Capítulo 8: demonios
23 de septiembre del 2022, 2:00 pm colegio Monte.
Dylan.
Me cuesta admitir que cada vez más no soy capaz de controlar las emociones. Cada vez me parezco más a mi peor pesadilla. Procure jamás convertirme en él. Pero, de nada sirve decirlo. Porque solo quedó en mi mente. Las discusiones a través de los golpes hicieron que reaccionara de la misma pelea. Soy una vela que se enciende con cualquier fosforo o candela que le coloquen. Ya tengo la fama de ser lo más temible en el colegio, ahora con la noticia de Emma sin duda alguna esto va de peor en peor.
Prefiero estar lejos de los pasillos, cada paso que doy es una puta señal para que me persigan como zancudos. Desesperados por crear una verdad. Reviso el celular con alguna señal de Vega. Pero, ignora mis mensajes, le daré su tiempo para que respire y pueda tomar una buena decisión, una que no implique la ruptura.
Ya es hora de irse para el lugar que todos llaman hogar, yo lo llamo infierno. Espero a que Salma venga, decidió hablar con la profesora de arte para meterse por esa área, Roma aún sigue conmigo, al igual que Leonardo; me pregunto dónde está Mirt.
––Que silencio tan berraco ––dice Leonardo, que está a punto de colapsar con el ambiente. No tengo muchos temas en los cuales yo no este implicado.
––Tú eres el conversador, proponga algo. ––Trato de sonreír, espero que cualquier estupidez que diga me haga olvidar la realidad.
––Que necesito una dosis de sexo. ––Este solo piensa con las piernas de abajo. Roma rueda los ojos.
––Yo no te la puedo dar, cariño. ––Le coge la mano, Leonardo suspira. Sabe quién es el novio y que peligro donde este intervenga.
––Una noche, no le hace daño a nadie, Roma. ––Ella se burla de él. Muchos creían que tenían un romance escondido. Pero, a Leonardo solo se le vía con Emma y Roma resultó con pareja.
Inclino mi cabeza hacia la mesa, para descansar y dejar a un lado el regaño que me va a dar mi padre. Cuantas veces he deseado que desaparezca de la casa, no me importa no tener una figura paternal. A la mierda de qué el padre de sangre es tu padre y merece respeto.
Alzo la cabeza y ya Salma está aquí, lleva una camisa de Bon Jovi con unos pantalones rotos, resalta los mechones azules. En ocasiones intento buscarle la familiaridad, es imposible por el odio que le tengo a ese tipo que ha traicionado a mi madre.
Leonardo como es un idiota que no controla su coqueteo, le silba a mi hermana media. No permitiré que se meta con ella, es mi amigo. Pero lo prefiero lejos de Salma.
––¿Vemos una película en mi casa? ––Coloca el codo en la mesa, y la palma de la mano en la cabeza.
––Sí, ¡Por supuesto! Y no te quites la camisa. Que es ridículo ––Es la primera vez que la escucho ser desafiante, aunque con la voz desafiante. Es inevitable no reírse, Leonardo ya se le quita la sonrisa, aunque no deja de admirarla.
Salma me hace señas para ir a casa. Es momento de asumir una responsabilidad falsa, ya me imagino los puños e insultos que me dirá. La primera vez que Salma verá el lado oscuro de su padre. Reviso el celular y no hay ningún mensaje de Vega, están todos en recibidos. Tienes que darle su tiempo, Dylan.
El camino a casa es tranquilo, no hablamos mucho al respecto. Ella sumergida en su música y yo ignorando por completo la idea de que debo enfrentarme a mi padre, también a un posible interrogatorio. Que llegará hoy o cualquier día. Abro la puerta de la casa y una perrita menea la cola, se balancea sobre nosotros. Es Tormenta, una Golden retriver de dos años, es de Salma. Es de los únicos seres en esta casa que me agradan, le acaricio la frente y esta sigue moviendo su cola. En la casa no hay nadie, en la parte de atrás hay una piscina nueva, le colocamos algunas sillas para broncear, una cancha de voleibol y sombrillas para que mi hermana pueda leer tranquilamente.
