XV. End Game [final]
Todavía seguimos luchando hasta que de pronto todos empezamos a sentir dolor de cabeza y yo sabía a qué se debía.
—Han peleado con valentía… Pero en vano —decía Voldemort en nuestras mentes— Yo no quería esto. Cada gota de sangre mágica derramada es una grave perdida. Por lo tanto, le ordenó a mis fuerzas que se retiren. En su ausencia dispongan de sus muertos con dignidad. Harry Potter ahora me dirijo a ti. Esta noche permitiste que tus amigos murieran por ti, en lugar de enfrentarme en persona. No hay una peor deshonra… Encuéntrame en el bosque prohibido, y hazle frente a tu destino. Si no accedes a esto, mataré hasta el último hombre, mujer y niño que trate de esconderse de mí.
Debido a lo que había dicho Voldemort, los mortífagos se habían ido.
Así que Kingleys mando a que todos entrarán al castillo, mientras yo ayudaba a los heridos para que pudieran entrar.
Me dirigí al Gran comedor con algunos heridos y Lizzie se encargó de sanarlos.
A lo lejos miré que los Weasley estaban alrededor de un cuerpo y vi como lloraban.
Me acerqué poco a poco pidiéndole a Merlín que no fuera ningún miembro de la familia.
Y lo vi… Sentí como el mundo se me venía abajo de nuevo.
Fred había perdido a Fred.
Rompí el llanto y me arrodillé a su lado mientras lloraba desconsoladamente.
—Por favor no, tú no —susurré entre sollozos— No nos dejes Freddie.
De repente por mi mente empezaron a pasar un momento de recuerdos de él.
—Vamos Freddie, ya casi lo logras —dije viendo como Fred caminaba hacia mí dando pequeños pasos— Ya casi llegas.
Fred sonrió y cuando llegó a mí lo abracé con fuerzas.
—¡Lo lograste! — exclamé haciendo que él riera—Esto se lo tengo que contar a tu madre ¡Molly! ¡Fred aprendió a caminar!
Los recuerdos venían uno tras u otro, causándome aún más dolor.
—¿Cuál crees que será mi casa, madrina? —pregunto Fred con tan solo once años.
—Gryffindor como todo Weasley —dije mientras lo ayudaba a meter su ropa en la maleta.
—¿Y sí, no quedo en Gryffindor? ¿Me seguirás queriendo?
—Claro que sí, no importa en que casa quedes —hable acercándome a él y abrazarlo—eso no cambia nada y aun así si quedas en otra casa seguirás siendo mi ahijado favorito.
—Le diré a George que soy tu ahijado favorito —dijo él separándose de mí para correr hacia la puerta.
—Espera que… Ay no.
—¡George, soy el ahijado favorito de la madrina Emily! —grito Fred desde el piso de abajo.
—No puede ser —negue con una sonrisa.
Ahogué un grito por el dolor que estaba sintiendo.
Fred para mí siempre fue el hijo que nunca puede criar, pues yo fui quien lo críe junto a George.
Pero yo tenía una conexión especial con él y era diferente.
Levanté mi mirada y vi como Carson, Hermione, Ron y Harry entraban.
Observé por última vez a Fred y le di un beso en la frente.
Me levanté y vi a Ron acercarse, así que me hice a un lado y logré ver su dolor en sus ojos.
Me alejo de los Weasley y me acerque a Harry, quien estaba perdido en sus pensamientos.
Yo sabía lo que estaba sintiendo.
—Yo provoqué todo esto —susurro Harry.
—No es tu culpa, Harry —dije tratando de sonreír, pero envés de hacer eso me salió una mueca—así que ahora elimina todos esos pensamientos que te están atormentando ahora mismo y piensa en lo que vas a hacer verdaderamente ahora.
Él asintió para luego irse.
Deje ir un suspiro y cuando volteo a mi lado veo a los cuerpos de Remus y Dora.
Sentí como mi corazón se rompía.
Remus no solo había sido el mejor amigo de James, sino que también el mío.
Salí del Gran Comedor y me dirigí hacia las escaleras de Hogwarts.
Me quedé por un largo rato pensando.
Observé como estaba el castillo y sentí como unas cuantas lágrimas se resbalaban por mis mejillas.
