31. A clumsy rehearsal
UN TORPE ENSAYO
───⊱✿⊰───
Deseosos de impresionar a los visitantes de Beauxbatons y Durmstrang, los de Hogwarts parecían determinados a engalanar el castillo lo mejor posible en Navidad. Cuando estuvo lista la decoración, Emma, además de estar muy maravillada, creía que era lo más hermoso que había visto nunca: a las barillas de la escalinata de mármol les habían añadido carámbanos perennes; los acostumbrados doce árboles de Navidad del Gran Comedor estaban adornados como todo lo imaginable, desde luminosas bayas de acebo hasta búhos auténticos, dorados, que ululaban; y habían embrujado las armaduras para que entonaran villancicos cada vez que alguien pasaba por su lado. En varias ocasiones, Filch, el conserje, se ocultaba para llenar los huecos de los villancicos con versos de su invención, siempre bastante groseros.
Por otro lado, Ron había comenzado a poner nervioso al no tener pareja para el baile. Y aunque Emma hizo varios esfuerzos con una que otra indirecta hacía su amigo, al parecer nunca las capto.
—Vamos, no es difícil —rio Emma, invitando a Harry a acercarse a ella.
—No lo haré —se negó Harry por quinta vez, cruzándose de brazos.
La castaña abrió su boca con aire ofendido—. Te dejaré de besar por un mes si continúas así.
—Sabes que las amenazas no están bien —Harry se sonrió y se levantó con pesadez.
Al llegar hasta su novia, la tomó de las manos y se permitió que ella la guiara.
—¿Desde cuándo lo sabes? —cuestionó el azabache, quemando tiempo.
—Desde que tengo cuatro años —respondió Emma, colocando las manos de Harry en su cintura—, así que soy toda una experta. Ahora solo déjame guiarte, James.
Harry suspiró divertido antes de que Emma le indicara paso por paso, con paciencia, cada parte del vals para el baile de Navidad (sobre todo porque había sido instrucción de la profesora Mcgonagall). «Es como si estuvieras pisando una nube», le decía la castaña una y otra vez con delicadeza a Harry. Pero éste no veía tan fácil intentar no pisar a su novia con cada torpe paso que daba.
—¡Lo hiciste! —exclamó Emma con felicidad cuando luego de varios intentos, Harry lo hizo casi perfecto.
Harry abrazó a su novia llevado por un arranque de felicidad. La acercó a él y apoyó su cabeza en el hombro de Emma, inhalando su delicioso aroma, sonriendo ligeramente debido a su logro.
—Gracias —murmuró Harry, cerrando sus ojos con tranquilidad.
—¿Ahora por qué? —cuestionó Emma con una sonrisa.
—Por todo, amor —musitó el azabache.
Emma dejó un beso en la mejilla de Harry antes de separarse del abrazo y soltar su cabello, que había estado peinado en una coleta. La palabra «amor» le llegaba al lugar más profundo del corazón, y escuchar a Harry decir eso le generaba una sensación de inmensa alegría y conformidad.
↻
—ASÍ QUE NUESTRAS MADRES ¿amigas?
—Sí, tampoco lo creía al principio —comentó Adhara, pensativamente—, pero ahora entiendo algunas cosas. Y no es sólo mi madre, Emma, mi padre también menciono a Alhena todo el tiempo.
—¿Tu padre? —repitió Emma, confundida.
—Adrien Taylor —explicó la rubia—. Estuve hablando con mis padres últimamente sobre tus padres, y me sorprendió saber que mi padre fue el mejor amigo de Alhena.
Ambas chicas estaban caminando cerca de el Gran Comedor, dirigiéndose a uno de los pasillos del castillo que las llevarían a sus salas comunes, ya que se suponía debían estar en el Gran Comedor, cenando, y si Filch las encontraban estarían en graves problemas.
Pero Filch era lo que menos le preocupaba a Adhara, lo que le preocupaba era no lograr su cometido. Si bien ella respetaba y adoraba la relación de Harry y Emma, su mejor amigo de toda la vida iría antes; sí, ayudar a Theodore Nott era primero.
—Me gustaría conocer a tus padres algún día… —musitó Emma.
—Estoy segura de que lo harás —contestó Adhara—. Es más, podrías pasar estas vacaciones en mi casa, al menos un corto tiempo, ¿qué te parece?
—Excelente —sinrió Emma.
—Podemos escribirles a mis padres ahora mismo —sugirió Adhara, intentando lograr su cometido—. ¿Me acompañas?
—Por supuesto —aceptó Emma.
Y es que Adhara verdaderamente quería que Emma pasara las vacaciones con ella, pero por el momento había mentido con el que «escribiría a sus padres». Lo que la Slytherin tenía entre manos era que Emma la acompañara a la sala común de Slytherin y en eso se encontrase con Theodore. Pero entonces…
—¿Emma?
La nombrada se volvió ante la mención de su nombre. Al hacerlo,se encontró con nada más y nada menos que Harry James Potter.
—¿Sucede algo, James? —preguntó Emma.
Adhara sonrió inconscientemente. De verdad que aquel par de Gryffindors eran muy adorables como pareja.
—Ron —dijo Harry sin más, esperando que su novia comprendiera.
Emma se disculpó brevemente con Adhara y salió lo más rápido que pudo junto a Harry camino a la sala común de Gryffindor . Si Harry había sido capaz de ir a buscarla, debía de ser algo grave.
Adhara suspiró y siguió caminando con las manos dentro de los bolsillos de su túnica. Tendría que ver lo que le diría a su mejor amigo en aquel momento.
Al llegar al retrato de la Señora Gorda, Emma dio la contraseña:
—«Luces de colores».
