fantasma.
La clase entera miraba a Harry, y entonces dijo la cosa más absurda que Emma había escuchado.
—Eh... bien.. los fantasmas son
transparentes…
Emma tuvo que mirar hacia debajo de la mesa y apretar los labios para evitar soltar una carcajada.
—Oh, muy bien —interrumpió Snape, con los labios torcidos—. Si, es fácil ver que casi seis años de educación mágica no han sido desperdiciados en usted, Potter. Los fantasmas son transparentes.
Pansy Parkinson dejó salir una risita aguda. Muchos otros sonreían con
satisfacción. Harry tomó aire y continuó
—Si, los fantasmas son transparentes, pero los Inferius son cuerpos muertos,
¿verdad?, así que deben ser sólidos.
—Un chico de cinco años pudo habernos dicho mucho más —dijo con sarcasmo
Snape—. Los Inferius son cuerpos que han sido reanimados por hechizos de magos oscuros. No están vivos, son simplemente usados como marionetas para hacer la voluntad del mago. Un fantasma, como espero que todos ustedes sepan, es la impresión que deja un alma en la tierra, y por supuesto, como Potter sabiamente nos dijo, son transparentes.
—Bueno, lo que Harry dijo es lo mas usual si tratamos de diferenciarlos —dijo Ron—. Si estamos cara a cara con uno en una aldea oscura, vamos a ver si es sólido, ¿verdad?, no vamos a andar preguntándole, Disculpe, ¿es usted la impresión que dejó un alma?
Hubo un murmullo de risas, que se callaron al momento que Snape miró a la clase.
—Otros diez puntos menos para Gryffindor —dijo Snape—. No esperaba nada más sofisticado de usted, Ronald Weasley, un chico tan sólido que no se puede aparecer ni una pulgada lejos del salón.
—Ya, no lo escuches —murmuró Emma, colocando su mano sobre la de Harry cuando vió que abría la boca enojado—. Solo busca enfadarte, y lo está consiguiendo. No le hagas caso.
—Ahora abran sus libros en la página doscientos treinta —dijo Snape, con una
pequeña sonrisa— y lean los primeros dos párrafos sobre la maldición Cruciatus.
( . . . )
El fin de semana Ron y Hermione habían salido a Hogsmeade para sus lecciones de Aparición y Harry y Emma se habían quedado solos en el dormitorio del azabache pues todos habían salido, además de que necesitaban un tiempo a solas para aclarar algunas cosas.
—Hace mucho que no apreciaba este lugar —sonrió Emma, balanceando las piernas y admirando la habitación de los chicos.
—No tiene nada de especial. En realidad es un desastre —dijo Harry.
—Ese es el toque especial.
Harry rió en voz baja, se aflojó un poco la corbata del uniforme y tomó asiento en el lado derecho de su cama. Emma estaba recostada en la mitad de ella, con los ojos cerrados y el cabello un poco desordenado.
—Hay algo que me sorprende… —dijo Emma de repente en medio del silencio.
—¿Qué?
—Que Ron se haya percatado de algo “raro” antes que Hermione —explicó con una sonrisa. La castaña se reincorporó y se sentó al lado de Harry—. Es tan insistente…
—Ni que lo digas —suspiró Harry—. No para de preguntar en todo el día. Ya no sé qué decirle.
—No hay mucho que decir en realidad —dijo Emma en voz baja—. No somos específicamente amigos, ¿o sí?
—Pero tampoco eres mi novia —repuso Harry.
Emma colocó su cabeza en el hombro de Harry mientras que él entrelazaba sus manos.
—Me gustaría que lo fueras una vez más —admitió Harry—. Pero… hay mucho peligro ahí fuera, y no considero que sea el momento…
—No deberías preocuparte por eso —le dijo Emma, dándole un beso en la mejilla.
—De verdad me gustaría poder ser plenamente feliz contigo a mi lado —suspiró Harry.
—Y lo seremos, James —aseguró Emma con calma en su voz, aunque lo cierto es que no estaba segura de eso—. Pero ahora, ¿qué haremos con Ron-Ron? ¿Que le diremos?
—La verdad.
—¿Cuál es exactamente?
Harry sonrió, besando la mano de Emma—. Que te quiero.
Lo que continuó del día Harry se desapareció por al menos unos treinta minutos. Y rezando por qué no hubiera hecho una locura, Emma bajó sola hasta el Gran Comedor para almorzar, donde se encontró con sus amigos.