Una cocina exageradamente grande cómo la sala. Saco un litro de helado y se lo reparto a Salma. Tormenta se queda velando el helado de chocolate que es malo para ella. Reviso de nuevo el celular y ningún mensaje de Vega, pero, recibo algunos mensajes del grupo que tengo con los chicos. Hablando de la llegada de Jano, lo apago de nuevo y me siento a comer el helado. Salma hace lo mismo, disfruta demasiado de la comida.
––¿Qué tal el colegio? ––Por algo se empiezan las conversaciones.
––Bien, no es el súper colegio. Pero, ya tengo nuevos amigos.
––Me alegra, que disfrutes ––ya se me acabaron los temas para hablar.
––Sí, me gustaría que la biblioteca fuera más organizada. ––La chica amante come libro tiene razón, es un desorden. Libros tirados y algunos rasgados por niños pequeños.
Seguimos comiendo helado, antes no me detenía en el sabor porque me parecía tan bobo pensar en un sabor que se repite y que al final no dura tanto tiempo para complacernos; es lo más profundo que he dicho en toda mi vida.
Cada quién en su mundo se fue a hacer lo suyo. Me quedo viendo televisión, alguna que otra película que pasa por los canales. Eso me hace recordar a las pocas veces que nos quedábamos viendo Lilo y Stich, con un balde lleno de crispetas, gaseosas y unos abrazos. Hasta que él decidía hacer lo que se le diera la hijueputa gana cambiando un canal de noticias peor de traumáticas que mi infancia. Bueno, hasta el momento no he encontrado Lilo y Stich. Vuelvo a mirar el teléfono por decima vez, nada de Vega y el chat del grupo de los idiotas; incluyéndome por supuesto. Es mejor olvidarlo por ahora.
cuatro horas libres no son tan divertidas en la cabeza tan desastrosa que tengo. Me levanto para ir a la cancha a practicar fútbol, la pelota es lo único que importar, comienzo a chutarla en dirección recta, imagino que estoy en un estadio inmenso. La gente grita y hace barra con los rostros pintados. El partido depende de mí, estoy a pocos metros está el portero, listo para hacerme quedar en humillación cómo él... papá es el portero con unas manoplas de hierro para estripar la cara de su hijo. Trago saliva, ignorando su rostro. Lanzo la pelota con mi carácter, pero la pelota no entra a la cancha queda engarzado en la rama de un árbol.
Después de bajar el árbol, entro a la casa para ver televisión. Me siento en el sofá y el timbre suena, espero que no sea papá y mamá. Con gruñidos abro la puerta, es una chica que desconozco. Cabello recogido en una cola alta, gafas cuadradas, vestido que cubre mas debajo de la rodilla y unas pecas regadas por toda la cara.
––Soy Rubí Molina. Un placer, Dylan Díaz. ––Estira la mano, la estrecho confundido ––. Te haré unas preguntas sobre el caso de Emma Reyes.
––De acuerdo. ––El idiota de Leonardo y Mirt estaban en lo correcto, me sorprende más de Leonardo que no es tan astuto.
Entramos, le ofrezco un tinto caliente con canela. Lo sé porque mamá me enseño a preparar los cafés para que pudiera trabajar hasta por la noche. Rubí saca una agenda, con un lapicero negro y rosado. Finjo no estar asustado, es la primera vez que me hacen un interrogatorio al estilo de las películas policiales. Ya le diré a mis hijos que estuve a punto de ir a prisión.
––Bueno Dylan, como ya bien sabes. Estamos investigando la desaparición u homicidio de Emma Reyes. Las pruebas aún no aciertan a una muerte. El resto de información son de fines confidencial. Empecemos. ––Comienza a escribir ––. ¿Qué estabas haciendo el 12 o 19 de febrero del 2022, a las 3:00Pm?
––Estaba en mi casa alistándome para la fiesta en la discoteca "Zona cero" la gran mayoría del colegio fueron.
––¿Te encontraste antes con Emma? ––Niego con la cabeza, ella sigue anotando, me da curiosidad lo que escribe.
Pasamos un rato largo con las preguntas, le digo que iré por agua antes de seguir. Me sirvo un poco de agua, le ofrezco más café a la chica y niega. Ni siquiera se ha terminado el primero.
––Es cierto, ¿Qué estabas con Emma en el momento de la pelea? ––Respiro hondo, si le miento se dará cuenta, tiene una expresión que intimida a cualquiera.