Me senté en uno de los escalones y vi como Carson se acercaba y se colocaba a mi lado.
—Sé que no es un buen momento, pero quisiera que me hables de papá —dice él con los ojos llorosos.
Suspiré.
—Tu padre era una persona maravillosa, Carson —hablé dejando ir una mini sonrisa al recordarlo—aunque era un poco seco y frío, debo admitir.
Carson dejo ir una pequeña risa ante lo que había dicho.
—Pero conmigo fue la persona más dulce que puede haber conocido… Si me preguntarán cómo fue que me enamore de él, no sabría cómo explicarlo, porque había tantas cosas que me gustaban de él como su sonrisa, sus ojos, su voz, la forma que sus ojos brillaban cuando veía algo que él gustaba, lo educado y caballeroso que era —Suspire—todo en él era perfecto… De hecho, recuerdo perfectamente cuando fue en el momento que empezábamos a hablar.
—¿En serio? ¿Cómo fue? —pregunto Carson prestando atención a cada detalle.
—Fue durante un día soleado —empecé a contar mientras jugaba con nuestro anillo de compromiso— yo me encontraba en el bosque prohibido cuando justo encontré un Bowtruckle y él me tomó por sorpresa, él había entrado al bosque por mí. Regulus quería saber si estaba bien.
Note como Carson miraba mi anillo y como imaginaba el pregunto por el.
—No te puedes quitar el anillo, ¿No?
Asentí.
—Regulus y yo juramos que nuestro amor iba a durar para siempre, entonces el anillo es el que nos mantiene atados.
Dije mientras miraba a Carson se parecía tanto a Regulus.
—¿Pasa algo? ¿Tengo lastimada la cara?
—No, solo es que te pareces tanto él —hable mientras llevaba mi mano hacia su mejilla para acariciarla— pareciera que fueran gemelos.
—Me hubiera gustado conocerlo… ¿Tú crees que él estaría orgulloso de mí?
—Claro que lo estaría, estoy segura de que ustedes serían inseparables.
(…)
Narrador Omnisciente
Por otro lado, Harry se encontraba caminando por el Bosque prohibido para entregarse a Voldemort, pero en un momento se detiene.
Sacó la snitch dorada que le había dejado Dumbledore la cual decía «Me abro al cierre».
—Estoy listo para morir —susurró Harry para luego besar su snitch la cual hizo que esta se abriera dejando ver una piedra, pero no cualquier piedra sino la piedra de la resurrección.
Esta se elevó y Harry la tomo entre sus manos.
—La piedra de la resurrección —dijo sin creerlo.
Él cerró los ojos por unos segundos y al abrirlos no sorprendió por lo que estaba viendo.
Tenía al frente de él a Lily, James, Sirius y Remus.
Lily extendió su mano y Harry intentó tomarla, pero fue en vano, no podía.
—Qué valiente has sido, mi cielo —dijo Lily.
—¿Qué hacen aquí? Todo ustedes.
—Jamás nos fuimos —volvió a hablar Lily.
El joven se acercó a Sirius y pregunto:
—¿Es doloroso... Morir?
—Es igual que quedarse dormido.
—Ya estás cerca, hijo.
—Lo siento. Jamás quise que murieran por mí. Y Remus tu hijo…
—Otros le dirán por qué murieron su madre y su padre. Un día lo entenderá.
—¿Estarán conmigo?
—Hasta el final —dijo James.
—¿Él no podrá verlos?
—No. Estamos ahí dentro —susurró Sirius señalando su corazón.
—Quédense conmigo.
—Siempre.
Mientras tanto, con Voldemort, el mago esperaba a Harry para acabar con su vida.
—No hay señales de él, mi señor —dijo uno de sus seguidores.
Voldemort caminó unos cuantos pasos y dijo:
—Creí que vendría —hablo volteando para volver a caminar hacia donde estaba parado hace un rato hasta que de pronto.
Ve a Harry llegar.
—¿Harry? ¡No! ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto Hagrid preocupado y alterado.
—¡Cállate!
—Harry Potter… El niño que vivió… Viene a morir. —Dice Voldemort para luego levantar la varita de Saúco y lanzar el hechizo—¡Avada Kedavra!
