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01 𝐍𝐔𝐃𝐈𝐋𝐋𝐎𝐒 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎𝐒


Aunque tuviera la posibilidad de hacer oídos sordos y seguir mi camino, ella no hubiera parado de empujarme, insultar cada aspecto de mi y burlado de mis problemas para socializar.

La ira me invade como un huracán de categoría ocho, hirviendo mi sangre al sentir el mínimo vapor salir de mi piel, dejando que mi rostro se envolviera en oscuridad, mientras mis ojos se cegaban por toda la furia contenida y el rojo se volvia mi nueva vista contra la persona que tenía debajo mio.  

——¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!.

Los estudiantes a nuestro alrededor, nos rodeaban con sus celulares enfocandonos y haciendo bullicio por como mi puño aterrizaba agresivamente contra el rostro de Adeline Miller, la rubia insoportable que me ha acosado durante todo mi año escolar, y hoy saldaba mi cuenta al agotar la poca paciencia, que nunca suelo tener, y abalanzarme a ella en medio del patio de la escuela Lincoln. 

Mi puño ensangrentado volvía a golpear su rostro como quinta vez consecutiva, aterrizando sobre su nariz al girar su rostro en el lado equivocado y sentir como su tabique se quebraba bajo mis nudillos. 

——¡Está loca! ¡Quitenla! ——La voz de la mejor amiga de Adeline, grito buscando a algún maestro que detuviera la pelea, o me detuviera a mi de romperle el rostro a Miller y acabar con su miserable vida de malcriada. 

Apretaba mis dientes, temblando de toda la ira que sacaba y sin saber que mis ojos se habían teñido de rojo, haciendo que el rostro ensangrentado de Adeline se asustara al verlo. Pero antes de que pudiera decir algo, y después de romperle tres dientes, alguien me tomó de la cintura con fuerza, quitándome de encima de la rubia y comenzar a arrastrarme hasta la oficina del director.

——¡Se acabó, Monroe! ——Apenas el profesor tocó mi antebrazo, me soltó rápidamente al sentir mi piel arder contra su mano helada.

El me miró sorprendido por unos minutos, mientras me dejaba caer al suelo para arrastrarme hasta la pared y tratar de tranquilizarme.

——Espere aquí, señorita Monroe ——Habló el profesor, para separarse de donde estaba y adentrarse a la oficina del director. Sin antes notar la palma de su mano roja, como una quemadura con pequeños círculos marcados.

Mi pecho subía y bajaba, descontrolado por intentar calmar mi respiración. Pero al ver mis brazos sacar un leve vapor, notando un poco de rojizo en mi piel y tener mis nudillos sangrientos, sabía que algo no cuadraba.

Mire para ambos costados, verificando que el profesor siguiera hablando con el director, para levantarme del suelo y así correr hasta mi casillero. No me importaba si empeoraba las cosas. Necesito las píldoras que me dan mis padres para los ataques de ira, calmantes fuertes para mi caso. 

Abrí rápidamente el casillero, derritiendo apenas el metal, por apoyar mi mano y dejarla marcada como una abolladura con forma. Tome mi mochila, abriendo el cierre para buscar con rapidez el frasco de píldoras, tomar una de esas pastillas azules con gris y tragarla con toda el agua de mi botella, dejándola sin una gota y su plástico medio derretido por la temperatura alta de mi piel. 

——Respira. Vamos ——Metí mi cabeza adentro de mi casillero, respirando en cinco tiempos y bajando la temperatura corporal—— Calma. Ya casi lo logras, Ivy ——Iba a seguir respirando, pero unas manos en mis hombros, me hicieron dar un pequeño brinco del susto y girarme para ver a mi padre—— ¡Papá! 

Su mirada era una clara respuesta de quedarme callada por la situación en la que me había metido por no controlarme. Me puso una mano en mi espalda, bajo mi nuca, y así caminar hacia la oficina del director para mi sentencia de muerte. 

——Esta es la cuarta escuela del condado, Ivonne. Te dijimos que te controlaras y te mantuvieras alejada de los problemas ——Expresó mi padre con enfado, guiandome de regreso a la oficina—— Te dije que si esto volvía a pasar, ya no había vuelta atrás de volver a Escocia. 