––Sí, se sentía algo mareada por ...El exceso de licor. ––Trago saliva, ella se acomoda las gafas anotando.
––No estoy segura si estás siendo honesto, hemos estado revisando el bosque unas varias veces y encontramos evidencias de un posible embarazo.
––Lo perdió, en ese momento. ––Rubí sigue escribiendo.
––¿Qué ocasiono la disputa?
––Los hombres que nos encaprichamos por bobada ––no le resulta muy honesta mi respuesta, pero no haré que su reputación sea peor que antes. En el fondo no es tan malo como lo aparenta.
Cierra el cuaderno con un largo suspiro, abre el maletín y saca una pistola. Arma de defensa y pesadillas, un revolver. Lo conozco porque me pertenece, la pregunta es ¿cómo la consiguió?
––Está arma ya se ha empleado varias veces, en la fiesta de San Valentín, en tú cumple años y en la unidad de lago ––lo último no me cuadra.
––Es mía. ––Es de mi padre, se la he cogido varias veces ya es de mi propiedad. Ni siquiera ha preguntado por el arma.
––¿Para qué la tienes? Necesitas un permiso legal para portar armas.
––Lo tengo, si quieres te lo enseño para que me creas. ––Niega la cabeza, debe saber que mi apellido tiene bastante influencia en Monte blanco ––. La tengo para defensa personal.
No parece sorprendida, sigue anotando. Me estresa ver la punta de ese lápiz, ni siquiera descifro lo que escribe.
––Tus compañeros te describen con carácter violento. ¿En algún momento has lastimado a Emma? ––la mención de la palabra hace que apriete los puños y contenga las ganas de gritarle.
––Es mi mejor amiga, que tenga temperamento fuerte no significa que golpee a todo el mundo.
––Me explicas, entonces ¿Por qué las cámaras grabaron la escena y hay pruebas que confirman que la golpeaste? ––Trago saliva, solo la ... estaba ayudando, no soy el culpable de sus desgracias, maldita sea la fama que tengo. Los ojos están aguados, son pocas las ocasiones en las que muestro mis lágrimas. Lloras es de débiles y tú no eres débil, Dylan.
––Jamás le haría daño, estaba tratando de que se curara, tal vez el desespero hizo que me viera molesto. ––Sin ocultárselo, suelto los llantos. Intento ver un poco de empatía por su parte, ella saca de su maleta unos pañuelos.
––Puedes llorar. ––Que consejo de mierda, lo hace por su trabajo. Ser fría, sin pensarlo, pongo mi cabeza en su pecho. Como si fuéramos amigos íntimos.
––Juro por Dios, que nunca he intentado matarla, es una amiga especial. Ella me ha ayudado en los momentos de enojo. ¿No le parezco lo suficientemente honesto?
––Necesitamos recoger evidencia suficiente, no hay un inocente y culpable hasta el momento.
––Entonces, ¿Por qué asumes qué lastime a Emma? ––Suelto el enojo que estaba ocultando, no le haré daño. Quiero que conozca mi honestidad. La miro, y no sé porque quiero darle un beso y olvidar toda esta porquería de vida. Vega... no le haré esto, pero, ella necesita su tiempo. Duele, duele como estás acusaciones, que no me acompañe es un crujir en el corazón.
––Se asume, además...
––Me importa una mierda, las evidencias. No han arrojado a un resultado final. ¿Podemos dejar esta tontería por hoy? ––Sin preguntarle, le robo un beso, se queda petrificada, pero después corresponde. Hijueputa, si que necesitaba besarla, rodea Sus manos en mi cuello, bajo la mano por sus muslos y gruñe entre mi boca. Sonrío, no quiero que acabe. Las uñas de Rubí van quitando los botones de la camisa, se sienta sobre mis piernas, continuando el beso.
Lo disfruto demasiado tanto que se despega de mis labios, para bajarse. Estoy bastante confundido.
––No voy a poder hacer esto, lo lamento. Terminamos por hoy. ––Ella se organiza el cabello, mientras guarda su cuaderno, la persona mas detestable en toda la tierra. Se acomoda las gafas, suelta el maletín en una acción de rabia.
––Dylan, ¿¡Me puedes explicar qué está pasando aquí!?
