FELIZ CUMPLEAÑOS MI AMOR

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Amelia y Thomas no dejaron de preguntar cómo era que Emma lo había descubierto durante todo el viaje a su casa, más la castaña no respondió hasta que llegaron y estuvieron completamente solos.

—¿Cómo te enteraste? –preguntaron nuevamente. Emma ya había perdido la cuenta de cuántas veces preguntaron eso.

—Sirius… —la castaña vió como parecían querer decir algo—. Y antes de que digan nada, él es inocente. No merecía estar todos esos años en la prisión. Pero ese no es el punto… yo quiero saber lo qué pasó…

Por las mejillas de Amelia ya resbalaban lágrimas, y Thomas la tenía abrazada de un lado.

—La noche del 31 de o-octubre —comenzó Amelia con la voz entrecortada— estábamos aquí como de costumbre, cenando. T-tocaron nuestro puerta y cuando salí no había nadie, al menos eso creía, hasta que te vi: una pequeña bebé, llorando desconsoladamente, mal envuelta en una cobija y con una collar en su cuello.

Emma sentía un enorme nudo en su garganta. Era tal y como la había escuchado; Lupin la había llevado hasta ellos.

—Y-yo conocía a Alhena cuando era una niña, eramos vecinas —siguió Amelia—. Un día ella se fue, su familia se mudó y nunca más volví a saber de ella… y luego, de pronto, me enteré de que había muer-rto. Según los medios, la causa de mueete fue por apuñalamiento.

—Fue cuando tenías apenas tres años que descubrimos que eras su hija —siguió Thomas con la voz temblorosa—. No supimos como decírtelo, ¿cómo le cuentas eso a una niña? Sabemos que actuamos mal al no contártelo, pero debes entender, Emma, que no fue porque no quisiéramos, sino fue por tu bien.

—Y-yo… yo de verdad agradezco todo lo que han hecho por mí en este tiempo —dijo Emma, intentando ignorar el nudo en su garganta—. Pero ahora ustedes me deben entender a mí… Enterarme de la manera en que lo hice, no fue lo que hubiese querido. Los querré siempre, pero me costará un poco volver a llamarlos… bueno… yo lo siento…

—Lo entendemos —dijeron Amelia y Thomas a la vez—. Entendemos completamente, y te apoyaremos en cada desición que tomes.

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"BUENAS VACACIONES" NO ES COMO EMMA describiría su verano. Las cosas habían cambiado en su casa. Ahora en las comidas habían silencios incómodos, por lo que Emma había empezado a comer más rápido que de costumbre.

Su cumpleaños catorce sería al día siguiente, y verdaderamente Emma no sabía que esperar. Sinceramente lo que más ansiaba era ver a sus "tíos" y a su "prima", pues al menos con ellos las cosas no eran sumamente incómodas.

El reloj acaba de marcar las doce en punto, era cinco de Julio de 1994; y Emma se encontraba sentada en el escritorio de su habitación, escribiendo una carta más para Harry.

Fue cuando estaba por terminarla cuando un picotazo en la ventana llamó su atención.

—¿Hedwig? —susurró Emma, abriendo la ventana. Una lechuza pequeñísima entro detrás de la lechuza blanca, y después de las lechuzas un gato canela saltó y entró a la habitación—. Bueno, pero que puntuales. ¿Acaso no duermen?

Las lechuzas y el gato soltaron los paquetes que tenían en el suelo de la habitación. Félix saltó del regazo de la castaña y se puso a jugar con Crookshank, mientras que Beauty salía de su jaula abierta para saludar a Hedwig.

Emma se puso en pie, se inclinó y recogió lo que estaba en el suelo, para así poder colocarlo sobre el escritorio.

Emma negó con una sonrisa al ver a los animales jugando, mientras tomaba el primer paquete en su escritorio: el de Ron.

Querida Emma:

¡Feliz cumpleaños catorce! ¿Puedes creer cuánto tiempo paso desde que nos conocimos? Es increíble.

Espero que la pases genial, aunque yo sé que si, siempre buscas la forma de estar alegre, así que no me preocupo demasiado.

Ginny me dijo que el regalo te gustaría, porque era algo que necesitas (la verdad yo nunca te ví con algo así pero aquí la mujer es Ginny). Espero que te guste porque lo compré con algo de mis ahorros.