—¡Sí, cielo, por supuesto! —gurjeó ella, acomodándose su nueva cinta de oropel al tiempo que los dejaba pasar.
Al entrar en la sala común, Emma miró a su alrededor buscando a su amigo, y claro que lo encontro. Ron estaba sentado en un rincón alejado, pálido como un muerto. Ginny se hallaba sentada a su lado, hablando con él en voz muy baja.
—¿Qué sucede, Ron? —dijo Emma al llegar con Harry a ellos.
Ron los miró con expresión de horror.
—¿Por qué lo hice? —exclamó con desesperación—. ¡No puedo entender por qué lo hice!
—¿El qué? —le preguntó Emma.
—Eh… simplemente le pidió a Fleur Delacour que fuera al baile con él —explicó Ginny, que parecía estar a punto de sonreír, pero se contuvo y le dio a Ron una palmada de apoyo moral en el brazo.
—¿Que hiciste qué? —exclamó Emma.
—¡No puedo entender por qué lo hice! —repitió Ron—. ¿A qué he jugado? Había gente (estaba todo lleno) y me volví loco… ¡Con todo el mundo mirando! Simplemente la adelanté en el vestíbulo. Estaba hablando con Diggory. Y entonces me vino el impulso… ¡y se lo pedí!
Ron se tapó la cara con las manos. Siguió hablando, aunque apenas se entendía lo que decía.
—Me miró como si yo fuera una especie de crustáceo. Ni siquiera me respondió. Y luego… no sé… recuperé el sentido y eché a correr.
Emma se sentó a su lado.
—Es una parte veela —dijo Harry—. Tenías razón: su abuela era veela. No es culpa tuya. Estoy seguro de que llegaste cuando estaba desplegando todos sus encantos para atraer a Diggory, y te hicieran efecto a ti. Pero ella pierde el tiempo. Diggory va con Cho Chang.
Emma y Ron levantaron la mirada al mismo tiempo.
—Lo escuché cuando pasaba —explicó Harry.
—Esto es una estupidez —afirmó Ron—. Soy el único que queda sin pareja. Bueno, además de Neville. ¿A que no adivinan a quiénes se los pidió él? ¡A Emma y a Hermione!
—¿Qué? —se extraño Harry, completamente anonadado, y dirigiendo su mirada a Emma.
—¡Lo que oyes! —dijo Ron, y recobró parte del color al empezar a reírse—. ¡Me lo contó después de Pociones! Dijo que ellas siempre han sido muy buenas con él, que siempre lo han ayudado con el trabajo y todo eso… Pero ellas le contestaron que ya tenían pareja. De Emma lo sé, lo creo, pero… ¡Ja! ¡Como si de Hermione eso fuera posible! Lo que pasa es que no quería ir con Neville… Porque, claro, ¿quién sería capaz de ir con él?
—Yo lo haría —dijo Emma seriamente. Ron volteó a verla, preocupado—. Sigo aquí, y… no veo lo gracioso en esta situación. Es como si Neville se estuviera riendo de lo que te acaba de pasar…
Justo en aquel momento entró Hermione por el hueco del retrato.
—¿Por qué no han ido a cenar? —les preguntó al acercarse a ellos.
—Porque le dieron a Ron calabazas —explicó Ginny.
—Muchas gracias, Ginny —murmuró Ron con amargura.
—¿Están comprometidas todas las guapas, Ron? —le dijo Hermione con altivez—. ¿Qué, te empieza a parecer bonita Eloise Midgen? Bueno, no te preocupes. Estoy segura de que en algún lugar encontrarás a alguien que quiera ir contigo.
Pero Ron estaba observando a Hermione como si de repente la viera bajo una luz nueva.
—Hermione, Neville tiene razón: tú eres una chica…
Emma estuvo a nada de golpearse la frente con la palma de la mano.
—¡Qué observador! —dijo Hermione ácidamente.
—¡Bueno, entonces puedes ir conmigo!
—No, lo siento —espetó Hermione.
—¡Oh, vamos! —insistió Ron—. Necesito una pareja: voy a hacer el ridículo si no llevo a nadie. Todo el mundo tiene ya pareja…
—No puedo ir contigo —repuso Hermione, ruborizándose—, porque ya tengo pareja.
—¡Vamos, no te quedes conmigo! —dijo Ron—. ¡Le dijiste eso a Neville para librarte de él!
—No fue así… —susurró Emma.
—¿Ah, sí? —replicó Hermione, y en sus ojos brillo una mirada peligrosa—. ¡Que tú hayas tardado tres años en notarlo, Ron, no quiere decir que nadie se haya dado cuenta de que soy una chica!
Ron la miró. Luego volvió a sonreír.
—Bueno, bueno, ya sé que eres una chica. ¿Y ahora quieres venir?
—¡Ya se los he dicho! —exclamó Hermione muy enfadada—. ¡Ya tengo pareja!
Y volvió a salir como un huracán hacia el dormitorio de las chicas.
—Es mentira —afirmó Ron, viéndola irse.
—Claro que no —le dijo Emma.
—No, no lo es —añadió Ginny en voz baja.
—Bueno —dijo Ron, que parecía extraordinariamente desconcertado—, esto es ridículo. Ginny, tú puedes ir conmigo…
—No puedo —lo cortó Ginny—. Soy la pareja de… de Neville. Me lo pidió después de que Hermione le dijera que no, y yo pensé… bueno… si no es con él no voy a poder ir, porque aún no estoy en cuarto. —Parecía muy triste—. Creo que voy a bajar a cenar —concluyó. Se levantó y se fue por el hueco del retrato, con la cabeza agachada.
—También ire a cenar —informó Emma, dejando unas palmaditas en la pierna de Ron, un beso en la mejilla de Harry y saliendo detrás de Ginny por el agujero del retrato.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top