——¡No fue mi culpa! ——Comencé a defenderme—— ¡Esas perras me han acosado todo el año! ¡Soy un bicho raro en este lugar y…

——Y en todos en los que has estado ——Me termino la frase para detenerse a mitad de camino, soltando un suspiro cansado para ponerse de frente a mí y tomar mis hombros—— Usar la violencia no servirá de nada, solo empeora peor la situación. Y tu no eres un bicho raro, ellos son los que están mal ¿Lo entiendes?  

Mi padre era de esos hombres que tenían suficiente paciencia para calmar un ataque de ira y hacerte ver que el mundo no está en tu contra. Siempre tuvo que limpiar mis desastres, darme soporte cuando siento que caigo. Pero arruinó tantas cosas, que a veces preferiría no haber nacido y no ser una carga problemática para él. 

——Lo entiendo 

Mi padre asintió con la cabeza, poniendo su mano en mi mejilla y luego en mi hombro, para darme una última mirada antes de entrar en la oficina del director y solo dejarme ahí parada viendo aquella puerta de madera con una ventana de vidrio borroso, solo viendo las siluetas de mí él y el director discutiendo mi futuro. 

El transcurso del estacionamiento de la escuela, hasta el auto, fue callado por unos minutos.

——No le diremos nada a tu madre ——Comentó desbloqueando el auto—— Suficiente tiene con su presión. 

Mamá sufría de cáncer de pulmón, necesitaba oxígeno y medicinas constantemente, además de que su presión estaba mal. 

——Solo quiero saber que me ocurre, papá ——Lo mire antes de entrar al auto. Papá me miró, escondiendo algo con la mirada.

——Ivy. Tu estás bien. No tienes nada malo.

——Dices lo mismo que mamá dice ——Entramos al auto, poniéndonos el cinturón de seguridad y así él arrancará el motor—— Se que hay algo malo en mi y no quieren decirme. 

Papá solo soltó un suspiro cansado, él y mamá nunca me dirían nada y eso es lo que más me molesta, que no tengan la confianza en mí en decirme lo que sucede. 

La madre de Ivy sufría cáncer de pulmón y siempre debía llevar mangueras en sus fosas nasales junto a un tanque de oxígeno. Su cáncer apareció cuando Ivy nació. 

O eso es lo que le dicen a los humanos cuando preguntan por su enfermedad. 

Lavinia era una mujer de pelo castaño y ojos azules, solían decir que su palidez era debido al supuesto cáncer, pero su piel era así de blanca como la nieve. Al igual que su supuesto esposo y padre de Ivy, Arden. Ambos piel pálida, ojos con un iris raro y su cabello brillante como recién nutrido. 

La mujer bajó por las escaleras del sótano, arrastrando su tanque de oxígeno para llegar al suelo frío bajo sus pies descalzos y así caminar hacia el lado de la pared, apretar unos botones escondidos y abrir una compuerta donde una luz azul fosforescente se prendió. 

Dejó el tanque de oxígeno a un lado, adentrándose en esa pequeña habitación donde una colchoneta roja en el suelo, le dió la bienvenida, y diferentes tipos de espadas con runas de otro mundo colgaban de las paredes, esperando a ser usadas. 

Lavinia se quitó las mangueras de oxígeno para adentrarse más profundo a la habitación y elegir una espada de la pared. Volvió al centro de la colchoneta y comenzó a moverse profesionalmente como si fuera una guerrera y la mejor espadachín del mundo. Giraba la espada de arriba abajo, tirándola y agarrándola firmemente entre sus manos, mientras cortaba el aire con aquella cuchilla filosa. 

Hasta que su pecho dolió. Necesitaba aire. Dejó caer la espada para correr hacia las mangueras y absorber el aire rápidamente. Respiro ondo y solo odiando no poder respirar con normalidad el aire de este mundo. 

Dejó la espada en su lugar para salir de la habitación, cerrándola como estaba y volver arriba para actuar como si nada hubiera pasado, mientras esperaba la llegada de su hija y esposo. 

Tecleaba en mi teléfono algunas palabras para una poesía que tenía en mente, mientras mi padre tuvo que hacer una parada para bajarse a comprar otro tanque de oxígeno para mamá. Me quedé sola en el auto, viendo algunas personas y autos pasar, un día muy tranquilo. 