Te quiere,
Ron

Emma sonrió al leer las palabras de Ron. Por un lado se sentía fatal por hacerlo gastar su ahorros, pero por otro el saber que le importaba la ponía muy contenta.

Abrió el paquete de Ron y se encontró con un pequeño, muy pequeño kit de maquillaje, el cual contenía un brillo de labios, un rimel y delineador. Aún así Emma se lo agradecía. Era perfecto para ella (aunque ciertamente todavía no supiera maquillarse muy bien).

Una nota estaba junto a la carta de Ron. Emma la tomó y la abrió.

Espero que Pig haya entregado eso a tiempo.

¡Me olvide de mencionarlo! Mi padre consiguió entradas para la final de quidditch, y me dieron permiso para invitarte a ti a Harry y a Hermione a pasar lo que resta de las vacaciones en casa. ¿Podrás venir, verdad? ¡No te puedes perder algo así!

Espero tu respuesta.

Ron

A Emma le emocionaba la idea de ir a la final de quidditch. Le parecía algo emocionante. Además, estaba casi segura de que Amelia y Thomas aceptarían dejarla ir.

Emma dejó en un lado las cosas de Ron y tomó lo que Crookshank había llevado.

Querida Emma:

¡Feliz cumpleaños! Es impresionante el que ya tengas catorce.

Espero que en tu casa las cosas esten mejor, y tu relación con ellos vaya mejorando.

Te envié estas cosas con Crookshank porque no se me ocurría otra forma para enviarlo a esta hora.

Cambiado un poco de tema; estuve investigando un poco, y por lo que tengo entendido (y según el profesor Lupin) tu segundo nombre (el verdadero) es Alyssa.

¿Recuerdas las iniciales en tu collar? E. A. W. M

Lo pensé mucho, aparte de investigarlo, y estoy segura de que el nombre que habían elegido Alhena y Joseph para ti era Emma Alyssa Walk Miller.

Todo concuerda.

Pero eso lo podremos hablar mejor en persona.

Espero pases un increíble cumpleaños.

Hermione.

Emma lo pensó. Probablemente podría ser. Pero no se preocuparía por eso en ese momento. Tomó el paquete de Hermione y se encontró con una foto que jamás había visto de sus padres. Era de cuando estaban en el colegio. Lo más seguro era que en ese entonces ya estaban saliendo. Emma sonrió y la guardó en su cajón.

Y por último llegó lo que Harry había enviado.

Tomó el sobre y lo abrió:

Feliz cumpleaños mi amor

Espero la pases increíble en un día como esté. ¡Es impresionante lo rápido que pasa el tiempo!

Me gustaría acompañarte ahora, pero sabes que con los Dursley me es imposible.

Como sea, espero la pases bien.

Realmente no tengo mucho que decirte por cartas, más que espero volver a verte pronto.

Te quiere,
Harry.

Emma se sonrojó muy, pero muy ligeramente al leer las palabras mi amor. Todavía no era algo de lo que se acostumbrara completamente. Guardó la carta de Harry junto a la foto de sus padres y tomó el paquete.

Al abrirlo se encontró con una foto que ni ella sabía que existía.

Era de su primer año. En la sala común de Gryffindor. Ella se encontraba dormida y Harry la besaba en la mejilla. Ni si quiera recordaba el momento del que era, pero le parecía sumamente lindo y tierno.

Emma sabía que Harry no tenía muchas oportunidades para darle algo caro, pero esa foto valía un montón para ella. Eso era muy importante.

Guardó la foto justo en el momento en que escuchó pasos y voces cerca de su habitación. Amelia y Thomas.

Apagó la luz de su escritorio y se metió debajo de las cobijas de su cama. Cerró los ojos y en ese momento Amelia y Thomas entraron en la habitación.

—Te dije que estaba dormida, Melia —susurró Thomas.

—No parecía, Thomas. ¡Había una luz! Me gustaría que descanse, ¿sabes?

—Lo hace —aseguró el hombre—. Déjala dormir ahora, necesita eso.

Emma escuchó lentamente como los pasos se alejaban de su habitación y tomaban el camino hasta la suya.