Un gran rayo de luz verde salió de la varita causando un gran ruido.
Voldemort había caído al lanzar aquella maldición.
—Mi señor, ¿Está herido? —pregunto Bellatrix preocupada.
—No necesito tu ayuda.
Narcisa se acercó para asegurar su muerte.
—Harry ¿Está muerto?
La señorita Malfoy palpo a Harry y noto que estaba vivo.
—¿Está vivo? ¿Draco está vivo? —le pregunto Narcisa en un susurro a Harry, quien se encontraba en el suelo fingiendo estar muerto.
Él asintió.
Entonces, Narcisa se levantó y lo único que salió de su boca fue:
—Murió.
Narra Emily
Ya había amanecido así que todos empezamos a salir del castillo y vimos como Voldemort y sus mortífagos se acercaban.
Cuando ya estaban literalmente enfrente de nosotros, sentí un gran dolor en el corazón.
Harry estaba en los brazos de Hagrid… muerto.
—Harry Potter… ¡Está muerto!
Me llevé las manos a mi boca tratando de no gritar, y ante lo que había dicho Voldemort casi me desmayo.
De repente, un dolor de cabeza provocó que solo pudiera escuchar zumbidos.
—Únanse a nosotros… O morirán.
—¡Draco! —llamo Lucius a mi ahijado.
—Draco —hablo esta vez Narcisa—Ven.
Miré el rostro de Draco y se notaba que no quería ir, pero no tuvo más opción.
—Bien hecho, Draco —felicito Voldemort a Draco mientras lo abrazaba—Bien hecho.
Neville dio unos cuantos pasos hacia adelante.
—debo admitir que esperaba alguien mejor —dijo Voldemort haciendo que sus seguidores rieran.
—¿Y como te llamas, jovencito?
—Neville Longbottom —cuando él dijo su nombre, todos los mortífagos volvieron a reír.
—Bueno, Neville, te encontraremos algún trabajo en nuestras filas.
—Quiero decir algo.
—A ver Neville, creo que quedaremos fascinados con lo que vas a decir.
—No importa que Harry esté muerto.
—Cállate Neville —dijo Seamus.
—Las personas mueren a diario. Amigos, familiares… Sí, hoy perdimos a Harry, pero sigue aquí adentro con Fred y Remus, Tonks. Todos ellos… Su muerte no fue en vano. La tuya sí, porque estás equivocado. El corazón de Harry latía por todos, por todos nosotros —dijo sacando la espada de Gryffindor del sombrero seleccionador— esto no ha acabado.
Vi como Harry bajaba de los brazos de Hagrid, mientras que Draco se arriesgó a darle su varita para luego correr de Voldemort.
—¡Confrido! —exclamo Harry lanzándole el hechizo a Nangi.
Sentí como el alma me volvió al cuerpo.
Los mortífagos empezaron a huir al ver que Harry había sobrevivido.
Todos los alumnos entraron al castillo mientras que Kingleys, Josie, Lizzie y yo lanzábamos hechizos de protección porque nos estaban atacando.
Mientras que Neville salió volando al intentar matar a la serpiente.
Ahora el castillo estaba llena de mortífagos por dentro.
El Gran Comedor se convirtió en una zona de pelea.
Justo en este momento tenía enfrente a Bellatrix quien por cierto, lucia asquerosa y repugnante.
—Esto es para que aprendas a no volver a meterte conmigo —dije lanzándole un hechizo no verbal la cual ella se protegió.
Aun así nos lanzábamos hechizos una a la otra, entonces ella ríe y esto hizo que me diera más rabia.
Y ahí fue cuando le lancé un Glacius haciendo que quedará congela para luego terminar con un Reducto provocando su muerte.
—Vamos a ver si en el infierno vas a poder raptar niños, Perra —dije.
Seguimos peleando hasta que a lo lejos escucho un gran ruido que provenía de afuera y cuando me asome vi que era Harry y Voldemort quienes se lanzaron un hechizo al mismo tiempo haciendo que sus varitas conectaran.
Como vi que Voldemort estaba a punto de ganarle a Harry, corrí él y me coloque a su lado tirándole un hechizo haciendo así que la mía también se conectara.