—¡Lo hice! bueno, algo así —le dijo Ron a Harry y Emma con entusiasmo cuando los vio—. Se suponía que debia aparecerme afuera de la Tienda de Té de Madame Puddifoots y lo hice un poco mas lejos, terminé cerca de Scrivenshafts, ¡pero al menos me moví!
—Me alegro mucho —dijo Emma, sonriéndole.
—¿A ti como te fue Hermione? —preguntó Harry.
—Oh, ella estuvo perfecta, obviamente —dijo Ron antes de que Hermione pudiera
responder—. Perfecta deliberación, adivinación, y desesperación o lo que sea que fuera. Después todos fuimos por unas bebidas a Las Tres Escobas, deberian haber oido a Twycross con ella... No me sorprendería que pronto le hiciera la pregunta.
—¿Y que hay con ustedes? —preguntó Hermione, ignorando a Ron—. ¿Qué han hecho? ¿O acaso Harry ha estado en lo del Cuarto de los Menesteres todo este tiempo?
—Estuvimos hablando por horas, y luego desapareció —dijo Emma con burla—. ¿Fuiste a la sala de Menesteres verdad?
—Sip —dijo Harry—. ¿Y adivinen con quien me tope ahí? ¡Con Tonks!
—¿Con Tonks? —repitieron Emma, Ron y Hermione a la vez, sorprendidos.
—Si, dijo que habia venido a visitar a Dumbledore.
—Si me lo preguntas —dijo Ron una vez que Harry terminó de describirles su
conversación con Tonks— está sufriendo una pequeña crisis nerviosa. Ha perdido los nervios después de lo que pasó en el Ministerio.
—Es un poco extraño —dijo Hermione, quien por alguna razón se veia muy
preocupada—. Se supone que ella está vigilando la escuela, ¿por qué de pronto abandona su puesto y viene a ver a Dumbledore cuando él ni siquiera esta aquí?
—He pensado —dijo Harry no muy seguro—. No creen que pueda estar.. ya saben. ¿enamorada de Sirius?
Emma abrió los ojos con sorpresa—. ¿Y eso por qué?
—No lo se —dijo Harry encogiéndose de hombros—, pero ella estaba a punto de llorar cuando mencioné su nombre y su Patronus es ahora una gran cosa con cuatro patas. Me pregunto si no se convirtió... tú sabes... en él…
—Es solo una idea —dijo Hermione despacio—. Pero aun no se por qué irrumpió en el castillo para ver a Dumbledore, si es que a eso realmente es a lo que vino.
—Es como lo dije, ¿cierto? —dijo Ron quien ahora metia una gran cantidad de puré de papa en su boca—. Ella se ha vuelto algo loca. Perdió los nervios.
»Mujeres —dijo con tono de sabiduría a Harry—, ellas se alteran fácilmente.
—Gracias —dijo Emma con sarcasmo, quitándole su plato lleno de puré de papas y carne estofada.
—Claro que tú no —rió Ron—. Me corrijo: Las mujeres, menos Emma, se alteran fácilmente.
Emma sonrió con diversión y le devolvió su comida a Ron—. Mucho mejor.
( . . . )
Parches de cielo azul brillante empezaban a aparecer sobre las torres del castillo, pero estas señales de que el verano estaba cerca no eran últimamente agradables.
Si bien lo que sea que hubiera entre Harry y Emma estaba bien, el primero se había visto bastante frustrado al no descubrir lo que Malfoy ocultaba en ese salón.
—Por última vez, solo olvídate de Malfoy —le dijo Hermione a Harry firmemente.
Los cuatro estaban sentados en una esquina soleada del patio despues del almuerzo. Hermione y Ron estaban tomando un folleto del Ministerio de Magia «Errores Comunes de Aparacion y Como Evitarlos», porque iban a tomar el examen esa misma tarde, pero los folletos no les habían calmado los nervios para nada.
Ron dio un pequeño salto y se trató de esconder detrás de Emma cuando una
niña volteó en la esquina.
—No es Lav-Lav —dijo Emma con diversión.
—Qué bueno —dijo Ron, relajándose.
—¿Harry Potter? —dijo la niña—. Me pidieron que te diera esto.
—Gracias.
—Dumbledore dijo que no ibamos a tener mas clases hasta que obtenga el recuerdo —dijo Harry muy confundido cuando la niña se fue.