Hasta que sentí un leve temblor que sacudió el auto. Las pocas personas miraban el cielo para después tener sus ojos blancos y mirar en mi dirección. Me quedé asustada en mi asiento al ver cómo hasta los perros parecían hipnotizados mirándome y esperando una señal. 

Se sintió de nuevo el temblor y aquellas personas comenzaron a caminar hacia mi. 

——¡¿Qué carajos?! ——Estaba aterrada, y grité al ver a mi padre entrar rápido al auto y acelerar para escapar. Mire hacia atrás viendo cómo las personas volvían a la normalidad—— ¡¿Qué mierda está pasando?! 

——Un espectro sombra…

Lo mire descolocada y asustada.

——¡¿Un que?!

Buscaba respuesta al rostro asustado de mi padre. Al llegar a casa, bajamos rápidamente y entramos para buscar a mamá que estaba sentada en el sofá de la sala con un libro en sus manos. Papá se acercó a ella rápido.

——La encontraron. 

——¿Cómo? ——Ella se levantó rápidamente—— Estaba bien oculta ¿Que hicistes, Arden? 

——¿Yo? Yo no hice nada, Lavinia.

Me sentía mareada con la pelea de ambos, hablando como si no estuviera presente y diciendo cosas que no entendía para nada, y solo necesitaba gritar para que se detuvieran y girarán al verme.

——¡Estoy aquí! Por favor. Díganme que está ocurriendo ——Los mire suplicando por respuestas. Mamá se acercó a mí para acariciar mi rostro—— Mamá…

——Es hora de que te lo contemos todo ¿Si, mi niña? ——Asentí a sus palabras. Ella me sonrió—— Pero no aquí. Vamos al sótano. 

——Andando.

Los tres bajamos al sótano y entre ese trayecto no han hablado. Me sentía frustrada y solo quería saber qué ocurría. Mire el sótano vacío y gris, para después verlos a ellos que se miraron inseguros. 

——¿Y bien? ——Espere lo que sea de ellos. 

Papá fue a una pared para prender un botón escondido y así una compuerta escondida entre los ladrillos grises, se abría para mostrar una habitación totalmente diferente a la casa. La luz azul me cegó de momento, pero eso no evitó que entrará y pisará la colchoneta roja que había en el suelo. Mire a mis lados, viendo las diferentes espadas que colgaban en la pared.

——¿Esto estuvo siempre debajo de nosotros?

——Si. Es nuestra habitación de entrenamiento ——Me giré al escuchar lo que dijo mamá. Ella suspiró—— Siempre te has preguntado porque no tienes abuelos, tíos o primos. Y es que no somos de este planeta, al igual que tú.

Fruncí mi ceño e iba a hablar, pero papá me detuvo.

——Deja que mamá termine. 

——Nosotros somos de Emery, cariño ——Mamá se acercó al frente de una pared vacía para apretar otro botón escondido y dejar ver una pantalla táctil—— Emery es una luna escondida del ojo humano en Saturno. Ese es nuestro mundo. Tu mundo ——Me miró con una sonrisa—— Te trajimos aquí para protegerte de un mal que ocurrió en Emery hace mucho tiempo y desde entonces todo estuvo en paz. Hasta ahora ——La imagen se cambió para mostrar unas criaturas negras con rojo, eran grandes como osos pardos, pero deformados con cuernos puntiagudos y colmillos que sobresalían de sus bocas, llevando alas de murciélago en sus espaldas—— Ellos son espectro sombras. Pueden controlar tu cerebro, volverte un zombie y absorber tu alma. Solo funciona en humanos, y en dragones.

——¿Dragones? 

——Emery es una tierra de dragones, cariño. Tu eres un dragón ——Eso me descolocó—— ¿Por qué tú piel arde como si te estuvieras quemando? ¿Por qué tú enojo hace que veas rojo? Eres un dragón, Ivy.

——Te trajimos aquí para cuidarte y protegerte. Tuvimos que apagar tu poder para que los espectros no te encontrarán. Hasta ahora ——Habló papá poniéndose a mi lado—— Eres una bestia única y poderosa. Cuando llegues a Emery, ellos te enseñaran a convertirte en tu verdadera naturaleza. Un dragón. 

——No me jodan ——Dije abrumada—— Esto es surreal. 

——Lo sé. Pero todo es real ——Mi padre me tomó mis hombros—— Todos los cuentos que te leía de pequeña, son nuestra historia. Son de Emery. 