Hasta que de pronto Voldemort se detiene y cuando volteo veo que Neville había matado a Nangi.
Pero aún así los tres volvimos a lanzar el hechizo provocando el Priori Incantatem, pero no duró mucho porque Voldemort estaba muriendo.
La varita de Saúco voló por los aires al ser soltada por aquel mago, pero enseguida Harry la atrapó.
Voldemort se había convertido en cenizas enfrente de nosotros.
Ganamos.
(…)
Todos nos encontrábamos en el Gran Comedor, estábamos en paz, habíamos ganado y eso nos provocaba total alegría, aunque también nos dolía por las pérdidas.
—Bueno, creo que ahora podemos estar en paz, ¿no? —hablo Josie.
—Claro que sí, ¿no es así Nix? —me pregunto Lizzie.
—Así es —dije con una mini sonrisa.
Miré como Kingleys se acercaba a nosotras.
—Emily.
—¿Sí?
—Remus y Dora te dejaron esto —dijo entregándome una carta.
—Gracias.
Abrí confundida la carta y la leí:
“Querida Emily:
Si has recibido esta carta es porque no estamos aquí, por eso ante esta situación nosotros quisiéramos que te hicieras cargo de una persona en específica, te preguntarás ¿quién? Y es nuestro hijo… yo sé que eres una gran madre porque lo hemos visto, hemos visto como has criado a Fred y George y nosotros queríamos darte esta responsabilidad tan grande. Además, sabemos que no tuviste la oportunidad de criar a los tuyos. Así que Dora y yo pensamos que sería una gran oportunidad para ti. Por favor cuida y protege Teddy, aunque nosotros sabemos que está en buenas manos.
Con amor R y D”
Unas cuantas lágrimas cayeron de mi mejilla al terminar de leer la carta.
—¿Qué dice? —preguntaron al mismo tiempo Lizzie y Josie.
—Tuvieron un hijo y quieren que yo me haga cargo de él.
11 AÑOS DESPUÉS
Me encontraba en el ande 9¾ para acompañar a Teddy al tren de Hogwarts Junto a Josie y Lizzie.
—Mamá, ¿Tú crees que quede en la misma casa de alguno de mis padres?
—Sí, pequeño, estoy segura de que quedarás en alguna de esas casas.
Vimos que el tren estaba a punto de irse.
—Entonces, ¿Nos vemos ahí? —dijo Teddy refiriéndose que nos veríamos en Hogwarts.
—Claro… Nos vemos ahí —le di un beso en la mejilla haciendo que él sonriera.
—Supongo que me tengo que ir, ¡Hasta luego!
—¡Nos vemos pronto! —exclamé viendo como se subía al tren y entraba en un vagón.
Lo saludé desde afuera y vi que me dijo «te amo» desde el otro lado e hice lo mismo.
—Yo también te amo —susurré.
En tren arranco y vi como se despedía, aunque nos íbamos a volver a ver porque soy la profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Me fui del andén transportándome hacia el cementerio y me acerque a la tumba de Regulus.
—Sabes te escribí una carta como normalmente solías hacerlas tú.
Abrí la carta y me senté al lado de la tumba para leerla en voz alta.
—“Querido Regulus:
Desde que te fuiste mi vida dejó de ser la misma, pero mientras pasaba el tiempo sucedieron muchas cosas cómo por ejemplo; me convertí en profesora de defensas contra las artes oscuras, dejé de ser profesora por un tiempo, me mudé a un pueblo no tan poblado en Estados Unidos, pensé que me había enamorado de un chico, pero no fue así. El chico terminó siendo un vampiro junto a toda su familia, me di cuenta de que mi amor por ti nunca murió como lo habíamos prometido, Voldemort ya no está más y Fred, Remus, Dora y Dumbledore tampoco se encuentran con nosotros... Ahora me encuentro cuidando a Teddy el hijo de Remus y Dora, quien ahora es como mi hijo, pero sabes… siento que me falta algo y eso que me falta eres tú. Extraño escuchar tu risa, extraño tus ojos, extraño tus caricias, extraño pasar tiempo contigo y extraño tantas cosas, pero en especial a ti, porque siempre fuiste y serás el Rey de mi corazón.”
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