—¿De repente quiere asegurarse de como vas? —sugirió Hermione, mientras Harry desenrrollaba el pergamino, pero en vez de encontrar la larga y torcida letra de Dumbledore vieron una letra desaliñada, muy dificil de leer por la presencia de grandes manchas en el pergamino donde la tinta se habia corrido.
¡Queridos Harry, Rony Hermione!
Aragog murió anoche. Harry y Ron ustedes lo conocieron y saben lo especial que era. Emma, Hermione, yo se que les hubiera gustado. Seria muy importante para mi si ustedes vinieran al entierro esta noche. Estoy planeando hacerlo al anochecer, ese era su momento favorito del dia. Yo sé que ustedes no pueden estar fuera tan tarde, pero pueden usar la capa.
No lo pediría, pero no puedo afrontarlo solo.
Hagrid.
—Miren esto —dijo Harry, dándole la nota a Emma.
Cuando terminaron de leerla, Emma y Hermione compartieron una mirada de sorpresa y compasión.
—Está loco —dijo Ron furioso—. ¡Esa cosa le dijo a sus amigos que nos comieran a Harry y a mi! ¡Les dijo que podian servirse! ¡Y ahora Hagrid espera que vayamos a llorar sobre su horrible cuerpo peludo!
—No es solo eso —dijo Hermione—. Nos está pidiendo que salgamos del castillo por la noche cuando sabe que la seguridad es un millón de veces mas grande y en cuantos problemas nos meteríamos.
—Pero podríamos hacer el intento —dijo Emma—. Hagrid haría cualquier cosa por nosotros, lo saben.
—Si, ¿pero para algo como esto? —dijo Hermione—. Hemos arriesgado mucho por ayudar a Hagrid, pero despues de todo Aragog esta muerto. Si fuera una cuestion de salvarlo…
—Menos hubiera querido ir —dijo Ron—. Chicas, ustedes no lo conocieron. Créanme, estar muerto lo habrá mejorado mucho.
Emma miró con preocupación las manchas de tinta sobre la nota. Era evidente que Hagrid había estado llorando mientras la escribía.
—Harry no puedes estar pensando en ir —dijo Hermione—. Menos tú, Emma, sabes en los líos que te meterías. Es una cosa tan insignificante para meterse en problemas.
E
mma agachó la cabeza.
—Lo sé —suspiró.
—Si yo sé —dijo Harry—. Supongo que Hagrid tendrá que enterrar a Aragog sin nosotros.
—Si tendrá que hacerlo —dijo Hermione aliviada—. Mira, Harry, pociones va a estar casi desocupada esta tarde, con todos nosotros tomando nuestros examenes.. trata de ablandar a Slughon un poco en ese momento.
—¿La cincuentaysieteava vez es la de la suerte no crees? —dijo Harry amargamente
—Suerte… —dijo Ron repentinamente—. Eso es Harry, ¡vuelvete suertudo!
Emma alzó la mirada—. Brillante idea.
—¿Qué quieren decir?
—Usa tu poción de la suerte.
—¡Ron eso... eso es! —dijo Hermione, aturdida—. ¡Claro! ¿Por que no pensé en eso?
Harry los miró fijamente a los tres.
—¿Felix Felicis? —dijo—. No sé... la estaba guardando.
—¿Para qué? —preguntó Ron incredulamente.
—¿Qué en el mundo puede ser más importante que ese recuerdo Harry? —preguntó Hermione.
Harry no respondió. Simplemente miró a Emma de reojo. Tenía una idea en su cabeza desde hace bastante tiempo, pero no sabía si podría llevarla a cabo en algún momento.
—¿Harry? ¿Todo bien? —preguntó Emma.
—¿Que...? Si, claro —dijo, volviendo en si—. Bueno... está bien. Si puedo lograr que
Slughorn hable esta tarde, voy a tomar un poco de Felix e intentarlo otra vez esta noche.
—Eso está decidido, entonces —dijo Hermione vivamente, parándose y haciendo una pirueta graciosa—. Destino.. determinación... deliberación… —murmuró.
—Oh, deja de hacer eso —rogó Ron—. Me siento lo suficiente enfermo asi, ¡rápido,
escondanme!
—¡No es Lavender! —dijo Hermione impacientemente, cuando otro grupo de niñas aparecieron en el patio y Ron se tiró detrás de ella.
Emma rió levemente y fijó su mirada en el castillo. Sabía que Harry debería usar usa poción quisiera o no para conseguir el preciado recuerdo. Solo esperaba que las cosas le fueran mejor de lo que esperaba.
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