——Cada fábula, es real, cariño ——Hablo mamá. 

Recordaba esos cuentos de un mundo hermoso lleno de vegetación, animales fantásticos, dragones mágicos y guerreros invencibles que lucharon en guerras. Todo era real. Todo lo que alguna vez pensé que mis padres tenían una imaginación infinita, era real. Me iba a volver loca, pero por un lado, sentía que pertenecía a un lugar donde encajaba, aunque no lo conociera.

Iba a hablar sobre todo lo que contaron, pero un enorme estruendo se escuchó arriba y mis padres no dudaron en agarrar unas espadas y ponerse en posición de ataque, mirando el techo en busca de algo que parecía caminar fuertemente en la sala.

——Nos siguieron ——Habló papá para tomar mi hombro y ponerme detrás de él—— Hay que abrir el portal, antes que sea tarde. 

——¡No hay tiempo! Hay que deshacernos de él primero. 

Mamá se quitó el oxígeno para desenvainar su espada y dirigirse hacia adelante, saliendo de la habitación.

——¿Mamá? ¿Qué haces? ——Estaba asustada por ella.

——Lo distraere mientras la llevas al auto ——Le dijo a papá, que no dudo en tomarme en sus brazos y alzarme. 

Los dos subieron y papá tapó mis ojos, mientras escuchaba rugidos horribles de un enorme monstruo, muebles y vidrios romperse, y mamá luchando con la espada. Papá corría rápido al auto para ponerme detrás y luego ver a mamá salir un poco herida. 

——¡Vamos! ——Se subieron rápido para arrancar a toda velocidad y salir a la calle. Mamá se puso su oxígeno para respirar—— Otra cosa… no tengo cáncer. Solo no estoy acostumbrada a este oxígeno mundano. 

——Es bueno saberlo ——Dije agitada mientras conducían hacia una vieja fábrica a las afueras del vecindario—— ¿La fábrica de azúcar? 

——La corte marcial nos la otorgó para dejar el portal escondido de los humanos ——Explicó papá sonando como un loco—— Hay que abrirlo para llevarte a Emery. 

——¡¿Iré a Emery?! ¡No jodan!

——Irás a casa. 

El auto se adentro a la fábrica para estacionarlo cerca y así bajarnos. Mamá tomó mi mano mientras la otra llevaba su espada, que era de un metal azulado y el mango negro con plateado. Papá corrió para poner unos diamantes rojos deformes en el suelo, en una forma triangular y comenzar a sentir como una ráfaga de viento nacía entre el espacio de los diamantes, comenzando a hacer un pequeño tornado de tierra. 

Un gruñido se escuchó a lo lejos y se pusieron en alerta nuevamente. El espectro sombra estaba cerca de nosotros, y el portal no se abría todavía.

——Nos siguió ——Hablo mamá. Papá desenvaino su espada para ir hacia adelante—— ¿Que harás? ¿Darle en el ojo? 

——Ten fe en mí por una vez, Lavinia ——Le sonrió coqueto, haciendo que hiciera una mueca de asco—— Estuve practicando. 

La enorme criatura se acercó, rompiendo el auto al pisarlo y ponerse en posición para atacar a papá. Pero al querer ver la pelea. Mamá me tapó los ojos porque la criatura podría devorar mi alma con solo verme a los ojos. Justo en la mejor parte donde papá lograba decapitarlo. 

——Engreído ——Le dijo mamá al verlo caminar hacia nosotras con una sonrisa victoriosa.

——Te dije que practiqué, cariño ——Mamá rodó los ojos para girarse a ver cómo el portal se abría. 

Un humo violeta comenzó a rodear el tornado de tierra, hasta volverse un círculo y mostrándose como un espejo de nosotros. Mis padres tomaron mis manos para prepararse para entrar. Tome un respiro y di el primer paso con ellos. Caminando hacia el espejo, sentir un frío envolver mi cuerpo por un segundo al pasarlo y luego sentir el aire más liviano junto al sol pegar mi rostro.

Abrí mis ojos al vernos encima de una colina muy alta y ver toda la tierra fantástica que estaba frente a mi. Iba a decir algo, cuando un enorme dragón verde pasó por enfrente nuestro y no pude evitar soltar un grito de miedo.

¡Son reales! 

——¡Mierda!

















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