Rubí finge que ha olvidado lo que paso y estrecha las manos con mi padre, se despide. Vaya, se va sin decir más. Volteo a mirar a papá con una sonrisa que provocará más su enojo. Este no me saluda, me da una cachetada dejando mi rostro rojo.
––Esto es una vergüenza, te besas con la inspectora y estás metido en la boca de muchos medios de comunicación
––Son rumores, nada de eso es verdad. Como no le crees a tú hijo, prefieres creer que soy el villano de esta historia. ––Antes de recibir otro golpe, sostengo su muñeca. Igualándome, niego con la cabeza ––. Ya me has faltado el respeto muchas veces, no permite que eso ocurra.
Cuando lo suelto, baja su mano con desprecio. Mi madre llega con una pizza para compartir, las ojeras no están, porque las tapa el maquillaje. Sé que hay veces consume drogas a escondidas de papá.
––Esto lo hablaremos después. ––Nos sentamos para fingir que somos la familia ideal.
Le ayudo a repartir las porciones de pizza a mamá. La mesa la cambiaron a una blanca, con líneas grises y doradas. Gustos de mamá, me ubico al lado de Salma. Que es la primera en darle un mordisco. Pamela pregunta por nuestro día y decimo que bien, con algunos trabajos por hacer. Evito el rumor del chisme, papá está tranquilo disfrutando de su cena.
La cena es calmada, hay veces él trata de sacar el tema, pero Salma le pregunta por su empresa. Su respuesta es la misma: Nuevos contratos, en búsqueda de socios fiables. Papá pensó que su hijo heredaría su empresa. Me desprecia tanto que ni siquiera me va a preguntar, igual, me importa un culo su decisión.
Me dirijo a mi dormitorio, cierro la puerta con seguro, le escribo de nuevo a Vega y nada que responde. Aunque mi novia o exnovia este en mi casa, el momento con Rubí no se desprende de mi cabeza. ¿Por qué se fue sin dar explicaciones? Acaso, ¿Tiene miedo de los malos comentarios? Descuida, mi vida se trata de eso, te acostumbras a una reputación negativa.
Reviso las redes sociales y hay fotos mías en donde le pego a Emma, con palabras espantosas, que me merezco estar en la cárcel. Apago el celular, antes de dañarlo y que me interroguen. Si ellos entendieran que el enojo viene gracias a ese señor perfecto, de corbata azul, cabello castaño peinado con gomina que nada se le sale y detrás de ese chaleco de marca, hay otro sujeto que es peor que el diablo.
Despierto de mis pensamientos, cuando suena la notificación de un celular. Lo miro de inmediato y es de Uxía. Quito la sonrisa de idiota y le respondo.
––Uxía <3: ¿Cómo estás?
––: Mejor, nada de golpes por el momento 😊
––Uxía <3: Gracias, tenía miedo de que te lastimara.
––: No se lo permití, ya estoy cansado de que me trate como se le antoje.
––Uxía<3: Te quiero Dylan, sabes qué cuentas conmigo para lo que sea. ¿Noche de películas por Netflix?
––: Grandiosa idea, veamos una de comedia.
––Uxía <3: Perfecto, chao 😊
Prendo el computador, tiene pegatinas de equipos de fútbol, de caricaturas, uno con la inicial de mi pareja y mía. Me acuerdo de que fue nuestro primer regalo oficial, ella descubrió que adoro tener el computador a la moda, así que me lo regalo. Es un regalo muy bello, que nunca se lo quitare. Lo acaricio por segundos. Sí, que daría la vida por ella. Veo que no he quitado el fondo de pantalla, estamos: Emma, Uxía y yo con unos sombreros, en una fiesta. Emma tan feliz como siempre, deseo que vengas rápido a casa por favor, tengo fe de que estás viva en algún lado. Me quedo observando la foto, el vestido negro, el cabello recogido, los brazos descubiertos. Regresa, juro que encontraremos al culpable de tu destrucción.
Estoy tan distraído que se me olvida por completo la película, Uxía ya tiene el enlace, ingreso para sumergirme en una realidad que no pertenece. Sin embargo, me gustaría que fuera así de simple, con risas, si traumas que marcan desde tú niñez, sin estar enojado con cualquier cosa. Anhelo estar en otro lugar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top